martes, 18 de enero de 2011

Carlos M. Allison\\ Educación basta de historias

En Basta de historias, el último libro de Andrés Oppenheimer, se hace evidente la causa del atraso de América Latina: la pobreza de su sistema educativo. Cifras elocuentes: la calidad de la educación primaria y secundaria es bajísima, el número de días y horas dedicadas al estudio se encuentra entre los menores del mundo, las pruebas internacionales como PRISA nos dejan mal parados, la escolaridad no pasa de 6 años.

Peor aún, mientras que en los países que progresan la educación tiene la vista puesta en el futuro, en estos lares y especialmente en Venezuela, el objetivo está centrado en el pasado.Que se cultive la historia, nos parece bien, pero solo mirar al pasado es dramático, en particular cuando existe un tamiz ideológico. Mientras que en Corea del Sur y Japón, y ahora también en China, los estudiantes tienen un calendario que supera los 200 días al año, nosotros andamos por los 180, en el papel, y un promedio real de 160, hasta menor cuando hay elecciones o algún desastre natural.

Las condiciones, para espantar a los estudiantes: 20% carece de agua potable, 33% no tiene baños suficientes y más del 60% no tienen computadoras. ¿Cuántos no reciben clase de matemáticas? Cada año, el inicio de clases es un drama, en elevada proporción las escuelas públicas abren 15 días o un mes después de la fecha establecida.El autor ilustra cómo deben competir los estudiantes para ingresar a una universidad y cómo cada país privilegia a un cierto número para que adquieran un nivel internacional de excelencia. Coloca énfasis en algo que muchos sabemos, la necesidad del patronazgo de los egresados y aportes del sector privado para financiar el gasto de las universidades, realizar las inversiones requeridas, formar investigadores, docentes y tecnólogos para contribuir al desarrollo del país.

Mirar al futuro
En los países con éxito, la educación mira hacia el futuro. Círculos virtuosos con las empresas y los egresados para mantener y elevar la calidad de las universidades. Estas compiten entre sí, ya que el prestigio atrae a los mejores estudiantes, profesores y fuentes de financiamiento. En América Latina los gobiernos las nivelan hacia abajo o las sepultan por no tolerar ni la libertad de expresión, ni la formación de talento. Cuando el nuestro descubrió que la LOCTI había creado colaboración entre empresas y universidades que miraban hacia el siglo XXI, acabó con esta ley.

Cuando percibió que las universidades autónomas eran fuente de no sumisión, inflaron otras con estudiantes, pero sin bibliotecas o laboratorios y trataron de imponer otra ley para someterlas ya que es más importante que se dediquen a indagar sobre supuestas trazas de veneno en los restos del Libertador, el ideario educativo del siglo XIX o las ideas de Marx y Fidel, que sobre Física del Estado Sólido, Biotecnología, Ingeniería Electrónica o Medicina. Por eso es que Corea del Sur registra más patentes por año que todos los países de América Latina juntos.

Artículo de opinión
18 de enero de 2011
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lunes, 17 de enero de 2011

Pedro Palma \\ 2011, año difícil?

Después de dos años de recesión y altísima y creciente inflación, los voceros gubernamentales nos han vendido 2011 como de recuperación económica y de moderación inflacionaria. Si bien deseo que así sea, no creo realistas esas expectativas optimistas. Por el contrario, estoy convencido de que este será un año difícil con alta presión sobre los precios, reducción de la capacidad de compra, limitadas posibilidades de empleo y muy pobre desempeño económico. Con respecto a la inflación, no veo razones para que este año la misma baje. Por el contrario, una serie de factores contribuirán a mantenerla en los elevados niveles del año pasado, o incluso superarla.

El recrudecido acoso a la actividad productiva privada contribuirá a restringir la oferta local de bienes y servicios, y se podrán presentar problemas de desabastecimiento en caso de que los controles de precios, producción y distribución arrecien de tal forma que condenen a los productores y comerciantes a trabajar a pérdida, o bajo condiciones muy adversas. También contribuirá a restringir la oferta la merma de la producción y de la productividad en las empresas expropiadas, ahora manejadas de forma cada vez más ineficiente por el Estado, así como los efectos por las pérdidas de cosechas y semovientes debido a las inundaciones de diciembre pasado.

Si bien el Gobierno puede intentar compensar esas mermas de oferta interna con importaciones, la devaluación reciente, combinada con el notable encarecimiento de los commodities a escala mundial, particularmente los de origen agrícola, harán mucho más costosas esas compras foráneas, lo que contribuirá a elevar los precios de una serie de productos básicos, en especial los alimentos; es ilusorio pensar que estas presiones alcistas se puedan neutralizar con el recrudecimiento de los controles de precios anunciados por el Gobierno.

