lunes, 30 de julio de 2012

Revolución vs. Evolución

(El profesor del IESA, Ricardo Villasmil, compara dos alternativas utilizadas por los gobiernos latinoamericanos para atender el problema de la pobreza y la desigualdad. Publicado en el diario El Universal, el 28 de julio de 2012)

América Latina es la región más desigual del mundo. El 10 por ciento más rico concentra el 48% del ingreso total y el diez por ciento más pobre apenas 1,6%.

Esta enorme disparidad tiene sus raíces en un proceso de colonización basado en la extracción de metales preciosos y materias primas utilizando mano de obra esclava. 400 años después, la esclavitud fue abolida, pero su legado de exclusión sigue vivo, transmitiéndose de una generación a otra a través de la educación, la salud y las oportunidades en general. Los resultados saltan a la vista. En Guatemala, por ejemplo, 1 de cada 5 hombres "blancos" posee un vehículo, contra 1 de cada 20 entre hombres de origen indígena.

La persistencia de la desigualdad es motivo de enorme frustración para quienes la sufren y de no menos presión para el liderazgo político. Ello ha decantado con el tiempo en dos caminos alternativos: revolución o evolución.

El primero redistribuye instantáneamente la riqueza pero destruye todo incentivo para seguirla generando. El segundo redistribuye oportunidades pero sus frutos se ven a mediano plazo. Visto de esta manera, no puede sorprendernos que exista una enorme tentación para tomar el primer camino.

Balance
El primer camino es una receta fácil pero está destinada al fracaso y, por tanto, lo dejaremos a un lado. El segundo camino es muy complicado. Exige lograr un balance muy difícil entre los recursos que dedicamos a atender las víctimas de la pobreza y los que dedicamos a prevenir su transmisión (entre pensiones y preescolares, por ejemplo).

Exige asimismo un balance entre los recursos dedicados a las políticas sociales, a las políticas económicas y al fortalecimiento institucional. ¿Cómo decidir, por ejemplo, qué uso le damos al próximo bolívar: a la atención materno-infantil, a cerrar el déficit fiscal o a fortalecer el sistema de justicia?

Requiere saber atender el corto plazo sin perder la visión de largo plazo, atender la política real sin perder la visión de la política ideal. Sí, es un camino complicado y no tiene receta, pero todo camino al éxito es un camino en construcción. Como dice el poeta Antonio Machado, se hace camino al andar.

@rvillasmilbond

viernes, 27 de julio de 2012

¿A usted quién lo maltrata más?


(Moisés Naím pone al descubierto las desventajas de los consumidores ante las grandes empresas al afirmar que la principal razón por la que las empresas tratan bien a sus clientes es para construir lealtad de marca, pero se pregunta si lo recurrente de esta práctica generalizada se debe a que cada día se utiliza más o a que el consumidor actual está mejor informado. Publicado en el diario El Nacional el 24 de julio de 2012)
  
¿Por quién se siente usted más maltratado? ¿Por su proveedor de telefonía? ¿Por su banco? ¿Las líneas aéreas? Las relaciones entre las empresas y sus clientes están cargadas de conflictos de interés cubiertos por una capa de hipocresía, publicidad y mercadeo.

Al fin y al cabo, las empresas quieren extraer la máxima cantidad de dinero de sus clientes y estos quieren pagar lo menos posible. Crear lealtad a la marca es la principal motivación que impulsa a las empresas a tratar bien a sus consumidores. Nada nuevo.

No obstante, las empresas insisten en persuadirnos de que son nuestros amables aliados y que sus decisiones de precios, calidad y servicios también están guiados por la ética. A esta idea últimamente no le ha ido muy bien.

El Barclays Bank, por ejemplo, pagó una multa de 452 millones de dólares por haber manipulado las tasas de interés interbancarias (la tasa Libor, a la que ahora algunos cínicos llaman, en inglés, Lie-More: miente-más). “¡No somos los únicos!”, clamó el jefe de Barclays antes de dimitir.

