Actualmente son muchos los
jóvenes de mi edad (solo 26 añitos) que deciden salir del país a buscar nuevas
opciones en el exterior y aunque considero que está también es una opción
válida, soy de las que piensa que muchas veces es en la crisis en donde surgen
las oportunidades.
Hace algún tiempo, tenía en la
cabeza ese gusanito que te dice por dentro que eres un emprendedor, que tu ADN
es distinto porque en la crisis ves oportunidad, porque buscas generar cambios
positivos a tu alrededor todos los días y porque quieres salir a poner tu
nombre en el mundo con algo generado por ti y para todos.
Cerca de este tiempo, pasaban
muchas ideas en mi cabeza pero era imposible decidir con cuál de ellas quería
dejar mi pequeño aporte al mundo. En ese momento surgió la oportunidad de
participar en el programa Emprende y
era el momento de definir con cuál de ese tornado de ideas quería casarme (al
menos por unos meses).
Recuerdo que me senté junto a una
amiga (hoy mi socia), a poner todas esas ideas que teníamos en la cabeza sobre
papel para definir cuál sería la mejor para trabajar durante los meses del
programa, después de todo, si iba a trabajar un plan de negocios por tres
meses, lo ideal sería hacer la tarea como si fuese real.
Luego de un largo brainstorming
surgió una idea desde una necesidad que nosotras mismas teníamos y aunque la
respuesta llevaba a dos comunicadoras en un viaje por la tecnología, decidí
asumir el reto y dedicar los próximos meses a “resolver el problema” de los
pagos en Internet.
Durante la próximas semanas y a
medida que avanzaba el programa, me dedicaba a investigar con personas de
tecnología y de cualquier otra área, sobre este proyecto y su viabilidad. En
las primeras semanas revisando cifras para poder enviar mi tarea, descubrí que
los números avalaban que habíamos encontrado un espacio
de oportunidad y un mercado que atacar.
Cada domingo a las 11:59 PM mi
tutor debía tener mis avances en su correo, lo que me dejaba siempre toda la
semana para investigar y todo el domingo para correr a darle sentido a mi
investigación. Algunas áreas del plan de negocios eran más complicadas que
otras, pero sin duda, semana a semana descubría nuevas aristas de mi negocio y
le iba dando una forma plasmada en letras que se convertiría en mi más fuerte
herramienta de ventas, conocimiento a plenitud del negocio.
Al terminar el programa y
presentar, recuerdo que aún no sabía si ejecutaría el proyecto o no, el día de
la presentación final en el IESA, no solo salió bien, sino que al ser evaluado
por un jurado el proyecto quedó en 2do lugar entre todos los proyectos. Creo
que quizás esa, fue la primera validación, para sentir que no debía engavetar
esta idea.
Al poco tiempo asistí también a
otro evento: Global Start Up Weekend, en donde entre muchos proyectos nuevamente
esta idea fue elegida para ser trabajada por un equipo de trabajo durante todo
el fin de semana con la ayuda de expertos mentores. Fue en ese fin de semana en
donde conocí a mi desarrollador y hoy Dir. De Tecnología, quien se entusiasmó
tanto con el proyecto que me dijo que formalmente quería incorporarse al
equipo. Días después tuve un viaje, pero la idea de que el proyecto tenía
aceptación ya había calado en mí y solo quedaba tomar ese salto valiente de
perseguir esa idea que emociones en ti.
En enero de este año mi amiga,
que estuvo desde el principio del proyecto, el desarrollador que conocí en el Start Up Weekend y un amigo con que el
veníamos trabajando decidimos que no había vuelta atrás, que era el momento de
dar ese salto de fe e ir detrás de lo que nosotros creíamos. Tres de cuatro
emprendedores, dejamos nuestros trabajos y decidimos dedicarnos a la empresa,
sabiendo que tenemos para ejecutar, el tiempo que nos duren las tarjetas de
crédito pero con todas las ganas y esfuerzo que se ponen cuando sabes que no
tienes otra opción más que hacerlo bien.
Estos meses de planificación,
contactos, investigación y desarrollo hemos tenido ups and downs pero sin duda han sido mucho más los ups y a veces nos preguntamos ¿Por qué?
Si escuchamos tantas historias de los primeros downs de los emprendimientos, para nosotros la respuesta es la
preparación previa, gracias a la que hemos disminuido los riesgos y aumentado
considerablemente nuestras probabilidades de éxito.
Uno de los ups más grandes, vino como resultado de participar en el programa Emprende, cuando ya, a algunos meses de
trabajo y con tarjetas de crédito a reventar, decidimos comenzar la búsqueda de
financiamiento y justo en ese momento recibimos una llamada por parte del IESA
en la cual nos dicen que un banco sacó un nuevo producto y estaban interesados
en otorgar créditos a emprendedores y el programa Emprende le hizo llegar nuestro plan de negocios (entre otros) y a
ellos les gustó el nuestro para una segunda etapa.
Hoy estamos a pocos días de
recibir este crédito que se convierte en el más grande de impulso de nuestra
empresa hasta hoy, finalmente y luego de mucho trabajo, pero también el apoyo
de muchas personas que han creído en nosotros, dentro de pocos meses estaremos
finalmente en el mercado venezolano presentando una solución para comercio
electrónico, pero sobre todo apostando por el desarrollo económico del país,
demostrando que hoy en Venezuela se puede emprender y que la preparación
aumenta las posibilidades de que los emprendimientos tengan más ups que downs.
Danhalit Zamalloa
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