Una proporción elevada de los grandes logros de la humanidad son sueños realizados. Imaginar, proyectar hacia el futuro y resolver problemas es inherente a la naturaleza humana. El registro arqueológico, la palabra escrita, la reconstrucción histórica ilustra cómo todos y cada uno de los grupos humanos ha sido capaz de hacer grandes cosas. No fueron marcianos los forjadores de los grandes imperios de la antigüedad, los que desarrollaron vacunas, construyeron autopistas o crearon, sobre la base de inventos, nuevas empresas. Los venezolanos fueron competentes, en varios momentos de la historia, de vencer dificultades y mejorar la estructura de su sociedad.
En el pasado reciente fuimos capaces de vencer la malaria, darle acceso a la educación a millones de jóvenes, construir hospitales y desarrollar lo que, en su momento, fue la mejor red vial y el mejor servicio de electricidad de América Latina. Hoy el deterioro de los servicios, el descenso en la producción y la incertidumbre sobre el futuro, van de la mano con un brutal abatimiento en la calidad de la educación cubierto, como todo lo demás, por las densas sombras que genera el régimen actual.
Un futuro mejor
No hay forma de autoritarismo que le pueda restar a la gente el derecho a soñar, a pensar, a imaginar un futuro mejor, futuro que está, en este momento, estrechamente ligado a la política. En otros países la política es una circunstancia, algo temporal y muchos ciudadanos se dan el lujo de ignorarla. Existen países en los que una elevada proporción de la población le da igual que el gobierno sea más o menos socialista, más o menos liberal. Difícilmente un primer ministro altera el patrón general de vida y a veces es más importante la elección del alcalde que la del presidente. Aquí la economía depende de la política, el futuro de los hijos también, así como el tener o no una propiedad, un negocio o un trabajo.
Hoy no sólo tenemos derecho a soñar, estamos obligados a hacerlo y a participar activamente en el diseño de un modelo político, una ideología y un modo de vivir distinto al que nos tratan de imponer.Vamos a soñar con oportunidades, con libertad de expresión, educación de calidad y servicios públicos eficientes. Vamos a soñar con un país donde se pueda vivir y criar una familia, donde disminuya el número de pobres o marginados, donde se cumpla la ley y funcionen las instituciones, donde se pueda caminar con seguridad por las calles y el policía, el juez, el ministro o el diputado sean un funcionarios respetados por la comunidad y pertenecientes a instituciones serias y ordenadas.
Escriba, lea, hable, opine, participe, haga que su opinión valga, que todavía hay dónde y cómo hacerlo. Usted amable lector, puede y debe "hacer" política y para ello no es necesario que milite en un partido, tan sólo es necesario que trate, activamente, de convertir sus sueños en realidad. Ahora tiene 67 diputados y sus suplentes a quien dirigirse y exigir que trabajen para construir un país mejor.
Artículo de opinión
Martes, 26 de octubre de 2010
También puede escribir al correo del profesor: cemacallison@gmail.com
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