Su colega de JP Morgan, Jamie Dimon, insiste en que los bancos no necesitan más regulaciones, ya que sus valores éticos, sus mecanismos de autocontrol y la competencia garantizan que sus decisiones estén alineadas con los intereses de la sociedad. Pero Dimon se ha visto sorprendido por pérdidas escondidas en su banco de 2.000 millones de dólares (o 5.000. O más. Aún no se sabe). Dimon dijo estar indignado por la deshonestidad de los banqueros de JP Morgan (pequeño detalle: son sus empleados).

Rajat Gupta, el exjefe de la prestigiosa empresa consultora McKinsey&Co (“somos una organización guiada por valores”) acaba de ser condenado en Nueva York por haberle filtrado a su cómplice valiosa información secreta sobre Goldman Sachs, empresa en cuyo directorio Gupta participaba.

HSBC, otro banco, también se disculpa: en 2007 y 2008 su subsidiaria en México envió a EE UU 7.000 millones de dólares presuntamente depositados por los carteles de la droga. Y hablando de México: según la OCDE (organismo formado por los países más ricos del mundo) los excesivos precios que cobra AmericaMovil, la empresa de telefonía de Carlos Slim, le cuestan a los consumidores de ese país 26.000 millones de dólares cada año.

Pero pagar más por hacer una llamada telefónica no es tan peligroso como tomar una medicina que, en vez de curar, mata. La empresa farmacéutica GlaxoSmithKline (GSK) acaba de ser multada con 3.000 millones de dólares por promover medicamentos que hacen daño, o incluso pueden causar la muerte. El monto de la multa es muy alto, pero no tanto como los 8.200 millones de ganancias que la empresa tuvo en 2011.

¿Qué está pasando? ¿Han aumentado las conductas empresariales abusivas o solo estamos mejor informados? Ambas cosas. Lo cierto es que el viejo principio del caveat emptor, que en latín significa que es el comprador quien debe tomar las precauciones porque el riesgo es suyo y no de quien le vende, es más válido que nunca.

La enorme complejidad del comercio moderno pone a los consumidores en desventaja. Las empresas gastan fortunas en crear marañas de incentivos y obstáculos que limitan la libertad del consumidor para no seguir comprándoles o cambiarse a otra empresa. Modificar un pasaje aéreo o un contrato de servicio de telefonía móvil es una odisea que pocos logran remontar sin incurrir en costos adicionales —y a veces sustanciales. Todos nos hemos visto sorprendidos —y espantados— por facturas telefónicas acumuladas sin darnos cuenta, o por no haber leído con atención —y con un microscopio— el contrato firmado con el proveedor de servicios.

Cada vez más los gurús de la estrategia empresarial explican que una empresa exitosa es aquella que logra “fidelizar” a sus clientes hasta el punto de que más que compradores se vuelven suscriptores. Lograr que un usuario acepte entrar en un vínculo comercial permanente donde se renueva regularmente —y automáticamente— la relación de compra\-venta equivale a alcanzar el nirvana empresarial. Mientras que las suscripciones antes se limitaban a servicios como la televisión por cable o productos tales como revistas, ahora la estrategia se aplica a coches, ropa, alimentos, etcétera.

Pero para los consumidores también han aparecido ventajas y posibilidades que antes no teníamos. La hiper-competencia entre empresas rivales ayuda a contener los abusos que solo son sostenibles cuando estas se cartelizan y coordinan sus precios y políticas. De esto aún hay mucho (¿hablamos de las maquinillas de afeitar?), pero también es cierto que en muchos sectores hay más competencia, y que las viejas empresas dominantes están cada vez más amenazadas por nuevos rivales.

Y otra buena noticia es que hoy los compradores tenemos acceso a más información que nunca sobre lo que compramos y sobre quién nos vende. Barclays y GlaxoSmithKline lo acaban de descubrir.

