jueves, 31 de enero de 2013

Vacío de liderazgo

 “Cuando coinciden el vacío de liderazgo y el vacío de poder, cualquier grupo o persona puede emerger para llenarlo a como dé lugar”, comenta Ramón Piñango, profesor del IESA. Artículo de opinión, publicado en El Nacional, el 29 de enero de 2013




Por enésima vez en los últimos años, cunde en muchos la sensación de que, a pesar de que acontecen muchas cosas, no pasa nada. El “no pasa nada” se refiere a que, aun cuando ocurren eventos alarmantes en la vida del país, la sociedad venezolana permanece más o menos impávida, sin reaccionar como colectivo al menos para expresar con fuerza su angustia e impotencia.


Quienes se preocupan por el “no pasa nada” son personas descontentas con el actual estado de cosas, que forman, en su casi totalidad, parte de la oposición al régimen; constituyen la mitad de la población. Poco sabemos del grado de insatisfacción de la otra mitad, aunque debe estar en aumento, dado el comportamiento del electorado en los últimos años.

Lo que inicialmente despierta la preocupación de quienes desean y esperan que pase algo es la gravedad de lo que observan; por ejemplo, el bárbaro incremento de las muertes por homicidio, la implacable inflación, la obvia injerencia cubana en Venezuela y la flagrante violación de la Constitución. A esa preocupación inicial se agrega el hecho de que el revuelo que generan hechos preocupantes no dura más de pocos días en los medios de comunicación, se disuelven en la conversación cotidiana o se esfuman del discurso de los analistas y líderes políticos. Muy pocas veces generan acciones concretas para corregir lo indeseable, a no ser un reclamo ante un tribunal, reclamo que sabemos en qué parará.

A todas estas, la gente sigue exigiendo que se haga algo o esperando que pase algo. Como las cosas van empeorando –más homicidios, más inflación, más cubanización y más descaro anticonstitucional– y no pasa nada, la gente descontenta vuelve la cara hacia los líderes, y se encuentra con que estos no hablan, lo hacen tarde o sin la contundencia esperada. Así ha ido surgiendo la decepción con el liderazgo. Y las cosas siguen agravándose. Y esa decepción sigue aumentando. Para empeorar las cosas, el liderazgo opositor no puede mostrar un logro significativo para detener el avance destructivo del régimen. No es exageración afirmar que, hasta ahora, lo que el chavismo ha querido hacer lo ha hecho o ha avanzado significativamente para lograrlo.

En esta situación plagada de provocaciones y frustraciones, de reclamos y exigencias, surgen respuestas e iniciativas diversas. De parte del liderazgo opositor dominante: solicitud de calma, serenidad y confianza en el liderazgo, sin caer en trapos rojos o provocaciones, esperando pacientemente las próximas elecciones. De parte de los contestatarios de la oposición: exigencia de un reclamo recio mediante duras acciones en la lucha contra una dictadura. Los que defienden una u otra posición se atacan con creciente aspereza tratando de ganarse el favor de los opositores. ¿Quién lo logrará? Probablemente ninguno de los dos bandos. Lo que puede ocurrir es una mayor confusión y una mayor desconfianza. Es innegable la desconexión de la dirigencia opositora con las angustias de la gente, incurriendo en la impaciencia con quienes disienten de la manera de actuar aterciopelada a pesar de la gravedad de los acontecimientos. Pero también es innegable que quienes emergen como alternativa carecen de propuestas de acción convincentes, y hasta ahora no han trascendido las palabras.

Lo que se está creando en la oposición es un vacío de liderazgo, es decir, desorientación, ausencia de criterios útiles para entender dónde estamos parados y qué podemos hacer para avanzar. Ese vacío de liderazgo opositor es grave porque se suma a un vacío en el chavismo que se manifiesta en el vacío de poder que todos sufrimos. Cuando coinciden el vacío de liderazgo y el vacío de poder, cualquier grupo o persona puede emerger para llenarlo a como dé lugar. Mal andamos.

@rapinango

Si te interesa el tema del liderazgo, te invitamos a ver este video:
La prueba del ácido del liderazgo >>

miércoles, 30 de enero de 2013

¿Qué tenemos nosotros de especial?

Miguel Ángel Santos, profesor del IESA, nos da su opinión sobre la novela de Haruki Murakami, Kafka en la orilla; comenta que la obra deriva su creatividad de una circunstancia común en Japón, y a la vez introduce elementos de esa cultura, en un contexto humano y lleno de experiencias. Publicado en El Universal, el 20 de enero de 2013


 
 
Nada como una buena excursión a la ficción para poder hacer sentido de nuestra realidad. Esto se debe, como ya he escrito en otra parte, a que la ficción tiene que ver con la otredad, con esas otras vidas y esos otros que no hemos vivido y no hemos sido, pero representaron y acaso aún representan una posibilidad y, en consecuencia, forman parte intrínseca de nosotros. 
 
 
Como escribe Milan Kundera en referencia a En búsqueda del tiempo perdido (Marcel Proust): "el autor no escribió esta obra para hablar de su propia vida, sino para iluminar en los lectores la propia vida de ellos". O en palabras del propio Proust: "todo lector es, cuando lee, el propio lector de sí mismo... La obra del escritor no es más que una especie de instrumento óptico que ofrece al lector para permitirle discernir aquello que, sin ese libro, él no podría ver por sí mismo". Hay una segunda ventaja de refugiarse en la ficción: es un instrumento único para asistir a una época, a una circunstancia específica, y quizás también para introducirse en una nueva cultura. Todo esto para hacer una larga introducción a la novela de Haruki Murakami, Kafka en la orilla, setecientas catorce páginas de pulso existencial y metafísico que se suceden con vértigo. Me viene como anillo al dedo porque la obra deriva su asombrosa creatividad de una circunstancia relativamente común en Japón, a la vez que nos introduce de forma muy sutil a ciertos elementos de esa cultura, en un contexto humano y, por ende, lleno de experiencias de otros en quienes nos reconocemos.

