viernes, 12 de febrero de 2010

José Mayora \\ Nos quieren expropiar nuestra capacidad de asombro

Hace mucho tiempo entendí que hay dos cosas que los humanos no debemos perder: el sentido del humor y la capacidad de asombro. Con relación al primero contamos con la profundidad satírica de nuestros caricaturistas. Con relación a la segunda, el régimen se encarga de alimentarla.
En efecto, algunos hechos del acontecer nacional han puesto a prueba nuestra capacidad de asombro: el papel punitivo de las cableras; una insólita solicitud de Fidel Castro; un titular de prensa; la ley antitalanquera; y el dedo expropiador.

El abrebocas de los asombros fue la decisión de las operadoras de TV por cable de excluir a RCTV por incumplimiento legal. Lo que falta es que Fedecámaras cierre a uno de sus miembros por no pagar los impuestos.
Desde Cuba también nos asombran, transcribo textualmente: "Fidel Castro hizo contacto con nosotros, envió un mensaje y solicitó autorización para enviar, a través del presidente Raúl Castro, una comisión técnica para ayudarnos a enfrentar el problema eléctrico". De esto se concluye que en Cuba debe existir una sala situacional en la cual se mantiene un monitoreo constante del proceso revolucionario y apenas se percibe algún giro que compromete el proceso, se debe actuar. En esta oportunidad, el infinitamente magnánimo camarada Fidel, preocupado por la necesidad de luces, que no de moral, decide, respetuosamente, enviar una comisión técnica para atacar este problema, encabezada por un oscuro personaje.

A la prensa nacional también le corresponde asombrarnos. El pasado domingo leímos el siguiente titular: "La mitad de los venezolanos desconfía de Hugo Chávez". No entiendo como después de 11 años de mal gobierno, de golpear inmisericordemente el bolsillo, de humillar la inteligencia, de manipular sentimientos, de regalar plata allende los mares, de estimular la violencia, de despreocuparse por la inseguridad, de desconocer el talento autóctono, de fomentar la intolerancia, todavía la mitad de los venezolanos confíe en Hugo Chávez.

No recuperados aún de lo anterior, nos enteramos de una presunta ley que tendría como finalidad impedir que los descontentos del régimen cambien de militancia.
Sin embargo, la tapa del frasco fue la confiscación de los inmuebles alrededor de la plaza Bolívar que el dedo de Chávez (al decir de Jacqueline) decidió frente al mundo entero.

En alguna medida estos asombrosos hechos son aristas diferentes de un único proceso de confiscación que se nos ha venido aplicando paulatinamente: se les confisco a los estudiantes de Economía, Ingeniería Eléctrica y Derecho el campo donde ejercer (sólo por mencionar algunos);
-se le confisco a los venezolanos la posibilidad de alternar liderazgos en los órganos de gobierno;
-se le confisco a las universidades el derecho a contribuir con el país;
-se le confisco a los venezolanos la libertad de elegir.

De seguir enumerando áreas confiscadas retaría aún más el asombro, pues no es concebible cómo hemos aceptado pasivamente a un gobierno que basa su poder no en lo que otorga sino en lo que quita: menos productos de consumo, menos luz para leer; menos agua para asearnos, menos libertad de hablar; menos espacios para el esparcimiento; menos capacidad adquisitiva y, lo más preocupante, menos soberanía nacional, entendiéndola en su más amplia acepción. Frente a esta pérdida, la pregunta que nos debemos formular es: ¿a quién corresponde recuperar esa soberanía?

¡Qué asombroso sería no encontrar respuesta a esa pregunta!

Artículo de opinión
El Universal, 14 de febrero de 2010
http://noticias.eluniversal.com/2010/02/12/opi_art_nos-quieren-expropi_12A3424091.shtml

jueves, 11 de febrero de 2010

Gustavo Roosen\\ Optar por lo mejor

Progresar, debería ser la aspiración de cada persona y de cada pueblo. No siempre es así. Hay momentos en los que las sociedades se contentan con no retroceder, amortiguar la caída, capear el temporal.
En materia de elecciones, se da el caso, a veces, de decidir seleccionando lo menos malo o ajustarse al "más vale malo conocido que bueno por conocer". Pero también hay ocasiones en que un electorado se inclina por la oportunidad ideal: no desecha lo viejo pero opta por lo mejor.