La alta inflación, combinada con ajustes menos intensos de las remuneraciones, particularmente las de las personas que trabajan para el sector público, hará que, al igual que en los tres años anteriores, la capacidad de compra de los venezolanos se siga contrayendo, particularmente la de los más pobres, ya que la elevada inflación de alimentos y medicamentos a quien más afectará será al segmento de la población de menores ingresos. Esto, combinado con una generación de empleo cada vez más limitada, y con mayores restricciones de financiamiento bancario a personas naturales, hará que los gastos de consumo privado se mantengan reprimidos, o incluso continúen bajando.

Por su parte, la formación bruta de capital fijo del sector privado seguirá cayendo, ya que serán muy pocos los que querrán invertir en un ambiente tan enrarecido y hostil hacia el sector empresarial como el que tenemos.Nos debemos preguntar entonces qué puede generar una sólida recuperación económica si el consumo y la inversión continuarán constreñidos, y si el Gobierno se empecina en imponer un esquema de producción que ha fracasado en todas las economías del orbe donde se ha implantado.

Creo que la respuesta a esa interrogante no es alentadora, y es lógico prever que la actividad productiva de este año seguirá mostrando una gran debilidad, lo que hará que, en el mejor de los casos, se produzca un crecimiento marginal como producto de un rebote después de dos años de severa caída. Esto, de darse, no sería el inicio de una sólida recuperación económica que sacará la economía de la postración en que se encuentra, sino más bien un evento circunstancial de poca significación.

Artículo de opinión publicado el 17 de enero de 2011
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viernes, 14 de enero de 2011

Miguel A. Santos \\ La república exhausta

La semana pasada decía yo que en los últimos doce años Venezuela había recibido 516.280 millones de dólares por exportaciones petroleras, 245% más que en los doce años previos a Chávez. Siendo un período tan largo, habría que ajustar por la inflación en dólares (hoy no valen lo mismo que hace 24 años). Tras ese ajuste, la cifra se reduce a 141%. También somos muchos más.

Como la población ahora es 24% mayor que hace doce años, las exportaciones petroleras reales por persona son ahora 95% más altas. Por donde se le mire y tras los ajustes que se le quieran hacer, es un período de bonanza descomunal. Es como si al final de estos doce años, en diciembre pasado, a cada venezolano le hubiesen hecho un cheque por 21.875 dólares (1.823 por año). Hace doce años, el cheque habría sido apenas de 11.740 dólares (978 por año). ¿A dónde se ha ido todo ese dinero? Uno tiene que pensar que si el Gobierno no existiera, y alguien se hubiese tomado la tarea de distribuir la renta petrolera, a todos nos hubiese tocado 95% más (¡en dólares!).

Uno también se puede imaginar que con ese cheque, al menos a los fines de las estadísticas del INE, habría sido posible eliminar por completo la pobreza. ¿Por qué digo esto? Porque según una de esas reglas prácticas de los organismos internacionales (esos que suele citar el Gobierno cuando las estadísticas son favorables y vilipendiar cuando no es así, tipo Insulza), en pobreza crítica se encuentran quienes viven con menos de un dólar al día, y en pobreza relativa en general con menos de dos dólares diarios.

Un cheque de 1.823 dólares cada año le hubiese dado a cada venezolano en promedio unos cinco dólares diarios, todos y cada uno de los 4.380 días de los últimos doce años. Sin embargo, la producción por habitante en estos doce años ha crecido apenas 5% y ni siquiera el gigantesco boom del volumen de consumo (43%) alcanza para explicar el destino de la mitad de los recursos recibidos. Pero la cuenta no termina ahí. También en estos años el endeudamiento del sector público consolidado ha crecido de forma colosal.

Si uno realiza cálculos similares a los anteriores para nuestros niveles de deuda se da una coincidencia interesante: Ha crecido en 240% en doce años, que en términos reales (corrigiendo por inflación en dólares) representa 140%, lo que equivale a decir que cada venezolano debe ahora 95% más en términos reales que hace doce años. ¡Idéntico al ingreso petrolero!Más allá de esta curiosidad estadística, se hace cada vez más evidente que el desgobierno de Chávez dejará a Venezuela en la bancarrota total, sin activos de valor, sin reservas internacionales, con una enorme deuda y con una fracción de la producción petrolera futura ya cobrada por adelantado.