Los impares

El libro está organizado de forma rigurosa. Los capítulos impares relatan en primera persona la historia de Kafka Temura, un chico de quince años que decide huir de la casa en donde vive con su padre, el famoso escultor Koichi Temura. Su madre y su hermana escaparon de allí hace mucho tiempo, cuando Kafka apenas tenía cuatro años. En su interior habita además una suerte de alter-ego, cuyo nombre deriva a su vez de la traducción checa de "Kafka": Cuervo. El joven llamado Cuervo surge de forma caprichosa en Kafka, cuando éste reflexiona acerca del curso de acción a seguir o se encuentra en situaciones embarazosas. "A veces el destino es como una pequeña tormenta de arena capaz de cambiar de dirección. Tú cambias el rumbo, y la tormenta te persigue. Vuelves a girar, y la tormenta se ajusta... ¿Por qué? Porque la tormenta eres tú". Y luego, cuando Kafka insista en evadirse: "me da la impresión de que a veces confías demasiado en la distancia".

Los pares

Los capítulos pares narran, partiendo de una miríada de documentos oficiales, la vida de Satoru Nakata, un inofensivo hombre de sesenta años con alguna deficiencia mental. Nakata fue uno de los catorce niños que muchos años atrás (1944) cayeron fulminados por una suerte de descarga eléctrica mientras recogían setas en la montaña durante una excursión escolar. A diferencia de los demás, él fue el único que no recuperó la conciencia, sano y salvo, unas horas después. Nakata tardaría unas semanas más y al hacerlo presentaría una secuela de rasgos ya clásicos en la literatura de Murakami: habrá perdido la memoria ("su cabeza se había vaciado por completo, había vuelto al mundo como una hoja en blanco"), la mitad de su sombra (la sombra de la imperfección) y habrá ganado la extraña cualidad de conversar con los gatos. Este último rasgo le sirve para complementar la pequeña pensión por discapacidad que ha obtenido del gobierno local, con pequeñas propinas que obtiene por encontrar gatos perdidos. Desde temprano un evento causal enlaza a estos personajes: una búsqueda de gato lleva a Nakata a una casa -la de Koichi Temura- donde es obligado a apuñalar a una aparición diabólica que posee al escultor. A raíz de este suceso, Nakata huye haciendo autostop hacia la pequeña isla de Shikoku, a donde Kafka Temura acaba de llegar en autobús.

Ambos están conectados por un vínculo oscuro. De hecho, en la misma noche en que Nakata ha asesinado al padre de Kafka, éste último despertará en el jardín de un antiguo templo Shinto cubierto de sangre. Descifrar ese vínculo corre por cuenta exclusiva del lector, una tarea que se extenderá mucho más allá del fin de la novela. En cualquier versión que usted se haga de lo que ha sucedido aquí tendrá un rol clave la señora Saeki, dueña y curadora de la biblioteca Komura. Allí donde Kafka obtiene un empleo parcial y se aloja en una pequeña habitación. En ella empezará a ser visitado de forma alternativa por la señora Saeki, y por visiones del espíritu de ésta cuando tenía quince años. A esa edad la señora Saeki había perdido a su gran amor, uno de los herederos de la familia Komura, durante unos disturbios estudiantiles. "Es difícil advertir la diferencia entre el mar y el cielo, entre el viajero y el mar, o entre la realidad y las artificios del corazón".

Espíritu

La existencia dual de este personaje, en presencia y en espíritu, hace referencia al "Cuento de Genji" de Murasaki, un clásico de literatura japonesa del siglo XI cuya protagonista se ha convertido en un espíritu viviente sin llegar a darse cuenta. En su pesar, la señora Saeki ha dado con una puerta, a través de la cual pudo acceder al amante perdido. Esa puerta se ha abierto alrededor del día en que Nakata ha recibido la descarga eléctrica, de manera que éste último se ha vuelto una especie de conducto entre ambas realidades. Kafka Temura podría ser el hijo de la señora Saeki, también una reencarnación del primogénito de la familia Komura. Por esa razón, se siente atraído fuertemente hacia ella. "'No somos metáforas'. Lo sé -le digo- pero las metáforas pueden eliminar la distancia que nos separa". "Me recuerdas a alguien del pasado". "Los recuerdos proveen calor desde adentro, pero también nos desgarran en pedazos". El complejo de Edipo se cierne sobre el propio Kafka, acaso como un obstáculo que le impide crecer. La aparición de Nakata permite de nuevo "poner orden" y cerrar las puertas, y devolver a cada quien a donde corresponde.

Unos días después de terminar de leer Kafka en la orilla mi hijo me pidió que lo llevara al club de video a alquilar una película. Para mi sorpresa, resultó ser un Anime japonés, una historia sobre un chico (Novita) y su gato (Doraemon). Por la calidad de los gráficos, debía ser bastante vieja. Pero el Doraemon no es un gato común: Posee una puerta que da acceso a una realidad paralela, una en donde los juguetes cobran vida y se arma una enorme batalla campal entre juguetes buenos y malos. Y he aquí que, en medio de la batalla, un mono de cuerda huye de esta realidad paralela y se devuelve a la primera, presumiblemente a la nuestra, y comienza a darle vida a los juguetes de "este lado", que a su vez empiezan a dar guerra a los humanos. A diferencia de Constantino, de apenas cinco años, a mí me costó bastante encontrarle el sentido y hacerle seguimiento. Y entonces lo vi. Vi la puerta, la realidad paralela, los sueños que encuentran canales inconscientes a través de los cuales se abren paso hacia la realidad, y viceversa. No había tanta creatividad en Murakami. Él, al igual que Pedro Almodóvar, ha explotado esa realidad en donde ha nacido y crecido y que a nosotros a ratos se nos antoja a ratos tan extraña y a ratos tan próxima. Esa es la fuente de la que han bebido. Así también, en nosotros, en nuestra propia circunstancia, debe haber algo de único y especial. Es cuestión de dar con ello.

