jueves, 28 de febrero de 2013

La doble huella


"La doble huella que nos deja Chávez hace inmensamente difícil el trabajo de los políticos opositores", comenta Ramón Piñango, profesor del IESA. Publicado en El Nacional, el 26 de febrero

De que vienen elecciones, vienen. De que el chavismo va a hacer lo posible y lo imposible por ganarlas, lo harán, eso lo han demostrado una y otra vez. De que la oposición hará mucho de lo posible por ganarlas, lo hará; también lo demostraron aunque su esfuerzo resultó insuficiente. Las elecciones que vienen pondrán en evidencia muchas cosas, buena parte de ellas predecibles por conocidas; entre otras, la fuerza arrolladora y sin escrúpulos de quienes gobiernan. Sin embargo, quedará por verse: la disposición real a pasar de las amenazas al uso desmedido de la violencia en la calle y la fuerza socio-electoral del chavismo sin la presencia carismática de Hugo Chávez.


En la población opositora muchos parecen anticipar una fatídica debilidad electoral en el chavismo por la ausencia de su líder. Incluso, puede que tal ausencia genere dudas en unos cuantos dirigentes del chavismo. Sin embargo, hay razones para pensar que Hugo Chávez dejó huella importante en la sociedad venezolana. Hay que darle tiempo al tiempo para saber cuán profunda ha sido esa huella. Es muy temprano para saber si, como algunos creen, el chavismo se ha de convertir en una suerte de peronismo tropical. Por el momento, parece prudente y sensato pensar que, al menos a corto y mediano plazo, se sentirá la influencia de lo que Chávez hizo y cómo lo hizo en el comportamiento político de muchos venezolanos.

¿Cuál parece ser la esencia de esa huella? Que los sectores populares se sienten reconocidos como actores en la vida política, de que sus necesidades y aspiraciones fueron tomadas en cuenta por alguien poderoso, que se dedicó a ellos, que compartía sus valores y que, por fin, se hacía justicia. Chávez dejó un sentimiento de inclusión. Eso es muy significativo.

En gran parte, se creó ese sentimiento utilizando la imagen de un formidable enemigo por vencer: ese monstruo de mil cabezas formado por la burguesía, la oligarquía, la empresa privada, los partidos políticos, la Iglesia, el imperio y todo el pasado reciente. Así se polarizó el país, con demostración de mucho aprecio hacia los sectores populares y mucho desprecio hacia los sectores medios y altos. Es la realidad que tenemos.

Dura realidad, pero existe y hay que reconocerla: tenemos una nación dividida. Y esa nación no tiene porvenir si no se integra. El reconocimiento de que las cosas son de esta manera es indispensable para conformar una sociedad más vivible, con más riqueza, en paz, con más justicia. Una sociedad en la cual el futuro sea mucho mejor de lo que ha sido en las últimas décadas. No será posible construir un mejor país sin aceptar que los sectores populares incluidos, movilizados por el chavismo, existen y van a influir en nuestra historia, al menos en los próximos años.

Hay quienes –no sé cuántos– no ven las cosas de esa manera. Consideran que el chavismo comenzará a esfumarse una vez se conozca la muerte de su líder. Para quienes así piensan el problema del país es esencialmente electoral, se trata de hacer una buena venta del candidato opositor. Pero hay algo más grave: Hugo Chávez también dejó otra profunda huella: el desprecio de cierto antichavismo hacia los sectores populares percibidos como culpables de muchos de los males que padecemos.

La doble huella que nos deja Chávez hace inmensamente difícil el trabajo de los políticos opositores. No es fácil movilizar, al mismo tiempo, a los sectores populares y a los sectores medios y altos para ganar elecciones, y mucho menos para construir un país en paz, en medio de dificultades económicas. No contamos con personas, grupos o partidos políticos que solos puedan hacerlo. Cualquier esfuerzo requerirá una convocatoria amplia, sin exclusiones. Todos somos necesarios.

martes, 26 de febrero de 2013

La petropolítica de Venezuela en el Nuevo orden Internacional

"La geopolítica de la producción de energía es clave en negociaciones internacionales, generando alianzas y conflictos entre las regiones y arenas multilaterales", comenta Amanda Beaujon, investigadora del Centro Internacional de Energía y Ambiente del IESA. Publicado el 19 de febrero de 2013, en Petroguía

 

El equilibrio geopolítico se encuentra en un punto de transición. Al finalizar la Guerra Fría el sistema caracterizado por la bipolaridad ha ido evolucionando hacia la multipolaridad. Consecuencia de nuevas realidades económicas, el surgimiento de nuevos poderes políticos y militares, globalización económica, política y cultural y el desarrollo de tecnologías de comunicación 2.0.


Estados Unidos ha enfrentado un desafío creciente para mantener su posición hegemónica. La presión Internacional resultado del crecimiento incomparable de los BRICs como nuevos poderes económicos, y las ambiciones nucleares de países no alineados, evidencia cómo la mencionada multipolaridad viene a ser reflejo de la coherción ejercida en un sistema donde los recursos clave son más fácilmente accesibles por los jugadores más débiles.

Las subidas agudas en los precios de los commodities también han sacudido el equilibrio político internacional -especialmente los precios del petróleo. La geopolítica de la producción de energía es clave en negociaciones internacionales, generando alianzas y conflictos entre las regiones y arenas multilaterales.

La política exterior de Venezuela durante el período de la Revolución Bolivariana, es un interesante caso para discutir las implicaciones de este fenómeno. Caracterizada por desafiar a los Estados Unidos y otros países desarrollados catalogados por los representantes del gobierno como "poderes imperialistas", mientras son utilizadas las reservas petroleras y los petrodólares como un instrumento para consolidar su posición ante una red de aliados internacionales más pequeños, dirigiéndolos a desafiar el orden mundial establecido.