Es decir, lo que dejó Lusinchi y el año 1989 van a parecer un paseo por el Parque del Este al lado de esto.Pero como decía el Presidente Nixon, hope for the best, but plan for the worst. No sólo es que ese escenario se puede enfrentar, sino que alguien tendrá que hacerlo porque sí. Siendo tan previsible como lo es, y tan imprevisible el qué podría ocurrir con el curso del poder, no queda otra que empezar a planificar para entonces. Lo más difícil es creérselo.

Artículo de opinión publicado el 14 de enero de 2011
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jueves, 13 de enero de 2011

Rosa María Rey \\ Pagar deuda y gastar otra vez para ganarle a la inflación

Dejar el pago de los créditos, tarjetas y otras deudas para después de febrero podría convertirse en un gran dolor de cabeza. Con las proyecciones de altos índices inflacionarios en el país, es preferible cancelar otros gastos, y salir del endeudamiento.Si el consumidor paga las deudas en estos dos primeros meses, tiene más posibilidades de adquirir otro financiamiento bancario para después del primer trimestre de este 2011.

El comportamiento de consumo en estos dos primeros meses del año suele ser bastante bajo, comenta un analista estadístico de una consultora financiera. Es por ello que la sugerencia es aprovechar para cancelar lo más que se pueda los créditos adquiridos.Rosa María Rey, analista financiera y profesora del Iesa, recomienda, sin embargo, adelantarse a los gastos que sean prioritarios para cada quien. "Si la persona tiene un tratamiento costoso de medicinas, le sugiero que compre los medicamentos cuanto antes, y que pague las deudas después", dice.

A pesar de que la tendencia de consumo en los primeros meses del año en Venezuela se caracterizaba por ir de compras, por las rebajas en las tiendas, el comportamiento ha ido cambiando desde hace tres años. "Sobre todo con los anuncios de devaluación", comenta la especialista. Desde ya se pueden apreciar en algunas tiendas por departamento que las compras no son iguales, pero sobre todo por la falta de oferta. Es el caso de las famosas almohadas del GOS de las tiendas Beco, que desaparecieron apenas una semana después de haber anunciado las rebajas.

"En enero la inflación suele ser baja, pero con las devaluaciones en el primer mes del año las rebajas son escasas", explica Rey, también asesora financiera. Y es que ninguna tienda coloca su mercancía en oferta con una moneda devaluada.Lo que no está regulado probablemente sea más caro en los próximos meses, interpreta la asesora de finanzas personales."Lo recomendable es bajar la deuda de las tarjetas de crédito, y en seguida comprar productos y bienes de consumo de alta necesidad para el consumidor; lo importante es no dejar que el banco cancele las tarjetas, que es un modo de extensión del salario de los venezolanos", dice Rey.

Oferta y demanda
Según la Superintendencia de Bancos (Sudeban) en enero del año 2008, los venezolanos gastaron con la tarjeta de crédito un total de Bs.F. 14.294 millones, una cifra que se incrementó en 57 por ciento para el mismo mes del año 2010, cuando el financiamiento de este tipo creció a Bs.F. 22.565 millones. Los clientes bancarios han incrementado el uso de las tarjetas de crédito, sobre todo en tiempos de bajos ingresos; en este caso, justo cuando las utilidades ya desaparecieron.

"Si usaste las utilidades es natural que ahora no tengas con qué gastar en las rebajas, los venezolanos están pasando por un fenómeno en donde no hay suficiente oferta, pero tampoco consumo", comenta la profesora del Iesa. Es razonable que ante la expectativa económica del país los consumidores prefieran gastar menos, o al menos gastar en lo que realmente necesiten."Los consumidores venezolanos, por la devaluación, tienen que hacer un ejercicio presupuestario y comprar todo aquello que no esté regulado por el Gobierno", aconseja Rey.

Entrevista publicada en El Mundo
13 de enero de 2011

miércoles, 12 de enero de 2011

Gustavo Roosen \\ En memoria de Bello

El veto presidencial a la Ley de Educación Universitaria y la acción ciudadana que le precedió han tenido la virtud de poner de relieve el valor del ejercicio democrático de la disidencia y, al mismo tiempo, de reafirmar la voluntad nacional de mantener en primer plano de discusión temas tan fundamentales como el de la educación.

Desde la oposición democrática e incluso desde sectores académicos cercanos al Gobierno se levantaron voces para detener el sinsentido de la radicalización ideológica, de la pérdida de la autonomía universitaria, de la concentración de poder en las instancias oficiales, de la presencia absorbente del Estado rector, de la pretensión de control político, de la desfiguración de la democracia participativa, de la intención de hacer de las universidades centro de difusión de una única línea de pensamiento.