@moisesnaim

La mano inservible

(El profesor del IESA, Miguel Ángel Santos, hace una reflexión sobre la creencia de que las empresas públicas necesitan aplicar la "lógica privada" para ser más eficientes cuando, al mismo tiempo, también existe una opinión generalizada sobre lo ineficientes que son las empresas privadas en cuanto a la atención y el servicio al cliente. Publicado en el diario El Universal el viernes 27 de julio de 2012)

Hace ya unos años, tras una mala racha de esas comunes en la atención y el servicio de las compañías privadas venezolanas, escribí una crónica que llevaba ese título: La mano inservible. En aquel entonces se oía mucho entre los opinólogos de radio y televisión, y en círculos empresariales y académicos, que era urgente insuflar al Estado con "la lógica privada".

Ese argumento proseguía, y todavía hoy transcurre por esas líneas, con la necesidad de incorporar gente con experiencia en el sector privado a la provisión de bienes y servicios públicos.

Es una idea que, sin ser del todo incorrecta, merece una reflexión. Ese pésimo servicio, ya característico de la mayoría de las empresas privadas, venía acompañado por otras conductas menos evidentes, pero igual o más perjudiciales para el bienestar común.

Hay que precisar que, en los últimos años, el deterioro se ha visto en parte acelerado y en parte excusado por las carencias de nuestra economía, escasez de divisas a tasa oficial, lentitud en los puertos, corrupción, fuga de talentos y hasta la propia inseguridad. Pero decir que se debe exclusivamente a eso sería negar una realidad que ha estado presente desde el mismísimo origen de nuestra decadencia, y de raíces bastante más profundas.

A fin de cuentas, nuestro sector privado nació y creció dentro de un mercado cerrado, hijo del esquema de sustitución de importaciones. Esas condiciones, ya para entonces superadas por otras economías de la región (aquí también llegamos tarde), produjeron una estructura de producción fuertemente monopolizada. Se trataba de ocupar, lejos de la competencia internacional, el mercado nacional, y de crecer moviéndose a través de diferentes sectores no siempre vinculados. Prevaleció el hacer muchas cosas, sobre el hacer una sola cosa bien.

Sobre esa estructura cayeron las bonanzas petroleras de los setenta y ochenta. La inversión privada se incrementó, sí, pero se producía cada vez menos. Se trataba simplemente de "estar ahí" para apropiarse de una fracción de la renta petrolera. En lugar de la eficiencia, la productividad y la creatividad, en la generación de beneficios prevaleció la defensa de las prebendas, en un sistema con demanda garantizada, bajos impuestos y tasa de cambio sobrevaluada. Las crisis sucesivas han llovido sobre mojado, obligando a recortar costos y disminuir los ya de por sí bajos niveles de servicio.

La amenaza del socialismo y la estatización ha provocado una especie de ola de arrepentimiento nacional. La creatividad que los empresarios se ahorraron en otra época les ha sido exigida al máximo, esta vez para sobrevivir a la revolución. Ahora se abre una posibilidad, un camino. Se requiere, sí, restablecer el sistema de incentivos, remunerar el esfuerzo productivo, utilizar la competencia como herramienta contra la inflación, dentro de un esquema que garantice la igualdad de oportunidades.

Pero más allá de eso, se necesitan empresarios comprometidos, no con el candidato de oposición, sino con la sociedad en su conjunto. Más dispuestos a competir, menos mercantilistas. Más solidarios, y menos propensos al millonario evento de PR que los retrata en la donación a la escuelita. ¿Habremos aprendido algo? Sólo lo vamos a saber en su momento.

@miguelsantos12

miércoles, 25 de julio de 2012

Responsabilidad social universitaria

(El presidente del Consejo Directivo del IESA, Gustavo Roosen, explica como la responsabilidad social universitaria, junto con la asociación el sector privado, ha superado su objetivo tradicional de proyección social añadiendo un aporte de rigor académico, de planificación, de proyección, de capacidad para el diálogo y de asociación para la comunidad. Publicado en El Nacional, el 23 de julio de 2012)

La maduración del concepto de responsabilidad social y su aplicación en muy diversos campos ha llevado a definiciones especializadas que incorporan las características propias de cada ámbito y que enriquecen su ejercicio. Es el caso de la responsabilidad social universitaria.