@miguelsantos12

martes, 29 de enero de 2013

#EspaciosParaElDiálogo


(Valentina Urdaneta, Especialista en Comunicaciones Digitales del IESA, considera que hay que contar no sólo con espacios virtuales, sino con redes reales, medios y formas de organización ciudadana que permitan pensar, trabajar en equipo, crecer y actuar como nación. Publicado en El Universal, el 22 de enero de 2013)

En estos días, al encender la televisión o escuchar varias emisoras de radio, he tenido la sensación de vivir en un país con un trastorno de personalidad múltiple, de realidades opuestas, donde todo o nada está pasando. Frente a esto, las redes sociales han pasado a ser prácticamente los únicos medios para informarse y sobre todo hacer públicas las opiniones.

La twitósfera venezolana se ha convertido en un espacio frenéticamente participativo, repleto de quejas, ideas, desahogos y conversaciones sobre el acontecer nacional; donde los usuarios virtuales (ciudadanos reales) pueden expresarse.

Con las redes sociales, los públicos han dejado de ser receptores de información pasivos y pasaron a ser activos, con poder de decisión e influencia en procesos sociales y políticos. Una de estas redes es Twitter. El uso de este nuevo medio ha sido una variable significativa en la victoria y derrocamiento de gobernantes. Tal es el caso de la victoria de Obama, donde Twitter se convirtió en un canal legítimo en la arena política tras el resultado de la campaña presidencial del 2008 a través de una estrategia online. Igualmente, la salida del poder de Mubarak en Egipto en el 2011 obedeció a un fenómeno donde Twitter jugó un papel importante.

Los tweets, mensajes de 140 caracteres, son valiosos por dos razones: pueden servir a los historiadores de fuente en tiempo real de los eventos que suceden y pueden ser testimonio del rol significativo que las redes sociales juegan en eventos políticos o transformaciones sociales.

Venezuela es el noveno país del planeta que más usa las redes sociales y Latinoamérica es una de las regiones de más rápido crecimiento para Twitter. Sin embargo, a pesar del poder de esta red y de las ventajas que ofrece, aún los usuarios que tienen acceso a ella representan un porcentaje muy pequeño de la población venezolana (12% en 2012). Por lo tanto, hay que preguntarse cuáles serían los espacios idóneos para llegar no sólo a un sector, sino a todos los estratos sociales y grupos etarios del país. No bastan las redes sociales para esto. Se necesitan medios masivos, comunicación cara a cara y redes humanas para escuchar propuestas y soluciones.

No es viable una sociedad que sólo se exprese y comunique por Twitter, que además restringe los mensajes a pocas palabras y no permite una conversación lineal.

Los venezolanos debemos cuestionarnos sobre cuáles espacios tenemos para comunicarnos y cómo lo hacemos. Por ejemplo, los medios tradicionales, ¿A qué noticia le dan prioridad? ¿Los artículos de opinión llegan realmente al colectivo? Asimismo, las personas con poder en la opinión pública deberían preguntarse cuál lenguaje llega más a la gente. Los líderes deben esforzarse por seducir a su pueblo, y escucharlo. Un buen liderazgo no es sordo; sirve de puente y debe de estar al servicio de la comunidad antes que al de una ideología.

No se puede lograr un diálogo exitoso sin que exista encuentro. Hay que contar no sólo con espacios virtuales, sino con redes reales, medios y formas de organización ciudadana que permitan pensar, trabajar en equipo, crecer y actuar como nación.

Especialista en comunicación - IESA

lunes, 28 de enero de 2013

Cómo acabar con la tiranía de la riqueza petrolera

(En un artículo para The Wall Street Journal escrito por Mary Anastasia O'Grady, Francisco Monaldi, profesor del Centro Internacional de Energía y Ambiente del IESA, señala que el gasto total en 2012 fue equivalente a un 51% del Producto Interno Bruto y generó un déficit fiscal de 17% del PIB, el mayor en la historia del país. Publicado el 27 de enero de 2013)


En los 12 meses previos a la elección presidencial de octubre del año pasado, el gasto fiscal en Venezuela aumentó 40% interanual en términos reales, según Francisco Monaldi, profesor visitante en la Escuela de Gobierno Kennedy de la Universidad de Harvard, que estudia la economía venezolana.

El gasto total en 2012 fue equivalente a un asombroso 51% del Producto Interno Bruto y generó un déficit fiscal de 17% del PIB, el mayor en la historia del país, señala Monaldi. Lo más preocupante es que el incremento del gasto se realizó, en gran parte, a discreción del poder ejecutivo.


Estos datos zanjan de una vez por todas cualquier duda sobre la forma en que Hugo Chávez fue reelecto pese al deterioro de los estándares de vida en el país. De cara a la elección, el mandatario simplemente inundó la economía con clientelismo y otros favores para sus partidarios, como lo había hecho en otras elecciones  importantes en 2004 y 2006. Se levante o no de su lecho de enfermo en La Habana y vuelva al poder, este pasado podría ser un prólogo de lo que puede ocurrir durante muchos años.

El Estado venezolano obtuvo más US$60.000 millones en ingresos petroleros en 2011, haciendo del oro negro su principal fuente de financiamiento para las estratagemas clientelistas de Chávez. Los opositores del chavismo se han preparado desde hace mucho para el día en el que los precios del crudo colapsen y las elecciones ya no se puedan comprar. Mientras tanto, han tratado de presentarse —como lo hizo el candidato Henrique Capriles el año pasado— como gestores más capacitados que los propios chavistas para administrar el gran número de programas sociales del gobierno. Esto no los conduce a ninguna parte y la caída de los precios del crudo aún podría tardar en llegar.
 

Monaldi, junto a los economistas venezolanos Pedro Rodríguez y José Morales, tiene una mejor idea. En un trabajo publicado en septiembre por el Centro para el Desarrollo Global, proponen ofrecer a los venezolanos un plan para reemplazar muchos de los subsidios y programas sociales del gobierno financiados por los ingresos petroleros con "pagos universales, transparentes y regulares" a los ciudadanos.


