miércoles, 25 de julio de 2012

Sembrar "en" el petróleo

(El economista y profesor del IESA, Pedro Luis Rodríguez, explica por qué la vía para alcanzar mayor bienestar y desarrollo para Venezuela está unida al petróleo, enfatizando la necesidad de entenderlo más como industria productiva y menos como un simple generador de renta. Publicado en el diario El Universal el martes 24 de julio de 2012)

Desde que nos iniciamos como país petrolero a principios del siglo XX hemos estado empeñados en independizarnos de este valioso recurso natural. Para ello el énfasis ha estado en usar los ingresos petroleros para impulsar el desarrollo de una economía diversificada y moderna según nos plantea la consigna de Uslar Pietri "sembrar el petróleo". Implícito en esta consigna, y en sus interpretaciones posteriores, está la concepción del petróleo como una actividad rentística, efímera y aislada de los demás sectores de la economía, cuya única contribución al país es a través de sus aportes fiscales. Este paradigma debe cambiar.

Por un lado, es necesario comprender que el petróleo presenta dos caras diferenciadas: como industria productiva y como generador de renta, ambas capaces de contribuir a la diversificación de la economía y al progreso de los venezolanos. Por otro lado, es necesario reconocer que históricamente la principal barrera a la diversificación no ha sido el hecho de que produzcamos petróleo, como frecuentemente se nos hace ver, sino el manejo discrecional e irresponsable del ingreso fiscal que genera esta actividad.

Una política petrolera moderna debe comprender, de una vez por todas, que la industria petrolera constituye nuestra principal ventaja comparativa para insertarnos con éxito en el proceso de globalización. Ella es capaz de atraer un auge de inversión, tanto nacional como extranjera, de magnitudes incomparables en el resto de la región, generando empleos productivos, tanto directos como indirectos, así como nuevas capacidades nacionales y tecnologías transferibles a otros sectores de la economía.

La experiencia de otros países con cuantiosas reservas de crudo, notablemente Inglaterra, Noruega y más recientemente Brasil, debe servirnos de ejemplo. Lejos de percibir a la industria petrolera como un obstáculo a la diversificación o como enclave aislado del resto de la economía, estos países la convirtieron, o en el caso de Brasil la está convirtiendo, en el principal dinamizador de sus economías.

La propia experiencia venezolana tiene ejemplos de externalidades positivas del sector como lo fue la construcción de infraestructura, el asesoramiento y apoyo a la industria metalmecánica, y convertir al Intevep en uno de los centros de investigación y desarrollo más destacados de América Latina. Estos esfuerzos, sin embargo, fueron liderados por Pdvsa al margen de la política petrolera adoptada por los sucesivos gobiernos, por lo que su impacto fue limitado.

El objetivo de una nueva política petrolera no debe limitarse a maximizar la contribución fiscal del sector, sino que debe aprovechar a la propia industria petrolera para hacer de ella el principal motor de la diversificación, fomentando su impacto multiplicador sobre otros sectores y generando nuevas capacidades nacionales. Más allá de sembrar el petróleo un próximo gobierno debe promover una política petrolera que comprenda la necesidad de sembrar en el petróleo.

Coordinador Académico del Centro Internacional de Energía y Ambiente del IESA (CIEA)
pedro.rodriguez@iesa.edu.ve

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