viernes, 26 de marzo de 2010

Miguel Ángel Santos\\ Solana y la barbarie a flor de piel

La verdad es que el tema de Venezuela es un poco álgido, quizás por eso no te he contestado del todo bien". Eso me ha dicho durante el receso Javier Solana, ex Secretario General de la Unión Europea (1999-2009) y actual Presidente del Centro de Economía Global y Geopolítica de Esade, en Barcelona, España. La presencia de Solana como orador de orden en un congreso de investigación en finanzas de América Latina realizado aquí esta semana me tomó por sorpresa y no quise desperdiciar la ocasión.

Solana se ha referido en su intervención al cambio de balance de poder político y económico de Este a Oeste, de la transición de un mundo centrado en Estados Unidos a otro de carácter "multipolar" (otra de esas palabras que hemos desgastado con el uso excesivo e inútil). Ese movimiento también trasladará el poder de una sociedad que hace énfasis en el individuo a otra en que prevalece el grupo y en donde el contexto en el que ocurren las cosas es más importante que las cosas en sí mismas. El "mercado" como concepto se ha desprestigiado un poco y, en el contexto de esa transición, la relación Estado-mercado será sometida a un nuevo escrutinio, del que resultará un arreglo inevitablemente diferente.En ese nuevo orden los problemas serán cada vez más globales, y requerirán soluciones globales.

¿Y cómo se puede articular una respuesta global, en un mundo en donde el poder estará distribuido entre naciones independientes que defienden sus intereses y no necesariamente tendrán como prioridad la armonía global?. Ahí está el detalle. En esa instancia, ha dicho, se requiere de la existencia de una nueva ola de organismos multilaterales que, manteniendo el respeto a la legitimidad y la soberanía, sea capaz de operar como una suerte de veedor global.Para Solana, la pobreza, la proliferación de armas nucleares y el cambio climático serán los tres grandes temas de los tiempos por venir.

En la sesión de preguntas, no quise dejar pasar la ocasión para apuntar que, si bien toda su visión está basada en una concepción de "importancia poblacional", en donde Brasil, Rusia, India y China serán los nuevos centros del poder, las amenazas nucleares y los conflictos podrían venir más bien de un conjunto de países relativamente pequeños. Me preguntaba yo qué tan contento estaba Solana con la forma en que el "multilateralismo", tal y como existe hoy en día, ha lidiado con esos países y qué cambios cabe esperar en el futuro.Su respuesta ha sido bastante vaga, políticamente correcta, dentro de lo que cabe esperar.

Solana confía en las posibilidades diplomáticas siempre y cuando sean ejercidas de forma coordinada y cuenten con el apoyo de los cuatro nuevos grandes actores. Es una forma de verlo, bastante civilizada por cierto, bastante ajena a esa barbarie que ya uno trae a flor de piel. Esa misma cualidad, la ciudadanía, es quizás la que lo ha llevado a acercarse al final para disculparse por la evasión, y a ser tan cándido en relación con Venezuela en particular. "Hoy los líderes están surgiendo de canales muy distintos a los tradicionales. No siempre es fácil lidiar con algunos de ellos. Pero sí se puede". Eso es algo que vamos a llegar a ver en nuestro horizonte de vida.

Artículo de opinión
Viernes 27 de marzo de 2010
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José Mayora \\ Estado de derecho o estado de capricho

Cuando nos referimos al Estado de derecho, nos referimos a un Estado donde imperan la ley y las instituciones encargadas de su confección, aplicación y control. Con el debido criterio profesional y gerencial, usan su autonomía para cumplir con su no fácil papel de hacer lo que les corresponde.El Estado de derecho hay que sustentarlo en recursos humanos formados en universidades autónomas y democráticas, formación que abarca tanto lo técnicamente esperable del área de experticia, como un conjunto de principios y valores rectores que orienten la conducta de los individuos en sus decisiones.

Es decir, éstas estarán basadas en criterios objetivos y principistas que garanticen una razonable separación de las personas y sus emociones, con los hechos en cuya decisión deben participar.Un Estado como el descrito en los párrafos anteriores, no se logra de la noche a la mañana, se requiere una constante labor pedagógica desde la sociedad para que en la normal rotación generacional, no se diluyan los valores y principios fundamentales.En la otra cara de la moneda se encuentra el Estado de capricho el cual es sólo comprensible en tanto y en cuanto su liderazgo sea caprichoso o, mejor dicho, extravagante. Un líder extravagante es aquel cuyo actuar siempre se encuentra fuera del orden normado o fuera de las costumbres.

