lunes, 24 de septiembre de 2012

Gobernar en democracia

 (El profesor del IESA, Ricardo Villasmil, afirma que gobernar es el arte de decidir para qué y para quiénes se gobierna, y en función de ello priorizar, en qué se invierte, dónde, cómo y cuándo, de esa manera se gobierna y se avanza en democracia. Publicado en el diario El Universal, el 22 de septiembre de 2012)

Gobernar un hogar, una empresa o un país, es el arte de administrar recursos escasos. Es el arte de decidir para qué y para quiénes gobernamos, y en función de ello, en qué invertimos, dónde, cómo y cuándo.

Comencemos por el principio: ¿Para qué? La Revolución Francesa señaló la libertad, la igualdad y la fraternidad como objetivos. La norteamericana, la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad. Y la hispanoamericana, la mayor suma de felicidad posible. Después de dos siglos, estos objetivos siguen más vigentes que nunca.

Ahora bien, ¿para quiénes? Las nociones de justicia e igualdad nos invitan a privilegiar a los más necesitados, pero la disparidad existente entre necesidades y recursos nos obliga a la nada fácil de tarea de priorizar aun entre los más necesitados. Entre atender a los pobres crónicos (adultos y adultos mayores incapaces de sostenerse por sí mismos), por ejemplo, y prevenir que sus hijos caigan en las mismas trampas de pobreza que los condenaron a ellos a la exclusión. Obviamente vamos a invertir en ambos, pero, ¿cuál es nuestra prioridad? ¿A cuál población y a cuáles programas le damos más recursos? ¿A la educación, a la salud, a la seguridad, a la infraestructura, a la industria petrolera, a los programas sociales o a la lucha contra la inflación y el costo de la vida?

Establecer prioridades es difícil pero necesario. Carecer de prioridades claras nos ha llevado a tratar de hacerlo todo y al mismo tiempo, y ello a su vez a no hacer nada bien, a tener escuelas, carreteras y hospitales que se caen a pedazos, a dejar obras por la mitad y a atrasarnos con el pago de maestros, policías y médicos. Asimismo, nos ha llevado a gastar más de lo que tenemos, a pagar tasas de usura sobre una deuda creciente, a tener la inflación más elevada del continente, una enorme inestabilidad económica, política y social, bajos niveles de inversión y muy pocas oportunidades de empleo.

¿Cómo priorizamos entonces? En primer lugar, a través de un debate sereno, informado, abierto y democrático que nos lleve a una visión compartida de nuestras aspiraciones, de nuestra realidad, de las restricciones que enfrentamos y de las ventajas y desventajas de las diferentes opciones de política. Y a partir de allí, decidimos dónde, cómo y cuándo. Al fin y al cabo, así es que se gobierna y se avanza en democracia.

@rvillasmilbond; www.ricardovillasmil.com

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