Así es como muchos analistas explican la elección de Sebastián Piñera en Chile. No es el castigo al gobierno anterior, puesto de Michelle Bachelet deja el poder con un alto nivel de aprobación. No el resultado de la desesperación, de la necesidad de buscar un redentor. Tampoco el salto al vacío, el reclamo de cambio radical.

Es, por el contrario, la reiteración de que se va bien pero, al mismo tiempo, la decisión de ir a mejor, de perfeccionar. Se cree en la perfectibilidad de la democracia y se apuesta por ella. Una desapasionada lectura de los resultados electorales diría que los chilenos han optado por profundizar un esquema que ha probado su capacidad para producir buenos resultados, un modelo basado en la apertura, la competitividad, la eficiencia, la atención a la calidad de vida de la gente.

Diría también que ven el éxito y la excelencia como valores.
Por oposición a culturas en las que el éxito es castigado o donde la excelencia es denigrada o puesta en entredicho, Chile avala el éxito y convoca al país a metas de excelencia.

En consonancia con esa voluntad nacional, el nuevo Presidente ha anunciado los criterios para la selección de sus colaboradores: los mejores, no importa de dónde vengan ni en qué partido militen, los que hayan demostrado las mejores capacidades en su respectivo campo o especialidad, del sector público o del privado, de la empresa o de la academia, de la política o de las organizaciones ciudadanas.

Cuando la escogencia de colaboradores no se hace en función de lealtades ni acosado por la soledad del poder se puede contar con gente capaz, con mucho que aportar y con independencia para actuar. No así cuando lo que se busca son lealtades ciegas y silenciosas, en cuyo caso sólo queda el recurso al reciclaje de los incondicionales. Si la formación de equipo con los mejores pone a prueba el propio liderazgo, que se expresa en capacidad de dirección, respeto a la autoridad de los colaboradores, aprovechamiento de su talento, la selección de los simplemente leales alimenta el autoritarismo, la sumisión y la mediocridad. La desconfianza en los mejores nunca ha servido para resolver exitosamente los problemas. Hoy, en Venezuela, es la crisis eléctrica. Qué diferente sería si en lugar de desplazar a quienes tenían el conocimiento, la capacidad y la experiencia se hubiera contado con ellos. En su momento fue el "Curro" Aguerrevere, hoy son otros: los técnicos venezolanos cuyo criterio es desoído.

No es extemporáneo recordar a Francisco "Curro" Aguerrevere, un gerente exitoso en el sector eléctrico, ejemplo de integridad personal, de saber hacer, de profesionalismo, de capacidad para dirigir y vincularse positivamente con la base trabajadora. Su paso por Edelca y por la Electricidad de Caracas probó su condición de gerente público y privado eficiente y comprometido. Sus recomendaciones no fueron escuchadas. Se optó por el debilitamiento del sector privado. La decisión de concentrar en el Estado las operaciones del sector eléctrico, desvalorizando el aporte de quienes tenían la capacidad para vitalizarlo, tiene ahora sus consecuencias. La advertencia hecha en 1996 por el Comité de Profesionales de Edelca se ve fatalmente cumplida.

¿Optamos por lo mejor? Por este camino, no.

Artículo de opinión
El Nacional, 10 de febrero de 2010
www.el-nacional.com.ve

miércoles, 10 de febrero de 2010

Pavel Gómez\\ Sobre el resentimiento

Cuenta la leyenda que un señor muy viejo con una barba muy blanca dijo una vez que la lucha de clases es el motor de la historia… y que la violencia es la partera. Mucha agua ha corrido bajo los puentes desde entonces y las instituciones llegaron a ser como la cesárea de la historia: convirtieron en normales los partos sin violencia.
Sin embargo, la violencia persiste agazapada, esperando una oportunidad, medio dormida, alimentada por el resentimiento y aguardando por los detonadores, por los sedientos, por los impacientes, por los que pisan peines, por los irresponsables, por los adoloridos, por los agraviados sin consuelo, por las respuestas extraviadas.

