martes, 5 de febrero de 2013

Civilización del siglo XXI

Ricardo Villasmil, profesor del IESA, considera esencial entender las lecciones que nos deja la historia de las civilizaciones. Publicado en El Universal, el 26 de enero de 2013 
 
 
La noción de civilización es enormemente controversial. En su nombre se han cometido -y se siguen cometiendo- grandes atrocidades en todo el mundo. Todos los grandes imperios, desde del antiguo Egipto y Mesopotamia hasta el británico, pasando por Macedonia, el Imperio Inca, el Romano, el Persa, los chinos y muchísimos más, justificaron sus acciones afirmando que su versión de civilización beneficiaba a pueblos bárbaros o a civilizaciones entendidas por ellos como más primitivas. Y aunque muchos trajeron grandes avances para los pueblos ocupados y para la humanidad en general, trajeron también esclavitud, muerte, pillaje y genocidio cultural.

No quiero ni pretendo realizar un balance de la civilización. Es una tarea imposible y en buena medida inútil, ya que no podemos modificar el pasado. El futuro sí, y por ello considero esencial entender las lecciones que nos deja la historia de las civilizaciones. En uno de los esfuerzos de sistematización más reciente -Civilización: Occidente y el resto-, Niall Ferguson resume en seis los determinantes de la superioridad de la civilización occidental: 1) la competencia y la descentralización de la vida política y económica; 2) la promoción del estudio libre de la ciencia y de sus aplicaciones; 3) el Estado de Derecho y la protección de la vida y de la propiedad; 4) los avances en el estudio de la medicina; 5) la sociedad de consumo como parte fundamental de una sociedad de producción; y 6), la ética de trabajo.

Si estas son las lecciones, los venezolanos estamos aplazados: 1) cercenamos la competencia y centralizamos la vida política y económica; 2) desechamos la ciencia occidental en favor del conocimiento endógeno; 3) el propio Estado viola sistemáticamente el Estado de Derecho y se confiesa incapaz de defender la vida y la propiedad de los ciudadanos; 4) promovemos la fuga de talentos, particularmente en el área de la medicina; 5) estimulamos una sociedad de consumo pero incrementando la dependencia externa al destruir la producción nacional; y 6), socavamos la ética de trabajo al provocar la anarquía y la conflictividad laboral.

Sociedades pasadas con mejores boletas perecieron o fueron conquistadas. Me niego a aceptar que ese sea nuestro destino.

@rvillasmilbond / www.ricardovillasmil.com


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