viernes, 4 de junio de 2010

Gustavo Roosen \\ Del lado de las soluciones

De la experiencia a la esperanza" es la frase con la que Conindustria rinde homenaje a sus empresas centenarias. Es también la que inspira el Congreso que celebra hoy la organización empresarial, más concentrado que otras veces en el examen de las difíciles realidades que confronta el sector, pero sobre todo en los retos que debe asumir para ser parte de la solución que reclama Venezuela.

La experiencia habla de un sector manufacturero que, junto con el agrícola, ha sostenido el país productivo, y garantizado los bienes demandados por la comunidad; de un importante actor en la generación del PIB y en el aporte a los ingresos fiscales del país; del principal generador de empleo productivo. Pero también del sector más cercado y golpeado en los últimos años, el menos comprendido por las autoridades, el más sometido a la confrontación.

Pasar de la experiencia a la esperanza exige, desde luego, una renovación de la visión y del compromiso. El sector agrupado en Conindustria sigue representando los valores que harán posible esa tarea, que no tiene t?rmino ni permite pausa, que es la de la construcción del país. Hacia ese propósito se dirigen las intervenciones de hoy en su Congreso. Luis Pedro España se pregunta cómo relanzar el papel del sector privado para enfrentar los nuevos retos, y se responde proponiendo dos tareas fundamentales: la primera, mantenerse productivos; la segunda, generar una nueva alianza social entre empresa, comunidad y Gobierno local.

Desde su posición de académico de la economía, Héctor Silva Michelena llega a conclusiones demoledoras sobre esta utopía retrógrada con la que nos amenazan y sobre la demostrada incapacidad de los ensayos y modelos socialistas para generar felicidad y bienestar.
Luis Ugalde apela al reconocimiento del otro y a la búsqueda de consensos como condición para el encuentro y la reconstrucción. Advierte sobre la tentación de resignarse al papel de víctimas e insiste en la denuncia de esa forma de anemia productiva que aqueja al país por la aplicación de medicinas erradas para enfermedades mal diagnosticadas.

Como presidente de una organización que no ha renunciado a sus principios y a su razón de ser, Carlos Larrazábal cumple con demostrar el cerco a la actividad privada tendido desde el poder, pero presenta paralelamente diez propuestas concretas para una agenda legislativa que contribuya a crear una política industrial activa, capaz de rescatar el equilibrio entre la iniciativa privada y la acción estatal.

Conindustria ha optado, sin duda, por la alternativa de refirmar su compromiso con la transformación productiva de Venezuela en el marco de la sostenibilidad democrática y la sustentabilidad ecológica, asumiendo el reto estratégico de la diversificación económica y el histórico de aprovechar la oportunidad sin retorno del bono demográfico que se abre para Venezuela en los próximos 40 años. Sabe que hacerlo implica insistir en las viejas prácticas empresariales de trabajo y riesgo, de planificación y seguimiento, de fortalecimiento de las organizaciones sindicales, de búsqueda permanente del acuerdo obrero-patronal, instrumento insustituible para los objetivos de más empleo y más productividad.

Consciente de que, como señala Luis Pedro España, el cambio en las políticas macroeconómicas y sociales podrán ser una consecuencia de las realidades de inviabilidad presentes, pero sobre todo una decisión colectiva de transformación, Conindustria ha optado por hacerse escuchar. Tiene argumentos para hacerlo, y para lograr la comprensión y apoyo de un país que apuesta por el bienestar, la justicia y la libertad.

Artículo de opinión
Miércoles, 02 de junio de 2010
www.el-nacional.com

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