Hace unos días hice un descubrimiento milagroso. Hurgaba por el pasillo de libros de la UCV y me topé con unos cuadernos de la Fundación Manuel García-Pelayo. Como esas invocaciones triunfantes, o lo que los surrealistas llamaban el azar-objetivo, me encontré con un trabajo llamado Sobre el resentimiento, de Max Scheler. Este autor no lo registraba en mi memoria, pero el mismo título es como esos temas botones o temas tornillos o temas ladrillos, que uno busca sabiendo que no serán el todo, pero que ayudarán a construir una explicación.
Lo que puede lucir extravagante es que el trabajo de Scheler, cuyo título completo es Sobre la fenomenología y sociología del resentimiento (1912), es antecedido por un breve ensayo del mismo Manuel García-Pelayo, titulado Notas sobre el resentimiento en su dimensión psico-política. Este último, y la Venezuela que nos aplasta, son los verdaderos alimentos de esta reseña.

García-Pelayo define el resentimiento, desde el punto de vista psicológico, como la vivencia permanente de una humillación no olvidada y constantemente revivida, vuelta a sentir, re-sentida. Esta vivencia se instala en lo más profundo de la personalidad hasta transmutarse en hostilidad, venganza y rencor.
Citando a Scheler, el resentimiento sería una suerte de "autointoxicación psíquica", que proviene de la constante inhibición de las reacciones normales frente a lo percibido como humillante y ofensivo. En esta línea, cuando se responde a una humillación mediante palabras o hechos que la enfrenten, no emerge resentimiento ya que la emoción negativa es descargada a través del acto de respuesta.
El autor se refiere a algo que puede resultar familiar para nosotros: la politización del resentimiento. Una versión histórico-novelada de este fenómeno es el desenlace de la vida de José Tomás Boves, representada por Francisco Herrera Luque en su novela Boves el urogallo.
Esta politización ocurre cuando el sujeto resentido proyecta su resentimiento sobre un grupo político o sobre un país. La clave estaría en el paso del resentimiento a unas ideas, no por lo que estas tengan de positivo sino de negador de lo otro.
No se define con precisión la época en que García-Pelayo escribió estas notas, pero no deja de ser muy actual la siguiente afirmación que este autor conecta con Nietzsche: "Todo sufrimiento, toda injusticia, toda miseria, todo obstáculo, deriva, bien de los grupos o instituciones que representan la oposición al ideal (…), o que la representan todavía, bien por las personas o grupos que, siendo sus partidarios de primera hora, han "traicionado" al ideal".
Finalmente, García-Pelayo introduce una diferencia con los autores de los que se nutre: el resentimiento no ocurre solo "de la clase baja con respecto a la alta, sino también del que hasta ahora ha sido superior frente a un ascenso inevitable del inferior que le disputa o limita su lugar preeminente".

Un crujido estremece el piso y anuncia el volcán, mientras algunos hechiceros confían en que los sacrificios humanos saciarán su hambre milenaria, su vocación de fuego, su promesa en cenizas.
A veces pareciera que danzamos justo al borde del cráter y alguien juega a que la lava es juego y es abono y se puede regar el futuro con fuego y exclusión.
A veces pareciera que danzamos al borde…

Artículo de opinión
El Mundo, 10 de febrero de 2010
www.elmundo.com.ve

Raquel Puente \\ Todavía hay oportunidades

Es fácil paralizarse por lo que pasa en Venezuela: racionamiento de luz, escasez de productos, aumento de precios, y por ende menor capacidad de compra, además de un clima de incertidumbre. En medio de este panorama: ¿todavía hay oportunidades? Quienes aprovechen las circunstancias y no le teman al riesgo, harán los mejores negocios. Se preguntarán: ¿cómo invertir en un ambiente tan incierto? Es en este ambiente cuando se desarrollan negocios más prósperos, pues sólo se lanzan los más atrevidos, y existe demanda por necesidades no satisfechas y pocos competidores.

