miércoles, 20 de enero de 2010

¿Vale la pena hacer negocios en Venezuela?

Por Fabiana Culshaw
Poder 360°

La participación del sector privado en la economía está de capa caída, pero no hay que olvidar que estamos en un país petrolero. El rápido retorno de las inversiones hace olvidar a más de uno el complicado marco regulatorio vigente. En 2010 habrá peligros, retos y oportunidades para los empresarios

Como siempre, las opiniones son encontradas. Mientras unos apuntan al retroceso nacional, otros dan cuenta de nuevos proyectos gubernamentales que, al decir del presidente Hugo Chávez, “tendrán buenos frutos en el porvenir”. Por lo pronto el balance de 2009 no fue nada alentador. El gobierno ha tomado el control de los más diversos sectores con su política de nacionalizaciones ahuyentando así las inversiones extranjeras. La caída de la producción del petróleo, la reducción del parque industrial en más del 40%, el aumento de la corrupción (el 10% de la cartera bancaria se ha visto disuelta por ese factor), la inflación y la conflictividad laboral baten récords en la región y el gasto público va en aumento.
Según el Banco Central de Venezuela, el saldo neto de inversiones en Venezuela, al cierre del tercer trimestre es de 349 millones de dólares, mientras que en 2008 la cifra se ubicó en 975 millones de dólares. Aunque todavía falta computar los resultados del cuarto trimestre, parece un hecho que será una cantidad menor. Esta reducción se debe a la falta de condiciones adecuadas para invertir y también a las nacionalizaciones, las cuales ya no se contabilizan en la categoría de inversión privada.

El estudio “Doing Business” del Banco Mundial señala que Venezuela ocupa una de las posiciones más bajas en cuanto al clima para hacer negocios, al ubicarse en el lugar 178 de un total de 183 economías. Los peores índices están en las siguientes variables: relaciones con los empleados, impuestos, condiciones de protección a los inversionistas y obtención de permisos. Lamentablemente, las proyecciones del Banco Mundial para 2010 son muy similares a éste.

Según la ONG Transparencia Venezuela, de un total de 180 economías, Venezuela ocupa la posición 162 en la percepción internacional de sus índices de corrupción (éste es uno de los factores que más alejan a la inversión extranjera), junto a Haití, Irán, Afganistán y Somalia, entre otros países no precisamente democráticos que se diga.
Edward Jardine, presidente de la Cámara Venezolana- Americana (Venamcham), declaró que desde 2007 las empresas afiliadas a la Cámara no han podido repatriar dividendos a sus casas matrices (a excepción del grupo Santander, que llegó a un acuerdo con el gobierno), y que 28 de ellas han sido expropiadas. “A esto se le suma el cambio de las condiciones de los contratos ya firmados por parte del gobierno, lo que significa inseguridad jurídica para los potenciales inversores”, agrega Carlos Larrázabal, presidente de Conindustria.


La otra realidad

Pero la otra cara de la moneda muestra a quienes no pierden de vista el largo plazo: Venezuela es un país petrolero y los precios del barril de crudo están aumentando (el promedio fue de 56 dólares este año, pero en las últimas semanas se elevó a 70 dólares y se proyecta que alcanzará los 80 dólares en los próximos meses). El retorno de inversión en el país se caracteriza por ser rápido y, además, más de uno tiene en mente un posible cambio de gobierno o, al menos, que éste flexibilice su posición y sea capaz de dar mayores garantías.

En muchos casos la presencia del petróleo es más determinante que los esfuerzos del presidente Chávez por imponer el socialismo. La pulseada entre lo público y lo privado, lo autóctono y lo foráneo marcará la tónica de 2010. Y nuevos jugadores entrarán con más fuerza en el tablero de los negocios: Rusia, China, España, Argentina, Brasil… Lo que no es propicio para unos, lo es para otros, sobre todo cuando las condiciones desde las esferas del poder no son iguales para todos.
El petróleo es un elemento del imaginario social fuertemente valorado desde sus inicios, su sola presencia es capaz de mover a muchos inversores más allá de las restricciones políticas o contractuales de un gobierno. Nunca falta quien quiera asumir riesgos ante la posibilidad de gozar de los beneficios que directa o indirectamente representa el crudo. De hecho, históricamente éste se ha constituido en el instrumento político de avance de los gobiernos en el país y en la región. Pero los tiempos han cambiado. Las empresas se hallan entre la disyuntiva del atractivo del petróleo venezolano y un gobierno que impone unas condiciones no muy ventajosas. Mientras tanto, Pdvsa presenta una producción disminuida, aunque anuncia nuevos proyectos de explotación.

