(El economista y profesor del IESA, Pedro Palma, da su opinión acerca de los acontecimientos de Amuay y de cómo ha manejado el Gobierno actual esta situación. Publicado en El Nacional, 10 de Septiembre del 2012)
A raíz de los
trágicos acontecimientos de Amuay y como producto de la campaña electoral en
marcha, altos voceros gubernamentales han hecho una serie de comentarios en
materia petrolera que sorprenden por lo falaz y desorientadores que son.
El presidente Chávez, después de manifestar su estupor por
el cinismo de que se responsabilizara a su gobierno de lo sucedido en la
refinería, sugirió que no podía olvidarse los efectos del "saboteo"
petrolero de 2002 que obligó al Gobierno a despedir a más de 18.000
trabajadores de la industria, la mayor parte de ellos gerentes, profesionales y
técnicos con amplia experiencia. Sin embargo, hay que recordar que a pocos
meses de ese despido masivo, el Gobierno anunció la total recuperación
operativa de la industria, por lo que cuesta entender cómo el mismo Gobierno
que tan eficientemente superó aquella crisis, ahora, 10 años más tarde,
pretende relacionar la tragedia de Amuay con aquel paro.
No sólo eso, también hay que recordar que el presidente
Chávez, quien sigue insistiendo en que aquel acto fue una traición a la patria,
reconoció ante la Asamblea Nacional y la opinión pública que fue él quien
provocó deliberadamente esa crisis al despedir a varios gerentes de Pdvsa en su
programa Aló, Presidente, y nombrar a una junta directiva ampliamente rechazada
dentro de esa entidad. Eso lo hizo, según sus propias declaraciones, con el fin
de tomar el control pleno de esa empresa.
Posiblemente, tanta jactancia sobre el manejo de esa industria
explica la susceptibilidad del Gobierno a cualquier crítica sobre lo sucedido,
o por qué se sataniza y desacredita a periodistas que simplemente indagan sobre
información que les han suministrado testigos presenciales de la tragedia, o
por qué se rechazan denuncias acerca de fallas en el mantenimiento de las
instalaciones que han dado personas ligadas a la industria. Ojalá la anunciada
investigación sobre la tragedia aclare lo que realmente pasó, y que no culmine
con conclusiones falaces encubridoras de la verdad.
También es oportuno referirse a las recientes declaraciones
del ministro Ramírez sobre el plan Siembra Petrolera, en las que ratificó que
para el año 2018 diariamente produciremos 5,8 millones de barriles y
exportaremos 4,8 millones.
Para ello habrá que invertir 266 millardos de dólares, de
los cuales Pdvsa aportará 207 millardos, concentrándose casi 2 tercios de esa
inversión en el período 2013−2015. De continuar el presidente Chávez en el
poder es difícil imaginar cómo se podrá afrontar semejante compromiso, ya que
el saqueo de recursos al que ha sido sometida nuestra principal industria con
el fin de financiar programas ajenos a su negocio medular ha desquiciado sus
finanzas.
Sólo para hacernos una idea, en 2011 Pdvsa aportó 39,4 millardos de
dólares para desarrollo social, es decir, para financiar misiones, hacer
aportes al Fonden, al Fondo Chino y para otros fines; si a esto agregamos los
16,7 millardos de dólares de impuestos que pagó ese año, es fácil imaginar las
cargas financieras excesivas a las que se le ha sometido. Ante las recientes
declaraciones del Presidente de que a futuro se profundizará ese esquema, creo
que, de ser él reelegido, el anunciado plan de expansión petrolera no será otra
cosa que una falacia más.
Por cierto, en sus recientes declaraciones, el ministro
Ramírez volvió a mencionar por enésima vez la historia del rescate de la
industria petrolera por parte de este Gobierno, argumentando que ahora las
empresas asociadas a Pdvsa pagan una regalía de 30%, mientras que bajo el
esquema de la Apertura Petrolera de mediados de los años noventa éstas sólo
pagaban 1%.
Lo que no dijo es que en aquellos años los precios eran
cuatro veces menores que ahora, y que esas compañías estaban realizando
cuantiosísimas inversiones para desarrollar la infraestructura que hoy existe y
que hizo posible la explotación de los crudos de la faja.
Otra falacia más.
@palmapedroa
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