Los altos precios del crudo durante la última década han permitido que el Gobierno venezolano sostenga políticas internas que atentan contra las libertades civiles de los ciudadanos; el presidente Hugo Chávez ha soportado los costos políticos que implican el cierre de un canal de televisión, la expropiación de propiedades privadas, encarcelar jueces y adversarios políticos, así como manejar las ganancias excedentarias de la renta petrolera con la opacidad y el secreto más alto observado en la región.

A nivel internacional, Venezuela ha podido mantener una política internacional de cooperación donde intercambia petróleo a tarifas preferenciales por especies agrícolas que podrían ser cosechadas localmente. Implícitamente, estas relaciones comerciales aseguran el voto de los países cuando es necesario en organizaciones internacionales, en donde un país representa un voto. Ejemplo de esto es la reciente elección de Venezuela para formar parte del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas con 154 votos – situación contraintuitiva, dados los acontecimientos mencionados anteriormente.

Utilizar el petróleo para obtener apoyo en instituciones internacionales como Naciones Unidas y la OEA puede evaluarse como una postura neo-imperialista para un gobierno que dirige la narrativa anti-imperialista moderna. Según la primera ley de la petropolítica, de Thomas Friedman este cambio radical en la política exterior venezolana y las políticas de derechos humanos puede ser extrapolada a otros países productores de petróleo, pareciera que existe una correlación entre estos hechos con la subida de los precios del crudo en momentos históricos diferentes. La experiencia de Irán, Rusia y varios países africanos y latinoamericanos pueden atestiguar que la radicalización interna y externa es un fenómeno predominante en las partes del mundo que poseen riquezas naturales.

Algunos países productores de petróleo, como Arabia Saudita, han reconocido que durante los momentos de altos precios del crudo, los países desarrollados alinean su política exterior en materias de energía y ambiente, traduciéndose en las significativas inversiones en el desarrollo de fuentes energéticas locales y tecnologías de energía verde. Una visión a largo plazo en gobiernos de países ricos en recursos rara vez es alcanzada, dado cómo el petróleo juega un papel determinante en las luchas internas por el poder. No obstante, alcanzar esa perspectiva quizás termine siendo fundamental para sostener la importancia del petróleo como la principal fuente de energía en el mundo, y de esa manera podrán los países que lo poseen mantener su relevancia económica y geopolítica.

viernes, 22 de febrero de 2013

Seis perspectivas de cómo será 2013

Roberto Rigobón, Javier Corrales, José Manuel Puente, Luis Vicente León, Carlos Jaramillo, y Pedro Luis Rodríguez serán los encargados de abordar el  panorama  económico, político y social para este año; bajo la moderación de Nelson Bocaranda. Publicado en Descifrado.com, el 21 de febrero de 2013


Un foro con seis expertos en el IESA abordará el  panorama  económico, político y social para este año

El próximo jueves 28 de febrero se realizará el Foro Perspectivas 2013 en el Auditorio Völlmer del IESA, con la participación de distintos ponentes, quienes analizarán la realidad venezolana para este año, tomando en cuenta las condiciones políticas, económicas y sociales que vive el país actualmente.

A través de las distintas ponencias, los asistentes podrán tener una amplia visión sobre la situación económica actual, los posibles escenarios electorales y la situación que envuelve la enfermedad del Presidente Hugo Chávez, señaló una nota de prensa del IESA.

El Foro Perspectivas 2013, patrocinado por el Grupo Editorial Descifrado, será moderado por el periodista Nelson Bocaranda y contará con la participación de José Manuel Puente, profesor y coordinador del Centro de Políticas Públicas del IESA, quien expondrá sobre las medidas cambiarias 2013, el déficit fiscal en el país, el comportamiento del gasto público y de la economía en medio de otro año electoral, además del desabastecimiento y la devaluación de la moneda.

Por su parte, Roberto Rigobón, profesor del Massachussets Institute of Tecnology (MIT), estará conectado vía Skype para explicar el papel de Venezuela en el complejo contexto macroeconómico internacional.

El profesor de Ciencias Políticas del Amherst Collegue Massachussets y autor del libro “Dragons in the tropic”, Javier Corrales, tratará el tema del los escenarios electorales para el 2013 y las consecuencias de la ausencia del Presidente de la República.

Luis Vicente León, presidente de Datanálisis, hablará sobre las tendencias electorales en el 2013.

Por su parte, Carlos Jaramillo, profesor y Director de Cuentas Claves IESA, tocará el tema de la situación de Venezuela en el ámbito de las inversiones internacionales, bonos, deuda pública y las inversiones en el país.

Finalmente, Pedro Luis Rodríguez, profesor del Centro Internacional de Energía y Ambiente del IESA, explicará la evolución de los precios del petróleo en medio del complejo contexto internacional, los desafíos de la industria petrolera en Venezuela, propuestas para el desarrollo de nuestro potencial petrolero y claves para el manejo de la renta petrolera, además de la situación actual de Pdvsa.

¿Puede Venezuela cambiar el modo de repartir su riqueza petrolera?

"La propuesta, recogida en el libro ´El petróleo como instrumento de progreso´ (2012), cambiaría el equilibrio del poder en el país porque el ciudadano dejaría de depender de la discrecionalidad de la asignación de los recurso con la que el Gobierno reparte la renta petrolera, exponen Luis Roberto y Pedro Luis Rodríguez (padre e hijo)". Publicado en Petroguía, el 19 de febrero de 2013


Cada venezolano recibirá en una cuenta en el exterior su parte de los ingresos por impuestos y regalías por la venta del petróleo, pero solo podría utilizar una porción de ella para gastos médicos y de educación, mientras que transferiría el grueso al Estado, según la propuesta de dos investigadores del Instituto de Estudios Superiores en Administración (IESA).

La propuesta, recogida en el libro “El petróleo como instrumento de progreso” (2012), cambiaría el equilibrio del poder en el país porque el ciudadano dejaría de depender de la discrecionalidad de la asignación de los recurso con la que el Gobierno reparte la renta petrolera, exponen Luis Roberto y Pedro Luis Rodríguez (padre e hijo).

