viernes, 28 de septiembre de 2012

El oro, la bolsa y la vida

(El profesor del IESA, Miguel Ángel Santos, analiza la reducción de reservas en oro de Venezuela, en una época en que la incertidumbre en los mercados ha llevado a la mayoría de los bancos centrales a proteger sus monedas y reservas a través de adquisiciones masivas del metal. Publicado en el diario El Universal, el 28 de septiembre de 2012)

Un cable inofensivo de Reuters, de no más de diez líneas, revela que durante agosto pasado el BCV liquidó 3,7 toneladas de oro, equivalente a 1% del volumen en reservas. A precios de mercado, representa algo así como doscientos millones de dólares, apenas suficiente para un día y medio de importaciones. Como resalta Reuters, Venezuela es el único país que redujo sus reservas en oro, en una época en que la incertidumbre en los mercados ha llevado a la mayoría de los bancos centrales a proteger sus monedas y reservas a través de adquisiciones masivas del metal.

Este movimiento viene inscrito dentro de una tendencia que viene teniendo lugar desde hace algún tiempo. Tras esta última liquidación, nuestras reservas alcanzan 362 toneladas, 3,4% menos que en diciembre de 2010 (375). En plena bonanza petrolera, tras multiplicar además por cuatro nuestra deuda externa en seis años, salimos a vender oro. Como suele suceder con asombrosa frecuencia, algunos ya lo han relativizado, alegando que es armar una alharaca por una magnitud relativamente pequeña. Para magnitudes pequeñas el "millardito" solicitado por el Presidente al BCV a finales del año 2003. Desde entonces, entre el ente emisor y Pdvsa, se han fletado 95,5 "millarditos" hacia Fonden. He aquí otra razón esencial para inclinarse por la tenencia de oro: el Gobierno barre todo el efectivo disponible en reservas hacia sus fondos, lejos del escrutinio público (el último prospecto de Fonden aclaraba que sus estados financieros son confidenciales), dejando en reservas sólo los lingotes de oro y los derechos de giro en el FMI. ¿Qué se ha hecho con todo ese dinero?

Para hacernos una idea, Brian Ellsworth y Evanir Chimea, también de Reuters, acaban de publicar un reporte de investigación sobre el destino de los 95.554 millones de dólares aspirados por Fonden. Partiendo de una lista de proyectos del Fonden (ya retirada del website del fondo), ambos periodistas hacen un recuento de galpones abandonados, primeras piedras cubiertas por maleza, o simple y llana inexistencia. Son de leyenda los 93 millones de dólares invertidos en el saneamiento del Guaire, los 312 invertidos en la Ciudad del Aluminio ("un enorme esqueleto de acero, unos cuantos galpones dispersos y un par de vallas con la imagen de Chávez lavada por el tiempo y el sol"), o los 540 para Pulpa y Papel, C. A. ("en la verja del sitio donde se levantará la fábrica, sólo dos avisos con un Chávez sonriente"). No todo el Fonden se ha desperdiciado: desde allí se han concretado las compras de aviones Sukhoi Su-30 rusos, o el levantamiento de casas prefabricadas en Guatemala, Bolivia, Cuba y Nicaragua. Esto es sólo la punta del iceberg.

Mientras tanto, el Presidente dice que "era una cosa horrible cómo la gran burguesía regalaba el petróleo, saqueaba el país" y advierte que el cierre de Fonden paralizaría "50, no sé, más de 100 obras". Es decir, insiste en que paralizaremos lo que nunca arrancó o está ya paralizado, repite que de ganar Capriles habrá una guerra civil, cuando ya nuestros muertos pasan de 19.500 por año. Parafraseando la fórmula tradicional de los atracos de antes, se llevan el oro, la bolsa, y un par de cientos de miles, también la vida. Y quieren seis años más.

@miguelsantos12

lunes, 24 de septiembre de 2012

Gobernar en democracia

 (El profesor del IESA, Ricardo Villasmil, afirma que gobernar es el arte de decidir para qué y para quiénes se gobierna, y en función de ello priorizar, en qué se invierte, dónde, cómo y cuándo, de esa manera se gobierna y se avanza en democracia. Publicado en el diario El Universal, el 22 de septiembre de 2012)

Gobernar un hogar, una empresa o un país, es el arte de administrar recursos escasos. Es el arte de decidir para qué y para quiénes gobernamos, y en función de ello, en qué invertimos, dónde, cómo y cuándo.

Comencemos por el principio: ¿Para qué? La Revolución Francesa señaló la libertad, la igualdad y la fraternidad como objetivos. La norteamericana, la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad. Y la hispanoamericana, la mayor suma de felicidad posible. Después de dos siglos, estos objetivos siguen más vigentes que nunca.

Ahora bien, ¿para quiénes? Las nociones de justicia e igualdad nos invitan a privilegiar a los más necesitados, pero la disparidad existente entre necesidades y recursos nos obliga a la nada fácil de tarea de priorizar aun entre los más necesitados. Entre atender a los pobres crónicos (adultos y adultos mayores incapaces de sostenerse por sí mismos), por ejemplo, y prevenir que sus hijos caigan en las mismas trampas de pobreza que los condenaron a ellos a la exclusión. Obviamente vamos a invertir en ambos, pero, ¿cuál es nuestra prioridad? ¿A cuál población y a cuáles programas le damos más recursos? ¿A la educación, a la salud, a la seguridad, a la infraestructura, a la industria petrolera, a los programas sociales o a la lucha contra la inflación y el costo de la vida?

