lunes, 15 de noviembre de 2010

Pavel Gómez \\ Sangre en las cámaras

Adaptarse y sobrevivir: esto es lo que han hecho las especies que han podido perdurar. Hay abundante literatura sobre esto en biología, antropología y recientemente en economía. La evolución de las especies es una historia de adaptación y supervivencia. Las amenazas provienen de múltiples direcciones: virus, sequías, bacterias, cambios climáticos y, sobre todo, ataques de otros individuos de la misma especie.

Logra sobrevivir quien desarrolla fortalezas defensivas, resistencia a las invasiones, asimilación de nutrientes, habilidades evasivas, asimilación de amenazas y conductas basadas en una fuerte reciprocidad.Venezuela es el experimento más importante de supervivencia y adaptación al que han estado expuestos individuos, agentes políticos y empresas en esta región mágica y tormentosa llamada América Latina. La amenaza no ha sido tímida en enunciados: al menos desde el año 2006. Allí está muy clara en discursos, gestos, documentos y jugadas.

Desde 2006 se viene invocando una hegemonía con todas sus nueve letras. Hegemonía significa "supremacía de cualquier tipo". Ese ha sido el anuncio y ese ha sido el proceder. Frente a la contundencia de la realidad no vale lo que Jorge Luis Borges llamó "el hábito miserable del llanto". Llorar es sano: pero antes o después de las batallas. No en el medio de estas.Esto viene a cuento por el crecimiento de los decibeles del riesgo de expropiación de los últimos tiempos. Las amenazas de expropiación se han generalizado. Nadie está seguro: el ministerio es un vagón de soldados. Sin embargo, como suele pasar, los más grandes deberían haber invertido más recursos en protección y aseguramiento que los pequeños.

Dos casos llaman inevitablemente la atención: Polar y Sidetur. No hay duda de que se trata de dos grandes. Por ello uno puede suponer que esto no los toma por sorpresa. En el caso de Polar, la amenaza ha sido evolutiva y gradual. Desde hace tiempo, esta firma es objeto de amenazas específicas, de agresiones puntuales, de retaliación ante sus movimientos, sean evidentes o furtivos. En el caso de Sidetur, aunque la agresión fue discontinua o sorpresiva, las señales de alarma debían estar encendidas desde los movimientos hacia Sidor y las briqueteras.Veamos algunos elementos de cada caso. El caso Polar se parece a una guerra de posiciones: se toman posiciones propias (Barquisimeto), se teje un cerco de acoso por varios flancos y, recientemente, se ataca la cadena de suministros.

Polar defiende sus posiciones con arraigo en las comunidades y elevando la moral de sus tropas.Su estrategia se parece a aquellas conocidas como "resistencia popular prolongada". Esto ha hecho muy costoso políticamente un ataque frontal. Las señales más recientes apuntalan esta estrategia: el martes se anunció un plan de inversiones de Bs.F. 450 millones, en sociedad con el grupo español Leche Pascual, para la instalación en el país de una planta de producción de yogur.En esta guerra anunciada, en la cual se despidieron los barcos con vítores y cañonazos de salva mediática, uno espera que Polar haya hecho un análisis de riesgo y vulnerabilidades clave. Esto implica que haya desarrollado un plan completo de disuasión, protección, respuesta inmediata, cobertura de flancos débiles y protocolos de respuesta ante bajas y siniestros.

Digo esto porque uno esperaría que la nacionalización de Owens-Illinois no haya tomado por sorpresa a Polar. Esta empresa debió haber previsto la vulnerabilidad que representaba su dependencia de un proveedor clave (recuérdese que Owens-Illinois era la principal proveedora de frascos de vidrio para Polar y otras empresas similares). En estos casos, o se desarrollan otros proveedores dificultando el corte de este tramo de la cadena de suministros, o se internaliza esta parte de la cadena de valor (integrando dentro de la empresa la producción de empaques), o se sustituye el tipo de empaque por otro cuyo corte sea más difícil.

El caso Sidetur también es significativo. Esta empresa vio a su principal competidor ser engullida, en sus narices, por esta especie de Kraken que habitaba en sus mares. Esta empresa también debió haber estado preparada para una eventual operación como la que se anunció la semana pasada. Sus capitanes seguro conocían el cuento de las dos empresas de cobre chilenas que fueron nacionalizadas por Allende, higiénicamente contado por Theodore Moran. Este autor analiza dos casos de nacionalización, uno en el cual la empresa fue pasiva y recibió poco o ninguna compensación y otro en el cual la empresa actuó estratégicamente y sus accionistas salieron muy bien parados de la negociación compensatoria.

Este cuento no debió ser ajeno a Sidetur. De allí lo interesante de este caso: mostrará si se diseñaron estrategias correctas para proteger el valor de la inversión; y también mostrará si el gobierno evaluó bien todas las variables alrededor de este movimiento. Quizás es un globo de ensayo para ver cómo se bate el cobre con un enemigo de altura (si de verdad lo fuese), y así ejercitarse para mayores batallas. Quizás es una vía para negociar con Polar. Quizás es un mal cálculo.De lejos es una guerra interesante, donde se podrán a prueba la fortaleza y el cálculo de unos y las habilidades de adaptación y supervivencia de otros. De cerca, la sangre mancha los lentes de las cámaras, las verdaderas bajas serán, como siempre, los más débiles. El alto al fuego se negociará en algún París, con vino y unos señores elegantes que harán chistes a la entrada de un salón majestuoso.

Artículo de opinión en Tal Cual

Lunes. 15 de noviembre de 2010

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