(Arnoldo José Gabaldón, en un reportaje del diario Tal Cual, señala que el libro "El petróleo como instrumento de progreso", del profesor del IESA, Pedro Luis Rodríguez Sosa y Luis Roberto Rodríguez Pardo, contiene una propuesta de reformas para la industria de los hidrocarburos que es digna de ser analizada y discutida en la forma más amplia posible, dada su trascendencia. Publicado el 22 de enero de 2013)
El manejo de la riqueza petrolera, por razones obvias, seguirá siendo en el futuro de crucial importancia para el país. Proponen la creación de un fondo donde se depositen los ingresos petroleros a nombre de cada uno de los venezolanos
En Venezuela hay que prepararse para cambios importantes. Ellos llegarán inexorablemente, pues es difícil pensar que situaciones tan anómalas y costosas para la república, como las que estamos viviendo, puedan prolongarse de manera indefinida.
En ese contexto, lo que ocurra con el manejo de la riqueza petrolera, por razones obvias, seguirá siendo en el futuro de crucial importancia y de allí que debamos ir pensando y debatiendo el alcance de los cambios que más convendrá adelantar en ese sector de la actividad productiva. La viabilidad de esas transformaciones, sin lugar a dudas, dependerá del mayor grado de consenso a que podamos llegar sobre su alcance y profundidad.
Los doctores Pedro Luis Rodríguez Sosa y Luis Roberto Rodríguez Pardo, padre e hijo, han publicado recientemente un libro: El petróleo como instrumento de progreso (Ediciones IESA), que contiene una propuesta de reformas para la industria de los hidrocarburos que es digna de ser analizada y discutida en la forma más amplia posible, dada su trascendencia.
La propuesta en referencia tiene la virtud de su integralidad. No solo comprende los campos tradicionales políticos y estructurales, propios de la industria petrolera, sino que arrastra un conjunto de aspectos tan diversos como la asignación menos discrecional de la renta petrolera por el gobierno nacional; la estabilidad económica a mediano y largo plazo, esencial para planificar las inversiones y luchar contra la inflación; una nueva relación Estado-sociedad, que fortalece al colectivo en su papel de control social, aspecto fundamental para el desarrollo de la institucionalidad democrática; contribuye a potenciar la formación de una conciencia fiscal entre los ciudadanos, tan disminuida en el país como derivación del rentismo a que nos hemos malacostumbrado; incrementa la percepción de pertenencia sobre la industria de los hidrocarburos por parte de los venezolanos; coadyuva a la creación de un sistema de seguridad social que nos asegura a todos un apoyo financiero decente a la fecha de la jubilación; y el financiamiento de la salud a través de un sistema de seguro universal. Estos dos últimos aspectos configuran el eje del sistema de seguridad social del que todavía no disponemos, a pesar de constituir un objetivo constitucional.
En la reforma propuesta desempeña un papel central la constitución de un fondo financiero: el Fondo Patrimonial de los Venezolanos, como lo denominan los autores, en el cual se deposita la totalidad de la renta petrolera a nombre de cada uno de los ciudadanos mayores de edad y de cuyo patrimonio y destino deben ser informados individual y regularmente, a través del sistema bancario nacional.
Dicho Fondo tiene varios usos: financiar el presupuesto nacional con cantidades anuales predecibles; conformar fideicomisos de ahorro individual para fortalecer la pensión de jubilación o financiar gastos en educación y salud; hacer inversiones en los mercados financieros internacionales que aseguren una rentabilidad para el conjunto de ahorristas y constituyan un respaldo económico al país, entre varios otros.
Las propuestas formuladas por los doctores Rodríguez Sosa y Rodríguez Pardo, persiguen además establecer un hilo conductor o más bien un piso estable para la formulación de toda la política económica, de manera que la misma no esté sujeta a los vaivenes de los precios del petróleo en los mercados internacionales que han causado incertidumbre financiera en el pasado.
Por ende constituye un antídoto al rentismo que tantas perversiones ha acunado en el funcionamiento de la sociedad venezolana y sus instituciones. Todo esto lo abordan los autores sin subestimar la ventaja que representa para los venezolanos disponer de una industria petrolera desarrollada y de inmensas reservas de hidrocarburos. Por el contrario, son prolijos en plantear reformas estructurales y de política petrolera, orientadas a "sembrar el petróleo", con lo cual desean significar la importancia del sector para desarrollar actividades productivas que contribuyan a una verdadera diversificación económica.
Para el país se avecinan tiempos de cambio que deben ser aprovechados para acometer verdaderas reformas de fondo. Esas reformas tienen que ser exhaustivamente estudiadas para tener seguridad de que su instrumentación significará un aumento cierto del bienestar del pueblo venezolano.