Establecer prioridades es difícil pero necesario. Carecer de prioridades claras nos ha llevado a tratar de hacerlo todo y al mismo tiempo, y ello a su vez a no hacer nada bien, a tener escuelas, carreteras y hospitales que se caen a pedazos, a dejar obras por la mitad y a atrasarnos con el pago de maestros, policías y médicos. Asimismo, nos ha llevado a gastar más de lo que tenemos, a pagar tasas de usura sobre una deuda creciente, a tener la inflación más elevada del continente, una enorme inestabilidad económica, política y social, bajos niveles de inversión y muy pocas oportunidades de empleo.

¿Cómo priorizamos entonces? En primer lugar, a través de un debate sereno, informado, abierto y democrático que nos lleve a una visión compartida de nuestras aspiraciones, de nuestra realidad, de las restricciones que enfrentamos y de las ventajas y desventajas de las diferentes opciones de política. Y a partir de allí, decidimos dónde, cómo y cuándo. Al fin y al cabo, así es que se gobierna y se avanza en democracia.

@rvillasmilbond; www.ricardovillasmil.com

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Consagrar la invasión

(El Presidente del Consejo Directivo del IESA, Gustavo Roosen, da su opinión acerca del Premio León de Oro otorgado en la Bienal de Arquitectura de Venecia a la Torre de David. Publicado en el diario El Nacional, el 17 de septiembre de 2012)

Los principales actores en torno al Premio León de Oro en la Bienal de Arquitectura de Venecia coinciden en obviar el carácter ilegal que marca de entrada la ocupación de la Torre de David, propiedad de Fogade, que está ubicada en la avenida Andrés Bello de Caracas y habitada desde hace 5 años por cerca de 3.000 personas en condiciones de precariedad, anarquía y violencia.

Ni jurados ni premiados quieren ocuparse del asunto. El tema de la propiedad les parece lateral, casi accidental. ¿Es sostenible esta pretensión? ¿Es intrascendente la conculcación de un derecho? Desde luego que no. Evitar la palabra invasión no cambia la naturaleza de los hechos. Obviarla conscientemente es, de algún modo, convalidar la transgresión.

Puestos a encontrar sentido al veredicto que premia al proyecto Torre David: Gran horizonte dos posturas parecen explicarlo: de una parte, una cierta mirada europea y norteamericana todavía colonial, que no ha dejado de vernos sino como expresión de exotismo tropical, curioso y distante, y, por otra, la vieja actitud redentora y vengadora capaz de justificar el caos y el abuso en nombre de una ficción de justicia social.

Para esta última, en particular, la necesidad crea derechos, no importa si para disfrutarlos hay que desconocer los de los demás, acabar con los mínimos acuerdos sociales de convivencia y establecer como regla la arbitrariedad del caos. Para ambas, la explicación funciona, desde luego, aplicada a la realidad de los otros, nunca a la propia.

La negación del derecho de propiedad no ha sido nunca el camino para la consolidación de los países. Al contrario, los más sólidos y exitosos son aquellos que han desarrollado una cultura colectiva de defensa del Estado de Derecho, de separación y equilibrio de poderes, de ejercicio efectivo de la democracia, de respeto a la propiedad. Libertad, progreso, prosperidad económica han caminado al paso del derecho de propiedad y del imperio de la ley.

Sobre la base de la propiedad, bien entendida su función social y la responsabilidad a ella asociada, se han levantado la seguridad, la confianza y la estabilidad. Su ausencia, su fragilidad o su desconocimiento, por contraste, han conducido inevitablemente a la dependencia, la esclavitud, la anarquía y el atraso.

En Venezuela, pese a la consagración constitucional del derecho de propiedad, la actitud del Gobierno en ya más de una década ha sido menos proclive a su defensa y más a su desconocimiento, por vía directa unas veces, otras por la convalidación de acciones que atentan contra él. Un ejercicio de seguimiento de los hechos arrojaría una larga lista de violaciones, estimuladas desde el poder o apoyadas con el irresponsable recurso a la impunidad.

Este comportamiento explicaría la posición de Venezuela en el Índice Internacional de Derechos de Propiedad levantado el año pasado por la organización Property Rights Alliance que mide la forma como se protegen y respetan los derechos de propiedad en el mundo.

En el índice global Venezuela se ubica en un lejano puesto 66 entre 70 países, y en la penúltima posición para el subíndice entorno legal y político. De acuerdo con el mismo estudio, los países con los mejores índices en protección de los derechos de propiedad son también los que ostentan un producto interno bruto per cápita más alto: 7 veces mayor que el de los países con derechos de propiedad débiles.

Entre las incertidumbres que agobian al venezolano de hoy está, sin duda, la que toca a la vigencia del derecho de propiedad, debilitado por declaraciones y acciones políticas oficiales, abandonado a la arbitrariedad, reducida su capacidad de defensa por la impunidad.