Un Estado de capricho, es propio de quienes en el ejercicio de funciones públicas, se permiten el uso de términos escatológicos para calificar o remitir a cualquiera de los miembros institucionales o ciudadanos, que tengan la osadía de discrepar con el verbo, con la pluma o con el voto.En un Estado de capricho es normal que los líderes formales, es decir, electos por los ciudadanos, eludan la Constitución y las leyes sin más argumento que su desmedido afán de poder.En un Estado de capricho, es frecuente que las opiniones personales sean penalizadas con escarnio público y, consecuentemente, con cárcel.En estricto sentido, tanto la extravagancia como el capricho, son rasgos de personalidad que están reñidos con el sano ejercicio del poder.

Son atributos que revelan inmadurez política. Quienes exhiben este tipo de conducta asumen la censura, la descalificación, la fabulación, la falsedad, la descontextualización, como la única perspectiva cierta. La concepción del mundo está limitada por su ignorancia y la incapacidad por reconocer esto, los lleva a pedagogizar como novedoso sobre lo que, para bien o para mal, es pasado superado.Su tránsito por otros continentes tiene como finalidad la búsqueda de iguales como única posibilidad de encontrar con quien compartir un discurso que corre el riesgo de quedarse sin audiencia.

Sin embargo, frente a este rasgo de la extravagancia, por demás indeseable, ¿por qué resulta tan fácil pasar de un Estado de derecho a un Estado de capricho?; ¿cuánto deterioro debe implementar un Estado de capricho para mantenerse en el poder, independientemente de su popularidad?Con liderazgos extravagantes en el poder, no hay manera de lograr consenso, reconciliación, diálogo o cualquier otro mecanismo de comunicación distinta a lo pautado en sus propios proyectos. Cualquier solicitud en esa línea posiblemente peca o de ingenua o de irreflexiva.En la construcción de un Estado de derecho, no hay cabida para liderazgos extravagantes y caprichosos.

Artículo de opinión
Viernes, 27 de marzo de 2010
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miércoles, 24 de marzo de 2010

Gustavo Roosen \\UCV Diálogo y violencia

Tienen razón las autoridades universitarias cuando exigen al Gobierno dejar de ver a las universidades como objetivo político. Tienen razón también quienes observan una muy preocupante coincidencia entre los absolutamente condenables hechos de violencia contra las universidades, particularmente los más recientes contra la Universidad Central de Venezuela, y esa otra violencia que se expresa institucionalmente mediante mecanismos como la desvalorización y el desprestigio sistemáticos, el ahogamiento presupuestario, el ataque a las autoridades y a los líderes de la comunidad universitaria, el hostigamiento seudolegal, la imposición desde el poder de leyes políticamente sesgadas y de normas cuya pertinencia sólo compete a las propias universidades en ejercicio de su autonomía.

Frente a la tentación de ver a la universidad como objetivo político habría que recordar su valor estratégico para la nación, tan distante del aislamiento académico como del control político, tan exigido de pertinencia como de autonomía. Cuando se piensa en el bono demográfico del que por algunos años disfrutará Venezuela, ventana de oportunidad para adelantarse a las necesidades futuras, y en la función que las generaciones ahora universitarias deberán cumplir, no se puede menos que pensar en la necesidad de una universidad en consonancia con las exigencias de una sociedad productiva.

El trabajo de diversificación y adecuación a la realidad que han venido haciendo las universidades para atender más a las verdaderas exigencias del país pese a ser amplio, no ha sido suficiente y justifica algunos reclamos, pero no precisamente en la línea de la masificación sin calidad, sino de programas consensuados y de una relación más estrecha con el mundo del trabajo y de la producción.Los datos sobre desempleo de los graduados universitarios o la constatación de los grandes baches entre los intereses académicos o de prestigio y las realidades del mercado productivo siguen sosteniendo un justificado reclamo.