La MUD, interesada en promover una sociedad realmente democrática y moderna, está llamada a promover una amplia discusión de las importantes reformas propuestas por los doctores Rodríguez Sosa y Rodríguez Pardo, con la intención de ir precisando su oferta alternativa u hoja de ruta, en una materia que es esencial para Venezuela.
En Venezuela hay que prepararse para cambios importantes. Ellos llegarán inexorablemente, pues es difícil pensar que situaciones tan anómalas y costosas para la república, como las que estamos viviendo, puedan prolongarse de manera indefinida.
En ese contexto, lo que ocurra con el manejo de la riqueza petrolera, por razones obvias, seguirá siendo en el futuro de crucial importancia y de allí que debamos ir pensando y debatiendo el alcance de los cambios que más convendrá adelantar en ese sector de la actividad productiva. La viabilidad de esas transformaciones, sin lugar a dudas, dependerá del mayor grado de consenso a que podamos llegar sobre su alcance y profundidad.
Los doctores Pedro Luis Rodríguez Sosa y Luis Roberto Rodríguez Pardo, padre e hijo, han publicado recientemente un libro: El petróleo como instrumento de progreso (Ediciones IESA), que contiene una propuesta de reformas para la industria de los hidrocarburos que es digna de ser analizada y discutida en la forma más amplia posible, dada su trascendencia.
La propuesta en referencia tiene la virtud de su integralidad. No solo comprende los campos tradicionales políticos y estructurales, propios de la industria petrolera, sino que arrastra un conjunto de aspectos tan diversos como la asignación menos discrecional de la renta petrolera por el gobierno nacional; la estabilidad económica a mediano y largo plazo, esencial para planificar las inversiones y luchar contra la inflación; una nueva relación Estado-sociedad, que fortalece al colectivo en su papel de control social, aspecto fundamental para el desarrollo de la institucionalidad democrática; contribuye a potenciar la formación de una conciencia fiscal entre los ciudadanos, tan disminuida en el país como derivación del rentismo a que nos hemos malacostumbrado; incrementa la percepción de pertenencia sobre la industria de los hidrocarburos por parte de los venezolanos; coadyuva a la creación de un sistema de seguridad social que nos asegura a todos un apoyo financiero decente a la fecha de la jubilación; y el financiamiento de la salud a través de un sistema de seguro universal. Estos dos últimos aspectos configuran el eje del sistema de seguridad social del que todavía no disponemos, a pesar de constituir un objetivo constitucional.
En la reforma propuesta desempeña un papel central la constitución de un fondo financiero: el Fondo Patrimonial de los Venezolanos, como lo denominan los autores, en el cual se deposita la totalidad de la renta petrolera a nombre de cada uno de los ciudadanos mayores de edad y de cuyo patrimonio y destino deben ser informados individual y regularmente, a través del sistema bancario nacional.
Dicho Fondo tiene varios usos: financiar el presupuesto nacional con cantidades anuales predecibles; conformar fideicomisos de ahorro individual para fortalecer la pensión de jubilación o financiar gastos en educación y salud; hacer inversiones en los mercados financieros internacionales que aseguren una rentabilidad para el conjunto de ahorristas y constituyan un respaldo económico al país, entre varios otros.
Las propuestas formuladas por los doctores Rodríguez Sosa y Rodríguez Pardo, persiguen además establecer un hilo conductor o más bien un piso estable para la formulación de toda la política económica, de manera que la misma no esté sujeta a los vaivenes de los precios del petróleo en los mercados internacionales que han causado incertidumbre financiera en el pasado.
Por ende constituye un antídoto al rentismo que tantas perversiones ha acunado en el funcionamiento de la sociedad venezolana y sus instituciones. Todo esto lo abordan los autores sin subestimar la ventaja que representa para los venezolanos disponer de una industria petrolera desarrollada y de inmensas reservas de hidrocarburos. Por el contrario, son prolijos en plantear reformas estructurales y de política petrolera, orientadas a "sembrar el petróleo", con lo cual desean significar la importancia del sector para desarrollar actividades productivas que contribuyan a una verdadera diversificación económica.
Para el país se avecinan tiempos de cambio que deben ser aprovechados para acometer verdaderas reformas de fondo. Esas reformas tienen que ser exhaustivamente estudiadas para tener seguridad de que su instrumentación significará un aumento cierto del bienestar del pueblo venezolano.
La MUD, interesada en promover una sociedad realmente democrática y moderna, está llamada a promover una amplia discusión de las importantes reformas propuestas por los doctores Rodríguez Sosa y Rodríguez Pardo, con la intención de ir precisando su oferta alternativa u hoja de ruta, en una materia que es esencial para Venezuela.
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