Los autores sostienen que este "mecanismo de distribución directa" sería una forma más equitativa de distribuir la riqueza proveniente de las vastas reservas petroleras del país y mejoraría la situación de los venezolanos. Promocionar esta idea al electorado tal vez sea una de las pocas cartas que le quedan a la oposición por jugar.

Cuesta negar que Venezuela sea actualmente una dictadura. Pero las ideas aún importan, porque las dictaduras se caen cuando las masas se vuelven en contra de ellas. Conforme la economía se estanque este año, el gobierno podría tener que reconocer que Chávez no regresará. Haya o no una nueva elección, como lo exige la Constitución, el terreno será fértil para cultivar las semillas del cambio.

Los puristas prefieren acabar con el dominio de la petrolera estatal y abrir el sector a una competencia plena. No obstante, una solución de libre mercado para la decadencia de Venezuela probablemente no ganará adeptos en un país donde la dependencia del Estado se ha vuelto una forma de vida y donde la reputación del capitalismo se vio gravemente dañada durante los años de favoritismo y corrupción previos a Chávez.

Una alternativa más persuasiva es el mecanismo de distribución directa, que aseguraría que la población se beneficie de la riqueza petrolera del país al tiempo que aborda lo que los autores llaman los "efectos corrosivos" del crudo en manos del Estado.

Cuando el Estado utiliza los gravámenes petroleros de un pequeño grupo de productores para financiar el gobierno, rompe la conexión que los votantes normalmente hacen entre lo que pagan en impuestos y lo que esperan recibir en servicios, lo que los autores llaman "dividendos de gobierno positivo". Además, cuando el Estado puede distribuir a discreción los frutos de la extracción petrolera sin obligación de rendir cuentas, es probable que los use para recompensar a sus aliados políticos.

Bajo este mecanismo, el pago directo de los ingresos petroleros es posteriormente gravado. De esta forma, el costo de financiar los programas del gobierno recae en los contribuyentes. Según los autores, el costo de gestionar el Fondo de Desarrollo Nacional, o Fonden, y "varios programas sociales", incluyendo lo que Chávez llama "misiones", fue de casi US$125.000 millones entre 2003 y 2011, lo que equivale a unos US$480 anuales por persona.

¿Es probable que los venezolanos acepten la idea? Los autores dicen que sí, a pesar de que que el candidato opositor Manuel Rosales haya presentado una variante de la propuesta en 2006. Realizaron una serie de focus groups con familias de bajos ingresos y se encontraron con un considerable respaldo para un sistema que deposite los pagos en la cuenta bancaria personal de cada ciudadano, en lugar de la idea de Morales de emitir una tarjeta de débito. Hubo incluso más apoyo para un sistema que otorgue vales "que puedan ser usados en la institución preferida" para salud y educación. En ambos casos, los sondeados respaldaron con firmeza la "universalidad" de los pagos.

Los autores aluden a una reciente encuesta que halló que "67,5% de los venezolanos no creen que se hayan beneficiado de los ingresos petroleros del país durante el gobierno de Chávez". Eso representa una oportunidad para la oposición, a menos que, por supuesto, quieran preservar el sistema actual para sus propios propósitos y sólo cambiar a los actores.

---> Si desea leer completo el trabajo de investigación de José Morales y los profesores del IESA, Francisco Monaldi y Pedro Luis Rodríguez se encuentra disponible aquí

viernes, 25 de enero de 2013

Por una Renta Petrolera Permanente y de todos los Venezolanos


(Jean-Paul Leidenz, investigador del Centro de Energía y Ambiente del IESA, considera que urge formular políticas destinadas a solventar la ausencia del vínculo Ciudadano-Renta Petrolera. En la medida en que se logre tal objetivo, se crearán incentivos para un gasto público menos discrecional y pro-cíclico)

De todas las instituciones coloniales en Venezuela, quizás la única que ha sobrevivido sin mayores alteraciones tras 191 años de ejercicio gubernamental  republicano, ha sido la propiedad estatal de las riquezas del subsuelo. Las Ordenanzas de Minería para la Nueva España (1783) ya contenían esta consideración y perdurarían en la naciente República a través del Reglamento de Minas (1829) , hoy día el artículo 12 de la Constitución nacional rinde honor a tal legado.


Pese a esta herencia institucional, la histórica propiedad estatal de las reservas petroleras no se ha traducido en vínculos claros entre los intereses de la ciudadanía y la administración del flujo de ingresos fiscales a que da lugar la calidad de los recursos. Ejemplo de ello ha sido la tendencia pro-cíclica de la política fiscal desde 1974 , culpable de acentuar el impacto sobre la economía venezolana de los movimientos en el precio internacional del crudo.

Adicional a esto, el gasto discrecional de una renta externa por parte del Estado da lugar a un conjunto de deficiencias institucionales conocidas, en la literatura especializada, como “La Maldición de los Recursos”. Débiles incentivos para la rendición de cuentas sobre el gasto público, desviación de recursos fiscales para aplacar movimientos políticos adversos al gobierno de turno, cacería de rentas y corrupción generalizada como aspectos habituales del juego político; en definitiva, ausencia de un vínculo Estado – Ciudadano sólido mediado a través del pago de impuestos, todas características persistentes de la democracia venezolana. Como señalan Rodríguez & Rodríguez (2012) :

“Mientras mayor sea la pugna por el poder, mayores incentivos tendrá el partido de gobierno de usar la renta para evitar su salida. (…) El manejo discrecional de la renta le permite al gobierno emplearla de manera clientelar, favoreciendo a su base y castigando a aquellos que disientan”

“La existencia de una renta petrolera en el contexto de una institucionalidad débil redefine la relación ciudadano-Estado. En vez del Estado depender de los ciudadanos mediante el cobro de impuestos, el Estado es receptor y al mismo tiempo distribuidor de la renta petrolera. La dirección bidireccional que caracteriza a las democracias modernas se convierte, en presencia de la renta, en una relación unidireccional: del Estado hacia los ciudadanos.”

