En la segunda quincena de este mes se tiene programado comenzar con la etapa de experimentación del Sistema Único de Compensación Regional (Sucre), mecanismo monetario creado entre los 9 países de la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba), con el propósito de sustituir el dólar.
La primera transacción comercial con el sucre será la exportación de arroz venezolano a Cuba, según ha informado el Ministerio de Economía y Finanzas.
“En esta etapa se prevé que las transacciones con sucre sean virtuales; es decir, no se acuñará una moneda física, sino que la operación será electrónica”.
A esta primera operación se suma la compra de Bolivia a Venezuela de cemento asfáltico. A cambio, Venezuela importará de ese país madera, alimentos, textiles, artesanía entre otros productos.
“Estas primeras negociaciones buscan darle uniformidad al sistema de pago, por esa vía se quiere dar un ejemplo, es una muestra de confianza, de que sí es posible consolidar el intercambio comercial desde una visión de integración del sur”, explicó el integrante de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional, diputado Juan Montenegro.
Si bien el Sucre es un paso para afianzar la integración del comercio regional, el macroeconomista, Richard Obuchi, sostiene que este esfuerzo tiene que venir acompañado de “el desarrollo de políticas públicas para movilizar capital y productos, además de la certificación de regulaciones y políticas arancelarias”.
En efecto, al margen de las primeras experiencias de intercambio comercial, el último informe de la comisión técnica del sucre señala que aún falta concretar la cámara de compensación, que será respaldada por una contra parte de las monedas locales de las naciones participantes, pues la meta es que los sucres puedan ser cambiados por la moneda de cada país, bien sea pesos (Cuba), bolivianos (Bolivia), Córdobas (Nicaragua) o bolívares (Venezuela).
Antes de la cámara de compensación, el sistema sucre se utilizará como una Unidad de Cuenta en Común (UCC), como forma de pago entre los bancos centrales de cada país.
La misión de las entidades bancarias será calcular el intercambio comercial de productos, en base al valor referencial de cada moneda local, un proceso que para el economista Rafael Antolini, es factible.
“Esta fase de unidad de cuenta servirá para determinar cuanto vale un rubro o un producto, no funcionará como medio de intercambio. La unidad de cuenta servirá para que cada país defina, en términos de Sucre, cuál será el valor que tendría cada país en materia de reservas internacionales”, apunta Antolini.
Para el profesor de economía de la Universidad Central de Venezuela, Andrés Santeliz, el impacto en la región del Sucre dependerá del crecimiento de las economías de los países que promueven esta nueva propuesta de intercambio comercial.
“Los países que tengan mayor capacidad industrial tendrán mejores beneficios. Argentina, Brasil y más o menos Venezuela tienen aceptables parques industriales para el intercambio. Pero el comercio del resto de los naciones tienen una economía que depende de sus productos primarios agrícolas”, comentó.
El experto cree que “es un tema de articulación industrial, de complementación tecnológica de crear nuevas reglas en el comercio regional”.
Comienza un año, empieza un nuevo método de intercambio comercial, con la firme intención de depender menos de las reglas comerciales de países desarrollados, y sobre todo del dólar norteamericano, y con la meta en el horizonte de emular la experiencia positiva del euro en el viejo continente.
“Eso va a requerir mucho tiempo, será necesario articular políticas y la instrumentación de instancias que no existen aún”, remata Antolini.
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