(Ante la entrada de Venezuela al Mercosur el profesor del IESA, Ernesto Blanco, comenta la necesidad de ser competitivos localmente a través de la formulación e implementación de acciones por parte de los empresarios nacionales. Publicado en El Universal, el 21 de agosto de 2012)
Tenemos años tratando de participar en el Mercado Común del Sur, Mercosur, y, en lo personal, tengo años viendo la iniciativa con escepticismo. Nuestro gobierno aduce que la participación de Venezuela en el acuerdo de libre comercio entre Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay nos presentará grandes oportunidades, como son el acceso comercial a un mercado de unos 240 millones de habitantes, la posibilidad de exportar con mayor facilidad a estos países y el desarrollo de la industria nacional, entre otras.
En el papel, todo esto luce muy atractivo, no obstante, debemos hacer algunas consideraciones. Nuestra moneda está sobrevaluada, en consecuencia, será atractivo para nosotros importar de esos países, pero casi que imposible que éstos importen nuestros productos; son muy caros. Si esta anormalidad no se corrige, lo único que podremos exportar es lo que ya exportamos: petróleo.
Además, suponiendo que solventemos este problema, durante los últimos 14 años el gobierno se ha encargado de destrozar el aparato industrial venezolano mediante toda clase de regulaciones y con la peor de todas las acciones: la expropiación de cuanta industria le parece que debe controlar o dar en administración a sus trabajadores para hacerlas "más productivas". El resultado: menos industrias, menos inversión nacional y extranjera y menor productividad de las empresas sobrevivientes.
A pesar de este panorama, podríamos pensar que ya que estamos montados en el burro, como dicen coloquialmente, hay que arrearlo. El empresariado venezolano y la propia industria gubernamental no-petrolera, debe preguntarse, qué vamos a hacer de cara a esta nueva realidad, qué estrategias, de corto y mediano plazos, debemos formular e implementar para ser competitivos.
Lo primera recomendación de los expertos en el tema es ser competitivos localmente. Si una empresa es competitiva en su país, lo que implica productos o servicios de excelente calidad, entregados a tiempo y controlando los costos, una atención esmerada para sus clientes y, sobre todo, la continua innovación en toda o cualquiera de las fases de la cadena de producción, tiene el camino allanado para competir internacionalmente. En Venezuela tenemos ejemplos de competitividad nacional que han traspasado las fronteras. Podemos mencionar a Empresas Polar y Farmatodo, ambas compitiendo con éxito en el mercado colombiano.
Frente a la entrada de Venezuela en el Mercosur, los empresarios nacionales pueden adoptar dos de las siguientes actitudes: lamentarse de lo débiles que son ante sus competidores sureños, responsabilizando a las malas políticas del gobierno nacional o formular e implementar acciones que, desde todo punto de vista, lleven a sus empresas a competir exitosamente en este nuevo mercado del cual formamos parte. Se trata, entonces, de analizar el mismo evento desde dos perspectivas: la de amenaza o la del reto. La última producirá beneficios para todos.
Coordinador del Centro de Gerencia y Liderazgo del IESA
eabm@cantv.net
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