Numerosas medidas han sido propuestas para tratar de controlar el gasto discrecional de los recursos fiscales. Una de ellas, la idea de un Fondo de Estabilización Macroeconómica (FEM),  incluso alcanzó rango Constitucional en 1999 (Artículo 321). No obstante, al no existir incentivos políticos adecuados para su efectiva aplicación, terminó resultando una bien intencionada declaración de principios -  ó letra muerta.

Por las razones mencionadas previamente, urge formular políticas destinadas a solventar la ausencia del vínculo Ciudadano – Renta Petrolera. En la medida en que se logre tal objetivo, se crearán incentivos para un gasto público menos discrecional y pro-cíclico.

Una alternativa novedosa, diseñada para atajar las dificultades esbozadas, consiste en combinar el concepto económico de Renta Permanente con la aspiración de distribuir directamente la riqueza petrolera, a través de fondos de ahorro. Depositando parte de los Aportes Fiscales a la Nación tributados por la industria en fondos de ahorro, podría alcanzarse un nivel de capital suficiente para financiar programas sociales a través del retorno neto devengado.  Estos fondos deberían contar con propósitos etiquetados y cuentas personalizadas.

Sirva de ejemplo un hipotético programa de vouchers pre-escolares para las familias situadas bajo la línea de pobreza. Cada hogar elegible, tendría derecho a recibir vouchers destinados a financiar servicios de educación pre-escolar, gasto cubierto a partir del retorno neto de un fondo de ahorros destinado a tal fin, cuyo capital habría sido acumulado durante un período determinado a partir de los aportes fiscales de la industria petrolera.

Esta idea general permitiría crear programas de reparto directo de la renta, estables a lo largo del tiempo e independientes de los precios del petróleo una vez alcanzado un nivel de capital mínimo.

Existe la posibilidad de corregir las distorsiones institucionales a que da lugar la propiedad estatal del subsuelo, acercándola a la ciudadanía, a la vez que se atiende la posibilidad de un Estado benefactor sustentable. Debe explorarse esta alternativa de políticas públicas con entusiasmo, pues parece contar con las razones económicas adecuadas y los incentivos políticos necesarios.
Fuentes:
Rodríguez Eraso, Guillermo. Evolución de la industria petrolera en Venezuela. Sembrando el petróleo. Fundación Venezuela Positiva. Caracas, 2001. Capítulo 1, pp. 34
Rodríguez Pardo, Luis Roberto & Rodríguez Sosa, Pedro Luis (2012). El Petróleo como instrumento de Progreso: Una nueva relación Ciudadano-Estado-Petróleo. Ediciones IESA. Caracas. pp. 94
Ibídem. pp. 53 y 56.

jueves, 24 de enero de 2013

Una hoja de ruta

(Arnoldo José Gabaldón, en un reportaje del diario Tal Cual, señala que  el libro "El petróleo como instrumento de progreso", del profesor del IESA, Pedro Luis Rodríguez Sosa y Luis Roberto Rodríguez Pardo, contiene una propuesta de reformas para la industria de los hidrocarburos que es digna de ser analizada y discutida en la forma más amplia posible, dada su trascendencia. Publicado el 22 de enero de 2013)


El manejo de la riqueza petrolera, por razones obvias, seguirá siendo en el futuro de crucial importancia para el país. Proponen la creación de un fondo donde se depositen los ingresos petroleros a nombre de cada uno de los venezolanos

En Venezuela hay que prepararse para cambios importantes. Ellos llegarán inexorablemente, pues es difícil pensar que situaciones tan anómalas y costosas para la república, como las que estamos viviendo, puedan prolongarse de manera indefinida.

En ese contexto, lo que ocurra con el manejo de la riqueza petrolera, por razones obvias, seguirá siendo en el futuro de crucial importancia y de allí que debamos ir pensando y debatiendo el alcance de los cambios que más convendrá adelantar en ese sector de la actividad productiva. La viabilidad de esas transformaciones, sin lugar a dudas, dependerá del mayor grado de consenso a que podamos llegar sobre su alcance y profundidad.

Los doctores Pedro Luis Rodríguez Sosa y Luis Roberto Rodríguez Pardo, padre e hijo, han publicado recientemente un libro: El petróleo como instrumento de progreso (Ediciones IESA), que contiene una propuesta de reformas para la industria de los hidrocarburos que es digna de ser analizada y discutida en la forma más amplia posible, dada su trascendencia.

La propuesta en referencia tiene la virtud de su integralidad. No solo comprende los campos tradicionales políticos y estructurales, propios de la industria petrolera, sino que arrastra un conjunto de aspectos tan diversos como la asignación menos discrecional de la renta petrolera por el gobierno nacional; la estabilidad económica a mediano y largo plazo, esencial para planificar las inversiones y luchar contra la inflación; una nueva relación Estado-sociedad, que fortalece al colectivo en su papel de control social, aspecto fundamental para el desarrollo de la institucionalidad democrática; contribuye a potenciar la formación de una conciencia fiscal entre los ciudadanos, tan disminuida en el país como derivación del rentismo a que nos hemos malacostumbrado; incrementa la percepción de pertenencia sobre la industria de los hidrocarburos por parte de los venezolanos; coadyuva a la creación de un sistema de seguridad social que nos asegura a todos un apoyo financiero decente a la fecha de la jubilación; y el financiamiento de la salud a través de un sistema de seguro universal. Estos dos últimos aspectos configuran el eje del sistema de seguridad social del que todavía no disponemos, a pesar de constituir un objetivo constitucional.

En la reforma propuesta desempeña un papel central la constitución de un fondo financiero: el Fondo Patrimonial de los Venezolanos, como lo denominan los autores, en el cual se deposita la totalidad de la renta petrolera a nombre de cada uno de los ciudadanos mayores de edad y de cuyo patrimonio y destino deben ser informados individual y regularmente, a través del sistema bancario nacional.