El cambio comenzaría con una modificación a la Constitución para crear el Fondo Patrimonial de los Venezolanos (FPV), una instancia que sería administrada por un directorio independiente y con reglas estrictas.

El FPV dispondría de recursos equivalentes al promedio de los cinco años previos de los aportes al Estado por la venta del petróleo.

El ciudadano podría consultar su fondo particular a través de internet, pero no disponer de él, pues la mayor parte de los ingresos se destinarían al pago de impuestos, mientras que podría acceder a una pequeña parte para gastos de salud y educación.

El remanente de los ingresos, los que no se pagan en impuestos, quedarían en la cuenta personal y la persona los recibiría al momento de su jubilación.

Eso daría mayor poder a los ciudadanos y les colocaría en mejor posición para exigir cuentas.

Los autores, que forman parte del Centro Internacional de Energía y Ambiente del IESA, afirmaron que la población aceptaría que se implemente el sistema, y citaron discusiones organizadas en focus group con población de las clases C y D.

Sin embargo, señalaron que puede ser más complicado convencer a los dirigentes políticos por la cesión de poder que implica.

Aún así, comentaron que quieren que se discuta la propuesta y revelaron que están promocionándola entre responsables de partidos políticos.

En el libro, además hay una discusión teórica de la relación entre el Estado y los ciudadanos, los países y el petróleo; una reseña de algunos de los retos que enfrenta la industria petrolera nacional junto con un panorama histórico y ejemplos de cambios institucionales en la política petrolera en varios países.

Libro: El petróleo como instrumento de progreso (2012). Ediciones IESA

Autores: Pedro Luis Rodríguez. Economista de la Universidad de Chicago, Magister en Economía de la Universidad de Cambridge. Profesor de la Universidad Católica Andrés Bello y Coordinador del Centro Internacional de Energía y Ambiente del IESA

Luis Roberto Rodríguez. Ingeniero Civil de la Universidad de Cambridge, Magister en Ingeniería Sísmica de la Universidad de Berkeley. Egresado del Instituto de Altos Estudios de la Defensa Nacional. Magister en Estudios Latinoamericanos y maestría en Economía Política de la Universidad de Cambridge.

miércoles, 20 de febrero de 2013

Más preguntas

Gustavo Roosen, Presidente del Consejo Directivo del IESA, considera que el país exige sentarse a conversar, a pensar una salida realista, bien estructurada, no cargada ideológicamente. Hay demasiadas preguntas sin respuestas. Y el país las necesita. Publicado en El Nacional, el 18 de febrero de 2013


Desde hace ya muchos meses no parece haber cabida en el país sino para las preguntas. Las recientes medidas cambiarias y la reacción de algunos voceros del Gobierno no han hecho sino aumentarlas. Las respuestas no resultan creíbles. Terminan, al contrario, generando más dudas, alimentando la sensación de engaño, de piso falso, de campo minado.

Se quiere vender el ajuste cambiario como una medida para controlar la inflación. El ministro Jorge Giordani asegura que obedece a una necesidad del Gobierno de combatir el "brote inflacionario y especulativo". El canciller Jaua, al contrario, le confiere un carácter estructural. "Nunca más se levantará el control de cambio", asegura.

En un país importador como Venezuela, ¿cuál va a ser su efecto real dentro de pocos meses? ¿No tendrá un fuerte impacto en el proceso de creación de empleo, en las estructuras de costos de las empresas? Ante esta posibilidad, las autoridades responden: más controles. ¿Cuán eficaces han sido para reducir la inflación y para afrontar la escasez? Ante el asunto de la escasez, lo voceros esgrimen: acaparamiento. Muchos de los bienes que consumimos son producidos por transnacionales. ¿Por qué no escasean esos productos en su país de origen? ¿Gana el productor o comerciante con los anaqueles vacíos?

El canciller Jaua afirma que la medida es para defender el dólar del pueblo. De ser así, ¿por qué no protegerlo mejor poniéndolo más caro? ¿No es más bien una medida fiscalista que terminará reduciendo el poder adquisitivo del salario? ¿Tiene como objetivo proteger las divisas o lo que se busca es resolver un ya inocultable déficit fiscal, paliado hasta ahora con creciente endeudamiento público?

El punto ahora es la disponibilidad de divisas. ¿Cuál ha sido el destino de las traspasadas al Fonden? ¿Se efectuó realmente ese traspaso? ¿Cómo se explica la demora en la entrega de los dólares a los importadores? ¿Qué pasará ahora con un dólar más caro? ¿Recibirán las divisas que se les adeudan? Cuando se justifican las medidas aduciendo que era necesario corregir desequilibrios, ¿cómo queda la afirmación anterior de que teníamos una economía sólida, estable y en crecimiento? ¿No esconden las medidas una honda crisis fiscal?

Se insiste en el valor de las medidas para estimular las exportaciones. ¿De qué exportaciones se habla? ¿De las petroleras que generan 95% de las divisas? ¿De las de aluminio, hierro, petroquímica, cemento, bases de las exportaciones no tradicionales, ahora también en manos del Estado? ¿En qué condiciones se encuentran las empresas básicas como para incrementar su capacidad exportadora? ¿Pueden ser competitivas las empresas venezolanas con las dificultades que afrontan para disponer de materia prima y para su actualización tecnológica? ¿Pueden serlo con el peso de una política laboral que estimula el ausentismo y el menor esfuerzo, con acciones y políticas, que lejos de alentar la inversión, la ahuyentan?

A tantas preguntas cabe añadir algunas incluso más urgentes: ¿están las autoridades conscientes de la gravedad de la situación? ¿Nos están diciendo toda la verdad? ¿Sus respuestas no terminan siendo el recurso habitual de culpar al otro o un intento de restar gravedad? ¿Se aceptará que en el origen de nuestra crisis está la adhesión a un modelo claramente fracasado? ¿Tiene sentido insistir en lo que el propio ministro Giordani ha llamado un "socialismo rentístico"? ¿Podrá el ingreso petrolero satisfacer por tiempo indefinido las demandas nacionales de divisas? ¿Se trata de sortear el próximo hueco, como propone el ministro, o de revisar desde la raíz las políticas y los objetivos económicos? ¿Qué tendrá que esperar el país para una honesta revisión de las causas en lugar de tácticas de ocultamiento o salidas parciales?

