martes, 10 de mayo de 2011

Pedro Palma \\ Surgimiento del líder

La historia está plagada de episodios en los que, de forma súbita e inesperada, surge un líder que, del ostracismo o de ocupar posiciones secundarias, pasa a ejercer funciones de relevancia y alta influencia.Uno de esos casos fue el de Giacomo della Chiesa, un taciturno pero inteligente obispo que, a principios del siglo XX, se perfilaba como un influyente y prometedor miembro de la Curia romana, bajo la tutela del influyente cardenal Rampolla, secretario de Estado del papa León XIII.

A la muerte de este último, en 1903, lo sucedió Pío X, pontífice que no dudó en revertir las progresistas ideas y prácticas de su predecesor, quien había intentado construir un puente entre la Iglesia y los novedosos desarrollos científicos y políticos de la época.El papado de Pío X, por el contrario, se caracterizó por el rechazo al modernismo y por el retorno al fundamentalismo y a la intolerancia de cualquier manifestación progresista, dentro y fuera de la Iglesia.

El brazo ejecutor de esa política retrógrada fue el cardenal español Rafael Merry del Val, quien como secretario de Estado del Vaticano desde 1903 desató una verdadera persecución contra los promotores del modernismo católico, o contra quienes recayera alguna sospecha de inclinación progresista. Para ello se valió de la colaboración de monseñor Umberto Benigni, quien presidía la Soladitium Pianum o Asociación de Pío, una organización destinada a identificar y señalar a religiosos que predicaran o defendieran ideas modernistas, con el fin de neutralizarlos y apartarlos de cualquier posición de influencia dentro de la jerarquía de la Iglesia.

Una de las víctimas de esa persecución fue Della Chiesa, quien por orden de Merry del Val tuvo que abandonar el Vaticano, y fue nombrado obispo de Bologna, donde pasó largos años de práctico ostracismo. A pesar de ser esa una posición que correspondía a un cardenal, Della Chiesa tuvo que esperar largos años para llegar a purpurado, se dice que debido la reiterada oposición de Merry del Val, y no fue sino hasta mayo de 1914 cuando, en el último consistorio presidido por Pío X, Della Chiesa obtuvo el capelo.

Tres meses más tarde, tras la muerte de Pío X, el nuevo cardenal fue elegido papa y tomó el nombre de Benedicto XV.Sus conocidas cualidades diplomáticas, políticas y progresistas, por demás importantes en aquellos álgidos momentos en que se iniciaba la Primera Guerra Mundial, influyeron grandemente en su elección.No tardó Della Chiesa en corresponder el trato a Merry del Val, quien no sólo fue removido de su posición como secretario de Estado, sino que tuvo que abandonar el Vaticano al encomendársele la dirección de una abadía, y perdió así el gran poder que había ejercido.Entonces dijo el nuevo pontífice: "Nosotros perdonamos pero no olvidamos".

Otro ejemplo de surgimiento súbito de liderazgo fue el de Hugo Chávez en la campaña presidencial de 1998. Cuando se lanzó como candidato en los primeros meses de ese año, muy poca gente pensaba que tenía algún chance de ganar y abundaban incluso las expresiones de burla y desmérito por esa candidatura, que era tildada de bufa, sin contenido y sin oportunidad alguna.Las cosas cambiaron en poco tiempo, pues faltando pocos meses para la elección se había transformado en el candidato con mayor chance de ganar, entonces se tomaron muy en serio su candidatura y los planteamientos que hacía el aspirante.

Debido a estos ejemplos, y a otros tantos que nos enseña la historia, estoy convencido de que la reiterada preocupación de muchos opositores al gobierno del presidente Chávez, en el sentido de que no existe el líder que se le pueda enfrentar y ganar la elección de 2012, no tiene mayor fundamento.Siempre he dicho que los líderes aparecen en el momento en que deben aparecer, y se posicionan sólidamente para alcanzar los objetivos que persiguen. Por ello creo que eso será lo que veremos en el futuro inmediato.

Artículo de opinión
Publicado el lunes 9 de mayo de 2011
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