Dicho Fondo tiene varios usos: financiar el presupuesto nacional con cantidades anuales predecibles; conformar fideicomisos de ahorro individual para fortalecer la pensión de jubilación o financiar gastos en educación y salud; hacer inversiones en los mercados financieros internacionales que aseguren una rentabilidad para el conjunto de ahorristas y constituyan un respaldo económico al país, entre varios otros.

Las propuestas formuladas por los doctores Rodríguez Sosa y Rodríguez Pardo, persiguen además establecer un hilo conductor o más bien un piso estable para la formulación de toda la política económica, de manera que la misma no esté sujeta a los vaivenes de los precios del petróleo en los mercados internacionales que han causado incertidumbre financiera en el pasado.

Por ende constituye un antídoto al rentismo que tantas perversiones ha acunado en el funcionamiento de la sociedad venezolana y sus instituciones. Todo esto lo abordan los autores sin subestimar la ventaja que representa para los venezolanos disponer de una industria petrolera desarrollada y de inmensas reservas de hidrocarburos. Por el contrario, son prolijos en plantear reformas estructurales y de política petrolera, orientadas a "sembrar el petróleo", con lo cual desean significar la importancia del sector para desarrollar actividades productivas que contribuyan a una verdadera diversificación económica.

Para el país se avecinan tiempos de cambio que deben ser aprovechados para acometer verdaderas reformas de fondo. Esas reformas tienen que ser exhaustivamente estudiadas para tener seguridad de que su instrumentación significará un aumento cierto del bienestar del pueblo venezolano.

La MUD, interesada en promover una sociedad realmente democrática y moderna, está llamada a promover una amplia discusión de las importantes reformas propuestas por los doctores Rodríguez Sosa y Rodríguez Pardo, con la intención de ir precisando su oferta alternativa u hoja de ruta, en una materia que es esencial para Venezuela.

miércoles, 23 de enero de 2013

La economía política del chavismo: implicaciones para el 2013

"El gobierno puede ser capaz de mantener parcialmente la bonanza por lo menos durante el primer semestre del año" 

Francisco Monaldi, profesor del IESA.

Publicado en Prodavinci, el  18 de enero de 2013

El gobierno de Hugo Chávez recurrió a un “auge en esteroides” del gasto público para ganar la elección presidencial del 2012 (en este caso al parecer más allá de la metáfora). Su estrategia económica ha provocado una dramática apreciación del tipo de cambio real, el aumento de las importaciones a un récord histórico, y un auge considerable de los salarios reales especialmente en el sector público. Confrontando a Henrique Capriles, un formidable rival, y a las limitaciones impuestas por su enfermedad durante la campaña, recurrió a la estrategia ya probada de inyectar dinero en los bolsillos de sus electores, especialmente en los sectores populares. Esta fue la misma estrategia utilizada de manera muy eficaz en los eventos electorales del 2004 y el 2006, y que eventualmente tendrá dramáticas consecuencias económicas, algunas de las cuales ya se pueden observar, pero que aún no impactan de manera contundente al ciudadano común.

Durante 2009 y 2010, la recesión producto de la caída en el precio del petróleo y el mal manejo macroeconómico del gobierno habían provocado una sustancial caída en la aprobación del presidente Chávez a niveles no vistos desde 2003, inferiores al 45%. Esta situación llevó a que el oficialismo obtuviera su peor resultado electoral en las elecciones legislativas de 2010 con 47% del voto popular.

Con el objeto de revertir esta situación, a partir de la segunda mitad de 2011, el ciclo de gasto electoral comenzó con un dramático aumento de la oferta monetaria y el gasto público. Seis meses después, los resultados eran visibles: la popularidad de Chávez aumentó en más de 10 puntos porcentuales en todos los sondeos de opinión.

Muchos observadores políticos atribuyeron erróneamente este aumento de apoyo a la simpatía obtenida por el anuncio de su padecimiento de cáncer, o al lanzamiento de la Misión Vivienda. Pero, en realidad, la principal fuente de popularidad del presidente a sido el aumento de la capacidad de consumo de los sectores populares, que ha sido posible por el incremento del gasto público, alimentado por el auge del petróleo, y por el impulso macroeconómico de corto plazo generado por la manipulación de las políticas monetarias, fiscales, cambiarias y salariales.

En 2012, el gobierno gastó alrededor del 51 por ciento del PIB -el nivel más alto de la región-, aprovechando los altos precios del petróleo y su control sin precedentes sobre los recursos públicos, el sistema financiero y el Banco Central. En el año previo a la elección, el gasto público total se incrementó en más del 40 por ciento en términos reales, similar al aumento en el año 2006 durante la elección presidencial anterior. Este salto en el gasto dio lugar al mayor déficit del sector público en nuestra historia de alrededor del 17 por ciento del PIB –una magnitud impresionante estando en medio de un auge inédito de los precios del petróleo.

El aumento del gasto permitió al gobierno aumentar los salarios públicos en más del 30 por ciento en términos reales, crear un boom de construcción pública y sacar al país de la recesión, a pesar del relativamente pobre crecimiento del sector privado. La inflación del 20 por ciento en 2012 sigue siendo muy alta, pero se redujo significativamente en comparación con el 2011, a pesar del espectacular aumento de la oferta monetaria.

El control de la inflación fue en gran parte resultado de la importación de un récord de más de $ 50 mil millones de dólares en bienes y servicios a un tipo de cambio excesivamente apreciado, y del cual una porción creciente fue realizada directamente por el gobierno, que luego vendió los productos a precios subsidiados. El programa de distribución masiva de electrodomésticos chinos, fue un factor fundamental en
incrementar el consumo real de un grupo muy significativo de los hogares.