Se podrá argumentar que el León de Oro al proyecto Torre David: Gran horizonte no premia explícitamente la invasión, la violación de la propiedad, pero es evidente que consagra una condición viciada de ilegalidad. Como ha señalado el Colegio de Arquitectos de Venezuela: "Solo sirve para testimoniar, a nivel nacional e internacional, el profundo pozo de descomposición, anarquía y pérdida de valores en que el país se encuentra en la actualidad".

nesoor@cantv.net

Amuay: Gestión deficiente

(Los investigadores del Centro Internacional de Energía y Ambiente del IESA, Amanda Beaujon y Jean Paul Leidenz, explican los sucesos ocurridos en Amuay. Publicado en El Universal, el 18 de septiembre de 2012)


El pasado 25 de agosto la Península de Paraguaná fue el escenario de la mayor tragedia ocurrida en una refinería petrolera en los últimos 25 años, cuando como consecuencia de una fuga de gas, se generó una Explosión de Vapor No Confinada que logró desplazarse hasta un punto de ignición, ocasionando el fuego inicial.

Al producirse la fuga en una unidad de almacenamiento, resultado de alguna falla en el sistema, los detectores de inflamabilidad debían activarse, para dar apertura al agua de confinamiento y mitigación. No se detectó a tiempo la fuga, los sistemas que debían responder no funcionaron adecuadamente, haciendo ignición el gas y ocasionando un incendio que no fue contenido a tiempo, generando una explosión. Además de las fallas en el sistema, tampoco se ejecutaron los planes de emergencia de evacuación.

Hasta el momento, la reacción oficial ha sido negar la hipótesis de que la tragedia se deba a falta de mantenimiento y previsión. No obstante, según la Memoria y Cuenta 2011 de Pdvsa, las revisiones de mantenimiento planificadas para ese año sólo se cumplieron en 20% debido a escasez de materiales. Existen además indicios de que había conocimiento sobre la fuga de gas, previo al accidente. La empresa Puramin fue alertada durante la tarde del viernes, lo que permitió la evacuación parcial de su planta.

Rafael Ramírez, ministro de Energía y Petróleo y presidente de Pdvsa, excusó el mantenimiento insuficiente correspondiente al 2011 sobre la base de haber sido aprobado por un comité técnico. "Si, por alguna razón, esta planificación no puede hacerse como estaba establecido, se difiere, pero se difiere hasta un punto. Hay un comité técnico que te dice: tú no puedes hacer un diferimiento mayor de esta parada", afirmó Ramírez.

Dichos límites parecen ser bastante amplios, en tanto admiten postergar el 80% de las revisiones anuales. No resulta un argumento adecuado señalar que la falta de mantenimiento contó con aval técnico, sobre todo al ser postergadas por falta de material. Dada la magnitud del accidente, convendría que las consideraciones de dicho comité fuesen públicas y contrastadas por una comisión independiente. Así, podría investigarse la posibilidad de que la falla se debiese a negligencia técnica.

Siendo Pdvsa una empresa estatal, involucrada en actividades de alto riesgo para sus trabajadores, resulta alarmante la falta de transparencia en su política de seguridad industrial. Las razones técnicas que autorizaron relajar las revisiones de mantenimiento aun a pesar de su potencial pernicioso, no aparecen reflejadas en informe institucional alguno.

La profundidad del accidente afecta no sólo al comité encargado de las evaluaciones de mantenimiento y seguridad industrial, se trata de un fallo gerencial general de la empresa. La tragedia de Amuay evidencia también la gestión incompetente de nuestra principal industria. Incluso puede hablarse de debilidad institucional, en tanto la fusión fáctica del cargo ministerial con la presidencia de Pdvsa hace flaco favor a la transparencia y supervisión de sus autoridades.

energia.ambiente@iesa.edu.ve

Centro Internacional de Energía y Ambiente del IESA

martes, 18 de septiembre de 2012

Escuela Gerencia IESA incorpora clientes a procesos de innovación

(La Directora Asociada del Centro de Emprendedores del IESA y profesora del IESA, Nunzia Auletta, afirma que con las redes abiertas de innovación las empresas pueden incorporar a sus clientes y otros públicos de interés a sus procesos creativos. Publicado en La Información (República Dominicana), el 10 de septiembre de 2012)

Las empresas pueden incorporar a sus clientes y otros públicos de interés a sus procesos creativos, a través de redes abiertas de innovación.
   
“El proceso de innovación abierta revoluciona el concepto tradicional centrado en los especialistas de Investigación y Desarrollo dentro de la empresa, abriendo las fronteras internas y externas de la organización, para buscar complementación en fuentes diversas”, aseguró la experta en emprendimiento e innovación Nunzia Auletta, profesora de la Escuela de Gerencia IESA.
   
Auletta ofrecerá en Santo Domingo el seminario “Innovación sin límites”, el 14 y 15 de septiembre de 2012, bajo la coordinación del IESA, donde los clientes podrán “darse el permiso para explorar nuevas oportunidades y fuentes de creatividad”. Los interesados pueden comunicarse al 829-229-0511 y al correo electrónico iesa.rd@iesa.edu.ve.
   
“Para la innovación, se puede acudir a clientes, proveedores, consumidores, jubilados de la industria, socios, aliados, universidades e institutos de investigación, así como a la comunidad en el sentido más amplio, sin descuidar los recursos enormes de talento con que cuentan las grandes organizaciones”, expresó la académica.
   
En ese sentido, Auletta puso como ejemplo a Oscar de la Renta, cuya casa de modas lanzó la entretenida e innovadora iniciativa “The Board”, un muro virtual donde los usuarios de Internet pueden compartir sus imágenes y videos favoritos, para inspirar la próxima colección Resort 2012 del famoso diseñador dominicano. Sus seguidores también pueden colocar propuestas en las redes sociales.
   
