miércoles, 2 de diciembre de 2009

José Ramón Padilla \\ Aliarse para sobrevivir

Hoy en día no hay mejor negocio para una empresa que protegerse ante los riesgos del entorno

En tiempos de cambio e incertidumbre, cuando los riesgos del entorno son mayores, las empresas no deben actuar convencionalmente. Muchas organizaciones se juegan hoy su supervivencia y deben repensar sus estrategias y formas de actuación. Para sobrevivir las empresas deben entender la lógica de los procesos políticos y sociales que ocurren en su entorno, identificar aliados en actores hasta ahora distantes y construir nuevas redes sociales.

Hoy en día no hay mejor negocio para una empresa venezolana que protegerse ante los riesgos del entorno y, precisamente, una alianza bien diseñada con organizaciones comunales puede brindar esa protección. La historia que sigue es elocuente.

El 23 de abril de 2009 el Instituto Nacional de Tierras (INTI) anunció la intervención de varias propiedades agrícolas en el estado Aragua, alegando que no estaban cumpliendo con el plan de siembra elaborado por el Ministerio de Agricultura y Tierras. Estas medidas, denominadas "rescate de tierras", suele ser un paso previo a la ocupación definitiva por parte del Estado. Entre las propiedades afectadas figuraba, la Hacienda Santa Teresa, ubicada en El Consejo. Propiedad de la familia Vollmer, la hacienda está dedicada, entre otros rubros, a la siembra de caña de azúcar y es asiento de la empresa Ron Santa Teresa, una las principales destilerías de Venezuela.

El INTI ocupó 44 de las más de 300 hectáreas de la hacienda, alegando, que ese lote no cumplía los requisitos mínimos de productividad, establecidos en 80 toneladas por hectárea.

Antes de la ocupación, desde el año 2000, los Vollmer habían puesto en práctica un ambicioso programa de responsabilidad social que abarca varias actividades: desde la regeneración de jóvenes delincuentes de la zona para convertirlos en trabajadores productivos (el conocido Proyecto Alcatraz) hasta el desarrollo de técnicas de construcción de viviendas populares que permitió a muchos habitantes de los sectores más empobrecidos de El Consejo mejorar sus condiciones de vida.

Gracias a estos programas, la empresa afianzó sus lazos con la comunidad y se convirtió en un actor querido y respetado por los vecinos.

Es esta comunidad la que sale en defensa de la empresa durante la ocupación de la hacienda. Diversos medios de comunicación destacaron que todos los consejos comunales de las poblaciones de El Consejo y La Victoria apoyaron a la familia Vollmer. A fin de cuentas, la mayoría de los 700 empleados directos de la hacienda son miembros de esos consejos.

A los pocos días, el Gobierno tomó la decisión de revertir la expropiación de las 44 hectáreas de la hacienda. Esto se explica en parte porque sus propietarios demostraron al INTI que las tierras estaban en operatividad y que no incumplían el plan de siembra elaborado por el Ministerio de Agricultura y Tierras. Pero esta no debe ser toda la explicación puesto que las otras propiedades afectadas en la misma zona, por idénticas razones, corrieron con otra suerte y permanecen ocupadas por el INTI. Sin duda, la posición de la comunidad fue decisiva.

Artículo de opinión
Miércoles, 02 de diciembre de 2009
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