miércoles, 6 de abril de 2011

La formación del estratega \\ Carlos Pittaluga

En entornos de alta incertidumbre, cambios imprevistos de alto impacto y suma complejidad, el gerente enfrenta un gran desafío formativo. Que lo involucra a sí mismo como persona y lo implica como un factor de influencia para los demás. Por tanto, ha de lograr para sí lo que luego será indispensable que haga por los otros: El desarrollo de competencias muy especializadas, tanto cognitivas, como emocionales y sociales. Todo ello con la finalidad de ser capaz de navegar exitosa y productivamente en un océano de mucha complejidad. O sea, de formular una teoría y un modelo de su propio negocio.

El éxito de una empresa dependerá de lo atinado de la teoría del negocio. En efecto, en la medida en que el gerente interprete correctamente la dinámica del entorno donde opera, en esa misma medida logrará acertar con una promesa de valor que responda a los más importantes requerimientos de su mundo y estará en capacidad de formular una estrategia óptima de cumplimiento del compromiso para crear valor y la planificación requerida para llevarla a cabo. En los centros universitarios y más específicamente, en las llamadas escuelas de negocio, el gerente o el líder en proceso de formación, adquiere la capacitación teórica y metodológica necesaria para formular y administrar cabalmente la teoría que subyace a la gestión de la organización que dirige.

Esa formación incluye una comprensión cabal y actualizada de las diferentes dimensiones que componen su entorno organizacional. Así, es necesario que adquiera la capacitación adecuada para comprender la dimensión económica y política del mundo en el que actúa; que pueda explorar por sí mismo la evolución del conocimiento científico-tecnológico y sus implicancias; que sea sensible a la dinámica social y pueda derivar de ella consecuencias, secuelas y responsabilidades; que sea capaz de estudiar el comportamiento de sus clientes externos e internos, proveedores y competidores; que tome en cuenta el delicado equilibrio que debe procurar con el medio ambiente natural del cual importa algún tipo de recurso. En una frase, que sea capaz de ver el todo. Esta educación es tanto teórica y metodológica (aptitudinal), como social y emocional (actitudinal).


Por tanto, no bastará con la acumulación de principios, conceptos y postulados, sino que asimismo, deberá contemplar el desarrollo de las habilidades personales asociadas. Competencias técnicas, como la planificación y el control de gestión, y competencias actitudinales como el respeto por el otro y por lo otro. Todo ello en el marco de sólidos valores éticos y un manejo adecuado de la propia vida emocional.El objetivo fundamental de la formación gerencial es, por tanto, dotar a la persona de habilidades cognitivas, sociales y emocionales, para que pueda sacar lo mejor de sí mismo y lo mejor de cada persona en su ámbito de influencia, con la finalidad última de crear valor para los actores fundamentales que están involucrados con su propio devenir. Esto es, desarrollar una cierta mentalidad. Una mentalidad a la vez sistémica (integral, totalizadora) y estratégica, (fuertemente orientada hacia afuera y hacia el mañana).


Artículo de opinión


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