La innovación abierta puede verse como un proceso de gestión del talento, independientemente de su ubicación o afiliación, para producir soluciones, aportar ideas nuevas o sorprender con enfoques novedosos a los especialistas directamente responsables de resolver problemas y a los clientes potenciales de esas innovaciones.
   
Esto constituye un nuevo enfoque para acelerar el desarrollo de nuevos productos o servicios, mediante la generación y el aprovechamiento de las redes internas y externas, y los incentivos adecuados para la gestión del talento, independientemente de su ubicación, afiliación, formación u origen.

lunes, 17 de septiembre de 2012

Sobre "Tiempos de dictadura"

 (El profesor del IESA, Miguel Ángel Santos, da su opinión la película “Tiempos de dictadura” y cómo esta le hizo pensar en los héroes de todos los días. Publicado en el diario El Universal, el 9 de septiembre de 2012)


Alguna vez escuché a Antonio Cova, en los días aciagos que siguieron al referéndum revocatorio de agosto 2004, resaltar las virtudes del venezolano para la resistencia y la lucha, tomando como ejemplo a los héroes de nuestra independencia. Que si somos herederos de quienes recorrieron grandes distancias a caballo con muy pocas certezas, que si lo hicieron ya no por la libertad propia sino por la de nuestros hermanos, que si por esa noble causa pasaron hambre y frío, atravesando la cordillera pobremente equipados. Recuerdo que fue en un foro en un hotel de Puerto La Cruz y también que esa tarde llovía a cántaros.


Estos últimos detalles, relativamente irrelevantes, han quedado anclados en mi memoria por otra sensación, esa sí, mucho más duradera. Aquella referencia me ha resultado siempre ajena. Desde un punto de vista puramente conceptual es evidente que la gesta merece atención y a algunos les podría resultar hasta inspiradora. Pero, en mi caso, no viene asociada a ningún sentimiento de pertenencia o proximidad, al menos no más allá de los que evocarían San Martín o el mismísimo Mahatma Gandhi.

Esa es una sensación que contrasta con el espíritu de resistencia y la inspiración que destila la película documental "Tiempos de dictadura" de Carlos Oteyza. Tengo que reconocer que al menos una fracción de esta divergencia se debe a un hecho cosmético-situacional: Los héroes de "Tiempos de dictadura" no huelen a pulpa de papel, no andaban a caballo ni exhibían patillas, ni portaban uniformes afrancesados. Más aún, algunos de ellos están detrás de mí en la cola de la entrada del cine, o más allá, en la de las cotufas, e inclusive en las butacas de unas filas más adelante ya dentro de la sala. Ahí está Isabel Carmona, luchadora política presa durante la dictadura de Pérez Jiménez, que dio a luz en la cárcel a su tercer hijo, y permaneció allí mientras los dos mayores eran cuidados por familiares.

Está Américo Martín, con su sonrisa despistada, y Simón Alberto Consalvi, con una barbita de cuatro días. Aunque no los haya visto por aquí esta noche, hay también testimonios de otras figuras que nos resultan más próximas como Pompeyo Márquez o Teodoro Petkoff. Aún entre los que nos dejaron en aquella época, la memoria de Leonardo Ruiz Pineda, que se mantuvo en la clandestinidad al frente de la Dirección Nacional de AD nada menos que 42 semanas, me resulta mucho más próxima (acaso por cortesía de una amplia avenida que lleva su nombre no lejos de mi hogar en Valencia) que la de cualquier prócer.

Eventos cruciales
Con base en los testimonios y una amplia selección de videos e imágenes de la época (se me ha quedado grabada la imagen de Carlos Delgado Chalbaud dentro del ataúd), acompasados por la voz de Laureano Márquez, la música más apropiada según el espíritu de cada escena y un conjunto de imágenes caricaturescas para identificar los eventos cruciales sobre los cuales no existe memoria visual, Carlos Oteyza le ha entrado de frente a una época que hasta ahora ha sido dominada por la leyenda dorada, para unos, y la leyenda negra, para otros. Aunque a ratos funge como un iluminista, alumbrando de lado y lado, la conclusión es clara y contundente: No tenemos por qué escoger entre la paz social y la libertad.

Espejo de la época

Así, los testimonios se van entretejiendo y confirmando, en algunos casos; contrastando, en otros. Se forma así un espejo de la época que viene a depender de lo que en definitiva depende siempre la historia: de la confluencia de testimonios. Ese espejo no siempre arroja una imagen nítida, no siempre es uniforme, ni tampoco se presta a la conclusión fácil. Dentro del conjunto de testimonios que desfilan por la cinta hay dos lugares extremos que en mi opinión proveen el contexto a todos los demás: El del editor José Agustín Catalá (fallecido en diciembre pasado a sus 97 años) y el de la bailarina Yolanda Moreno. Ambos ilustran dos posiciones distintas, dos lugares en los que la llegada de la dictadura sorprende por azar a los protagonistas.