Consecuencia de la asunción por parte de la universidad de su alcance ético y de la toma de conciencia de su relación con el entorno, la responsabilidad social universitaria ha superado el objetivo tradicional de la proyección social y de la extensión para asumir un concepto más vinculado a la naturaleza misma de la institución y a sus funciones: generar conocimiento, divulgarlo, ponerlo al servicio de la sociedad.

A su dimensión específica y a las condiciones de una productiva aplicación de la responsabilidad social, la universitaria ha sabido añadir el aporte del rigor académico, de la planificación, de la proyección, de la capacidad para el diálogo y la asociación. Es el caso del Instituto de Investigaciones de Enfermedades Cardiovasculares de la Universidad del Zulia, Iecluz, nacido de la alianza entre la Facultad de Medicina de esa universidad y la Fundación Venezolana de Hipertensión Arterial.

Infrecuente en Venezuela, este tipo de alianza ha probado en otros países su enorme potencial, demostrado en centros médicos de primer orden dedicados simultáneamente a la investigación, la formación de especialistas y la atención a la comunidad.

A partir precisamente de los propósitos fundamentales de generar conocimientos en el área de las enfermedades cardiovasculares, formar recursos humanos de alto nivel y prestar una atención médica calificada e integral, el Iecluz ha desarrollado un modelo de gestión probadamente eficiente y merecedor de un muy justificado reconocimiento. Atendido por profesionales de incuestionable calidad, dotado de instalaciones, laboratorios y equipos de primera, el Iecluz ofrece toda la variedad de servicios que pueden esperarse de una clínica especializada y que le convierten a todas luces en un centro del primer mundo.

Si debiéramos señalar algunas razones del éxito del Iecluz habría que destacar, sin duda, la buena gestión gerencial ­con base en una cuidadosa administración de los recursos­ y una productiva relación clínica-universidad. Gracias a los recursos obtenidos de la prestación de servicios de salud y del aporte del sector privado, el Iecluz ha sido capaz, para no citar sino dos datos, de atender a una altísima población con precios por debajo de 67% de los de las demás clínicas y de ofrecer servicios entera o casi enteramente gratuitos a más de 26% de sus pacientes, todo sobre la base de una realista política de sostenibilidad y autofinanciamiento. La conjunción clínica-universidad, por otra parte, se expresa en una visible y permanente voluntad de actualización tecnológica, la formación de equipos multidisciplinarios, el logro de una reconocida certificación internacional, la aplicación de una orientación integral para la evaluación y tratamiento del paciente y una intensa acción divulgativa y formativa dirigida a la comunidad.

Habría que destacar también su accesibilidad, su apuesta por la calidad, la capacidad para crear confianza y tejer una eficaz red de solidaridad e intereses, todo lo cual le ha convertido en una institución de referencia regional, nacional y latinoamericana en su campo. Sobre esa realidad se justifica plenamente su decisión de crecer, de perfeccionar sistemas y procedimientos, de actualizarse en la visión y en el ejercicio de la responsabilidad social.

Si Iecluz constituye un ejemplo de las posibilidades que abre en el campo de la salud la alianza de la universidad con el sector privado y con instituciones especializadas, es también la demostración de los beneficios que es posible derivar en otros campos de una renovada visión de la relación sociedaduniversidad. Y una demostración también de que se puede trabajar, de que somos capaces de lograr grandes metas de servicio colectivo y de generación de bienestar.

nesoor@cantv.net

Sembrar "en" el petróleo

(El economista y profesor del IESA, Pedro Luis Rodríguez, explica por qué la vía para alcanzar mayor bienestar y desarrollo para Venezuela está unida al petróleo, enfatizando la necesidad de entenderlo más como industria productiva y menos como un simple generador de renta. Publicado en el diario El Universal el martes 24 de julio de 2012)

Desde que nos iniciamos como país petrolero a principios del siglo XX hemos estado empeñados en independizarnos de este valioso recurso natural. Para ello el énfasis ha estado en usar los ingresos petroleros para impulsar el desarrollo de una economía diversificada y moderna según nos plantea la consigna de Uslar Pietri "sembrar el petróleo". Implícito en esta consigna, y en sus interpretaciones posteriores, está la concepción del petróleo como una actividad rentística, efímera y aislada de los demás sectores de la economía, cuya única contribución al país es a través de sus aportes fiscales. Este paradigma debe cambiar.