La gravedad de la situación debería obligar a una gran convocatoria nacional, sincera, sin insultos ni descalificaciones, sin actores arrinconados. El país exige sentarse a conversar, a pensar una salida realista, bien estructurada, no cargada ideológicamente. Hay demasiadas preguntas sin respuestas. Y el país las necesita.

viernes, 15 de febrero de 2013

Nuestra problemática política: ¿Cómo superar el oportunismo petrolero?

José Ramón Morales Arilla, colaborador del Centro Internacional de Energía y Ambiente del IESA, comenta que para darle respuesta al drama de la exclusión social se requiere solventar la "problemática política" del país que constituye el oportunismo petrolero. Publicado en Prodavinci, el 9 de febrero de 2013



Si le preguntas a cualquiera por la calle cuál es el principal problema del país, muchos responderían que es la exclusión de los venezolanos más humildes - o yo respondería eso, y me gustaría creer que después de todos estos años, al menos eso hemos aprendido.

Los más humildes del país carecen de una educación de calidad que les permita alcanzar su potencial y autorrealizarse a partir de su esfuerzo. Los más humildes no tienen la oportunidad de ofrecer sus servicios productivamente a la sociedad a través de un mercado laboral que les ofrezca estabilidad, crecimiento en capacidades y satisfacción material y espiritual. Los más desposeídos no tienen acceso – o en el mejor de los casos, tienen acceso muy precario y costoso - a servicios públicos básicos de toda naturaleza: seguridad, agua, electricidad, transporte, banca y financiamiento, etc. Los más humildes están desprotegidos ante los achaques de la salud, de los envites de la naturaleza y la volatilidad de la economía, es decir, el locus de control en su vida es efectivamente externo. Todo esto siendo Venezuela un país de ingresos medio-altos, de acuerdo al Banco Mundial.

La pobreza es una condición, no una característica. En otras palabras, la pobreza no es irremediable, y remediarla debería ser la prioridad de un Estado que se hace llamar “Social de Derecho y Justicia”. La exclusión de los más humildes es el principal problema del país, pero no es la problemática del país. La problemática es la razón de fondo por la cual el país no puede organizarse para darle una respuesta sostenible a sus principales problemas. No poder eliminar la exclusión es consecuencia de la problemática del país.

Diagnosticar una problemática no es sencillo – algo tan profundo se presta para muchas interpretaciones. En 1931, algunos de los eventuales padres de la democracia venezolana se aventuraron a escribir el Plan de Barranquilla, donde proponían su interpretación sobre la problemática de la Venezuela de aquellos años.

El Plan de Barranquilla criticó a quienes en su época ya sugerían que bastaba contar con “hombres honestos al poder” para salvar al país. Plantea que el despotismo era producto de “una estructura social-económica de caracteres diferenciados y precisables sin dificultad”. El objetivo no era sacar a Gómez, era cambiar el sistema. Sacar a Gómez era el requisito.

De acuerdo a su visión, el poder del Estado se basaba en una organización político-económica semifeudal, cooptado por una alianza histórica entre latifundistas y caudillistas, oportunamente robustecida por el capitalismo internacional para los tiempos de Gómez y del reventón petrolero. Yendo de problemática a problema, el Plan de Barranquilla elabora:

“Para caudillos y latifundistas la situación semi-hambrienta de las masas y su ignorancia son condiciones indispensables para asegurarse impunidad en la explotación de ellas. Sin libertad económica, analfabetos y degenerados por los vicios, los trabajadores de la ciudad y del campo no pueden elevarse a la comprensión de sus necesidades ni son capaces de encontrarle cauce a sus anhelos confusos de dignidad civil.”

Muchos de los planteamientos en el Plan de Barranquilla se mantienen vigentes, pero lo menciono por fines netamente ilustrativos. Los problemas del país los tenemos más o menos claros. El debate fundamental en la sociedad venezolana debe buscar clarificar su problemática. Es decir, entender las razones políticas, económicas y sociales que hacen que nuestra democracia no le de respuesta sostenible a los problemas prioritarios de nuestra sociedad.

Revisando nuestra historia, este no siempre fue el caso. Durante los primeros 20 años de nuestra democracia, la dinámica de cooperación entre las principales fuerzas vivas del país permitió que desde el gobierno se asumieran las necesidades sociales como la prioridad. Se implementaron políticas económicas sostenibles y esfuerzos sociales intensos en educación y salud. Estos se mantuvieron estables a pesar de la alternancia pacífica de personas y partidos en el poder. Se experimentaron mejoras sociales sin paralelos internacionales, mientras se gozó de libertades políticas que si bien no eran perfectas, constituían una democracia funcional - es decir, la envidia de la región. El petróleo había sido un motor de crecimiento, pero no fue hasta esos años que se convirtió realmente en un instrumento de desarrollo.

Y esa dinámica se rompió a mediados de los 70s con el primer boom petrolero. No solo se gastó todo el excedente extraordinario de ingresos, sino que la deuda aumentó 17 veces en esos años. Nunca antes se implementaron tantos “decretos-ley” unilaterales, y la filosofía del gobierno “de amplia base” se abandonaría para siempre. El gobierno acumuló tanto poder económico con el boom petrolero, que perdió la necesidad y la voluntad de cooperar con las demás fuerzas vivas.

Y en la trampa política del petróleo hemos estado atrapados desde entonces. Su lógica consiste en el uso oportunista del petróleo desde el poder. Es decir, el uso del petróleo para promover objetivos unilaterales del gobierno de turno, con énfasis en la permanencia en el poder del partido o del líder. Las bajas en el precio del petróleo siempre se consideraron momentáneas, por lo que nunca se repensó el arreglo institucional. Una vez que se rompe la cooperación, lo que quedó fue la desconfianza y el rencor, y como consecuencia definitiva, el oportunismo.

