Por otra parte, los mercados de capitales muy pequeños y que se encuentran fuera del radar de la mayor parte de los inversionistas son denominados «mercados frontera», los cuales incluyen a países como Marruecos y Uzbekistán y, más recientemente, a Venezuela, que anteriormente era catalogado como un mercado de capitales emergente en la mayoría de las bases de datos.
La revista The Economist, del 6 de marzo de 2008, señaló las siguientes características de las economías de los países emergentes: 1) Representan entre treinta y cincuenta por ciento del Producto Interno Bruto mundial, y este porcentaje sigue creciendo; 2) Consumen más de la mitad de la energía mundial y son responsables del 80 por ciento del incremento de la demanda de petróleo desde 2003; 3) Realizan un 50 por ciento de las exportaciones mundiales; 4) Poseen el 75 por ciento de las reservas internacionales mundiales, y 5) Sus mercados de valores cuadruplicaron su tamaño entre 2003 y 2007 (medido por el índice MSCI EM), mientras que el mercado accionario de Estados Unidos aumentó solamente setenta por ciento durante ese período (medido por el índice Standard & Poor"s 500).
Los mercados de capitales emergentes también se han caracterizado por la amplitud de sus fluctuaciones. Por ejemplo, en 2008, y en medio de la crisis financiera global que se desató a finales de ese año, los mercados emergentes sufrieron una caída de 53 por ciento en sus cotizaciones, la cual fue mayor que la caída de 37 por ciento experimentada por Estados Unidos en ese año. En 2009, con la recuperación de los mercados de capitales en casi todo el mundo, nuevamente los mercados emergentes exhibieron un comportamiento más volátil que los mercados desarrollados, al experimentar un alza muy superior a la de estos últimos.
En un artículo que acabamos de publicar en Debates IESA ("Mitos y Realidades de las Inversiones en Mercados Emergentes", julio-septiembre 2010), discutimos una serie de mitos que aún persisten sobre la inversión en estos mercados y que la investigación reciente permite refutar. El estudio y entendimiento del funcionamiento de estos mercados se hace cada vez más necesario por parte de los inversionistas. Ello se debe a que es muy probable que durante los próximos años y décadas las economías emergentes continúen creciendo más que las desarrolladas y que sigan atrayendo cantidades crecientes de capitales. La inclusión de activos de mercados emergentes (principalmente acciones y bonos) en las carteras de inversión ya dejó de ser algo exótico para convertirse en algo ineludible para muchos inversionistas.
Artículo de opinión
Martes, 19 de octubre de 2010
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