martes, 10 de julio de 2012

Pon a andar tus ideas


(La profesora Nunzia Auletta, expone la necesidad de imprimir acción a las ideas que se pretenden convertir en emprendimientos y, a su vez, enfocar adecuadamente los esfuerzos en estudiar el mercado para encontrar las respuestas a diversas interrogantes.  Publicado en el diario El Universal, el 10 de julio de 2012)

La capacidad de generar ideas de negocios es un don común entre nuestros compatriotas. A diario encontramos aspirantes emprendedores que han sido capaces de esbozar sus iniciativas y se encuentran en el típico peregrinar de convencer, vender, buscar apoyo y aprobación.

En algunos casos vemos ideas que no son particularmente innovadoras, como además nos lo confirman los resultados del GEM 2011, que indican que sólo el 25% de los nuevos emprendimientos están basados en un producto novedoso, que no esté siendo ofrecido por competidores y que se base en una tecnología con menos de 5 años de utilización. En otros, aunque encontramos innovación, el enamoramiento que los emprendedores suelen tener hacia su idea, los lleva a obviar lo que una mirada atenta al mercado podría poner en evidencia, como el potencial de éxito o fracaso de un producto, servicio o modelo de negocios.

Hace unas semanas tuve la oportunidad de compartir con emprendedores del área tecnológica en un taller de design thinking , una metodología de trabajo dirigida a aplicar la lógica del diseño al desarrollo de innovaciones. Todas las iniciativas resultaban ser interesantes y algunas con fuertes contenidos de innovación. Sin embargo, los emprendedores mostraban una cierta resistencia a retar sus ideas.

Ante la solicitud de realizar un ejercicio de "Inventario de problemas", una técnica que nos debe poner en los zapatos de nuestros clientes y entender lo que aún no ha sido resuelto para ellos, muchos terminaron listando sus propios problemas, sus cuellos de botella operativos, sus retos de mercadeo, sus necesidades financieras. Al poner en evidencia el enfoque errado, más de uno terminó molestándose conmigo, porque yo no entendía lo bueno de su idea pero, sobre todo, me empecinaba en pensar que comenzar el proceso desde el punto de vista del cliente podía dar luces sobre qué mejorar o cambiar. Salieron a relucir las típicas frases: "el cliente no sabe lo que quiere", o "hay que educar al cliente".

Uno en particular perdió la paciencia ante mi ignorancia tecnológica y con desdén decidió mantenerse en resistencia pasiva por el resto del taller. Había yo hecho lo imperdonable atacando las bases de su idea, no por mala, todo lo contrario, sino para mover sus paradigmas y obligarlo a asumir una doble orientación, la del diseño, que estimula la creatividad, el desarrollo y la prueba, y la del mercado, que conecta lo creado con la necesidad insatisfecha.

Sin querer apelar a recetas universalmente válidas, en las que no creo, o dar a los modelos más importancia de lo que su aplicabilidad pueda demostrar, sí deseo aprovechar este espacio para invitar a los emprendedores a retar sus ideas.

La más brillante e innovadora de las ideas, necesita que se la ponga a andar. En la invitación que quise encerrar en el título, el significado tiene que ver con llevar la idea al diseño, observar al cliente, desarrollar prototipos, probarlos con el mercado, aceptar críticas, corregir errores, revisar los requerimientos de recursos y no desfallecer en el camino.

Directora del Centro de Emprendedores IESA
@nunziaauletta

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