En términos intertemporales, el oportunismo se manifiesta a través de la voracidad fiscal: Tarda más un petrodólar en llegar al país que el gobierno en gastarlo, siendo incapaces de ahorrar en períodos de precios altos para poder estabilizar en períodos de precios bajos. En términos distributivos, el oportunismo se manifiesta a través de la discrecionalidad, el clientelismo y la corrupción: “Solo yo decido quien tiene acceso al petróleo, lo tendrán mis aliados o simpatizantes políticos, y no importa si ellos y yo violamos la ley en el proceso”.

El uso oportunista del petróleo no es rechazado por las grandes mayorías. Al carecer de información sobre el manejo de su petróleo y de un punto de referencia aspiracional, estas “no pueden elevarse a la comprensión” de la problemática. El ingreso petrolero se le cobra a agentes externos que no tienen un rol relevante en la política venezolana, y por eso lo ciudadanos no perciben su uso oportunista como el derroche de algo que es fundamentalmente propio.

Dada esta relación entre el venezolano y su principal industria, la respuesta natural es “jugar dentro del sistema”. Es decir, al venezolano y a las organizaciones en el país no les queda sino ceder ante el chantaje político para acceder a algún beneficio proveniente del petróleo. Este es el rentismo petrolero.

Los resultados de este sistema político disfuncional son el problema: Políticas de gasto e inversión social radicalmente politizada y con impactos limitados e insostenibles, niveles de corrupción espeluznantes, y una economía totalmente dependiente y vulnerable a los caprichos del mercado petrolero mundial. Así pues, el locus de control del gobierno y del resto del país (así como el de los venezolanos más humildes) es efectivamente externo.

Desde este paradigma, la revolución no es más que una versión brutalmente exacerbada de lo que ya vivíamos durante los 80s y 90s: la creciente concentración de poder en el gobierno, producto de los cambios en la constitución del 99 y de los exorbitantes niveles en la cotización internacional de los hidrocarburos, han estimulado al oficialismo en su socavar progresivo de todos los controles institucionales al poder a través de vías legales o de facto. En este contexto, no hay ninguna razón por la cual se tenga que negociar decisión alguna con otro factor político, por lo cual se hace tan sencillo como deseable el negar su existencia, y forzar al país al máximo extremo de polarización política en su historia democrática.

Pareciera tonto, pero la lección es que no se puede esperar concentrar todo el poder en una sola instancia, en una sola persona, y esperar que esta se comporte democráticamente. Cualquier proyecto político que aspire responder a la problemática del país, y por consiguiente a los problemas del país, debe tener como primer punto de agenda una reforma institucional que reduzca el poder de estar en el poder.

Cualquier propuesta de reforma institucional que no intente eliminar la trampa política del petróleo va a ser fallida, y no dará respuesta a los problemas de exclusión prevalentes en nuestra sociedad. En este sentido, proponemos la distribución directa de la renta petrolera a los venezolanos como una apuesta para atender la necesidad de revertir la manera en que los ciudadanos se vinculan con su petróleo.

Al saberse con el derecho de recibir su porción del ingreso petrolero, y con dicha porción como un referente aspiracional claro, el ciudadano exigirá información veraz y oportuna sobre el negocio petrolero y sobre el destino de cualquier descuento realizado a su porción por cobro de impuestos, inversiones en mayor producción futura, o para el ahorro y la estabilización del flujo de ingresos. El debate público sobre el petróleo, su industria y el uso de sus ingresos alcanzará el nivel de atención y escrutinio que siempre ha debido tener, motivándose así su buen uso.

Revirtiendo la relación de dependencia entre el ciudadano y el Estado, se socava la posibilidad de que el gobierno utilice los ingresos petroleros de forma arbitraria y oportunista. Dichos ingresos pasarían a tener un doliente interno, y su mal manejo no sería aceptable por las mayorías. Esto le daría poder efectivo a los grupos políticos fuera del gobierno para exigir acordar de forma cooperativa los términos de la inversión de estos recursos.

Al hablar del petróleo como el gran minotauro de nuestra sociedad, Uslar Pietri concluía que “Junto a esta gran cuestión de vida o muerte, todo lo demás no sólo debería ser secundario, sino pospuesto”. La exclusión de los venezolanos más humildes es el principal problema del país. La extrema concentración de poder económico en el Estado a partir de su control sobre los ingresos petroleros es su problemática política de fondo. Nuestra propuesta es una apuesta para socavar la trampa política del petróleo sin hambrear al Estado de recursos – no es una propuesta para hacer que el gobierno sea más pequeño, sino para hacer que el gobierno sea mejor.

La ponemos en la mesa para despertar un debate que ha estado irresponsablemente silente en nuestra agenda pública: ¿Cómo superar el oportunismo petrolero para lograr que el petróleo sea un instrumento de desarrollo social y económico?

lunes, 11 de febrero de 2013

¿Quién manda más? ¿Merkel o Murdoch?

Moisés Naím se pregunta: "¿Quién manda más? ¿Merkel o Murdoch?", las respectivas fuentes de poder de estos dos personajes son diferentes, así como la manera en que utilizan la influencia que tienen, o los objetivos e intereses que guían sus conductas. Publicado en El Nacional, el 5 de febrero de 2013.


La canciller alemana, Angela Merkel, es sin duda una de las personas más poderosas del mundo. Rupert Murdoch es el dueño de News Corporation, uno de los más grandes conglomerados mediáticos y, naturalmente, también es muy poderoso. Las respectivas fuentes de poder de estos dos personajes son diferentes, así como la manera en que utilizan la influencia que tienen, o los objetivos e intereses que guían sus conductas.

Merkel es la líder de un gran país y Murdoch el dueño de una gran empresa privada. Más aún, el empresario insiste en que él no utiliza el poder de sus medios de comunicación para presionar a gobiernos o influir sobre la política. Sus críticos rechazan estas afirmaciones y advierten que hay sobradas evidencias de que Murdoch y sus medios de comunicación son actores políticos de primer orden.

