Entre las razones que se aducen para explicar por qué se ha producido el grave problema de desabastecimiento que hoy se padece en Venezuela, se menciona como uno de los más importantes la insuficiencia de divisas que suministra el BCV a los empresarios privados para la realización de sus importaciones, a pesar de que estamos exportando nuestro petróleo a un precio superior a los cien dólares por barril desde hace ya más de un año. De allí que sea válido que nos preguntemos ¿a qué se debe esa escasez de moneda extranjera? Para contestarnos esa pregunta es útil comparar las cifras de comercio exterior de 2008 y 2012, años en los que los resultados financieros operativos de Pdvsa fueron bastante similares, se alcanzaron las mayores exportaciones petroleras de la historia, y el BCV tuvo sus mayores ingresos de divisas, en parte como consecuencia de las ventas superiores a los cuarenta millardos de dólares que le hiciera Pdvsa en cada uno de esos años. De hecho, en 2008 esos ingresos se acercaron a los 66 millardos de dólares, contribuyendo para ello las ventas superiores a los 15,5 millardos de dólares que le hicieran operadores cambiarios privados a ese organismo. Ese año los egresos de divisas del instituto emisor fueron de 57 millardos de dólares, de los cuales 47 millardos fueron vendidos al sector privado para la realización de importaciones, remesas familiares, viajes al exterior y otros.
En 2012, a pesar de que las ventas de divisas de Pdvsa al BCV fueron superiores que en 2008, sus ingresos totales de moneda extranjera fueron 54,7 millardos, siendo la razón principal de la contracción con respecto a 2008 las mermadas ventas de dólares que el año pasado le hicieran los operadores cambiarios privados, debido a la ilegalización del mercado cambiario libre decidida en 2010. Sin embargo, los egresos de divisas del año precedente fueron prácticamente similares a los de 2008, pero con una composición muy diferente. En efecto, las ventas de dólares al sector público pasaron de 10 millardos en 2008 a 26,5 millardos en 2012, producto de un aumento de sus importaciones superior al 81% entre esos dos años, y a unas abultadas transferencias de recursos al Fonden por las mayores contribuciones especiales por precios extraordinarios y exorbitantes en el mercado petrolero, que las debió haber hecho Pdvsa, pero que en buena medida las acabó haciendo el BCV, reduciendo sus reservas internacionales. Por su parte, las ventas de dólares al sector privado fueron inferiores a 30 millardos, es decir, un 37% menos que en 2008, a pesar de que sus importaciones de mercancías sólo se contrajeron en un 6,6%. En otras palabras, la asignación de las divisas captadas por el BCV cambió radicalmente a favor del sector público en detrimento del privado, producto de las mayores compras externas de aquél, y del anhelo depredador del gobierno de captar la mayor parte del ingreso petrolero para financiar gasto público. Eso explica en buena medida la aguda escasez de dólares que ha sufrido el sector privado durante los meses recientes, con el consecuente efecto de desabastecimiento que se padece.
Pero, ¿se puede corregir esta situación con la necesaria prontitud? Creo que sí.
Los altos precios de exportación del petróleo aseguran la captación de importantes recursos que pueden cubrir las actuales necesidades de divisas. Lo que hay que hacer, no obstante, es reasignar en forma más eficiente ese dinero, reduciendo a un mínimo las transferencias de recursos a los fondos gubernamentales para el financiamiento de gasto, haciendo un esfuerzo por reducir las cuentas por cobrar de Pdvsa, y tomando decisiones para reducir la ayuda a terceros países, por ejemplo, cambiando las condiciones de venta y financiamiento de petróleo a países aliados del gobierno. Con acciones como esas se podrían incrementar notablemente las ventas de dólares al BCV y la provisión de divisas a los importadores privados.
En 2012, a pesar de que las ventas de divisas de Pdvsa al BCV fueron superiores que en 2008, sus ingresos totales de moneda extranjera fueron 54,7 millardos, siendo la razón principal de la contracción con respecto a 2008 las mermadas ventas de dólares que el año pasado le hicieran los operadores cambiarios privados, debido a la ilegalización del mercado cambiario libre decidida en 2010. Sin embargo, los egresos de divisas del año precedente fueron prácticamente similares a los de 2008, pero con una composición muy diferente. En efecto, las ventas de dólares al sector público pasaron de 10 millardos en 2008 a 26,5 millardos en 2012, producto de un aumento de sus importaciones superior al 81% entre esos dos años, y a unas abultadas transferencias de recursos al Fonden por las mayores contribuciones especiales por precios extraordinarios y exorbitantes en el mercado petrolero, que las debió haber hecho Pdvsa, pero que en buena medida las acabó haciendo el BCV, reduciendo sus reservas internacionales. Por su parte, las ventas de dólares al sector privado fueron inferiores a 30 millardos, es decir, un 37% menos que en 2008, a pesar de que sus importaciones de mercancías sólo se contrajeron en un 6,6%. En otras palabras, la asignación de las divisas captadas por el BCV cambió radicalmente a favor del sector público en detrimento del privado, producto de las mayores compras externas de aquél, y del anhelo depredador del gobierno de captar la mayor parte del ingreso petrolero para financiar gasto público. Eso explica en buena medida la aguda escasez de dólares que ha sufrido el sector privado durante los meses recientes, con el consecuente efecto de desabastecimiento que se padece.
Pero, ¿se puede corregir esta situación con la necesaria prontitud? Creo que sí.
Los altos precios de exportación del petróleo aseguran la captación de importantes recursos que pueden cubrir las actuales necesidades de divisas. Lo que hay que hacer, no obstante, es reasignar en forma más eficiente ese dinero, reduciendo a un mínimo las transferencias de recursos a los fondos gubernamentales para el financiamiento de gasto, haciendo un esfuerzo por reducir las cuentas por cobrar de Pdvsa, y tomando decisiones para reducir la ayuda a terceros países, por ejemplo, cambiando las condiciones de venta y financiamiento de petróleo a países aliados del gobierno. Con acciones como esas se podrían incrementar notablemente las ventas de dólares al BCV y la provisión de divisas a los importadores privados.
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