Por un lado, es necesario comprender que el petróleo presenta dos caras diferenciadas: como industria productiva y como generador de renta, ambas capaces de contribuir a la diversificación de la economía y al progreso de los venezolanos. Por otro lado, es necesario reconocer que históricamente la principal barrera a la diversificación no ha sido el hecho de que produzcamos petróleo, como frecuentemente se nos hace ver, sino el manejo discrecional e irresponsable del ingreso fiscal que genera esta actividad.

Una política petrolera moderna debe comprender, de una vez por todas, que la industria petrolera constituye nuestra principal ventaja comparativa para insertarnos con éxito en el proceso de globalización. Ella es capaz de atraer un auge de inversión, tanto nacional como extranjera, de magnitudes incomparables en el resto de la región, generando empleos productivos, tanto directos como indirectos, así como nuevas capacidades nacionales y tecnologías transferibles a otros sectores de la economía.

La experiencia de otros países con cuantiosas reservas de crudo, notablemente Inglaterra, Noruega y más recientemente Brasil, debe servirnos de ejemplo. Lejos de percibir a la industria petrolera como un obstáculo a la diversificación o como enclave aislado del resto de la economía, estos países la convirtieron, o en el caso de Brasil la está convirtiendo, en el principal dinamizador de sus economías.

La propia experiencia venezolana tiene ejemplos de externalidades positivas del sector como lo fue la construcción de infraestructura, el asesoramiento y apoyo a la industria metalmecánica, y convertir al Intevep en uno de los centros de investigación y desarrollo más destacados de América Latina. Estos esfuerzos, sin embargo, fueron liderados por Pdvsa al margen de la política petrolera adoptada por los sucesivos gobiernos, por lo que su impacto fue limitado.

El objetivo de una nueva política petrolera no debe limitarse a maximizar la contribución fiscal del sector, sino que debe aprovechar a la propia industria petrolera para hacer de ella el principal motor de la diversificación, fomentando su impacto multiplicador sobre otros sectores y generando nuevas capacidades nacionales. Más allá de sembrar el petróleo un próximo gobierno debe promover una política petrolera que comprenda la necesidad de sembrar en el petróleo.

Coordinador Académico del Centro Internacional de Energía y Ambiente del IESA (CIEA)
pedro.rodriguez@iesa.edu.ve

lunes, 23 de julio de 2012

Goldmund y Narciso: entre vivir y pensar

(El profesor del IESA, Miguel Ángel Santos, reflexiona acerca de la novela de Hermann Hesse, Goldmund y Narciso, la cual presenta dos personajes sumamente distintos y te hace preguntarte si es posible la estabilidad sin sacrificar los propios sentidos. Publicado en el diario El Universal, el 15 de julio de 2012)

La disputa sin límites entre la carne y el espíritu, entre las formas más puras de experimentar el arte y el pensamiento o la contemplación religiosa, entre la urgencia de vivir y la necesidad de estabilidad. En última instancia, entre el vagabundo y el sedentario que todos llevamos dentro. Narciso y Goldmund atraviesan todas estas esferas, cada uno en su orilla; la historia de una amistad intensa e incómoda. A fin de cuentas, también entre estas dos últimas -intensidad versus comodidad- debemos decidir de forma irrevocable. Hacía mucho tiempo que no dejaba tantas notas en las márgenes, tantos subrayados, como en esta novela de Hermann Hesse.