Lo primero es generar nuevos paradigmas que permitan visualizar oportunidades donde vemos amenazas. Delinear nuevas fronteras del mercado como lo explican los autores de "La estrategia del océano azul", Kim y Maulborgne, revisando el nivel de utilidad que el mercado potencial considera que tienen las ofertas, y el desarrollo de innovaciones, que implican diferenciación a bajo costo. Proponen 6 estrategias aplicables a cualquier situación. Daré ideas que pueden servir para consumidores o empleados.

1. Industrias alternativas: analizar a cuál industria o producto se cambiaría el consumidor en este momento, y cómo la empresa puede competir. Pensando en el consumo masivo y el racionamiento se pueden desarrollar electrodomésticos que funcionen a gas, los cuales se comercializan en países donde la electricidad es un gasto importante.

2. Grupos estratégicos o relevantes en la industria y cómo desarrollar una oferta de valor diferenciada para ellos. Ej: Ofertas para aprovechar el tiempo en horas de racionamiento: las empresas podrían organizar actividades deportivas, o relajantes para empleados; las cuales aumentará la motivación y la productividad de los trabajadores.

3. Desarrollo de productos o servicios complementarios que agreguen valor a la oferta. Podemos pensar en pilas de 3 a 4 horas de duración recargables a través de generación solar para el uso de equipos eléctricos.

4. Repensar en la cadena de compradores y cómo ganar mercado dirigiendo la oferta a compradores no atendidos. En horas de racionamiento, podríamos ir a parques o sitios abiertos y desarrollar "los momentos de innovación", donde los empleados organizados en equipos multidisciplinarios y de diferentes jerarquías, aportan ideas a la empresa de cómo lograr las reducciones del consumo eléctrico hasta innovación de productos o servicios.

5. Apelar al atractivo emocional que los clientes le dan a una oferta existente. Aquella que se relacione con optimismo y oportunidades, será la más exitosa. Desde un curso de caligrafía china, hasta uno de pensamiento y desarrollo de estrategias de avance, o mensajes a través de ofertas tradicionales que hagan concentrarse en lo positivo.

6.- Dimensión del tiempo y como a través de la innovación ofrezco al consumidor ahorrar tiempo. Ej: Entrega a domicilio productos y servicios como el de peluquería para las mujeres que deben esperar hasta las 11 a que abran el establecimiento, por la nueva regulación. Son ideas rentables y seguramente hay muchas que se le van a ocurrir al leer el artículo. ¿Cuál implementará mañana?

Artículo de opinión
El Universal, 9 de febrero de 2010
raquel.puente@iesa.edu.ve
http://noticias.eluniversal.com/2010/02/09/opi_art_todavia-hay-oportun_1748879.shtml

José Mayora\\ Ramiro mi sangre ¿trajiste las velas?

Finalmente el líder del proceso decidió tomar al toro por los cachos en lo que a crisis eléctrica se refiere. El país ha recibido con desbordado alborozo la traída a Venezuela de Ramiro Valdez, experto cubano en el tema que nos ocupa. Al contrario de algunas voces agoreras, yo estoy optimista con esta acertada decisión del presidente, pues estoy persuadido que la llegada de Ramiro pondrá orden y concierto en un asunto que ha sido manejado con descuido, inexperticia e improvisación. El país debe estar alegre pues Ramiro Valdez sí sabe de eso.

Por supuesto que habría que aclarar de qué es lo que sabe Ramiro. No se trata de un experto en generación ni en trasmisión eléctrica. Posiblemente su experticia se ubica más en el tema de la distribución o, más concretamente, en el tema de la asignación de cuotas de consumo de un bien que es escaso, como es el caso de la energía eléctrica en estos aciagos momentos. Es decir, Ramiro es un experto en racionamiento, ¡sólo eso!

