miércoles, 22 de febrero de 2012

Políticas para emprender

La profesora Nunzia Auletta, directora del Centro de Emprendedores del IESA comparte su visión sobre la importancia de las políticas públicas en temas de emprendimiento. A continuación el texto del artículo publicado en el diario El Universal el 21/02/2012.

Quienes nos ocupamos de la formación o apoyo a emprendedores, estamos muy ocupados en los últimos tiempos. Se multiplican foros, conferencias, programas y espacio en los medios para explicar qué significa emprender y cómo podemos sacarle el mayor provecho a ese 30% de venezolanos (GEM 2011), que sin distinción de clase social o género realiza alguna actividad de emprendimiento comercial o social.

Resulta natural que la discusión caiga en lo que nos falta por lograr, en la conformación de un ecosistema del emprendimiento capaz de alimentar iniciativas dinámicas y de alto valor agregado. En especial, porque muchos de nuestros emprendedores -evito aquí abrir la discusión sobre las taxonomías- generan pocos empleos, son poco innovadores y no poseen visión internacional. Esto nos hace reflexionar sobre lo que nos está faltando y revisar experiencias exitosas como la de Israel, el primer país del mundo en cuanto a número de iniciativas de alto potencial.

Si pensamos en ubicación y recursos, Venezuela tiene todas las de ganar en comparación con Israel, sin recursos naturales y en un contexto geopolítico que resulta eufemístico definir hostil. La gran ventaja de Israel reside en las políticas públicas que con determinación le han permitido superar su situación de desventaja.

Israel invierte el 4,5% del PIB en investigación y desarrollo, la tasa más elevada del mundo. Además, su ministerio de Industria y Comercio, aplica incentivos de hasta un 50% a la inversión privada en este renglón. Ello la ha convertido en el lugar de elección de empresas como Apple e Intel, pero más aún en la cuna de competitivas start-ups basadas en el conocimiento, que la han llevado al lugar 14 en el Índice de Innovación Global (GII).

Sus universidades cultivan la excelencia sin complejos, aliándose con otras de clase mundial e impulsando la internacionalización de sus estudiantes, al tiempo que los académicos se integran con los emprendedores. Existen 24 incubadoras tecnológicas públicas y privadas en las que se despliegan más de 200 proyectos en electrónica, software, biotecnologías y ambiente. A la vez, la inversión de capital de riesgo es 2,5 veces mayor que en Estados Unidos y 300 veces más que en un gigante emergente como la India.

En contraste, nuestro país, bendecido por la naturaleza, se encuentra en los sótanos de los mayores indicadores mundiales: 122 de 139 en el Índice Global de Competitividad; 102 de 121 del GII; y 175 de 179 en el Índice de Libertad Económica. A menos que queramos leer estos números como evidencia de un complot internacional en contra de experimentos económicos tropicales, todo indica que estamos, inexcusablemente, en una situación tóxica para los millones de aspirantes emprendedores del país. Sin querer aplicar recetas universalmente válidas -que no las hay-, queremos alertar sobre la necesidad de políticas de desarrollo y progreso que nos permitan rescatar nuestro enorme potencial emprendedor.

@nunziaauletta
Directora del Centro de Emprendedores IESA

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