Una victoria no tan perfecta
Desde una perspectiva de economía política el margen de victoria de Chávez el 7 de octubre, de casi 11 puntos porcentuales, no fue muy amplio. Dado el boom de precios del petróleo y el auge artificial manufacturado por el gobierno, el margen de victoria ha debido ser mucho mayor, en el orden de los 26 puntos que obtuvo en 2006. Especialmente si se considera que se combinó un auge económico con las inmensas ventajas de la reelección. De hecho, en el mundo entero, las dos variables más importantes para explicar los resultados de una elección son esas dos: la situación económica de los hogares en el año electoral, y si el presidente en ejercicio es o no candidato.

En toda la historia de la democracia en América Latina solo dos presidentes que se postularon a la reelección perdieron, Daniel Ortega en Nicaragua e Hipólito Mejía en Dominicana, ambos con situaciones económicas desfavorables. Los presidentes de América Latina que han sido reelectos en los últimos 30 años, lo han hecho en promedio con márgenes superiores a 25 puntos porcentuales.

Por otra parte, los presidentes que recibieron un auge de rentas de recursos naturales en la última década han terminado sus mandatos con niveles de popularidad superiores al 65% o 70%; piensen en Lula, Uribe, Kirchner, Bachelet, Uribe, Vázquez, Correa y Morales. Solo Alan García constituye la notable excepción. La razón fundamental es que durante sus mandatos ha habido un auge económico que se tradujo en mayores niveles de consumo para las mayorías. Pero Chávez recibió un auge de rentas minerales muchísimo más grande que el resto de los países de la región, tuvo mucho mayor control discrecional de los recursos provenientes de ese auge, y unas ventajas mucho mayores de control institucional de los poderes para reelegirse. ¿Cómo se explica entonces el relativamente pobre desempeño de Chávez en 2012?

A mi modo de ver hay dos variables que lo explican. La más importante es la magnífica campaña de Henrique Capriles. Esta logró que una porción de los electores que, según las encuestas, aprobaban la gestión de Chávez, votaran por Capriles. Cerca de un 10% de los que apoyaban la gestión del presidente,  sí lo hicieron. El mensaje centrista y centrado en los problemas de las mayorías lo hizo posible. La obra de Capriles en Miranda y su testimonio personal de lucha y esfuerzo, le dieron un gran impulso a su mensaje. La expectativa de sectores de la oposición de que ganaría, hoy les hace ver su derrota como un fracaso en relación con ese marco referencial, pero si se compara con lo que las variables predictivas pronosticaban, el resultado fue de hecho mejor de lo predecible.

La segunda variable tiene que ver con el radicalismo y la incompetencia del gobierno. Los venezolanos no compran la versión radical del socialismo que el chavismo quiere imponer y sufren los efectos de la mala gestión en áreas como seguridad e infraestructura. Por ello, muchos venezolanos de sectores populares que están hoy mucho mejor económicamente que en 1998, no votaron por Chávez.

La enfermedad del presidente, no parece haber tenido un efecto claro en la elección. Ciertamente, afectó negativamente al presidente que no pudiera hacer campaña con su energía habitual. Pero, según los estudios de opinión, la inmensa mayoría de los venezolanos “compró” la idea de que se estaba recuperando. Por otra parte, la ventaja del control de medios le permitió que a pesar de su convalecencia, su mensaje tuviera muchísima más presencia en los medios que el de Capriles.

Implicaciones económicas y políticas para 2013 

Con el presidente hospitalizado en Cuba durante el último mes y una crisis de liderazgo en el país, ¿cómo hará el Gobierno para manejar el ajuste que inevitablemente sigue al ciclo de auge artificial?


Los desequilibrios macroeconómicos generados por el ciclo electoral de 2012 son tan significativos que la mayoría de los analistas económicos creen que un importante ajuste es inevitable durante el 2013. La consecuencia previsible sería una disminución en el consumo real, que generalmente se traduce en una pérdida de apoyo hacia el gobierno. De hecho, los efectos de las políticas irresponsables de 2011-2012 ya están empezando a hacerse evidentes. En diciembre, la inflación se disparó a u a tasa mensual del 3,5 por ciento, el nivel más alto desde 2008. Asimismo, durante el mismo mes, el Banco Central observó que el nivel de escasez de bienes era el más alto en más de cuatro años.


Después de la victoria de Chávez en octubre, muchos analistas habían pronosticado, razonablemente, una devaluación significativa a finales de 2012, y el gabinete parecía estar estudiando opciones para hacerlo. Pero con el presidente en Cuba desde mediados de diciembre, cualquier ajuste de políticas ha sido suspendido.

La incertidumbre ahora impregna el discurso político y económico en Venezuela. ¿Seguirá adelante el gobierno con un ajuste, como se esperaba previamente, a sabiendas de que es probable que haya nuevas elecciones en el 2013? ¿Pueden permitirse no hacerlo? ¿Cuánto tiempo puede ser pospuesto?

Algunos ajustes parecen ser inevitables: el ritmo de gastos e importaciones después de las elecciones ha disminuido. Esto puede ser un problema serio para Nicolás Maduro. Él sabe muy bien que el chavismo ha ganado utilizando las ventajas de estar en el poder y la manipulación del ciclo electoral. Así que, llegado el momento, puede esperarse que Maduro insista en plantear elecciones rápidas, mientras el chavismo sigue siendo mayoría y antes de que cualquier ajuste importante ocurra. Sin embargo, convocar elecciones con Chávez gravemente enfermo parece poco plausible. Por ello, Maduro y los dirigentes del chavismo tendrán que esperar y ver si ocurre la muerte del presidente, o si este se mejora y puede regresar para ayudar en la campaña de Maduro. Pero ¿qué pasa si el presidente sigue gravemente enfermo dentro de un par de meses? ¿Pueden arreglárselas para seguir postergando las decisiones económicas importantes?

