lunes, 4 de abril de 2011

Gustavo Roosen \\ Diseñar escenarios, construir futuro

Pensar en el futuro no puede ser una manera de abstraerse del presente. Tampoco limitarse al mañana inmediato y a sus urgencias. Tiene que ser un ejercicio de construcción, que comienza con la definición de lo que el país quiere ser y de los pasos para lograrlo.Para Venezuela, visto el estado de destrucción institucional, fracaso económico y pérdida de confianza, tal definición sobrepasa la dimensión electoral y los tiempos de la inmediatez. Las políticas y medidas que se definan para un periodo inicial de cambio ­seguro difícil­ no serán, probablemente, suficientes.
Hace falta, además, dibujar el largo plazo.


La verdadera reconstrucción, la que tomará años, supone un acuerdo de mayor magnitud, no viciado de posturas radicalizadas, miopes, inmediatistas o interesadas. Alguien tiene que comenzar a diseñarlo. Sucedió en la Suráfrica previa a Mandela, donde un grupo de personalidades y expertos en políticas públicas lograran armar un modelo de desarrollo que les ha servido bien hasta nuestros días. Sucedió en la Alemania de la posguerra como deja constancia Mancur Olson en The Rise and Decline of Nations. Alemania, constata Olson, se supo levantar de su fracaso para reconstruir su infraestructura, sus pactos sociales, sus instituciones, su sistema político y su economía, todo dentro de un esquema más moderno y realista.


El método para la definición del país que se quiere y para la promoción del acuerdo nacional que lo haga posible varía en cada caso. Suráfrica apeló a la metodología de escenarios, una herramienta útil para organizaciones del sector público y privado, actualizada en 2002 por Adam Kahane para aplicarla en ese país. Optar por un escenario de aplicación de políticas sostenibles para promover un crecimiento inclusivo y afirmar la democracia les permitió alejarse de otros menos deseables como el de una atropellada introducción de políticas económicas populistas ­fatalmente seguida de un inevitable crash económico­ o la de una provisionalidad débil, lenta, acomodaticia o, finalmente, la continuación abierta o disfrazada del sistema fracasado.


Los escenarios no son las soluciones sino el análisis, con perspectiva de futuro, de un número determinado de elementos, situaciones o temas, la anticipación de su posible comportamiento y la formulación de las políticas que los hagan viables. No son verdades definitivas sino ideas para estimular el debate sobre lo que debe hacerse en los próximos años. Un camino para aproximarse al futuro. Ejercicio abierto para pensar el país, el abordaje de los temas requiere la participación plural de las diversas tendencias y posturas, condición difícil de lograr en la Venezuela actual pero a la cual no se debe renunciar sin agotar todas las posibilidades.


Una base para iniciar el diseño de país que queremos está en la obra de historiador Niall Ferguson (Civilization, the West and the Rest) citado por Fareed Zakaria de una publicación reciente. Seis son para Ferguson los criterios que distinguen a los países exitosos: competencia, ciencia moderna, Estado de Derecho y vigencia de la propiedad privada, medicina moderna, respeto por el consumidor y ética en el trabajo. Sobre estos criterios, por ejemplo, cabe elaborar con honestidad un modelo de país diferente, sin concesiones ni coqueteos con soluciones mágicas y modelos fracasados.


Refundar Venezuela después del actual destructivo conjunto de políticas públicas no puede hacerse sino sobre la base de elementos fundamentales como estos.Más temprano que tarde el país necesita contar con un programa alternativo, sincero, integral, no electoralista, no de retazos ni de ambigüedades, de acuerdos fundamentales, no de reparto. Se trata de diseñar un modelo para una auténtica reconstrucción, no un remiendo. Será posible dibujarlo cuando el sistema político sea capaz de superar la alergia por las soluciones prácticas y de abandonar las salidas puramente electoralistas.


Diseñar escenarios es el primer paso para construir el futuro.

Artículo de opinión

Publicado en El Nacional, 04 de abril de 2011 www.el-nacional.com


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