El ahorro y el racionamiento son dos conceptos distintos aunque no mutuamente excluyentes. Ahorrar se refiere, en primer término, a guardar algo como previsión y, en segundo término, a evitar un gasto o consumo. Yo añadiría que esta conducta requiere de una gran conciencia de parte de quien consume pues presupone visión de futuro y de solidaridad. El ahorro no es propio de la escasez o de la abundancia, es propio de la conciencia individual.

Por su parte, el racionamiento es un concepto que tiene una importante raigambre militar pero que en general se aplica a aquellos bienes necesarios escasos, que se distribuyen de acuerdo con criterios establecidos por las autoridades.

La presencia de Ramiro está vinculada directamente con este asunto, asesorar como distribuir, con criterio socialista, la poca de energía eléctrica que aún nos queda. Ramiro no viene a evaluar el estado del Guri, ni a monitorear los proyectos de generación y transmisión (si los hubiere), mucho menos a evaluar el estado de la planta Josefa Camejo. Ramiro viene de un país que es experto en racionamiento, un país en que los ciudadanos están acostumbrados a consumir de lo que hay, una porción que permita que la torta alcance para todos. Ramiro viene a dar los primeros pasos serios, dentro del socialismo bolivariano, en la fijación de los criterios de racionamiento que se aplicarán en todas las áreas donde existirá escasez.

Una vez más el líder del proceso nos confirma que sus prioridades son políticas. No se trata de ver cómo se incrementa la generación y, en consecuencia, se adecua la transmisión, o de cómo logramos disminuir, cuando no eliminar, el robo de energía con o sin medidor. No se trata tampoco de instrumentar una verdadera campaña para fomentar la conciencia del ahorro, y de proveer ideas concretas acerca de las decisiones que cada quien debe tomar en su casa u oficina para ahorrar energía. ¡No! Se trata de hacer eficiente un programa socialista de racionamiento energético que permita vivir con la cantidad de energía que produzcamos y que, por los vientos que soplan, no se incrementará de acuerdo con su demanda.

Lamentablemente para el régimen, en Venezuela hay muy poca experticia en el tema de racionamiento y, por supuesto, no debiéramos desarrollarla. A los ciudadanos nos toca consumir con racionalidad para satisfacer las necesidades del presente y para garantizar las necesidades del futuro.

¡Ramiro, espero que tu estadía en nuestra patria sea muy breve

Artículo de opinión
El Universal, 5 de febrero de 2009
http://www.eluniversal.com/2010/02/05/opi_art_ramiro-mi-sangre-tr_05A3388177.shtml

viernes, 5 de febrero de 2010

Visión Global de Emprendedores \\ Nunzia Auletta

Hace unas semanas, se reunieron en Santiago de Chile 55 equipos de investigadores de universidades y escuelas de negocios de los cinco continentes para presentar los resultados del estudio del Monitor Global de Emprendimiento (GEM, 2009), que el Iesa realiza en Venezuela desde el año 2003.

Una ocasión para compartir experiencias con académicos de países tan diferentes como el reino de Tonga, Uganda, Arabia Saudita, Corea o Finlandia, pero sobre todo para comprender que las palancas que activan la iniciativa empresarial pueden ser muy parecidas, sin importar la latitud.

América Latina es una de las regiones con mayor representación, y en ella, Venezuela ocupa el cuarto lugar en la tasa de actividad emprendedora temprana (TEA=18,7, después de Guatemala con 26,8; Colombia con 22,4; y Perú con 20,9), la cual se refiere a la creación de nuevas empresas, que en Venezuela ocupan en promedio a tres personas. Muy parecidas a Colombia son las motivaciones para emprender.

Nosotros lo hacemos por necesidad en el 32% de los casos (los vecinos 34%) y por oportunidad 42% de las veces (versus 45%). En temas de innovación, solo 14% de nuestros emprendedores se perciben como innovadores, dejándonos por encima de Brasil (8%), pero muy distantes de Chile, el líder en la región con 48%. Son solo pocos datos, pero dan cuenta de la presencia de laboriosos emprendedores en nuestro país. Hombres y mujeres que son una fuerza de progreso, para mover a nuestra economía de un modelo de explotación de recursos (factor-driven), a un camino de búsqueda de eficiencia, que ya recorren nuestros vecinos de Perú y Colombia.

