miércoles, 4 de mayo de 2011
Patricia Monteferrante\\ Mujeres de jefes emocionales a gerentes
**Los invitamos a leer este artículo que aborda cómo las mujeres han venido ocupando más y mejores posiciones dentro del empresariado mundial.
La incorporación masiva de las mujeres al mercado de trabajo en el mundo occidental es un hecho irrefutable y, quizá, uno de los hechos más significativos de las últimas décadas. Este fenómeno también se ha manifestado en los negocios de propiedad familiar. Muchas herederas de este tipo de organizaciones han mostrado que no sólo están interesadas en recibir sus cheques de dividendos, sino que pueden también tomar las riendas de sus negocios como lo han hecho históricamente sus homólogos masculinos.
Para el año 2005 se calculaba que en un diez por ciento de las empresas familiares de Estados Unidos una mujer ocupaba el cargo de gerente general o presidente ejecutivo, en contraste con el dos por ciento que existía en 1994. Las proyecciones sugieren que esta cifra podría ubicarse en 34 por ciento a finales de 2010.
Sin embargo, el camino de estas mujeres hacia los cargos de alta dirección sigue estando lleno de obstáculos. Aun en estos tiempos es posible tropezar con ejemplos en los cuales la "primogenitura masculina" está presente, lo que se manifiesta no sólo en la preferencia hacia los hijos varones de cualquier edad sino, incluso, en privilegiar a un yerno antes que a una hija. Más aun, el éxito de estas mujeres todavía es percibido socialmente como algo excepcional; por ello se tejen historias heroicas de cómo la "pequeña niña" logró alcanzar el éxito en los negocios de su padre, la "viuda devastada" se hizo cargo de la empresa de su difunto esposo y la hizo crecer, o la hermana desplazó en el trabajo a un hermano mayor en la firma familiar.
A pesar de ello, trabajar para la familia tiene ventajas tanto para las mujeres como sus padres. En las firmas familiares, las mujeres pueden compaginar con mayor facilidad su rol de madre-esposa con el de directora-gerente, y además tienen mayores posibilidades de acceder a cargos de alta dirección como Presidencia, Vicepresidencia y Junta Directiva. Mientras que para los padres empresarios, la incorporación de sus hijas a los negocios significa un incremento del número de talentos con que cuenta la familia empresaria. Las hijas en comparación con los hijos, son más proclives a ejercer un liderazgo participativo, privilegiando el trabajo en equipo y la construcción de relaciones fundadas en la confianza mutua, aspectos determinantes para el éxito de cualquier negocio en estos tiempos.
Además, las transferencias de mando entre diferentes sexos son reconocidas como menos conflictivas y traumáticas. Por ejemplo, en las sucesiones padre-hija, las luchas por el poder y el control de la empresa son poco frecuentes. Los padres no ven en sus hijas una amenaza real y, por ello, suelen ser más receptivos a sus ideas y opiniones. Por su parte, las hijas están interesadas no sólo en sus logros personales y el éxito de los negocios familiares, sino también en preservar la armonía en la familia.
Están por venir aún cambios significativos en cuanto a la igualdad de los sexos en los negocios familiares. Sin embargo, los acontecimientos sugieren que las mujeres en las firmas familiares no sólo pedirán la palabra, sino también el mando.
Artículo de opinión
Publicado El Universal, 03 de mayo de 2011
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