El regreso del tema a la Asamblea y, ahora sí, a la discusión pública, es el momento para las propuestas. Es, por ejemplo, el momento para relanzar el proyecto de ley de educación superior, elaborado por profesores de 7 universidades y presentado en diciembre pasado, con el respaldo de cerca de 40.000 firmas, a la Asamblea Nacional. Hay allí coincidencias con lo mejor del proyecto oficial pero, sobre todo, lineamientos para una universidad plural, abierta al pensamiento libre y democrático, crítica, en permanente renovación, centro de creación de pensamiento, motor de modernización, comprometida con la excelencia, profundamente integrada al país y simultáneamente abierta al mundo y al intercambio global.

Más allá de esta ley, es también el momento para retomar el tema de la educación como prioridad nacional. Y qué mejor que hacerlo bajo la tutela de la figura educativa más admirada en Latinoamérica, Andrés Bello. Su nombre honra ya a una universidad desde la cual han surgido múltiples iniciativas para el mejoramiento de la educación y en cuyo seno se inició la discusión del proyecto de ley presentado por los ciudadanos.

En esta hora, cuando el país percibe con urgencia la necesidad de un nuevo diseño para la actividad educativa, la memoria de Bello bien podría ser la inspiración para alcanzar en la Asamblea Nacional un acuerdo solemne que, llevando su nombre, comprometa la aprobación de leyes que modernicen y apoyen la educación en todos los niveles, corrijan las entorpecedoras normas de la nueva Locti, promuevan la formación, capacitación y remuneración del educador, doten el sistema educativo de disposiciones legales que hagan efectivamente de la educación el mayor objetivo nacional, su principal actividad y la primera herramienta para su modernización y desarrollo.

El centro de atención del país se ha desviado de lo verdaderamente esencial, que debería ser la educación. Venezuela es un país en deuda con el compromiso de los 200 días del año escolar, un país carente de una ley que promueva y desarrolle la profesión docente, donde se han abandonado los programas sociales orientados al estudiante, un país que no ha asumido la opción mundial por el conocimiento y la innovación. Lo ha asumido China, cuyas autoridades se propusieron recientemente como meta para 2015 registrar anualmente 2 millones de nuevas patentes a fin de ponerse a la vanguardia de la investigación mundial.

Lo ha entendido José Mujica, el presidente de Uruguay, cuando ha dicho: "El puente entre este hoy y ese mañana que queremos tiene un nombre y se llama educación".La Casa de Bello y el próximo Día del Educador, el 15 de enero, podrían ser el lugar y el momento para relanzar un proyecto de escala nacional en el que participen todas las fuerzas políticas y el sector educativo del país en su más amplia extensión.

Artículo de opinión
Miércoles 12 de enero de 2011

martes, 11 de enero de 2011

Miguel A. Santos \\ 12 años: los números de la revolución

Vale la pena analizar las cifras oficiales de estos últimos doce años. ¿Por qué? Porque es un período suficientemente largo como para verificar la naturaleza infalible de algunos principios de economía, esos mismos que se suelen encontrar en los libros de Macro 101 y que el Gobierno se empeña en ignorar. Además, de ahí se derivan un conjunto de lecciones que nos podrían ser útiles una vez que pase el diluvio y se detenga la destrucción.

En doce años, el Gobierno ha recibido por exportaciones petroleras 516.280 millones de dólares. ¿Y eso es mucho? Para hacerse una idea, basta decir que es 245% más que los 149.600 millones de dólares recibidos en los doce años previos. Pero eso no ha sido todo. Chávez en 1998 recibió un país con una deuda pública de 27.900 millones de dólares, que representaban apenas 29% del tamaño de nuestra economía. Hoy en día la deuda pública asciende a 95.000 millones de dólares, equivalentes a 70% de nuestra producción. ¿Qué se hizo con esa enorme cantidad de divisas? 62% se destinó a importaciones (consumo), 28% salieron del país, en una colosal fuga de capitales estimulada por las emisiones bolívar-dólar del propio Gobierno.

Lo demás fue a fortalecer reservas (apenas 3%) y otros usos. ¿Cuánto ha crecido nuestra economía? La producción por habitante ha crecido 5%, un mísero 0,4% anual. Doce años perdidos. Mientras tanto, al cierre del 2010 el consumo por persona era 43% más que en 1998, equivalente a 3% anual. Esa es la esencia pura de la revolución: Promueve un socialismo-comunismo que destruye la capacidad productiva, mientras procura evitar la correspondiente caída en el consumo haciendo uso de la renta petrolera y el endeudamiento. Entre 1999-2010 el salario promedio creció 740% (19,4% anual), mientras la inflación registrada fue de 1006% (22,1%).

