miércoles, 11 de enero de 2012

La gerencia venezolana debe ir más allá de la premisa “como vaya viniendo vamos viendo”



Desde hace más de 40 años, el IESA ofrece a los gerentes, empresarios y líderes venezolanos el Programa Avanzado de Gerencia (PAG). En ocasión de la graduación de la 51 cohorte del PAG en Valencia, el profesor José Luis Giménez, Director de programas del IESA, compartió algunas reflexiones en torno a los retos de la gerencia actual.

El profesor Giménez señaló que muchas organizaciones venezolanas viven bajo la premisa de Eudomar Santos, personaje célebre de la telenovela “Por estas calles”. En este sentido, afirmó que la frase “Como vaya viniendo, vamos viendo”, que se ha llegado a conocer como el síndrome Eudomar, podría considerarse hoy en día como la mejor caracterización del plan estratégico de muchas organizaciones venezolanas. “Tal como he comentado en múltiples ocasiones en mis clases, el gerente venezolano es apreciado en el contexto mundial por su gran capacidad de sortear obstáculos en un entorno hostil y de redefinir rumbos ante el cambio constante de las reglas de juego”, indicó.

Giménez meditó acerca de cuántas de las energías de los gerentes actuales se van en la carrera de vencer obstáculos cambiantes, privándolos de utilizar esa fuerza en innovar y lograr mejoras radicales de una forma más sustentable.

Haciendo una analogía con la evolución de las selecciones de fútbol de África desde finales de los ochenta hasta el presente, el profesor aseguró que para alcanzar el éxito en una organización, no sólo basta con los atributos individuales de los gerentes; se necesita de un entorno adecuado para mejorar la competitividad del colectivo, del equipo, de la sociedad.

“Estas selecciones comenzaron a despuntar en el concierto mundial, mi padre -gran jugador y aficionado al futbol- no dudó en pronosticar que el futuro de ese deporte estaba en el continente negro. Veinte años después, y a pesar de que el pasado mundial se celebró en Suráfrica, las selecciones de ese continente no han honrado la predicción de mi padre. Las condiciones personales de los jugadores de Nigeria, Camerún y Ghana pueden ser las óptimas, pero se necesita de un contexto en el que esas condiciones naturales se traduzcan en resultados efectivos”, consideró Giménez.

Aunque el programa de estudios que ofrece el IESA a través del PAG está pensado para una persona sometida a presiones y a cambios del entorno y a formar en la capacidad de respuesta a los gerentes, uno de los retos a los que apunta esta institución es a la formación de profesionales que trasciendan la más cercana esfera personal, “irradiando su onda expansiva a ese entorno que podemos, que debemos definitivamente mejorar”, según señaló Giménez. “De ustedes, de nosotros y de la valerosa e íntegra sabiduría con que decidan emplear el legado que hoy se llevan, depende que estas enseñanzas, estas lecciones y estos símbolos permanezcan vivos y contribuyan, definitivamente, a la resurrección de nuestra nación”, concluyó el Director de programas del IESA.

lunes, 9 de enero de 2012

El éxito no radica en la dedicación constante, sino en la detección de oportunidades de corto plazo


Una vez escuché a un empresario chileno decir que los empresarios venezolanos son muy distintos a los del resto del continente. Que mientras todos ellos eran empresarios pobres con empresas ricas, los venezolanos eran empresarios ricos con empresas pobres. De seguidas, reconocía que los empresarios del resto del continente quisieran ser ricos como los venezolanos, pero que la competencia los obligaba a reinvertir sus ganancias en sus empresas para poder mantenerse competitivos.

En Venezuela, una larga experiencia ha enseñado a los empresarios a que el éxito no radica en invertir constantemente en innovación, productividad o eficiencia, sino en cultivar las relaciones con quienes otorgan los dólares, los créditos y los permisos. El éxito en Venezuela no radica en la dedicación constante, sino en la detección de oportunidades de corto plazo. Como consecuencia de ello, mientras en el resto del continente los empresarios montan empresas, en Venezuela montan negocios. La diferencia no es sutil. La empresa rinde frutos en el largo plazo y tiene como fundamentos la experticia y la experiencia. El negocio rinde frutos en el muy corto plazo y tiene como único fundamento el acceso a privilegios. Todo depende del contacto, del "tengo un pana adentro que nos consigue... y lo único que tenemos que hacer es... ".

La solución no está en colocar más controles y regulaciones que solo contribuyen a crear nuevas fuentes de corrupción y de privilegios, y tampoco está en satanizar al empresario venezolano como un oportunista incorregible. La solución pasa primero por entender que el empresario chileno, el venezolano, la empresa y el negocio son todos productos de sus circunstancias. Si eliminamos los privilegios, el éxito pasará a depender de la competitividad, los negocios desaparecerán y en su lugar aparecerán empresas que se verán forzadas a invertir parte importante de sus ganancias en nuevas tecnologías y en la capacitación de sus trabajadores. Competirán en precio y calidad, generarán más y mejores empleos, tendrán mayores niveles de utilidad, pagarán más impuestos y el Estado tendrá más recursos para invertir en programas sociales, en infraestructura y en servicios públicos. No hay que inventar el agua tibia. Ese es el camino.


Ricardo Villasmil, profesor adjunto al Centro de Energía y Ambiente del IESA



ricardo.villasmil@iesa.edu.ve

Publicado en El Universal