viernes, 24 de mayo de 2013

El nuevo hombre socialista

 El profesor del IESA, José Mayora, se pregunta: en qué momento los venezolanos tendrán una vida normal dedicados a producir, a crecer en armonía, a recobrar el diálogo entre actores diferentes, a recorrer las calles sin temor a ganarse la lotería del delito, a prender un radio o una televisión para  enterarse de lo que ocurre o a divertirse y no a sobresaltarse con algún anuncio nefasto o alguna cadena impertinente. Publicado en El Universal, el 24 de mayo de 2013.

Diera la impresión  que el  socialismo del siglo XXI se encuentra en una nueva fase signada por el relevo del liderazgo  en la persona del  primer presidente chavista.  Esta circunstancia hace pensar en que la dirigencia de este movimiento debe estar  revisando el modelo para hacer los ajustes correspondientes,  motivado, entre otras cosas, por  los resultados cuantitativos  del proceso que no parecen ser los más halagüeños.

Poniéndome en el lugar de la "nueva" dirigencia "peseuvista" la preocupación  inicial  es con quién se va a realizar esta nueva fase del proceso revolucionario. La inquietud es, aparentemente, fácil de resolver  pues uno de los objetivos del proceso era contar con un nuevo hombre socialista: después de 14 años, ¿existe ese nuevo hombre?

Para tratar de confeccionar un perfil de este nuevo "homo rojitum" hemos debido escarbar  en diversos documentos y, más importante aún,  observar  las conductas  de los que desde la cúpula oficial, modelan la propuesta. 

Las virtudes  incluidas en este novedoso perfil la encabeza  la solidaridad con los semejantes siempre y cuando ese semejante sea verdaderamente semejante, es decir profese el mismo credo, de manera que la solidaridad debe ser excluyente pues, y he aquí el segundo atributo, el amor sugiere selectividad, no  se puede amar a todo el mundo y menos a quien nos adversa. El tercer atributo debe ser el culto a la única  verdad aceptable, la verdad socialista aquella que navega en el mar de la felicidad. Este nuevo hombre debe ser capaz de proveer felicidad en medio  de las carencias propias de un régimen que pretende que todos los hombres sean iguales.

¿Quiénes son los prototipos de este nuevo ser? Obviamente uno se pregunta quiénes pueden ser los modelos a seguir y los nombres que me salen al camino son: Diosdado Cabello, Nicolás Maduro, Pedro Carreño, Iris Varela, Cilia Flores, Luisa Estela Morales, Mario Silva, Tania Díaz, Jorge Rodríguez. Esta lista, que no es exhaustiva, es, a mi manera de ver las cosas, representativa de lo más graneado del socialismo reinante, portadores de todos los atributos del perfil ya definido.

¿Ha percolado este perfil a todo el contexto social? Más que hacer una pregunta hagamos una prueba empírica: recorramos las calles de día pues de noche es riesgoso; visitemos la morgue de Bello Monte con frecuencia;  realicemos  un tour alimentario para buscar harina, papel o aceite; busquemos  un repuesto automotor para descansar del tedio que significa manejar. En  estas situaciones, ¿se puede corroborar la felicidad socialista que embarga a los ciudadanos venezolanos?

La gran pregunta que debemos hacernos es en qué momento los venezolanos tendrán una vida normal dedicados a producir, a crecer en armonía, a recobrar el diálogo entre actores diferentes, a recorrer las calles sin temor a ganarse la lotería del delito, a prender un radio o una televisión para  enterarse de lo que ocurre o a divertirse y no a sobresaltarse con algún anuncio nefasto o alguna cadena impertinente.

Desde el día que Nicolás Maduro se encargó de los destinos del proceso socialista increíblemente se olvidó del país, en otras palabras, aún no se ha encargado de gobernar al país y  lo peor es que no sabemos cuándo se sentará en su escritorio de Miraflores a asumir las tareas del jefe del Estado. Por cierto, que esta misma preocupación la sentimos por los jefes de cada uno de los poderes que integran el sistema democrático venezolano.

Mayora.j@gmail.com

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