En Estados Unidos, sus detractores acusan a la cadena de televisión Fox de estar manifiestamente parcializada a favor del Partido Republicano y, más recientemente, del Tea Party. En Reino Unido, Murdoch tuvo que presentarse hace unos meses ante una comisión del Parlamento británico que investigaba las prácticas periodísticas de los tabloides. “Yo nunca le he pedido nada a ningún primer ministro”, afirmó. Sin embargo, ante esa misma comisión el ex primer ministro John Major reveló que, en una cena en 1997, Rupert Murdoch le pidió que cambiara la política de acercamiento hacia Europa que seguía su gobierno.

De no hacerlo, Murdoch le advirtió, le retiraría el apoyo de sus periódicos. “Esa es una conversación difícil de olvidar”, dijo Major. “No es frecuente que alguien sentado frente al primer ministro le diga: ‘Si no cambia su política, mi organización no lo apoyará”, añadió.

Ed Miliband, el líder del Partido Laborista británico, también declaró en esa comisión parlamentaria que, en su opinión, el conglomerado de Murdoch “tenía un sentido de poder sin responsabilidad debido a que controla 37% del mercado de periódicos en Reino Unido, así como el canal de televisión BSkyB”.

¿Qué tiene que ver todo esto con Angela Merkel? Mucho. Y con el futuro de Europa mucho más.

Como se sabe, el primer ministro británico, David Cameron, acaba de anunciar que planea someter a referéndum la permanencia de Reino Unido en la Unión Europea. Esta consulta popular se llevaría a cabo antes del fin de 2017. Antes de hacerla, Cameron tratará de obtener tanto concesiones específicas para Reino Unido como amplias reformas en la manera en que opera el acuerdo entre los 27 países miembros. En particular, Cameron ha indicado que desea recuperar el poder de tomar en su país decisiones que ahora se toman en Bruselas por los órganos de la Unión Europea. De la agricultura y la pesca a la política social, de las regulaciones del sector financiero y del medio ambiente a las políticas de inmigración o defensa, Cameron pretende iniciar una amplia y ambiciosa negociación con Europa.

Las interpretaciones sobre cuáles son los objetivos de Cameron y las consecuencias de su audaz iniciativa son muchas y variadas. Para algunos es una transparente treta para separarse de una Europa debilitada por la crisis y menguada en su peso en el mundo. Para otros, es un intento de extorsionar a Europa para obtener ventajas.

Y para otros, como el ex vicecanciller alemán Joschka Fischer, es simplemente una locura que no le conviene ni a Reino Unido ni a Europa y que sólo responde a intereses particulares y a los miopes cálculos políticos de Cameron. Y también hay quien piensa que para los británicos el costo de salir de la UE es prohibitivamente alto y que, al final, no votarán mayoritariamente a favor de la salida.

Esto último, por supuesto, supone que la opinión publica británica será informada de una manera imparcial y completa sobre los costos y beneficios de continuar o no formando parte de la Unión Europea. Hasta ahora esto no ha sido así, y los tabloides británicos (no sólo los de Murdoch) que más moldean la opinión pública han mostrado una furibunda, y con frecuencia tendenciosa, oposición a la integración con Europa.

Del otro lado de todo esto está Angela Merkel, quien seguramente va a hacer cuanto esté a su alcance para no pasar a la historia como la líder bajo cuyo mandato fracasó el proyecto de unificar Europa. A pesar de que el continente puede continuar su integración sin la participación de Reino Unido, no hay dudas de que el retiro de los británicos sería un severo golpe.

Además, si el referéndum de 2017 lleva a ese desenlace, los movimientos antiintegracionistas de otros países europeos ganarían fuerza y hasta se podría producir un contagio de referendos con ánimo separatista en todo el continente. Por esto y por otras muy buenas razones, Merkel hará lo posible por impedir la salida de Reino Unido.

Veremos quién tiene más poder, la canciller o el magnate.

viernes, 8 de febrero de 2013

Discursos y tendencias

El Presidente del Consejo Directivo del IESA, Gustavo Roosen, afirma que Europa renovó su voluntad de impulsar las negociaciones para un tratado de libre comercio con Mercosur, siempre sobre la base del respeto a las normas internacionales de seguridad jurídica. Publicado en El Nacional, el 4 de febrero de 2013


Taparse los ojos suele ser el gracioso recurso infantil para no ver lo que está delante o, incluso, para hacerse la ilusión de no ser visto. Sucede también, frecuentemente, con la sociedad. Son muchos los recursos para negar lo que se impone como realidad. Uno de ellos es el discurso. Se recurre a la palabra para sostener una ficción o para autoafirmarse, como el que silba para engañar el miedo. La realidad, sin embargo, y las tendencias que la expresan, terminan imponiéndose.

Un ejemplo: el financiamiento del presupuesto nacional. “El Seniat te recuerda declarar y pagar el ISLR. Tu aporte contribuye con 52% del presupuesto de la nación”, dice una cuña de radio. Las estadísticas oficiales muestran que para el año pasado 57,85% de la recaudación tributaria neta no petrolera corresponde al IVA; 24,88%, al ISRL no petrolero, y el resto a la renta aduanera, otras rentas internas (licores, cigarrillos, timbre fiscal, sucesiones, juegos de envite y azar) y otros renglones. Lo que se nos quiere decir es que más de la mitad del presupuesto del Estado viene de los ciudadanos. El Seniat reconoce de esta manera la importancia del aporte de los ciudadanos para el sostenimiento del gasto público y para impulsar el desarrollo. La vitalidad de la economía, nos dice, está en función de la actividad privada. En los países en los que esto sucede la contribución ciudadana se convierte en mejores servicios, el Estado se siente más obligado a rendir cuentas y los ciudadanos a exigirlas.