Vivir intensamente

Al claustro de Mariabrönn llegan una mañana a caballo un hombre entrado en años y su hijo adolescente, Goldmund. Este último ha sido inscrito en el colegio que funciona en el monasterio, y allí conoce a Narciso, uno de los monjes más jóvenes. Desde ese primer momento es evidente que ambos, tanto Narciso entre los frailes como Goldmund entre los alumnos internos, destacan muy por encima de sus pares. Este último se entrega a los deberes del claustro con una devoción que resulta más de la necesidad de pertenencia que de la convicción religiosa: su madre ha muerto cuando apenas era un niño y jamás se ha sentido a gusto al lado de su padre. Narciso, un aventajado intelectual, reconoce de inmediato esta realidad y el infranqueable abismo de cualidades que lo separan de Goldmund. Cada quien debe estar "en el lugar y la función en donde le resulte más fácil realizarse, según su naturaleza". Al principio Goldmund se revelará ante estas advertencias de Narciso, considerando que el monje menosprecia sus cualidades para la vida de contemplación religiosa. Esta tensión llevará a un primer choque entre ambos, uno de los momentos cumbres de la novela: "naturalezas como la tuya, Goldmund, con sentidos agudos, orientados al alma, soñadores y poetas, siempre serán superiores a la nuestra, meras criaturas del pensamiento. Vivirás intensamente, dotado de la habilidad y la fortaleza para amar, la capacidad para sentir. Mientras, otros como yo, criaturas de la razón, no viviremos a plenitud, existiremos en tierras áridas, aunque parezca a ratos que somos nosotros quienes guiamos y gobernamos sobre ustedes. Tuya será la plenitud de la vida, el jardín de la pasión, el magnífico paisaje del arte. Tu lugar será la tierra, el mío el mundo de las ideas. Correrás peligro de ahogarte en el imperio de los sentidos, mientras nosotros nos sofocamos en el vacío. Serás un artista, yo un pensador. Tu dormirás alimentado por la madre tierra, yo despertaré en el desierto".

Lejos de la vida

A partir de aquí Goldmund abandona el monasterio, y no volverá a ver a Narciso hasta el final, cuando volverán a tener un último encuentro de consecuencias igual de trascendentes. Goldmund hará su vida de vagabundo, dormirá bajo los puentes y en las puertas de las iglesias, ya en cobertizos de paja, al lado de los caballos, o acompañado por hermosas mujeres. Sobrevivirá a la peste negra, trabajará en diversos oficios, las más de las veces haciendo lo mínimo para subsistir y ganar algo de sustento para el viaje.

Tendrá compañeros a lo largo del camino, que terminarán por abandonarlo: "no llegarían muy lejos, sus manos eran muy delicadas, regresarán allí a donde la vida es más fácil y cómoda, una cama conyugal cálida y aburrida, algún claustro en donde engordarán en paz, o acaso algún despacho con calefacción". Goldmund descubrirá la vida "en el rápido y luminoso relámpago del deseo, en su llama menguante, solo allí encontraría el apogeo de la experiencia humana, de todos los placeres y sufrimientos".

Hay en toda su experiencia un paréntesis en donde Goldmund se encuentra con el arte. Tras descubrir la pureza de la creación en una madona, contactará con el maestro escultor y se convertirá en su aprendiz. Siguen aquí un buen número de años en donde se entregará a la escultura en madera y conseguirá tallar una impresionante imagen de San Juan, personificado en las facciones de Narciso. Recibirá el reconocimiento público y se le abrirán las posibilidades de una vida más afluente, más cómoda, más estable. A esto también renunciará. Admira a su maestro Niklaus, de quien ha aprendido todo lo que sabe de arte, pero también lo desprecia: "¿a dónde lo ha llevado esta vida? Se ha convertido en un padre temeroso, que nunca superó su condición de viudo, pasó su vida asistiendo a las reuniones del gremio, siempre en aquella casa con su hija y su sirviente, lejos de la vida, sin hambre, sin sed, sin bellezas y sin horrores".