Lo más probable es que tengan algo de espacio para maniobrar. Por ejemplo, una de las razones principales por las que se espera una devaluación es que tendría un impacto positivo en las finanzas públicas y permitiría al gobierno transformar los petrodólares en una mayor cantidad de bolívares, lo que reduciría el déficit fiscal de manera importante. Sin embargo, el gobierno ya está haciendo algo similar, ya que el
Banco Central está financiando PDVSA en bolívares. Esta es una política muy poco ortodoxa e irresponsable, pero que se puede seguir utilizando durante un tiempo para evitar una devaluación abierta.

Sin embargo, la principal restricción que el gobierno enfrenta es externa. Para mantener los niveles actuales de consumo tienen que continuar con los mismos niveles altos de importación; la pregunta es si tienen (o pueden encontrar) los dólares suficientes para hacerlo. Con los actuales altos precios del petróleo y niveles estables de producción de crudo, el balance externo de Venezuela debería ser confortable. Sin embargo, dada la dramática sobre-valuación del tipo de cambio y el nivel masivo de importaciones, si el gobierno quiere mantener el actual nivel de consumo probablemente tendrá que agotar todos los fondos de divisas que dispone. Esto dejaría al país en una posición extremadamente vulnerable para finales del año.

En conclusión, el gobierno puede ser capaz de mantener parcialmente la bonanza por lo menos durante el primer semestre del año y tal vez más, pero los costos de hacerlo serán cada vez más altos, a menos que el precio del petróleo se dispare. En este sentido, la estrategia óptima para el chavismo parece ser la de celebrar elecciones lo antes posible, mientras que el dinero siga fluyendo.

Por otra parte, Maduro quiere tener las ventajas de ser el presidente en ejercicio durante la campaña para tratar de lograr algunas de las “ventajas de la reelección” mencionadas anteriormente. Sin embargo, el tiempo conspira contra él en la esfera económica. Si el chavismo logra realizar elecciones rápidas con Maduro como presidente en ejercicio y toma ventaja del efecto de “simpatía” por el duelo emocional, será difícil que pierda. Por otra parte, Henrique Capriles, no puede ser subestimado.

La economía no será la misma de 2012 y Chávez no estaría en el tarjetón. Si Capriles juega bien sus cartas, todavía tiene una buena oportunidad.

Lamentablemente, quien sea que asuma el cargo tendrá que hacer frente al terrible legado de un presidente que estuvo dispuesto a acabar con la economía del país para reelegirse y llevar adelante su proyecto político. Paradójicamente, en el recuerdo de la mayoría de los venezolanos, la imagen de Chávez siempre estará unida a la bonanza, por lo que su mito, como el de los esposos Perón, probablemente perdurará.




martes, 22 de enero de 2013

¿Para qué sirven los economistas?

(El economista y profesor del IESA, Miguel Ángel Santos, se plantea la pregunta: ¿Para qué sirven los economistas?, y considera que esta ciencia necesita con urgencia a gente dispuesta a levantarse y denunciar. Publicado en El Universal, el 18 de enero de 2013)



Es una pregunta legítima. Tanto para quienes están pensando, están ahora o alguna vez estudiaron economía (¿qué se puede hacer con todos esos conocimientos?) como para quienes consumen lo que producen los economistas (¿en qué se puede creer?). Inclusive para los amateurs, para quienes se acercaron más tarde, atraídos por la omnipresencia del hecho económico. ¿Para qué sirve un economista?


En Venezuela la economía está asociada de manera inseparable a predecir el futuro, en el mejor estilo de Adriana Azzi. A esa concepción han contribuido mucho los "analistas" que andan por ahí, siempre prestos a jugar a Casandra para ganar algo de espacio. La idea de que la profesión es inútil si no es capaz de predecir lo que vendrá no puede ser más errada: los médicos no viven de predecir quién sanará y quién no, y cuándo, sino de prescribir remedios y corregir desequilibrios. De allí que lo que deba preocupar de la economía como ciencia sea su incapacidad para resolver nuestras dificultades (i.e. la crisis financiera), más allá del hecho de no haber sido capaz de predecirlas.

Se trata, al menos en su acepción más agregada (macroeconomía) de administrar de la mejor forma nuestros recursos escasos para satisfacer nuestras necesidades ilimitadas. A ese nivel los resultados dependen de las decisiones de millones de personas, lo que introduce un grado de complejidad que a su vez limita la precisión que la ciencia es capaz de alcanzar. Para tratar de analizar las más frecuentes de esas situaciones, los economistas recurrieron al uso de representaciones "simples" de la realidad (modelos), la mayoría de las veces amparados en un grado significativo de abstracción matemática.

Al principio, se procuró reducir toda nuestra compleja realidad a unas pocas ecuaciones. Apenas un código de representación, de alguna forma cobró vida propia y empezó a caminar, al estilo de los naipes del náufrago en la novela de Jostein Gaarder. Su decodificación de vuelta al mundo real quedó suspendida. Los modelos de "equilibrio general" que de allí derivaron, en palabras de Ricardo Caballero (MIT), "se dejaron hipnotizar por su propia lógica de una forma tal que empezaron a confundir su capacidad para predecir las circunstancias de ese mundo abstracto en el que surgieron con su capacidad para predecir la realidad". La futilidad de estos métodos llevó a otros a estudiar fenómenos específicos de manera más precisa, sin pretender "explicarlo todo". De este segundo grupo (ridiculizados como "modelos mascota" por los más generalistas) se derivan conclusiones más precisas pero más simplistas: su relación con el todo no siempre queda clara. La economía de los datos, esa que parte de y vuelve a los resultados concretos del hecho económico, ha pasado a un segundo plano.

A partir de aquí, la ciencia necesita con urgencia a gente dispuesta a levantarse y denunciar que el emperador lleva rato desnudo. Es hora de hacer algo distinto, de intentar algo nuevo. Es eso o quedar a merced de los opinadores de oficio. Como bien apunta Caballero, esos, aunque parezca imposible, sufren del síndrome de pretender-saber de una forma todavía más aguda que los economistas de academia.

@miguelsantos12