¿Qué pasará en 2010? Larrazábal proyecta que el Estado seguirá conservando el control de las actividades de valor estratégico del país. “No vemos que éste adopte correctivos que garanticen libertades económicas, pero sí se darán inversiones en el sector petrolero ligadas al Estado”.
El presidente de Conindustria observa que si bien disminuirá la inversión privada, los acuerdos entre gobiernos y los emprendimientos mixtos de empresas públicas y privadas seguirán en pie. Y agrega: “El gobierno ha promovido un empresariado vinculado al Estado a base de prebendas y es lo que prevalecerá en 2010”.


A pesar de todo
La caída del parque industrial nacional fue de 36% entre 1998 y 2007, según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE). Después de 2007 no se han dado a conocer cifras oficiales de cierre de empresas, pero se estima que supera el 40%.
La intención de sustitución de las empresas privadas por empresas socialistas es un hecho. Cercos legales e impositivos estrangulan a las primeras, mientras las segundas son promovidas y obtienen créditos preferenciales, aunque sin claros resultados. Sólo aportan el 10% del PIB del país.
“Las empresas privadas tradicionales que sobrevivan en 2010 deberán invertir para mejorar sus procesos, aunque las condiciones no estén dadas para ello, diversificarse para disminuir el riesgo, explorar nuevos nichos de mercado y no exponerse a la opinión pública”, señala el economista José Manuel Puente, quien da cuenta de la alta politización que tiñe la actual dinámica de negocios.

El gobierno, frente a un año electoral y un nuevo aumento del consumo, ha anunciado algunas condiciones favorables para incentivar la inversión. Sin embargo, Puente opina que si el ambiente político permanece enrarecido y con amenazas reales al sector privado, los incentivos no serán suficientes. “Los inversionistas extranjeros son tratados por el gobierno en forma diferente según quienes sean y de qué países provengan; hay distintos grados de respeto a la inversión”.
“A pesar de todo –agrega– algunos empresarios se arriesgarán a invertir porque actualmente Venezuela tiene las más altas tasas de rentabilidad del continente. El retorno de inversión en muchos sectores –como telecomunicaciones y construcción- es rápido, y sólo en 2008 ingresaron 92 mil millones de dólares brutos por concepto de petróleo, cifra interesante que, al menos en teoría, debería dinamizar la economía y negocios en Venezuela”.

Si bien muchas grandes empresas se han ido del país porque se sienten perseguidas por las nuevas leyes, o por encarnar “ideologías indeseables”, otras aún están acá y no sólo han podido “surfear con las olas”, sino que obtienen ganancias sustanciosas, incluso las mejores de la región.
Hace poco Microsoft Venezuela recibió un premio como la subsidiaria más rentable de América Latina. BBVA Banco Provincial también destacó en los primeros lugares de rentabilidad en el mundo, Oracle vendió más que nunca en este país y el presidente de McDonald’s en América Latina ha señalado, en reiteradas ocasiones, que el consumo de sus productos en Venezuela es, de lejos, el más alto del continente. Esta franquicia, con su bandera imperialista y todo, planifica nuevas aperturas de locales en territorio nacional para 2010, en pleno proceso revolucionario. Entre otras empresas extranjeras que aún apuestan a la inversión, Nestlé anunció un fuerte desembolso en la mejora de procesos de calidad del ganado nacional, para aumentar la producción local. Y Siragon, que acaba de ampliar su planta de ensamblaje en Valencia, acaba de invertir 12 millones de dólares para un sistema de montaje de componentes electrónicos.

