Cuando se comparan los promedios de los índices de volumen de producción manufacturera del primer semestre de este año con los de igual período del año pasado, observamos que en muchos casos se han operado severas contracciones de actividad productiva.Así le ha sucedido a la industria de vehículos, cuya producción se contrajo en 15,6%; a la del mueble, que cayó más de 46%; a la de productos de metal, que redujo su volumen de producción en 20,5%; y a las de tantas otras que también se han visto obligadas a rebajar su nivel de actividad ante la merma de sus ventas locales, y la imposibilidad de exportar sus productos.Sólo en algunas industrias manufactureras, como la de sustancias y productos químicos o la de productos textiles, se han notado crecimientos de producción de importancia, pero estos casos son más la excepción que la regla.
Lo anterior responde en buena medida a la dramática contracción de ventas que han sufrido muchos de estos conglomerados fabriles. Así, los índices de volumen de ventas al por menor calculados por el BCV, como también lo son los índices de volumen de producción manufacturera a los que nos referíamos en el párrafo anterior, muestran que en el primer semestre de este año el promedio del volumen de ventas al detal cayó en 12,4% en comparación a igual período de 2009, pero en el caso de varios grupos industriales de primera importancia la contracción fue mucho mayor. Tal es el caso de la industria automotriz (-37%); de la de alimentos, bebidas y tabaco en almacenes especializados (-29,6%); de la de productos farmacéuticos y medicinales (-30,4%); y de la de ferretería, pinturas y productos de vidrio (-21,8%).Adicionalmente, las producciones de múltiples rubros agrícolas han venido mostrando severas contracciones a lo largo de los últimos años.
Un ejemplo de ello es lo que está sucediendo con la caña de azúcar, cuya producción se estima caerá más de 21% en 2010 en comparación a 2009. Igual está pasando con la carne, el café y muchos otros productos agrícolas.La caída de la capacidad de compra del ingreso de los venezolanos, combinada con una serie de restricciones hoy presentes en la economía, tales como la poca disponibilidad de divisas y las crecientes dificultades para adquirirlas, así como el mantenimiento de absurdos controles de precios que no toman en consideración el dinamismo de los costos de producción, condenando a múltiples productores a trabajar a pérdida, han sido algunos de los factores que han contribuido a la caída de la producción y de las ventas.
Pero quizá ha sido el atropello persistente del gobierno a los productores privados a través del desconocimiento de sus derechos de propiedad, de las amenazas de intervención y de la usurpación de sus empresas y medios de producción, lo que más ha contribuido a la materialización del descalabro económico que hoy vivimos.
Artículo de opinión
Martes, 14 de septiembre de 2010
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