El período de Pérez Jiménez en términos amplios (1948-1958) ocupa entre los 33 y los 43 años del editor del "Libro negro de la dictadura". Por esa osadía Catalá será sometido a las más crueles torturas, que narra con una serenidad e indiferencia que hielan la sangre. A la pregunta final responderá con la misma parsimonia: "Fueron tiempos de infamia". Y luego está Yolanda Moreno. A la incipiente bailarina la dictadura la sorprende en el colegio, su primer testimonio narra de forma divertida cómo recibieron la noticia de volver temprano a casa tras el golpe a Gallegos. Sus recuerdos están impregnados por los juegos y salidas callejeras (un espejo de la seguridad personal que forma parte de la leyenda dorada de la época), de los grandes desfiles de Carnaval ("en aquellos años el país entero se había convertido en un enorme desfile"), de las grandes fiestas navideñas que en 1952 distrajeron la atención del pueblo del fraude electoral perpetrado contra Jóvito Villalba. A la pregunta final responderá: "Fueron tiempos de arte".

Este contraste es esencial tanto para el ritmo como para la honestidad de la película, y encierra una decisión esencial que todos, una que ya unos en mayor grado que otros, de forma explícita o dejándose llevar de a poco, hemos ido tomando con el paso de los años: ¿Hasta qué punto debemos sacrificar nuestros principios, nuestras opiniones, nuestro deseo de ser libres, a cambio de la tranquilidad, de la comodidad, de la protección de nuestro patrimonio? "En aquella época el que no desfilaba, aplaudía". La dictadura de Pérez Jiménez es particularmente ilustrativa de este dilema, toda vez que la feroz represión fue acompañada de una fenomenal expansión económica como producto del ingreso petrolero (como destaca la película, Venezuela se convirtió en aquellos años en el mayor exportador de petróleo del mundo, mientras su economía se ubicaba entre las de mayor crecimiento en el planeta). Esa prosperidad económica la encarnan en la película los emigrantes que, como mi padre, llegaron a Venezuela en la primera parte de los años cincuenta. "Fueron años de trabajo, de riqueza".

Memoria visual

Este contraste tácito es un buen ejemplo de cómo Carlos Oteyza ha conseguido destilar de los testimonios y la memoria visual de aquella época, lecciones que siguen estando muy vigentes. Allí está el fracaso de las iniciativas independientes de partidos políticos diezmados y muy mal coordinados. La imagen todopoderosa que presentaba Pérez Jiménez y la desesperanza de los dirigentes políticos venezolanos tanto aquí como en el exilio hacia finales de 1957, a días de caer el régimen (Rómulo Betancourt llegaría entonces a decir que Venezuela se aproximaba hacia una nueva era gomecista, pero su testimonio no forma parte de la película). La presión sobre los empleados públicos. "En aquellos años se demostró que militarizar a los civiles era mucho más fácil que civilizar a los militares".

Y llego así a mi reflexión final. Decía el Emperador Adriano en su carta a Marco Antonio (refiriéndose a Trajano) que "mucho nos cuesta percibir y reconocer la verdadera grandeza entre quienes coinciden con nosotros en la época y el camino". Esos héroes relativamente comunes que ha retratado Carlos Oteyza me hicieron pensar en los héroes de todos los días, en los de nuestro tiempo, en los que han sacrificado lo más valioso que tienen, a fin de cuentas sus días y su tiempo, para mantener viva esa llama que nos alumbre mientras damos nuestra particular resistencia, nuestro esfuerzo por evitar deslizarnos hacia nuevos tiempos de oscuridad.

@miguelsantos12

viernes, 14 de septiembre de 2012

Después de las elecciones

 (El profesor del IESA, Carlos Machado Allison, reflexiona sobre el futuro de Venezuela después de las elecciones, y cómo actuará el triunfador y el derrotado de esta contienda. Publicado en el diario El Universal, 11 de septiembre de 2012)
  

Cuando esta nota se publique faltarán tres semanas para las elecciones y estarán lloviendo ofertas, ofensas y promesas. ¿Qué harán el triunfador y el derrotado? En el pasado esto era predecible, el derrotado pasaba a la "reserva" de su partido y tenía la opción de reactivarse cinco años después, seguir siendo dirigente de su tolda política o regresar a su profesión inicial. Alguno optó por el retiro total, pero todos aceptaron los resultados en la tradición del sistema democrático. Uslar Pietri retornó a la literatura, Piñerúa y Caldera a la política, Betancourt, Leoni y Pérez pasaron a ser centro de consultas o referencias obligatorias y hay quienes siguen activos en la vida nacional, como Eduardo Fernández y Andrés Velázquez.

Creo que es predecible lo que haría Capriles, pero no tengo ni la más pálida idea de cual será la conducta de Chávez si, como bien podría ser, resulta derrotado en los próximos comicios. ¿Pasará a retiro? ¿Se transformará en el líder de la oposición? ¿Tomará el último vuelo con rumbo a su amada Habana? Para especular sobre estas cosas hay una pregunta que corre de boca en boca en estos días: ¿Aceptará la derrota como lo hicieron Barrios, Piñerúa, Fernández, Velázquez y Caldera más de una vez? O gritará que su propia gente y sistema lo traicionó? No tengo respuesta porque el hombre y el contexto son diferentes. No forma parte de generaciones como las de 1919, 1928, o la de las juventudes universitarias de 1958, que tenían como norte libertad, los derechos humanos, el combate a la pobreza, el progreso económico del país, la educación y otros valores trascendentales qué luego dejaron más del 90% de la infraestructura y las instituciones del país.

Aquelarre

Acompasado por un costoso aquelarre de símbolos, eventos y pancartas, nos deja una zarrapastrosa administración del erario público: Amuay, Yare, El Rodeo, Cavim, narcotráfico, corrupción, jueces fugados, 19.000 asesinatos por año, centralización del poder, abusos, intimidación, inflación, desabastecimiento, irrespeto a la propiedad privada, abatimiento de la producción y fuga de talento.

