Pocos gobiernos han armado tanta alharaca con el tema de la tierra como el actual. Sin embargo la población rural de Venezuela no es muy grande. En el censo de 2001 era de apenas 2.672.453 y se había reducido con respecto al censo anterior. La migración del campo hacia la ciudad ha continuado y el censo de este año mostrará que apenas 7 u 8% del total es rural. Si esto es cierto, la población rural ha disminuido aún más y apenas sobrepasaría los 2 millones mientras que la urbana supera los 27.
La fuerza de trabajo agrícola, entre empleados y campesinos o productores independientes, entre 600 y 900 mil personas, están ubicados sobre más de 30 millones de hectáreas o 60 millones, si incluimos el área potencial, entre 33 y 100 hectáreas por persona. Sobran tierras y falta gente al comparar nuestras cifras con otros países del mundo.
Existen otros aspectos relevantes (a) la mayoría de los trabajadores rurales están amparados por la misma legislación y salario urbano; (b) el modo de vida es cada día más parecido al urbano y una elevada proporción de los trabajadores del campo viven en las conurbaciones cercanas y no dentro de las fincas; (c) muchos ocupantes de viviendas rurales trabajan en centros urbanos (industria, comercio, actividades informales, transportistas y otros); (d) muchos ubicados por el Gobierno en las fincas confiscadas nunca han cultivado la tierra y sólo buscan vivienda, o espacio físico donde construirla.
Por estas razones, ha sido muy difícil lograr que se produzca algo en las 3,5 millones de hectáreas decomisadas.Muy pobresQuedan campesinos, en la visión tradicional, ranchito con perro en la puerta y humo de leña. Son pocos, están "montaña adentro", muy pobres y de avanzada edad. Los estudios sobre la reforma agraria hacia 1995 mostraban que la mayoría de los habitantes de los asentamientos campesinos eran estudiantes, comerciantes o amas de casa, pocos se dedicaban a la producción agrícola. Ésta, en más del 90%, salvo las hortalizas, procede de fincas medianas y mecanizadas, que emplean semillas, fertilizantes y agroquímicos, con productores que conocen de tecnología y mercado.
Este gobierno feudal expropia y otorga papeles sin valor, no entrega títulos firmes a los campesinos, ni los educa para insertarlos en el mundo contemporáneo. Los mantienen en la miseria. Con respecto a la ganadería sobre grandes extensiones, tenga la seguridad que si el Gobierno compra y paga, muchos propietarios venderían y si la infraestructura vial, de riego o drenaje existiera, ya hubieran parcelado sus haciendas.
Entonces, ¿A dónde nos lleva la política agrícola del Gobierno? Pues a las urnas electorales a través de la venta de ilusiones a los más pobres, mas no a la equidad, el empleo digno, el progreso económico familiar, uso de la tecnología y satisfacción de las necesidades alimentarias del país ¿Por qué se niega el Gobierno a otorgar propiedad plena a los trabajadores del campo? Para mantener votos cautivos de la pobreza y la ignorancia.
Artículo de opinión
Publicado en El Universal, 01 de ferebro de 2011
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