Un segundo hecho: las declaraciones del encuentro recientemente sostenido en Chile entre mandatarios de la Celac y la Unión Europea. Pese al tono altisonante y reivindicativo de algunos discursos y a inocultables intentos para suavizar el texto de las declaraciones, la posición mayoritaria de los mandatarios fue de claro respaldo a las inversiones y al comercio internacional como fuente de desarrollo sostenible. Quedó reafirmada la necesidad de “marcos reguladores estables y transparentes que proporcionen certidumbre legal para los operadores económicos”. Se hizo manifiesta la voluntad de los Estados de proteger la inversión como forma de proteger la iniciativa y el trabajo creador.

El tema de las garantías jurídicas a las inversiones volvió a ser planteado en el encuentro de los cancilleres de España y Venezuela. José Manuel García-Margallo recordó a Elías Jaua la expropiación de Agroisleña por parte del Ejecutivo venezolano. Jaua ha ofrecido que intentará desatascar el proceso. Los dos países han decidido retomar las negociaciones comerciales, para lo cual se dará pronto una reunión entre los ministros de Industria y Fomento. ¿Se impone la realidad? Por de pronto, también aquí se evidencia que los países no olvidan y que, más tarde o más temprano, están dispuestos a hacer valer los derechos de sus ciudadanos.

En Chile, Europa renovó su voluntad de impulsar las negociaciones para un tratado de libre comercio con Mercosur, siempre sobre la base del respeto a las normas internacionales de seguridad jurídica. A la hora del balance, lo que queda como realmente importante son los acuerdos concretos y la voluntad de desarrollar políticas de apertura a la inversión productiva y a la iniciativa privada, como las contenidas en el grupo de propuestas entregadas a los mandatarios por los más de 800 líderes empresariales reunidos en Chile.

Cuando todo apunta a advertir que se nos está acabando el tiempo de la magia petrolera crece la conciencia de que, más temprano que tarde, tendremos que afrontar la realidad de sostener la economía no gracias a la renta sino mediante el trabajo, la inversión, la productividad. La presencia de Venezuela en la Celac y Mercosur ha sido hasta ahora oportunidad para los discursos, pero impondrá al país, cada vez más, la obligación de adoptar las mejores prácticas y las exigencias internacionales en materia de intercambio, inversión y seguridad jurídica. Esta es la tendencia que va a terminar prevaleciendo, la que explica el desarrollo de unos países y el estancamiento o retroceso de otros.

jueves, 7 de febrero de 2013

Mala música y peor comida

Carlos Machado Allison, profesor del IESA, se plantea la pregunta: ¿Qué debemos hacer para disponer de alimentos variados, a precio razonable y en cantidad adecuada?. Publicado en El Universal, el 29 de enero de 2013
 
 
Por razones diversas hay quién piensa que el suministro de alimentos es un asunto simple. Suponen que en el trópico basta con lanzar una semilla en cualquier parte para lograr una abundante producción, o que el gobierno arroje algún dólar al mercado internacional para solucionar el problema. Un sistema agroalimentario saludable y eficiente necesita, como una orquesta, muchos ejecutantes bien entrenados, satisfechos con su labor, bien remunerados, tecnológicamente dotados, con visión global y de largo plazo. El director de la orquesta tiene que ser inteligente, conocer las particularidades de cada instrumento, de cada músico y tomar en consideración los gustos del público y el precio de la entrada.

Desde hace una década los consumidores, tienen problemas para acceder a la comida. Aunque alguien diga que 20% de desabastecimiento es "aceptable" y que 25% de inflación es menos que 30, lo cierto es que el derecho a la alimentación ha estado muy comprometido. Así está, porque como país, estamos haciendo muy mal todas las cosas que tienen que ver con la comida. Arrastrados por estupidez, los dogmas, la arrogancia derivada de lo fácil que es hacerse con dólares petroleros y la ignorancia supina de lo que significa un sistema agroalimentario saludable, entonces postergamos decisiones y colocamos todas las culpas en cosas tan falsas como manidas: especulación, acaparamiento y usura.

Alimentos

¿Qué debemos hacer para que los venezolanos dispongan de alimentos variados, a precio razonable y en cantidad adecuada? Para comenzar es necesario que los productores primarios tengan sólidos derechos de propiedad sobre sus tierras, libre acceso a semillas, insumos, tecnología moderna, crédito y certeza de poder producir a largo plazo y con una razonable utilidad. Luego es imprescindible que la infraestructura tenga calidad: carreteras, centros de acopio, cadena de frío, libre circulación de los productos, control de calidad y normas sanitarias. Productores y transportistas deben trabajar en sintonía, como los violines, flautas y trombones de la orquesta, para que los productos lleguen sanos y salvos a la agroindustria o a los mercados. El director de la orquesta debe armonizar, crear condiciones adecuadas, negociar soluciones y entender que un estómago lleno a precio razonable, es mejor política que un modelo ideológico y económico que produce más votos que alimentos y más ilusiones que empleos. Los venezolanos están condenados a ir todos los días a un establecimiento donde la comida es mala y la música peor.

El atraso alimentario es patente: divisas gastadas, baja calidad de los productos, escasez, inflación, asimetrías en el consumo, costo burocrático y baja competitividad. La orquesta desafinada, instrumentos obsoletos y batuta corroída, toca un patético potpourri acompañado por una voz aguardientosa que murmura "Todo a media luz, cuesta abajo en la rodada, una percha en el cogote y la comida tan cara que mi bolsillo enfermo ya no da más".

cemacallison@gmail.com

miércoles, 6 de febrero de 2013

El gran financiador de gasto público

El profesor del IESA, Pedro Palma, explica cómo los bancos centrales pueden crear dinero en forma irrestricta, podría resultar muy atractivo para un gobierno, o para entes públicos que tengan fuertes déficits, buscar financiamiento en el instituto emisor a través de la emisión de bonos u otras obligaciones que son vendidos a esa entidad, produciéndose así lo que se conoce como monetización del déficit. Publicado en El Nacional, el 28 de enero de 2013



En el pasado he escrito varios de mis artículos sobre un tema que me preocupa particularmente por su potencial efecto nocivo sobre la economía venezolana; me refiero al creciente financiamiento de gasto público por parte del BCV. Cuando un instituto emisor adquiere un activo, como dólares, bienes raíces, mobiliario, etc., crea el dinero con el que realiza la compra.


