Pedro Palma
La semana pasada tuvo lugar un coloquio en la Academia Nacional de Ciencias Económicas (ANCE) sobre la política económica venezolana, titulado "Tiempos de cambio".
En ese interesante encuentro se presentaron trabajos en los que se analizaron distintos aspectos relevantes de la evolución y la realidad económica del país, estudiándose la cuestión petrolera, fiscal, cambiaria, de política monetaria y banca central, la situación institucional y su impacto económico, la cuestión laboral y de remuneraciones, la crisis agroalimentaria, la inflación y la escasez, y las realidades de integración regional.
De ese ejercicio multidisciplinario, llevado a cabo por varios académicos de esa corporación y por destacados profesionales invitados, se concluyó que aquellas esperanzas de transformación y mejora que se crearon a fines del siglo pasado con el cambio político que entonces se dio, no se materializaron, frustrándose los anhelos de muchos que esperaban ver importantes mejoras en la calidad de vida de los venezolanos. Por el contrario, el deterioro de múltiples indicadores de bienestar, a pesar de la prolongada bonanza petrolera que se materializó en la última década, demuestra que la profundización de las erradas e ineficientes políticas económicas tradicionales, combinadas con la imposición de un socialismo caduco e irreal, y la implementación de erradas políticas fiscales, monetarias, cambiarias, regulatorias y de controles desproporcionados, han desestimulado el trabajo y la inversión, han incrementado la dependencia de la renta petrolera, y han impedido el desarrollo de un sistema productivo diversificado, pujante y competitivo, generador de abundantes empleos permanentes y bien remunerados, que hubiesen contribuido de forma decidida al abatimiento de la pobreza y al logro de un desarrollo sostenido.
De allí que entre las conclusiones centrales de ese coloquio, resumidas en el comunicado presentado por la ANCE a la nación, está la imperiosa necesidad de acometer profundas reformas estructurales que reviertan múltiples medidas de política económica, que modifiquen el marco legal y regulatorio existente, y que saneen una variedad de instituciones esenciales para el buen funcionamiento de la economía, haciéndose necesario, entre otras cosas: la implantación de un sistema eficiente que promueva la iniciativa privada; la concentración de la actividad pública en el mejoramiento de los servicios públicos y en la administración eficiente de las atribuciones propias del Estado, como seguridad y defensa, administración de justicia, etc.; el restablecimiento de la autonomía del BCV en el manejo de las políticas monetaria y cambiaria; la aplicación de una política fiscal que priorice el gasto de inversión, e impida su financiamiento con emisión monetaria o a través de la manipulación del tipo de cambio; la implementación de una política cambiaria dinámica y competitiva; el desmantelamiento de los controles de precios, tasas de interés y acceso a la moneda extranjera; la flexibilización del mercado laboral; la implementación de una política de integración económica que promueva el desarrollo productivo nacional; el fortalecimiento de la educación de calidad, la investigación científica y la capacitación de la fuerza laboral; y, la instrumentación de políticas sociales orientadas a capacitar a los menos favorecidos, dotándolos de los medios necesarios para lograr una mayor equidad y mejora en la calidad de vida.
Con estas propuestas la ANCE busca, no sólo aportar ideas para manejar los graves problemas que hoy nos aquejan, y para lograr una Venezuela mejor que se traduzca en beneficio y progreso de todos los venezolanos, sino también promover el debate y el cruce de ideas, con la finalidad de que se alcance el consenso necesario para definir el camino que debemos seguir para la consecución del progreso y el desarrollo sustentable.
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