El compromiso de la universidad es ­y no puede ser de otra manera­ con el país.Frente a los hechos de violencia contra la universidad, cabe preguntarse qué se busca con ellos. ¿Impedir su normal funcionamiento? ¿Quebrar la condición autonómica de las universidades, espacio de libertad y condición necesaria para el cumplimiento de sus fines? ¿Quién saca provecho de esa violencia? No, desde luego, la universidad. No, con absoluta seguridad, Venezuela. Pierde la universidad. En su estructura física, su patrimonio, su seguridad, su posibilidad de ser y de hacer. Pierden el saber, la investigación, la cultura. Se frenan los planes o programas de extensión. Se desperdicia el talento. Se alimenta la frustración de profesores y alumnos, y de la propia sociedad. Pierde el país.La universidad atacada genera, al menos, dos preocupaciones: el silencio de la sociedad y los casi insalvables obstáculos para el diálogo.

¿Nos estamos acostumbrando a la violencia protegida por la impunidad? ¿En qué condiciones puede restablecerse el diálogo Gobierno-universidades? ¿Son superables los motivos que lo impiden: la pretensión dominadora de uno de los interlocutores y el plenamente justificado recelo del otro de ver convertido el diálogo en mecanismo para el chantaje, la intromisión y la imposición? ¿Puede el Consejo Nacional de Universidades recuperar su función de lugar para el diálogo, la coordinación y la concertación? ¿Es posible restablecer este diálogo necesario en función de los intereses de la sociedad? ¿Puede el tema universidad ser parte de una gran agenda nacional? La violencia, en cualquier caso, además de condenable, no es el camino.

Artículo de opinión
El Nacional, 24 de marzo de 2010
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Pavel Gómez \\ Trampas de la realidad

En este país muchos viven sobresaltados. Entre la congoja y el susto, entre la tristeza y la furia, entre la esperanza y la frustración. Allí florecen los médicos, los vendedores de antidepresivos, los predicadores de desastres y los comerciantes de supercherías.

La historia del último siglo ayuda a que germine la frustración: un país que yace sobre la mayor existencia de petróleo del planeta y que al mismo tiempo convoca a la reaparición de enfermedades extinguidas, con generaciones que han salido muy temprano de la escolaridad y con la rapiña de la renta petrolera como deporte nacional.

Esta visión suele convertirse en una suerte de fuerza centrípeta, que hala toda nuestra atención hacia un centro repugnante.
Sólo hay que pasearse por ciertos opinadores, algunos maravillosos escritores, que domingo tras domingo descargan todas sus letras en el sujeto recurrente, en la misma letanía. Frente a esto, mi reclamo a mí mismo es cultivar la capacidad para ver la sombra y encontrar la luz, para comprender nuestra historia y no perder de vista la ventana por donde se cuela un rayo de optimismo. Como ejemplo, hoy quiero referirme a dos libros y a un puñito de semillas.

Libro 1

En el año 2004, fue publicado, por Mérida Editores, un libro de Domingo Alberto Rangel llamado Alberto Adriani y la Venezuela que no pudo ser. Domingo Alberto retrata a uno de nuestros primigenios economistas con la elegancia de un biógrafo y el rigor de un historiador económico. Adriani es hijo de unos inmigrantes italianos que se establecieron, hacia el atardecer del siglo XIX, en un pueblo del occidente del estado Mérida llamado Zea.

El cultivo característico de esa zona, el café, marcará para siempre la visión económica de Alberto Adriani. En 1916 inició estudios de ciencias políticas en la UCV, donde se hizo amigo de otros jóvenes como Mariano Picón Salas y Manuel Egaña.
En 1921 interrumpió sus estudios y se fue a Ginebra, ciudad en la cual obtuvo un doctorado en economía y ciencias sociales. En 1936 fue nombrado ministro de Agricultura y Cría por Eleazar López Contreras.

Una de las cosas que destaca de Adriani es su visión del desarrollo del país: hijo de la agricultura en un país petrolero, Adriani pensaba que Venezuela debía defender la industria nacional no-petrolera. Para ello, opinaba, se debía devaluar la moneda como una vía para estimular las exportaciones diferentes al crudo y encarecer las importaciones.