Es decir, el poder de compra del salario ha caído 24% en doce años. El boom de consumo no tuvo como contrapartida un boom de salarios reales, sino el aumento del gasto público y las transferencias del Gobierno. Así se manipulan y chantajean empleados públicos, contratistas y receptores de programas sociales. Al contrario de lo que se predica, la devaluación y la inflación no resultaron de la especulación. Mientras la liquidez ha crecido en doce años 2.676%, nuestras reservas apenas se duplicaron. En 1998 había 0,7 bolívares por cada dólar en reservas, ahora hay más de 9,7. Aumentar el circulante en 32% anual, en un país que crece muy poco, sólo puede generar inflación.

La paridad del poder de compra, una de esas leyes vilipendiadas por todos, se cumple de forma asombrosa: Inflación promedio anual de 22%, mientras la tasa oficial se ha devaluado 18% anual y la paralela 25%. Si ya de por sí íbamos a tener que devaluar el diferencial entre nuestra inflación y la de los demás, ¿por qué no hacerlo de forma gradual, en lugar de esperar años y luego recurrir a macro-devaluaciones?

En resumen: Destrucción de la producción, crecimiento cero, gigantesco boom de consumo cortesía del petróleo, más inflación y más devaluación. La revolución nos trajo de vuelta a la política del siglo diecinueve, en medio de una economía idéntica a la del decenio Herrera-Lusinchi. ¡Qué fenómeno!

Artículo de opinión
Publicado el 07 de enero de 2011
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lunes, 10 de enero de 2011

Los más pobres son los que resisten la alta inflación

PERSPECTIVAS Inflación en 2010 fue de 27,2%
Palma: Los más pobres son los que resisten la alta inflación

El economista Pedro Palma cree que los factores de presión inflacionarios siguen presentes.Aboga porque el Gobierno evalúe su política económica
* Según BCV aumenta la escasez y disminuye variedad de marcas* Prevén elevar controles para frenar alza de precios

YANETH FERNÁNDEZ EL UNIVERSALviernes 7 de enero de 2011 11:38 AMCaracas.- Lejos de la confianza que trata de imprimir el Gobierno en materia de inflación, las cifras reales apuntan que 2011 no será un año fácil. Para el economista Pedro Palma, presidente de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, la tasa de 1,8% que se registró en diciembre -para un acumulado en 2010 de 27,2%- indica una serie de aspectos importantes, que el desabastecimiento está aumentando y que en consecuencia, los factores de presión inflacionarios están allí, siendo probable que se acentúen en enero por la pérdidas de productos agrícolas y pecuarios durante las lluvias, sin contar con las modificaciones cambiarias.

Palma precisó que tan solo en el Área Metropolitana de Caracas la inflación promedio se ubicó en 29%, mayor a la puntual. Según el economista, este dato no puede valorarse como un mero índice, más bien debe considerarse para saber cómo está de afectada la capacidad de compra de los ciudadanos. "Los ciudadanos tuvieron que invertir 29% más que en 2009", agregó en entrevista a El Universal. Lamentó que la inflación afecte a todo el mundo, pero sobre todo a los más pobres, porque se reducen sus posibilidades de mejoras de calidad de vida.

Apuntó que la inflación promedio más alta la sufrió 32,3% de la población que representa el estrato más pobre y eso obedece porque la acelaración de los precios se concentró en los alimentos. A su juicio, "eso es algo que debe tener muy preocupado al Gobierno, porque los más pobres son los que están resistiendo la alta inflación. Eso se puede traducir en una reducción del apoyo político". El presidente de la Academia Nacional de Ciencias Económicas considera además que no puede pasar por desapercibido el ajuste cambiario, porque afectará la importación de alimentos y medicamentos.

"Es lógico prever que la inflación en esos rubros va a seguir siendo muy alta y por lo tanto, los que la padezcan sea el segmento más pobre".Pedro Palma precisó que el control de la inflación parte de una disciplina monetaria y fiscal, de la autonomía del Banco Central de Venezuela, del estímulo a la inversión para incrementar la productividad, y minimizar los controles que distorsionan la producción y los precios. De lo contrario,"estamos condenados a padecer la imayor inflación del mundo".

Entrevista publicada en El Universal
http://www.el-universal.com/2011/01/07/eco_ava_palma:-los-mas-pobre_07A4945571.shtml
10 de enero de 2011
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