viernes, 2 de septiembre de 2011

¡Muerto el perro, se acabó la malderrabia!

A continuación le presentamos un artículo del sociólogo José Mayora publicado en el portal digital del diario El Universal. Mayora es profesor adjunto del Centro de Gerencia y Liderazgo del IESA.


JOSÉ MAYORA | EL UNIVERSAL
viernes 2 de septiembre de 2011 10:03 AM
Esta coloquial expresión, utilizada ya en un pasado artículo, habla de problemas que se corrigen al eliminar su probable causa. Tal expresión alude a la resolución puntual de situaciones conflictivas. En verdad, cuando muere un perro que padece de malderrabia esta endemia no desaparece.

La frase viene a colación pues he observado con gran preocupación que a medida que se evidencia un debilitamiento sostenido tanto en el proyecto revolucionario como en su liderazgo, se generaliza la idea que con ganar las elecciones, es decir salir de Chávez, hemos resuelto los problemas del país. ¡Nada más alejado de la realidad!

¿En qué país estamos viviendo? Repasemos algunas evidencias lacerantes: un sastre es asesinado por no arreglar bien un pantalón; la AN se dedica a debatir los temas que le producen urticaria al proceso y no los que son relevantes para el país; una enfermedad sin parte médico profesional se transforma en el eje decisorio de un partido y de un país; un gobierno que deja pudrir 180 millones de kilos de comida; una sociedad que asiste pasivamente al velorio de su propio destino; un régimen que pretende construir una sociedad excluyente y depauperada.

La muestra anterior ofrece una clara lectura: deterioro espiritual y moral; degradación de la función política; uso inescrupuloso del poder; ejercicio indolente de las responsabilidades públicas; devaluación paralela del signo monetario y de la vida; uso discrecional de los recursos públicos; manipulación grotesca de los sentimientos populares.

Estos asombrosos sucesos esconden una realidad que a veces no queremos aceptar. La alta conflictividad es el mejor indicador que tienen los conductores del proceso de que la refundación del país va por buen camino, a juzgar por la conducta contestaría de la sociedad organizada y de sus individualidades.

Sin embargo, el proceso de refundación parece estar inconcluso pues se insiste en profundizar la revolución: ¿en qué consiste esta profundización? El punto de partida de la revolución bolivariana es que los problemas del país obedecen al inadecuado modelo de organización social capitalista, causante del problema carcelario, de la crisis eléctrica, de la inseguridad ciudadana, de la escasez intermitente, de allí que el nuevo modelo de organización supone debilitar, cuando no destruir, empresas, organizaciones de la sociedad civil, credos religiosos, valores de una cultura democrática así como la historia que justifica y soporta al presente, haciendo depender a la sociedad entera del Estado.

No debe sorprender pues la gran cantidad de planes que el Gobierno instrumenta para dar la sensación que se están atendiendo los asuntos públicos. En el fondo, y en eso creen a ciegas, estos problemas se resolverán cuando el "Estado socialista" esté consagrado en las leyes revolucionarias que harán operativa la sociedad socialista y que ya no tendrán contención pues los que tal cosas podrían hacer ya no deberán existir. En ese momento todos marcharemos en un solo sentido guiado por la legislación socialista.

Aquellos que invocan la reconciliación, el diálogo y la rectificación olvidan que por definición este régimen no puede dialogar fuera de su proyecto y menos rectificar cuando adelantan la construcción de la sociedad socialista.

La malderrabia está enquistada y su erradicación llevará muchos años de trabajo unitario y muchos sacrificios colectivos, por eso, ¡no basta con ganar las elecciones!

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