Sin embargo, el país eligió la receta contraria: revaluar la moneda desde un tipo de cambio de 5,35 bolívares por dólar en 1933, a 3,30 Bs/$ en 1935.
El objetivo de esta revaluación fue hacer que las transnacionales petroleras se vieran en la necesidad de traer más dólares al país para comprar los mismos bolívares. El efecto es harto conocido: hace cerca de ochenta años comenzó una tendencia a la sobrevaluación del bolívar que abarató las importaciones, encareció las exportaciones y obstruyó el desarrollo de la industria nacional. Como ha repetido Domingo Alberto hasta el cansancio: desde entonces se creó una economía de burócratas y comerciantes que hundió a la industria en un fango de petróleo y corrupción.

Libro 2
El segundo libro que deseo comentar es una novela de Miguel Otero Silva llamada Oficina N° 1. Publicado originalmente en 1961, esta novela narra el inicio de la explotación petrolera en el estado Anzoátegui, con el reventón del pozo del mismo nombre que la novela.
Otero Silva retrata magistralmente la mutación de un campamento en caserío y posteriormente en la ciudad de El Tigre, del estado oriental. La novela narra la vida de Carmen Rosa, una de sus protagonistas, quien llegó al campamento huyendo del paludismo que dejó muertas las casas del pueblo de Ortiz, en el estado Guárico.

Más allá de los dramas personales, Oficina N° 1 cuenta con elocuencia descriptiva la urbanización de buena parte del país, de este campamento del que más tarde hablaría José Ignacio Cabrujas. El Tigre nace y crece caóticamente, como una muestra de ese permanente desafío de la voluntad a la capacidad de diseñar nuestros espacios públicos, como evidencia del triunfo de lo arbitrario frente a lo institucional. En esta novela se retratan muchas de las características que nos han acompañado desde siempre: la precariedad institucional, la persecución política, el crecimiento desordenado, el sesgo monoproductor, el auge del comercio y la tensión entre productividad y justicia. Los mismos temas que se repiten incansablemente desde nuestra memoria hasta la tormenta del presente.

Un puñado de semillas
Así como la historia y el presente nos confunden, en este campamento, en este territorio fértil de voluntarismo, de leyendas de héroes y de tempestades, también hay ventanas que muestran otros cielos. Sólo basta abrirlas y mirar otros patios.
Piensen, por ejemplo, en el sistema de orquestas juveniles, iniciado a mediados de los años setenta. Esta es una institución que germinó en el mismo pantano petrolero en el que naufragó Adriani y creció la ciudad de El Tigre.
Quizás lo más interesante es que el sistema de orquestas es un triunfo institucional de nuestra identidad: Dudamel, por citar apenas un ejemplo, es exitoso en la arena global porque no trata de dirigir como alemán o como austríaco, sino porque logró combinar la disciplina de una orquestación con nuestro "tumbao", con una cierta dosis de desorden orquestado.

Pero hay otros ejemplos como el Banco del Libro o el portal Prodavinci, que producen cultura para armar, que representan la cara saludable que habita en el rincón opuesto al paludismo institucional, que hace que en este país muchos vivan sobresaltados. Entre la congoja y el susto, entre la tristeza y la furia, entre la esperanza y la frustración.

Artículo de opinión
El Mundo Economía&Negocios
Miércoles 24 de marzo de 2010
www.elmundo.com.ve

martes, 23 de marzo de 2010

Silvana Dakduk\\ ¿Qué motiva al gerente venezolano?

El trabajo es un reto cuya principal motivación consiste en poner a prueba las destrezas personales

La motivación es una condición esencial para el buen desempeño de nuestras actividades en los diversos ámbitos de la vida. Específicamente, la motivación al logro es hoy considerada una condición clave para el triunfo laboral. La necesidad de logro, consiste en la búsqueda del éxito en tareas que implican evaluación del rendimiento, mejora del propio desempeño y exigentes estándares de excelencia. Las personas motivadas al logro muestran capacidad de concentración en el trabajo, prosperan en la competitividad, y se esfuerzan por hacer mejor las cosas, lo cual les proporciona satisfacción personal. Se distinguen por ser personas enérgicas, dinámicas, orientadas al cumplimiento de metas en retos importantes. Son líderes transformacionales en potencia y son optimistas en cuanto a las actividades que emprenden en su vida social, laboral y personal.