Este dinero, llamado también primario, de alto poder o base, entra a la economía expandiendo la oferta monetaria en poder del público. Cuando esos fondos son captados por la banca en forma de depósitos, ésta se encarga de multiplicarlos a través de sus actividades crediticias, razón por la que aquel dinero base se multiplica.

Uno de los activos que puede adquirir un banco central son títulos valores, como bonos, pagarés y otros, proveyendo así de fondos a quien se los vendió. Si un gobierno o algún ente público requiere financiamiento porque sus erogaciones superan sus ingresos ordinarios, emite obligaciones que pueden ser adquiridas por inversionistas, extranjeros o locales, por la banca, o por el banco central, y obtiene así los fondos buscados. Dado que los bancos centrales pueden crear dinero en forma irrestricta, podría resultar muy atractivo para un gobierno, o para distintos entes públicos que estén incurriendo en fuertes déficits, buscar el financiamiento que necesitan en el instituto emisor a través de la emisión de bonos u otras obligaciones que son vendidos a esa entidad, produciéndose así lo que se conoce como monetización del déficit. Sin embargo, si esa práctica se hace en forma reiterada en el tiempo y por montos cada vez mayores, las consecuencias pueden ser nefastas, ya que el financiamiento de gasto público deficitario en forma recurrente y creciente puede llegar a generar una expansión desbocada de dinero base y de liquidez monetaria, que se traduciría en presiones inflacionarias crecientes. Por ello es universalmente aceptado que los bancos centrales deben ser autónomos e independientes del Poder Ejecutivo, para así poder negarse al financiamiento desmesurado de requerimientos financieros del gobierno o de entes públicos.

De allí que preocupe lo que está sucediendo en Venezuela. Las modificaciones reiteradas de la Ley del BCV de los últimos años han eliminado la autonomía de esa institución, y la han puesto, al igual que sucede con los distintos poderes públicos, a merced de los intereses del Poder Ejecutivo. Ello está transformando al instituto emisor en el gran financiador de gasto público deficitario, particularmente de Pdvsa y de otras empresas públicas no financieras. En efecto, al cierre de 2012 la acreencia neta (activos menos pasivos) del BCV con Pdvsa, es decir, la deuda neta de esta empresa estatal con el instituto emisor, superó los 165 millardos de bolívares, habiendo experimentado un crecimiento vertiginoso en el segundo semestre del año mayor a 66%, sucediendo todo esto en el año en que se vendió el petróleo al mayor precio histórico. En el caso de las otras empresas públicas no financieras, su deuda neta total con el BCV al cierre del año pasado superó los 15,5 millardos de bolívares, a pesar de que a mediados de noviembre dichos entes mantenían en el instituto emisor unos depósitos netos cercanos a los 5 millardos de bolívares.

De continuar esta situación podríamos caer en un proceso perverso de creación desproporcionada y creciente de dinero base y de expansión de oferta monetaria, que nos lleve en el mediano plazo a sufrir una inflación muy superior a la ya muy alta del presente, aunque no creo que llegaríamos a padecer las inflaciones galopantes que experimentaron otros países latinoamericanos en décadas pasadas, ya que contamos con un alto poder de compra externa generado por nuestras exportaciones petroleras. Es hora de tomar consciencia y corregir el rumbo, pues no hacerlo nos expondría a riesgos inflacionarios mucho mayores que los que hoy existen.

martes, 5 de febrero de 2013

Civilización del siglo XXI

Ricardo Villasmil, profesor del IESA, considera esencial entender las lecciones que nos deja la historia de las civilizaciones. Publicado en El Universal, el 26 de enero de 2013 
 
 
La noción de civilización es enormemente controversial. En su nombre se han cometido -y se siguen cometiendo- grandes atrocidades en todo el mundo. Todos los grandes imperios, desde del antiguo Egipto y Mesopotamia hasta el británico, pasando por Macedonia, el Imperio Inca, el Romano, el Persa, los chinos y muchísimos más, justificaron sus acciones afirmando que su versión de civilización beneficiaba a pueblos bárbaros o a civilizaciones entendidas por ellos como más primitivas. Y aunque muchos trajeron grandes avances para los pueblos ocupados y para la humanidad en general, trajeron también esclavitud, muerte, pillaje y genocidio cultural.

No quiero ni pretendo realizar un balance de la civilización. Es una tarea imposible y en buena medida inútil, ya que no podemos modificar el pasado. El futuro sí, y por ello considero esencial entender las lecciones que nos deja la historia de las civilizaciones. En uno de los esfuerzos de sistematización más reciente -Civilización: Occidente y el resto-, Niall Ferguson resume en seis los determinantes de la superioridad de la civilización occidental: 1) la competencia y la descentralización de la vida política y económica; 2) la promoción del estudio libre de la ciencia y de sus aplicaciones; 3) el Estado de Derecho y la protección de la vida y de la propiedad; 4) los avances en el estudio de la medicina; 5) la sociedad de consumo como parte fundamental de una sociedad de producción; y 6), la ética de trabajo.

Si estas son las lecciones, los venezolanos estamos aplazados: 1) cercenamos la competencia y centralizamos la vida política y económica; 2) desechamos la ciencia occidental en favor del conocimiento endógeno; 3) el propio Estado viola sistemáticamente el Estado de Derecho y se confiesa incapaz de defender la vida y la propiedad de los ciudadanos; 4) promovemos la fuga de talentos, particularmente en el área de la medicina; 5) estimulamos una sociedad de consumo pero incrementando la dependencia externa al destruir la producción nacional; y 6), socavamos la ética de trabajo al provocar la anarquía y la conflictividad laboral.

Sociedades pasadas con mejores boletas perecieron o fueron conquistadas. Me niego a aceptar que ese sea nuestro destino.

@rvillasmilbond / www.ricardovillasmil.com