El encuentro

Así se llega al encuentro final. Una serie de circunstancias afortunadas conducen a un Goldmund rico en experiencias y ya pleno de vida de vuelta al claustro de Mariabrönn, donde desde hace años ya Narciso es el superior de la abadía. Juntos evalúan nuevamente su naturaleza y los cursos de sus vidas. Según Goldmund, para seguir el camino del arte "habría sido necesario renunciar a una parte de mi juventud, a mi libertad, a mi vida errante, al placer del cortejo de hermosas mujeres, que es la fuente de donde he bebido... Me habría sentido vacío, mi corazón se habría secado". ¿Era posible la estabilidad sin sacrificar los propios sentidos? "Quizás... quizás habría gente que, habiéndose asentado, no habían visto vaciarse sus corazones por la ausencia de libertades y de riesgos. Quizás. Pero, en su largo trajinar, él nunca había conocido a ninguno".

La conmoción

Hesse tiene el coraje y la honestidad suficientes como para no tomar partido. Aún así, y quizás debido al enorme valor que nos inculcan por la estabilidad, dedicará sus páginas finales a describir la conmoción que este último encuentro causa en la vida de Narciso. Desde arriba, "tratando de ponerse en los ojos de Dios", reflexiona sobre su trayectoria vital. "¿Es esta vida ejemplar de orden y disciplina, de renuncia a los placeres de los sentidos, de distancia en relación con el barro y la sangre, acaso mejor que la de Goldmund? ¿No había sido mucho más valiente Goldmund, abandonándose a sí mismo, sumergiéndose en el raudal de la realidad, del caos, capaz de equivocarse, pecar, y aceptar sus amargas consecuencias, en lugar de aquel lavarse las manos, de aquel retiro a los jardines artificiales y armoniosos del pensamiento? ¿No era más noble y exigía más coraje el vagar por los bosques, con los zapatos rotos, el andar bajo el sol y la lluvia, el jugar el juego de los sentidos y estar dispuesto a pagar por él?". ¡Qué pobre se siente su vida, qué vano su conocimiento, su disciplina, su dialéctica!

Al final, toda la capacidad para las ideas, el análisis y el pensamiento abstracto que ha desarrollado Narciso no será suficiente para darle la respuesta. Ni siquiera cuando, tras un último esfuerzo por volver a los placeres de antaño, Goldmund caiga enfermo y muera de forma prematura. Aún en ese momento, Narciso se da cuenta de que un hombre predispuesto por sus dones a grandes cosas, no se vuelve común y fútil por el hecho de vivir en ese compromiso diario con el presente, en ese esfuerzo por mantener siempre encendida la chispa divina en el altar de su alma.

@miguelsantos12

La vuelta al mundo con Martin Wolf


(Moisés Naím entrevista a Martin Wolf, uno de los columnistas económicos más influyentes del momento, quien afirma que tanto los periodistas, como los economistas fallaron al no ver la crisis. Publicado en El Nacional el 3 de julio de 2012)

La crisis ha transformado a algunos comentaristas económicos en personajes de fama mundial. Uno de ellos es Martin Wolf, el principal editorialista económico del Financial Times y seguramente uno de los columnistas más influyentes del momento. Hace unos días converse con él en Estambul.

- ¿Qué aspectos de la crisis le sorprendieron?
M.W. El insuficiente capital propio que tenían los bancos y otras instituciones financieras para cubrir los riesgos que corrían. Captaban dinero a corto plazo y lo colocaban a largo plazo. Tenía puesta toda mi atención en la macroeconomía y no vi lo que estaba sucediendo con la microeconomía. Es el principal error que he cometido en mi carrera. Mi otro error fue no haberme percatado de cuan débiles e inadecuados eran los controles y regulaciones a los bancos.

- ¿Qué responsabilidad tienen los periodistas en esta crisis?
M. W. Hubo muchos errores de omisión. Hemos debido ser mucho más agresivos y rigurosos en el escrutinio de los bancos, los reguladores etc. El problema es que, en general, los periodistas saben poco de economía y finanzas.