En el pasado dominó el respeto entre ganadores y perdedores, no sólo candidatos y dirigentes, sino también entre electores. Excepciones, las había, pero eran eso, casos aquí y allá intolerancia, pero la mayoría, concluida la emocional pugna electoral, retornaba al equilibrio dinámico que caracteriza las democracias. Equilibrio que es ahora más importante que nunca, porque el país debe ser reconstruido, la confianza reestablecida, la honestidad y la justicia, rescatadas. 

Es necesario aumentar la producción y el empleo digno. El daño ha sido enorme, el país está como un mueble abandonado, carcomido y cojitranco. Las instituciones no están en mejor estado que las carreteras, los puentes, las cárceles y la educación: es el legado de casi tres lustros de retroceso. Una juventud sin puentes, ni futuro, harta de la verborrea preñada de ilusiones, sabrá bien por quién votar.

cemacallison@gmail.com

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Falacias petroleras


(El economista y profesor del IESA, Pedro Palma, da su opinión acerca de los acontecimientos de Amuay y de cómo ha manejado el Gobierno actual esta situación. Publicado en El Nacional, 10 de Septiembre del 2012)

A raíz de los trágicos acontecimientos de Amuay y como producto de la campaña electoral en marcha, altos voceros gubernamentales han hecho una serie de comentarios en materia petrolera que sorprenden por lo falaz y desorientadores que son.

El presidente Chávez, después de manifestar su estupor por el cinismo de que se responsabilizara a su gobierno de lo sucedido en la refinería, sugirió que no podía olvidarse los efectos del "saboteo" petrolero de 2002 que obligó al Gobierno a despedir a más de 18.000 trabajadores de la industria, la mayor parte de ellos gerentes, profesionales y técnicos con amplia experiencia. Sin embargo, hay que recordar que a pocos meses de ese despido masivo, el Gobierno anunció la total recuperación operativa de la industria, por lo que cuesta entender cómo el mismo Gobierno que tan eficientemente superó aquella crisis, ahora, 10 años más tarde, pretende relacionar la tragedia de Amuay con aquel paro.

No sólo eso, también hay que recordar que el presidente Chávez, quien sigue insistiendo en que aquel acto fue una traición a la patria, reconoció ante la Asamblea Nacional y la opinión pública que fue él quien provocó deliberadamente esa crisis al despedir a varios gerentes de Pdvsa en su programa Aló, Presidente, y nombrar a una junta directiva ampliamente rechazada dentro de esa entidad. Eso lo hizo, según sus propias declaraciones, con el fin de tomar el control pleno de esa empresa.

Posiblemente, tanta jactancia sobre el manejo de esa industria explica la susceptibilidad del Gobierno a cualquier crítica sobre lo sucedido, o por qué se sataniza y desacredita a periodistas que simplemente indagan sobre información que les han suministrado testigos presenciales de la tragedia, o por qué se rechazan denuncias acerca de fallas en el mantenimiento de las instalaciones que han dado personas ligadas a la industria. Ojalá la anunciada investigación sobre la tragedia aclare lo que realmente pasó, y que no culmine con conclusiones falaces encubridoras de la verdad.

También es oportuno referirse a las recientes declaraciones del ministro Ramírez sobre el plan Siembra Petrolera, en las que ratificó que para el año 2018 diariamente produciremos 5,8 millones de barriles y exportaremos 4,8 millones.

Para ello habrá que invertir 266 millardos de dólares, de los cuales Pdvsa aportará 207 millardos, concentrándose casi 2 tercios de esa inversión en el período 2013−2015. De continuar el presidente Chávez en el poder es difícil imaginar cómo se podrá afrontar semejante compromiso, ya que el saqueo de recursos al que ha sido sometida nuestra principal industria con el fin de financiar programas ajenos a su negocio medular ha desquiciado sus finanzas. 

Sólo para hacernos una idea, en 2011 Pdvsa aportó 39,4 millardos de dólares para desarrollo social, es decir, para financiar misiones, hacer aportes al Fonden, al Fondo Chino y para otros fines; si a esto agregamos los 16,7 millardos de dólares de impuestos que pagó ese año, es fácil imaginar las cargas financieras excesivas a las que se le ha sometido. Ante las recientes declaraciones del Presidente de que a futuro se profundizará ese esquema, creo que, de ser él reelegido, el anunciado plan de expansión petrolera no será otra cosa que una falacia más.

Por cierto, en sus recientes declaraciones, el ministro Ramírez volvió a mencionar por enésima vez la historia del rescate de la industria petrolera por parte de este Gobierno, argumentando que ahora las empresas asociadas a Pdvsa pagan una regalía de 30%, mientras que bajo el esquema de la Apertura Petrolera de mediados de los años noventa éstas sólo pagaban 1%.

Lo que no dijo es que en aquellos años los precios eran cuatro veces menores que ahora, y que esas compañías estaban realizando cuantiosísimas inversiones para desarrollar la infraestructura que hoy existe y que hizo posible la explotación de los crudos de la faja.

Otra falacia más.