Nunzia Auletta
nunzia.auletta@iesa.edu.ve
Directora del Centro de Emprendedores del IESA
Jueves, 04 de febrero de 2010
www.elmundo.com.ve

lunes, 1 de febrero de 2010

Gustavo Roosen \\ Qué hacer

Sobran las pruebas de que la crisis que padecemos, y que se hará más aguda en los próximos meses, en materia de energía eléctrica se debe a la desidia, la inexperiencia, la falta de planificación y de capacidad de ejecución de los responsables de evitarla. Lo han dicho las voces más autorizadas, no llega de sorpresa; desde 1966 y, luego, reiteradamente, año tras año. Consta en las presentaciones hechas al propio Presidente de la República y en los informes técnicos levantados en su momento.

Los análisis más serios desmienten hasta la saciedad los argumentos con los que se ha pretendido explicar una situación que obedece estructuralmente a la ineficiencia, a la falta de inversión y a un modelo que entiende por estratégico la propiedad estatal de las empresas y no la garantía de oportuno suministro del servicio eléctrico para el bienestar de los ciudadanos y el crecimiento. Sólo el desprecio del buen criterio de la gente explica la argumentación oficial y su pretensión de desviar responsabilidades.

Ante la dura realidad, sin embargo, más que preguntarse cómo obtener dividendos políticos de la situación, los sectores más constructivos de la sociedad han comenzado a preguntarse qué vamos a hacer para superarla. Las soluciones tocan los meses inmediatos, pero apuntan especialmente al largo plazo, desde limitaciones programadas y generación independiente hasta la aplicación de un verdadero plan de desarrollo eléctrico. Las medidas propuestas, sin embargo, no serán viables si el Gobierno no las atiende y no convoca, con amplitud y sincera voluntad de rectificación, a todos los actores que tienen algo que aportar.

La primera medida oficial ha sido el cambio de ministro. Lo que de verdad se espera tendría que ser un cambio de política, que debe comenzar por el reconocimiento de una conducta equivocada de abandono del sector y de desprecio por las soluciones técnicas y que debe concluir con el arranque de los proyectos postergados y la aplicación de un programa estratégico que atienda el problema estructural. Se trata, entonces, de pensar en la generación, transmisión y distribución, en la utilización racional de la energía hidroeléctrica, pero especialmente de la termoeléctrica, con todas las posibilidades de que dispone Venezuela en este campo, incluida la orimulsión. Se trata de pensar más en aumentar la generación que en disminuir la demanda, en políticas de eficiencia y buena gestión, más que en medidas de racionamiento; en educación y participación ciudadana, más que en restricciones.

La solución duradera no puede estar en los cortes de servicio eléctrico, por muy bien programados que sean; tampoco en la reducción de la jornada de trabajo, de incalculables consecuencias negativas para el funcionamiento institucional, la productividad y el abastecimiento de bienes y servicios. No nos sirve el modelo de las restricciones que comienzan siendo circunstanciales y se convierten en permanentes. No el de ciudades oscuras y sin servicios adecuados. No el de la incomodidad, la renuncia impuesta y el empobrecimiento.

Visto el problema en su dimensión estructural, el primer paso para solucionarlo supone el acuerdo entre los actores claves: Gobierno y sector privado, ciudadanos y expertos. ¿Hay disposición para hacerlo? ¿Hay sinceridad en la búsqueda de una solución o utilizará la emergencia como oportunidad para consolidar un esquema de control, de oscuridad, de limitaciones? ¿Se escucharán las voces de nuestros técnicos o se seguirá la orientación cubana en aplicación del reciente acuerdo de cooperación firmado a fines del año pasado? Desde el sector privado hay la mejor disposición para ser parte de la solución.

Artículo de opinión
Viernes 29 de enero de 2010
http://laverdad.com/detnotic.php?CodNotic=27903