viernes, 10 de agosto de 2012

Innovar en Venezuela


(La profesora del IESA, Nunzia Auletta, contrasta dos cifras del Monitor Global de Emprendimiento. Se evidencia, por una parte, el poco "aporte en innovación" del emprendimiento en Venezuela y, por otra, la alta "eficiencia en la aplicación de la innovación". Esta aparente contradicción encuentra respuesta en la capacidad creativa del venezolano a pesar de la ausencia de políticas que incentiven el progreso y la innovación. Publicado en el diario El Mundo Economía&Negocios el 1 de agosto de 2012.)


"El potencial creativo de nuestros emprendedores es un talento que podríamos aprovechar si hubiera la voluntad política de estimular los procesos de innovación en el país."

En nuestra experiencia de formación de emprendedores nos encontramos con hombres y mujeres llenos de pasión, con capacidad de moverse en un entorno volátil, actuar de manera rápida, no parar ante las dificultades y buscar soluciones creativas a los problemas. La inventiva y creatividad criolla son, sin duda, unos de nuestros principales activos, que nos gustaría ver plasmados en procesos de innovación más estructurados y de mayor valor agregado. Lamentablemente, no siempre es así.

Como confirma el estudio del GEM 2011 (Monitor Global de Emprendimiento), de los dos millones y medios de emprendedores que están comenzando empresas en nuestro país, solo el 18,8 % plantea ofertas innovadoras para sus potenciales clientes, comparado con un 55 % en Chile, un 44% en Perú y un 34% en Argentina.

Esta imposibilidad de generar innovaciones y transformar la creatividad en implantación exitosa de iniciativas, puede ser atribuida a situaciones estructurales de nuestro entorno económico y de negocios. De hecho, en el recién publicado Global Innovation Index 2012, basado en el análisis de los factores que estimulan la innovación -como son las instituciones, el capital humano, la infraestructura, la investigación, la sofisticación del mercado y el ambiente de negocios- y de los resultados de la misma, Venezuela aparece en el lugar 118 de 141 países, último en América Latina, seguido solo por países africanos y asiáticos cuyo nivel de desarrollo económico ha sido históricamente muy inferior al nuestro. Resulta interesante además observar que entre nuestros vecinos continentales, los más cercanos son nuestros “hermanos” de Nicaragua (105) y Bolivia (114).

Pero, veamos con más detalle los resultados. En cuanto a las instituciones nos encontramos en el lugar 140, debido a un entorno regulatorio, con una espeluznante combinación de mala calidad de las leyes y escasa aplicación de las mismas, así como un entorno de negocios en el cual es difícil comenzar nuevas empresas y cumplir con requerimiento financieros y fiscales.

Similar es la situación de la sofisticación de mercado, donde tocamos el piso (141) en cuanto a la protección de la inversión, desarrollo del mercado de capitales e inversionistas de riesgo, así como en los aspectos de facilidad de obtener créditos y su disponibilidad, con la honrosa excepción de los microcréditos (76). El mejor resultado lo obtenemos en el factor de capital humano (33), con altas tasas de estudiantes matriculados en la educación superior  y buenos resultados en la escala PISA, la cual mide la calidad del aprendizaje en lectura, matemáticas y ciencias. Particular atención merece el indicador de sofisticación de negocios, en el cual quedamos en el lugar 48, es decir, en la misma liga de países como Brasil (42) y por encima de Perú (59), Colombia (68) y México (87), entre otros de la región.

Entre los factores que nos favorecen se encuentra, en primer lugar, el compromiso de las empresas en el entrenamiento de su personal (18), así como la intensidad de empleo de trabajadores del conocimiento, la importación de servicios de computación y telecomunicaciones, y el número de jóvenes que toman el test de GMAT, estándar internacional para la admisión en escuelas de negocios, y el resultado promedio del mismo.

Curiosamente, nuestra posición general en el ranking varía de manera importante al considerar el índice de eficiencia de innovación, en el que ocupamos el lugar 42 en la misma muestra. ¿Qué explicación hay de esto? Este indicador refleja la relación entre los factores que estimulan la innovación y los resultados de la misma, divididos en aspectos científicos y tecnológicos, y aspectos creativos.

En dos platos, lo que esto quiere decir es que en razón de la escasez de factores de estímulo, nuestros resultados de innovación, en particular en los aspectos creativos, están muy por encima de lo esperado. Ello evidencia un enorme potencial no solo desaprovechado, sino sistemáticamente castrado por políticas que nos alejan de los estándares de progreso e innovación mundial.

Invertir la tendencia descendiente en nuestra posición global de innovación, sin duda no es una tarea fácil, pero los indicadores nos dan claras direcciones de lo que habría que resolver. Mientras tanto consolémonos con saber que tenemos mucho talento humano, tanto emprendedor como empresarial, más de lo que nuestros gobernantes han querido comprender y aprovechar.

Nunzia Auletta, Directora del Centro de Emprendedores IESA
@nunziaauletta

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