Víctor Maldonado, presidente de la Cámara de Industriales de Caracas, opina que salvo excepciones, no hay un clima para hacer negocios en Venezuela, “sobre todo cuando otros países vecinos más amigables, como Colombia, desarrollan políticas de atracción a la inversión, con exenciones tributarias interesantes”. Sin embargo, son muchas las empresas privadas que aún están dispuestas a defender sus espacios en Venezuela (o no tienen otra opción) y hasta sacrifican gran parte de sus ganancias importando materias primas a dólar paralelo para poder seguir produciendo.
Las organizaciones también están lidiando con los sindicatos. “Tal es el caso del sector automotriz, con MMC a la cabeza, empresa que superó un conflicto laboral que mantuvo su planta cerrada por largos meses, para ahora enfrentarse nuevamente a huelgas promovidas por el gobierno, en el interno de su organización”, menciona Maldonado.

En medio de la conflictividad y la “estanflación” (estancamiento + inflación) nacional, es lógico que las empresas privadas piensen más de dos veces antes de colocar su dinero en nuevas maquinarias para mejorar sus procesos o intentar nuevas líneas de producción.
Según una encuesta de Conindustria, el 55% de las pymes no tiene intención de invertir el año próximo, mientras que el 70% de las grandes empresas sólo lo hará en inversiones operativas, pero no en producciones que agreguen valor.
En la acera de enfrente, otro tipo de organizaciones -como las cooperativas, las empresas de producción social (EPS), las de capitales mixtos o las alineadas con las ideologías del gobierno-, sí tienen el camino más despejado, ya que obtienen financiamientos con mayor facilidad, dólares preferenciales e incentivos para la inversión. La intención es clara: sustitución del capitalismo por empresas socialistas y propiedad privada por propiedad social. Lo que aún no se sabe es si ese plan será exitoso. Experiencias similares en otros países sólo significaron pobreza y retroceso.


Los que desembolsan

El sector público será el mayor inversor en 2010. El gobierno está reemplazando a los inversionistas que tradicionalmente provenían de Estados Unidos y Colombia, por otros de China, Irán, Rusia, Brasil, Argentina, entre otros. “El gobierno reporta la creación de nuevas empresas con otros gobiernos, pero no se ve esa producción en el mercado local. Además, una cosa son los acuerdos bilaterales, que sí los hay, y otra la inversión real a largo plazo, de la que adolecemos. Estamos ante la destrucción del país”, alerta Maldonado.

El economista Andrés Santeliz, profesor de economía de la UCV, no comparte esa perspectiva: “En 2010 habrá mayor financiamiento del sector público, incremento en los subsidios de la cesta básica, aumento del salario mínimo y ajustes en las escalas de los empleados públicos, lo que se traducirá en más consumo, mayor atractivo para el comercio, mejoras en la producción nacional y en las expectativas de inversión”.
Este panorama alentador no es compartido por el sector privado. La mayoría de los empresarios teme invertir. Las áreas que sí registran mayores avances e inversión son, en primer lugar, los servicios con conexión al gobierno central, las telecomunicaciones, la construcción, el comercio y, hasta cierto punto, la banca (por lo menos, antes de las intervenciones de 8 bancos a finales de 2009). El sector turismo atisba movimientos interesantes promovidos por la política gubernamental o ciertas intenciones de inversión, aunque la Federación de Hoteles (Fenahoven) da cuenta que, debido a la nacionalización del Hotel Hilton de Margarita, algunos proyectos extranjeros de inversión ya avanzados, dieron marcha atrás.

Telecomunicaciones al frente
Merece una atención especial este sector, el cual, contra la corriente de desinversión privada, está creciendo significativamente. “Los ingresos totales de las telecomunicaciones para 2009 ascienden a Bs. 28 mil millones, con un crecimiento sostenido del orden del 20% interanual”, señala Mario Seijas, presidente de la Cámara Venezolana de Televisión por Suscripción (Cavetesu).
Sólo en el último trimestre de 2009, los ingresos operativos fueron de Bs. 7.037 millones y, durante ese período, las inversiones del sector ascendieron a Bs. 630 millones, es decir, más que los Bs. 5.938 millones desembolsados en el último trimestre de 2008.
¿Por qué si la mayoría de los negocios ha decaído en el país, en éste hay incremento? Seijas responde: “Ante las dificultades económicas que vive el país, las familias se refugian en la televisión por suscripción, servicio que ofrece entretenimiento barato, seguro y una visión del mundo que no muchos venezolanos tienen la oportunidad de conocer”.
En este 2009 se iniciaron nuevas inversiones de varios operadores internacionales, con Movistar a la cabeza, con su servicio de televisión paga. Según Cavetesu, no se conocen nuevos desarrollos de última milla, pero sí en infraestructura, hardware y tecnología, y estas inversiones vienen de China.