@palmapedroa

jueves, 6 de septiembre de 2012

Para ser país exportador

(El Presidente del Consejo Directivo del IESA, Gustavo Roosen, expone cuáles deben ser las condiciones de base necesarias para tener una oferta exportadora competitiva de cara a la entrada de Venezuela al Mercosur. Publicado en el diario El Nacional, el 3 de septiembre de 2012)

Muchas voces se han ocupado de analizar la conveniencia y la oportunidad del ingreso de Venezuela a Mercosur, algunas con el entusiasmo de quien confunde acuerdos u oportunidades con resultados, otras con el acento en la comparación de nuestra propia –ahora escasa- capacidad exportadora frente a la abundante de los otros actores del grupo.

Más allá de estas consideraciones, quizás habría que preguntarse sobre las condiciones de base -capacidad de producción, actitud, marco legal, normas administrativas, políticas de estímulo- necesarias para tener una oferta exportadora competitiva.

Mercosur nos ofrece, ciertamente, un mercado ampliado, lo que implica una mayor oferta de productos y servicios con los cuales satisfacer las necesidades del país, pero –así deberíamos verlo- sobre todo un mayor espacio para los nuestros. ¿Están dadas las condiciones para aprovechar este mercado ampliado? ¿Podemos abrigar la esperanza de dejar de ser país fundamentalmente importador y convertirnos en exportador? ¿Sobre qué bases es posible desarrollar una economía exportadora?

Si se parte de la consideración de que en materia de negocios los países no tienen amigos sino intereses, es lógico pensar que con la incorporación de Venezuela los miembros de Mercosur aspiran a ampliar su mercado. Ya lo han venido haciendo con éxito, de manera estructurada y sistemática. Venezuela ha sido destino de sus exportaciones en importantes volúmenes, antes incluso de la formalización del acuerdo, con el resultado de ganancias para los sectores productivos de esos países, en los cuales gobierno y empresa privada actúan de forma consustanciada.

Cuando se piensa en las condiciones básicas para el desarrollo de una economía exportadora no se puede menos que mencionar la ampliación de los mercados, el desarrollo de una actividad comercial dinámica y estratégicamente dirigida, la aplicación de políticas públicas estimuladoras de la producción, incluidas políticas de financiamiento y políticas sectoriales para campo de actividad y, sobre todo, para las cadenas productivas con mayor capacidad movilizadora de la economía.

Indispensable pensar también en la capacidad institucional para abrir mercados, modernizar las estructuras productivas, comercial y de servicios, poner en práctica las políticas acordadas y dinamizar estructuras de apoyo efectivo a través de agencias de desarrollo, con participación del sector privado y con presencia del Estado como animador.

Son también condiciones indispensables privilegiar la innovación, identificar las cadenas de valor con mayor potencial exportador, ampliar la oferta exportadora al campo de los servicios y del conocimiento, atender la nueva realidad de los clusters para concentrarse en la producción especializada de partes aprovechando las ventajas comparativas de materia prima, disponibilidad de mano de obra, habilidades, cercanía de los centros de producción y de consumo.

Los países que han logrado concretar su voluntad exportadora han dado primera importancia a la promoción del diálogo entre los sectores público y privado, han legislado para favorecer el comercio, consolidado un marco institucional que permite a los agentes económicos la planificación de sus actividades a medio y largo plazo y, finalmente, desarrollado una política proactiva que confía en el crecimiento de los mercados pero que, sobre todo, se plantea objetivos y los alcanza. Son países que han fortalecido su infraestructura portuaria y la vialidad interna como elementos fundamentales para la competitividad de sus productos y han hecho de la exportación no una respuesta coyuntural sino una estrategia de desarrollo.

La buena aplicación de estas condiciones básicas se da, obviamente, cuando lo que priva es un criterio económico más que político, cuando lo que anima los acuerdos comerciales no son objetivos de influencia ideológica sino de diversificación de mercados y apertura de oportunidades. La promoción de una economía exportadora es otra herramienta para la generación de trabajo y el desarrollo de nuestra capacidad de hacer.

nesoor@cantv.net

"Cuentos del Fondo Chino"

(El profesor del IESA, Miguel Ángel Santos, explica el verdadero funcionamiento del llamado Fondo Chino y por qué pudiera ser favorable para la nación conservarlo a pesar de utilizar una estructura administrativa tan compleja y poco transparente. Publicado en el diario El Universal, el 2 de septiembre de 2012)

Tras unos meses siguiendo el Fondo Común China Venezuela (FCCV o Fondo Chino), creo (en este entorno y por ahora poco se puede hacer más allá de creer) que puedo aportar algunos elementos que pueden contribuir con su comprensión.

Como la mayoría de las cosas que se hacen por cuenta y a espaldas de los verdaderos interesados, se han ido creando alrededor del Fondo Chino ciertos mitos, que a su vez han distraído la atención de algunos de sus rasgos más interesantes.

¿Qué es y cómo funciona? En principio, lo que se conoce como el Fondo Chino son una serie de acuerdos paralelos. En primer lugar, Pdvsa establece un contrato de suministro con China Oil. Esta última adquiere el petróleo y deposita el valor del envío en dólares (calculado a precios de mercado) en una cuenta que Bandes y la Oficina Nacional del Tesoro (ONT) tienen en el Banco de Desarrollo de China (BDC).

Paralelamente, China le hace un préstamo a Venezuela, que junto con aportes que hace el país, conforman el FCCV. Ese préstamo se hace a tasas inferiores a las que le exigen a Venezuela los mercados. Desde allí se financian proyectos para el desarrollo de Venezuela, que no están del todo claros y cuyo listado específico, montos comprometidos y ejecutados son muy difíciles de conseguir.

