martes, 26 de enero de 2010

Prof. Ernesto Blanco \\ ¿Porqué no aprendemos?

Será por ingenuidad, ignorancia o puro resentimiento exacerbado? Me inclino a pensar, aunque muchos de mis colegas no están de acuerdo, que nuestros trabajadores son bastante ingenuos. Mucha gente, con desprecio en el tono, insiste en que se trata de ignorancia, pero ¿No produce la ignorancia cierta ingenuidad?

El gobierno nacional acaba de decretar la expropiación de la cadena de tiendas Éxito. Éstas emplean a cientos de trabajadores en varias ciudades del país. Ha sido para mí motivo de asombro el hecho de que un grupo de trabajadores de la tienda ubicada en el estado Anzoátegui aplaudía tan arbitraria medida. Pareciera que hemos perdido la capacidad de observación y, por ende, de aprendizaje. Estos trabajadores sólo tendrían que observar lo que pasó con Sidor, donde empleados que aún detentan acciones de la empresa ya no reciben los dividendos que periódicamente éstas producían. Sólo tendrían que observar que obreros y dirigentes sindicales que apoyaron apasionadamente la expropiación, ahora están absolutamente arrepentidos, ya que no sólo han sido privados de los dividendos en cuestión, sino que la baja productividad de Sidor impide que reciban los beneficios de ley y otros ganados mediante la contratación colectiva.

Otro a recordar es el de las empresas contratistas de Pdvsa en la costa oriental del lago de Maracaibo. En aquella ocasión, vimos cómo un grupo de trabajadores manifestaban frenéticamente a favor de la expropiación; tenían la promesa de que serían absorbidos por la empresa petrolera nacional. No pasaron muchos meses antes de que el desengaño se apoderada de ellos. La mayoría quedaron sin trabajo, hubo denuncias de que los pocos (unos mil de ocho mil) que sí fueron contratados, fueron aquellos comprometidos con la revolución. En este caso hubo un efecto dominó, pues las empresas expropiadas dinamizaban la economía de la zona: sus trabajadores consumían en los comercios aledaños, las empresas contrataban con otras que les prestaban servicios, solicitaban préstamos a los bancos locales, pagaban impuestos, etc., etc., etc. La expropiación hizo que muchos establecimientos de la zona tuvieran que cerrar sus puertas por falta de clientes, por lo que, además de los trabajadores de las ex contratistas petroleras, también quedaron sin trabajo los de estas otras empresas.

Hay otros casos que el espacio no nos permite documentar, como el de la antigua Venepal, no obstante ¿Qué tienen todos en común?: Se ofreció la propiedad o dirección de las empresas a los trabajadores, lo que nunca sucedió. Lo que sí sucedió fue que la mayoría perdió su trabajo o perdió los beneficios que religiosamente obtenían.

¿Será que no somos capaces de aprender de los errores de los demás? Reza el refrán: "cuando veas las barbas de tu vecino arder, pon las tuyas a remojar". ¿Será que somos ingenuos e ignorantes por naturaleza o que el resentimiento nos induce a inmolarnos?, no lo sé. Es evidente, sin embargo, que muchos de nuestros trabajadores aún creen en la promesa de ser dueños de las empresas donde laboran, para obtener mayores beneficios que los que hasta ahora reciben. No es mala la ingenuidad o la ignorancia, lo malo es hacer gala de ellas.

Artículo de opinión
El Universal, 26 de enero de 2010
http://opinion.eluniversal.com/2010/01/26/opi_art_por-que-no-aprendem_1728574.shtml

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