En los análisis de la motivación al logro en contextos organizacionales, se identifican 7 factores que la componen. Ética, se fundamenta en el concepto de ética protestante, utilizada para describir la motivación al logro basada en la ejecución del trabajo duro. Adquisición de dinero, relacionada con la recompensa material que consigue la persona por su trabajo. Autoridad, se refiere al deseo de ocupar una posición de poder para ejercer control sobre las personas. Excelencia, se relaciona con la motivación que obtiene refuerzo de la ejecución de las mejores habilidades personales. Competitividad, es el disfrute de competir con otros, más allá de la excelencia. Dominio, se relaciona con la necesidad de superar dificultades y solucionar problemas. Y por último, Aspiración de estatus, se refiere al deseo de ascender jerárquicamente por el disfrute de ocupar una posición importante en la organización. Estas dimensiones varían en cuanto a su presencia, estructura y composición en función de variables culturales, sociales y psicológicas.

En un estudio realizado en Venezuela en septiembre del 2009 con gerentes, elegidos intencionalmente según ocuparan para el momento de la investigación posiciones de gerencia media en sus organizaciones, se reportó que la dimensión predominante es la combinación de excelencia y competitividad, lo que se traduce en la búsqueda de altos estándares de exigencia, y referencias externas para competir con otros y superarlos. Esta dimensión es consistente con las descripciones más frecuentes para referirse a personas motivadas al logro. En este sentido, para estos gerentes venezolanos el trabajo significa un reto cuya principal motivación consiste en poner a prueba las destrezas personales de cara al colectivo para superar los obstáculos en la experiencia laboral cotidiana.

Lo que implica que las personas se sienten satisfechas con los trabajos no sólo por lo que son, sino por crear un contexto propicio para poner a prueba su potencial y poder demostrarlo a otros, en especial en contextos adversos como el nuestro donde dicha demostración resultaría más meritoria aun para quien lidera las tareas. En resumen, la experiencia gerencial es una forma de comunicar al equipo quién es y lo que se es capaz de lograr.

Artículo de opinión
El Universal, 23 de marzo de 2010
http://noticias.eluniversal.com/2010/03/23/opi_art_que-motiva-al-geren_1801724.shtml
silvana.dakduk@iesa.edu.ve
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jueves, 18 de marzo de 2010

Ramón Piñango\\ La farsa

Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua una farsa es una "obra dramática desarreglada, chabacana y grotesca". Pero también entiende por farsa "enredo, trama o tramoya para aparentar o engañar". Y por farsante, "persona que finge lo que no es o no siente".

Si uno se calma, toma aire, respira profundo, se deja arropar por algo de serenidad y considera esas definiciones de la Real Academia, se percatará de que estamos perfectamente colocados en medio de una farsa. De una farsa que pretende engañar y ha engañado, de una farsa que todos --Gobierno y oposición-- hemos ayudado a crear, y que todos los días nos esforzamos para asegurarnos de que no decaiga o, lo que es peor, desaparezca, al percatarse el público de que todo no es más que una mentira, una inmensa mentira que cultiva el Gobierno y quienes se le oponen. El problema es que, más allá de la voluntad de los farsantes de cualquier signo político, el público se ha cansado de la enredada trama, ha escudriñado tras bastidores y ha comenzado a darse cuenta de que ha estado viviendo en medio de una falsedad.

El Gobierno se esfuerza hoy como nunca para demostrar un poder que no tiene. Así, ha comenzado a temerle a lo que una vez creyó que nunca llegaría: a los evidentes fracasos públicos, a la mamadera de gallo, al chistecito, al irrespeto a la majestad presidencial, a las críticas que vienen de afuera. Especialmente, cuando todo eso llega junto y como de repente.

Fue lo que pasó con el espectáculo de la injerencia en Honduras, la protesta estudiantil, el "estás ponchao", la salida del vicepresidente Carrizález, el culipandeo con el problema eléctrico, la imparable inflación que se tragó el aumento del salario mínimo, el informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el "sea varón" de Uribe, la renuncia de Falcón, la significativa caída en las encuestas y el reciente cacerolazo en El Valle.

