Salud y nutrición, como variables determinantes de las elecciones alimenticias, han sido desplazadas por otros aspectos tales como comodidad, rapidez, conveniencia, acceso y bajo costo, lo que implica una revisión de lo que hoy entendemos por salud y cómo la nutrición ha cambiado para responder a esta nueva forma de vivir saludablemente.
Al analizar lo que significa salud en la complejidad del mundo moderno, diversas investigaciones reportan que las personas en la actualidad distinguen entre lo físicamente y lo mentalmente saludable. Lo físico alude a lo socialmente prescrito como adecuado en la ingesta de alimentos, tales como vegetales y frutas. Lo mental se ubica en el plano de lo deseable, lo que incluye carbohidratos y azúcares. Ambas categorías plantean una rivalidad entre lo que las personas deben comer y lo que desean, quieren o pueden comer.
Una elevada proporción de las personas saben lo que es biológicamente sano, pero transgreden las reglas e ingieren alimentos que pueden dañar su salud, debido a que encuentran formas de justificar su conducta y adaptar sus decisiones de consumo en el marco que el desarrollo urbano, la tecnología, la oferta disponible en el mercado y la relación entre sociabilidad y consumo de alimentos que se ofrecen a los consumidores de hoy.Otra fracción carece de suficiente información sobre el valor nutricional de los alimentos o de recursos para adquirirlos. La comida rápida, aunque afecta la salud física, sigue ganando terreno en la cotidianidad por su conveniencia social.
El auge de la comida rápida se describe como una consecuencia inédita de los procesos de cambio de la sociedad moderna, tales como: la acelerada urbanización y masificación del suministro de alimentos para atender la demanda creciente.Con la urbanización y el crecimiento de las ciudades se producen cambios en los patrones de consumo de alimentos con consecuencias implícitas sobre la salud. En principio, vivir en la ciudad restringe el acceso a ciertos nutrientes. Los patrones de trabajo y su significado también se modifican, las distancias y la movilidad dentro de la ciudad se vuelven más complejas, la incorporación de la mujer al mercado laboral trae consigo cambios en los roles de la preparación de los alimentos y exige platos más sencillos y de preparar e sobretodo de ingerir fuera de casa.
También el efecto de las migraciones, introducen variaciones en la composición étnica y cultural que modifican elecciones gastronómicas.Todos estos cambios crean un contexto propicio para el auge y la comercialización de la comida rápida, la cual a pesar de sus mencionadas desventajas resulta socialmente conveniente en un contexto donde la oferta para alimentarse sanamente aun es deficiente, costosa y en algunos casos inexistente. Entre las consecuencias más comunes de la comida rápida se encuentran la obesidad, las enfermedades cardiovasculares, la diabetes y la hipertensión, entre otras.
Las consecuencias de estas enfermedades no se limitan a lo físico sino que se extiende al plano social e individual, ya que existen marcados prejuicios culturales asociados con el exceso de peso y el padecimiento de enfermedades crónicas, en un mundo donde mantener la figura sanamente es cada vez más complejo.Pues el mundo moderno contiene una combinación que propicia comportamientos de consumo socialmente deseables pero físicamente poco saludable. Es por ello que en un entorno preocupado por el cuerpo, la salud y el aspecto físico, urge cada vez más la creación de productos que logren conciliar estas nuevas necesidades de los consumidores.
Martes, 01 de diciembre de 2010
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