miércoles, 16 de junio de 2010

Pavel Gómez \\ La banalización de la amenaza

Una característica poco estudiada del complicado juego político venezolano es la banalización de la discusión central, debido al constante desvío hacia callejones secundarios. Me explico. La discusión central de la actualidad es sobre un modelo político hegemónico que usa todo el poder del Estado para su perpetuación.

Este modelo político se basa en unos dogmas ideológicos que justifican la centralización, la destrucción de las opiniones distintas, la ausencia de equilibrios de poderes y la arbitrariedad regulatoria actual.Este modelo político-ideológico conduce, inexorablemente, a una monopolización de las oportunidades políticas, a la ausencia de mecanismos institucionales de control del poder, a la monopolización de las oportunidades económicas y a una sequía de inversiones, cuyos resultados comenzamos a ver.

El problema es que la discusión sobre cómo limitar el dominio de este modelo, es permanentemente saboteada por cierto imaginario opositor que se especializa en pescar discusiones secundarias. Ejemplos abundan, pero lo que ocurre esta semana es un destello de hiper-realidad alrededor de esta idea. Me refiero al caso de la intervención del Banco Federal.Sobre esto hay dos puntos resaltantes: a) existen justificaciones técnicas para la intervención, la historia avanzaba hacia ese desenlace y el mismo banco dio señales de insostenibilidad; y b) el dueño del banco alega que la intervención es simplemente una jugada política contra la libertad de expresión y en algunos círculos opositores esta idea ha germinado.

El primer punto es incontrovertible. El Banco Federal presentaba un marcado deterioro de sus indicadores financieros, lo cual hacía indetenible la intervención. Según lo reportado por analistas independientes, entre diciembre de 2009 y abril de 2010 la intermediación financiera de este banco (el porcentaje del total de depósitos que es colocado como crédito) cayó desde 62,3% a 47,6%; el índice de morosidad aumentó de 2,1% a 3,7%; la cobertura de la mora cayó de 120% a 89% y la rentabilidad sobre patrimonio de abril de 2010 fue apenas 1,6%. Es probable que este deterioro continuara en las semanas posteriores a abril de 2010.Como complemento de lo anterior, en los últimos días hubo una señal elocuente del riesgo de este banco: la publicidad televisiva en la cual se anunciaban tasas de 14,25% para las cuentas a la vista y de 16,25% para los depósitos a plazos.

Esta publicidad titilaba en los intermedios de los juegos de fútbol, con un simpático maracucho que pedía ayuda para quedar "sin un pelo de tonto". Para tener un punto de referencia piense que el banco Mercantil paga entre 1,5% y 6% por los depósitos a la vista, mientras el Banco de Venezuela paga entre 0 y 2,5% por esta variedad de depósitos. En el caso de las cuentas a plazos, tanto el Mercantil como el Venezuela pagan 14,5%.Esta tendencia, de los bancos en problemas, a ofrecer tasas de interés relativamente altas para atraer depósitos ha sido ampliamente estudiada, y es conocida como "apostando para sobrevivir".

Esta apuesta busca captar recursos en una carrera desesperada por captar fondos, reducir salidas y poder responder a las salidas no evitadas- El problemas con esta política es que conduce a dos resultados: si se mantienen las tasas activas (las que el banco cobra por los créditos) entonces se reduce la rentabilidad proveniente de la intermediación (se paga más por los depósitos y se cobra lo mismo por los créditos); o si se incrementan las tasas activas para mantener la rentabilidad, entonces se atraen créditos asociados a proyectos de inversión riesgosos (los proyectos que pueden pagar tasas altas son los que esperan mayores rentabilidades y también implican mayor riesgo de morosidad).

Como se observa en esta carrera el banco con problemas se ubica entre la espada y la pared.No hay duda que hubo elementos políticos en la decisión, pero la intervención estaba cantada. Frente a esto, escudarse en la amenaza contra la libertad de expresión para justificar la intervención es otra manera de banalizar la discusión de fondo. Y el gobierno lo sabe.

Artículo de opinión
www.elmundo.com.ve
Miércoles, 16 de junio de 2010

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