- Pero los economistas más renombrados tampoco se cubrieron de gloria. Ni previeron la crisis ni se ponen de acuerdo en cómo manejarla. ¿Quiénes fueron las excepciones?
M. W.
Nouriel Roubini alertó temprano sobre las burbujas de precios de ciertos activos financieros y su relación con el endeudamiento, y se dio cuenta que esa mezcla era explosiva. Robert Shiller analizó mejor que nadie lo que sucedía en el sector inmobiliario. Y Raghuram Rajan dio la primera campanada sobre la fragilidad del sector financiero y explicó cómo se estaba transformando en una amenaza para la estabilidad global. Pero, en realidad, no hubo muchos más. Y lo cierto es que la teoría económica ortodoxa ha resultado inútil para prevenir lo que sucedió.

- Pero los jefes de Estado deben manejar la situación aunque las recomendaciones que les dan los economistas son de dudosa calidad. ¿Cómo califica usted el manejo que han hecho de la crisis George W. Bush, Barack Obama, Wen Jiabao y Angela Merkel?
M. W
. Bush, reprobado. Obama y Wen Jiabao, aprobados. Y Merkel aprobada como líder de Alemania y reprobada como líder europea.

- Pero Obama está siendo ferozmente criticado por su manejo de la economía.
M. W.
Así es. Sus críticos argumentan que la recesión de EE UU ha debido ser más breve y la recuperación más veloz y vigorosa. Pero según la experiencia histórica y el análisis objetivo, la crisis que heredó Obama ha debido causar una recesión aún más profunda de la que hubo, y probablemente hasta una fuerte depresión. Obama logro evitar estas catástrofes y, desde que estalló la crisis hasta hoy, de las seis economías más avanzadas del mundo, la economía de EE UU es la que más se ha recuperado.

- En esta crisis los jefes de los bancos centrales se han transformado en actores fundamentales. ¿Quienes son los mejores banqueros centrales del mundo?
M. W
. Ben Bernanke, el gobernador de la reserva federal de EE UU.

- ¿Nadie más?
M. W.
Nadie. Los demás están en otra categoría. Entre 2008 y 2009 Bernanke salvó al mundo. Creo que después no ha sido lo suficientemente agresivo en estimular la economía y tampoco anticipó la crisis. Pero tuvo la responsabilidad histórica en el momento más crítico y lo hizo excepcionalmente bien.

- Paul Krugman argumenta que una política monetaria y fiscal más expansiva reduciría el nivel de paro en EE UU. Raghuram Rajan piensa que muchos de los empleos que desaparecieron en la crisis son producto de cambios estructurales y tecnológicos y ya no volverán. ¿Quién tiene razón?
M. W.
Los dos. Krugman en sostener que EE UU puede y debe hacer más a través del gasto público y la política monetaria para aumentar el empleo. Y Rajan, en decir que muchos empleos de antes ya no existirán y que a largo plazo hay que crear puestos de trabajo en otros sectores. Uno tiene razón sobre el corto plazo y el otro sobre el largo plazo.

- Dentro de diez años ¿que país va a tener una economía con más crecimiento, España o Italia?
M. W.
España.

- ¿Y entre China e India?
M. W.
India.

- ¿Estados Unidos o Alemania?
M. W.
Estados Unidos.

- Y ya que estamos en Turquía, un país que ha tenido un desempeño económico espectacular, ¿cómo ve la situación acá?
M. W.
Insostenible. Turquía sufre de desbalances económicos profundos. Su ahorro interno es demasiado bajo y su déficit en cuenta corriente demasiado grande.

- ¿Y Europa?
M. W.
Veo tres escenarios: Europa Federal; statu quo-plus y la ruptura. El statu quo va a fracasar, lo que puede llevar o al statu quo-plus o a la ruptura parcial. Lo que llamo statu quo-plus incluye reformas bancarias, un ajuste económico que no solo recaiga en los países más endeudados, un mayor estímulo por parte del Banco Central Europeo y abundante financiamiento a los países que hacen las reformas necesarias. Este es el escenario que veo más probable.

@moisesnaim