Ahora bien, una proporción de la factura petrolera de los envíos a China se destina a servir la deuda de Venezuela con ese país. En principio, se estableció que por cada barril de petróleo, cuarenta dólares vayan a amortizar capital y pagar intereses, y la diferencia queda disponible para Venezuela en la cuenta de la ONT en el Banco de Desarrollo de China. De allí surgió la idea equivocada de que "esos barriles nos los compraron a cuarenta", en lugar de a precios de mercado. Los efectos sobre nuestro bienestar no van por ahí.

¿Cuáles son los beneficios directos para Venezuela? Recibe un préstamo significativo a tasas inferiores a las que nos exigen los mercados. ¿Cuáles son los costos? Un aumento significativo de costos de transporte en relación con lo que eran nuestros mercados anteriores. Por otro lado, el último de los acuerdos (Gran Volumen: 20.600 millones de dólares) nos otorga 40% de la línea de crédito en yuanes, por lo que nos vemos obligados a importar de China muchas cosas que presumiblemente no importaríamos de no estar atados.

En definitiva, hay que sentarse a sacar algunos números, pero no luce tan desfavorable como pensábamos. En medio de las necesidades de financiamiento que resultan de la aceleración fenomenal e irresponsable del gasto en el período electoral, el acuerdo con China podría ser muy útil.

Además, dentro de un contexto de expansión de la producción petrolera, el acuerdo de suministro con China bien podría servir para diversificar mercados. Lo que no se puede justificar es que un conjunto de préstamos que totalizan 36.600 millones de dólares, de los cuales se han desembolsado 34.100 y restan por pagar 27.500, haya sido hecho con una estructura administrativa tan compleja, de manera tan poco transparente, y a espaldas de la nación.

Después de todo, aún no sabemos con certeza qué hemos hecho con todo ese dinero, y ese también debe ser un elemento esencial del análisis de los impactos sobre nuestro bienestar.

@miguelsantos12

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Mequieroquedar.com


(Víctor Carrillo, estudiante del MBA del IESA, comparte con nosotros su visión sobre la disyuntiva entre quedarse en el país o emigrar en busca de mejores oportunidades de crecimiento personal y profesional. Publicado en El Universal, el 4 de septiembre de 2012)

Soy uno de los estudiantes próximos a terminar la Maestría en Administración del IESA. El término de un ciclo siempre nos da paso a la reflexión sobre lo que depara el porvenir. Muchos han sido los momentos en los cuales he conversado con amigos sobre los planes para el futuro inmediato. Es durante estas amenas charlas cuando sale el “Rey de los Temas”: “¿Chamo, tú te vas o te quedas?”
Ante semejante interrogante varios de mis compañeros responden con una admirable resolución “Claro pana, ya tengo todo cuadrado”.

Otros, aún indecisos (¿o más bien precavidos?) dicen “Hay que ver qué pasa en las elecciones”. Un tercer grupo (dentro del cual me incluyo) ha definido que sus próximos pasos profesionales serán dados en Venezuela. Esta postura es desapasionada. Jamás juzgaré a quienes han tomado o tomarán la difícil decisión de emigrar, por el contrario, a ellos les rindo honores admirando la fortaleza física y espiritual necesaria para desarrollarse en otra Nación.

Las razones de mi decisión no se sostienen sobre el clásico chauvinismo al cual apelan los fanáticos nacionalistas. Mis argumentos son más prácticos (sino más básicos) y créanme que no existe nada admirable en mi postura, a menos que se esté dispuesto a admirar el deseo de explotar las oportunidades que nos presenta el entorno. Sí, oportunidades. Existen por doquier a la espera de ser aprovechadas. Veamos:

En lo político: Independientemente de nuestra posición ideológica, es innegable que el actual proceso político venezolano presenta oportunidades para el surgimiento de nuevos liderazgos en diversas esferas de la vida social. La debilidad institucional de nuestros partidos muestra su cara positiva en la disminución de las “barreras de entradas” para quienes deseen desarrollar carrera en el ámbito público. Pase lo que pase en las próximas elecciones, el mercado político estará abierto a la aparición de nuevos actores, quienes deben innovar en sus estrategias a fin de conectarse con las complejas demandas del país.

En lo económico: Las cifras económicas son claras en expresar que la actual estructura de precios del mercado petrolero global ha producido un aumento en el consumo en las sociedades rentistas, Venezuela no escapa a esta realidad. El aumento del consumo de los estratos D y E de nuestra población ha abierto oportunidades económicas en los llamados “Negocios Inclusivos” o “Negocios en la Base de la Pirámide” que no es otra cosa que el diseño de modelos de negocios que generen rentabilidad (muy buena por cierto) prestándole bienes y servicios a sectores antes desatendidos.

En lo cultural: La compleja realidad venezolana es tierra fértil para la expresión artística, fundamentalmente la literaria, la cinematográfica y la dramaturgia. El arte es por esencia subversivo. Las tensiones que en la actualidad se forjan en la sociedad brindan el marco adecuado para el surgimiento de un movimiento cultural que defina la estética de su tiempo, mientras derriba las convenciones del orden existente.

Créanme, amigos, que esta lista puede continuar, sin embargo mi humilde objetivo es abrir una línea de reflexión que nos permita ver la porción del vaso que está medio lleno. Algo difícil en un país adicto a las soluciones rápidas.