Pero el gran impulsor del furor de las telecomunicaciones es la telefonía móvil, la cual ha cambiado la dinámica de las clases populares, sobre todo por el concepto de prepago, que les resulta más manejable. “El venezolano, por idiosincrasia, gusta de las nuevas tecnologías y la gran demanda ha empujado al sector”, explica Seijas.
A pesar del crecimiento del sector, Seijas señala que para 2010, con un mercado secundario volátil (por la dificultad de contar con los dólares Cadivi) y sin procesos mercantiles posibles por la legislación vigente, habrá dificultad para motivar la inversión. “No obstante, estimamos se mantendrá el crecimiento del sector, en especial, con las iniciativas de Cantv de iniciar nuevos servicios, como la televisión por suscripción y las ampliaciones en capacidad de cobertura geográfica.


Cuestión de bloques

El gobierno anuncia proyectos de construcción de infraestructuras a través del Ministerio de Vivienda, mediante políticas de crédito a largo plazo, ante la necesidad de expandir la oferta habitacional en el país. Sin embargo, eso está por verse. La Cámara Inmobiliaria reporta al cierre de 2009 una realidad muy diferente.
Francisco Neri, presidente de la Cámara apunta, que la inversión inmobiliaria es riesgosa, a menos que cambien las condiciones. “Aspirábamos a construir 85 mil viviendas en 2009, pero sólo logramos 55 mil debido a la nueva Ley de Tierras Urbanas, a la eliminación del IPC, a las dificultades en los permisos y registros de construcción y a la lentitud de los créditos”.

El país necesita 200 mil viviendas al año, para lo que se requiere una inversión de 15 mil millones de dólares. Si se hubiera destinado el 10% del ingreso se habría logrado la meta. “Estamos lejos de eso –opina Neri, descreído de los anuncios de incentivos del gobierno– y para 2010 nuestra meta es construir sólo entre 25 mil y 30 mil viviendas, lo que también significará una disminución de empleo en el sector”.
Paradójicamente, la construcción se presenta con grandes oportunidades en algunos de sus nichos para el próximo año; esto es: en el negocio de oficinas y en viviendas de alto target. “Es cierto, –reconoce Neri– hay varios proyectos de oficinas iniciándose en este momento, y la clase media-alta de la población (25% del total) aspira a viviendas de alto escalafón, y ahí sí hay inversores. También existen ciertos espacios de inversión en locales comerciales, a pesar de las medidas que el gobierno ha iniciado contra los centros comerciales y en galpones”.


Más de lo mismo
¿2010 a la sombra? De seguir la política de nacionalizaciones e intervenciones es claro que los inversionistas mirarán otros horizontes y dejarán de insistir en el reclamo de mayores garantías jurídicas, como muchos lo han hecho hasta el momento. Santeliz opina: “El gobierno sabe que su posición intervencionista y de propiedad colectiva genera rechazo en gran parte de la opinión pública y no creo que insista mucho en esa dirección en un año electoral”.
Las intervenciones de los bancos afectarán el flujo de las inversiones y recursos para la operatividad de las empresas, pero, aunque el presidente Chávez tenga intención de nacionalizar la banca, el Estado no tiene los recursos suficientes para hacerlo, y menos en 2010. La banca venezolana es fuerte y es caro comprar un banco cuando éste no tiene problemas.

Todo indica que el gobierno continuará en el camino de la revolución que se ha trazado y que el aumento del precio del petróleo sólo será un aliciente para la economía nacional. En otras palabras, el rumbo del país está en marcha desde hace tiempo y no cambiará en 2010. Sólo se sumarán aquellas inversiones alineadas con los intereses del gobierno o las que aumenten los intercambios comerciales con los países del ALBA (probablemente con la moneda Sucre que ya se anuncia), se cambiará la CAN por el Mercosur –y mucho más ahora, que parece estar más cerca el ingreso de Venezuela como miembro pleno del bloque después del visto bueno del Senado de Brasil– y saldrán adelante las empresas privadas que se acomoden al sistema o logren resistir sus asperezas

Reportaje especial
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