Demasiado, y al Gobierno se le hace muy difícil ocultar lo inocultable: que no puede con su ineficiencia, con sus conflictos internos y con las locuras del máximo líder, que al comienzo caían como gracias y ahora como morisquetas. Y no le queda otro recurso que recurrir a la violencia, a la constante violación de la Constitución, inventando leyes para envolverse en una supuesta legitimidad en la cual nadie cree.

¿Y la oposición? Alimentando también el monstruo de su farsa, hablando de elecciones como si éstas constituyeran una salida segura en un régimen que no cree en elecciones ni en ningún otro procedimiento democrático. Viviendo en la más absurda contradicción porque todos los días hace denuncias sumamente graves sobre la inconstitucionalidad en la cual estamos sumergidos, sobre cómo el Gobierno ha permitido la clarísima intromisión de Cuba en asuntos tan delicados como el manejo de bancos de datos clave, sobre el regalo de valiosísimos fondos públicos a otras naciones, dejando sin atender perentorias necesidades en este país, sobre las mentiras en relación con la marcha de la economía, sobre la gravedad de la inseguridad personal y las víctimas que ocasiona la floreciente industria del secuestro, sobre lo que sea... Y sin embargo, insiste en reforzar con su conducta una imagen de legitimidad gubernamental, ya muy carcomida y difícil de vender dentro y fuera del país.

Los farsantes dan muestra de agotamiento, no dan para mucho más. Sin embargo, hacen un gran esfuerzo para continuar su representación. En cualquier momento podemos entrar en lo que la televisión llama "capítulos culminantes", cuando, al fin, todos tendremos que quitarnos la máscara.
¿Qué pasará entonces? ¿Trataremos de continuar la función? Es posible, el riesgo es que alguien o algo puede obligarnos violentamente a dejar de engañar y engañarnos.

Artículo de opinión
El Nacional, jueves 18 de marzo de 2010
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miércoles, 17 de marzo de 2010

Casos de estudios IESA seleccionados por BALAS

La Asociación Latinoamericana de Estudios de Negocios (BALAS), seleccionó recientemente para participar en su Conferencia Anual de BALAS 2010, a dos casos de estudios redactados por el Instituto de Estudios Superiores de Administración “IESA”, sobre la Franquicia Venezolana Dr. Cartucho®. Este evento se llevará a cabo del 24 al 26 de marzo en la ciudad de Barcelona, España.

Dr. Cartucho®, es una franquicia fundada en Venezuela, con más de 6 años de experiencia en recargas de cartuchos y ventas de compatibles para impresoras. Debido a su éxito, en el campo empresarial venezolano, el Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA), de la mano de la Doctora Sofía Esqueda, postuló dos (2) casos de estudio sobre el emprendimiento de esta marca en la creación de su franquicia, ante la Conferencia Anual de la Asociación Latino Americana de Estudios de Negocios, por sus siglas en ingles “BALAS”, 2010, que se realizará entre los días 24 al 26 de marzo en la ciudad de Barcelona, España.

“BALAS”, una asociación con sede en la Universidad de Texas, que fomenta el estudio de casos de negocios emblemáticos en el ámbito Latino Americano.

En esta oportunidad la Conferencia Anual de “BALAS”, será un evento organizado por “ESADE Business School”, Universidad Ramon Llull. Este escenario servirá para estudiar y debatir trabajos seleccionados en relación con el entorno empresarial y económico en América Latina y el Caribe.

En este contexto, Dr. Cartucho®, franquicia que posee más 40 tiendas en la República Bolivariana de Venezuela, será representada en la Conferencia de BALAS por uno de sus fundadores, Milton Dávila, quien invita a todos los inversionistas emprendedores a conocer los servicios y productos de Dr. Cartucho®, debido a que está ocasión será propicia para concretar la búsqueda de nuestro Franquiciado Maestro, en España.

De esta manera, la oportunidad para todos aquellos emprendedores que deseen abrir nuevos rumbos en su economía estará a la mano en esta visita de uno de los fundadores de Dr. Cartucho® a España. El correo donde pueden contactar a la franquicia es el: info@drcartucho.com.
Asimismo, pueden visitarnos en nuestro sitio: http://www.drcartucho.com/.

Nota especial sobre emprendimiento
Http://www.franquiciasrss.com/blog/servicio-reciclados/dr-cartucho%C2%AE-se-hace-presente-en-espana/
Miércoles, 17 de marzo de 2010