viernes, 6 de julio de 2012

Divide y perderás

(El profesor del IESA, RicardoVillasmil, hace una interpretación política de por qué el uso de un mensaje de separación ha perdido efectividad en la estrategia del oficialismo. Publicado en el diario El Universal el 30 de junio)

La estrategia romana divide et impera tiene como principio fundamental fragmentar las fuerzas opositoras para dominarlas con mayor facilidad. Fue implementada exitosamente por César y por Napoleón, y ha sido la máxima del oficialismo para conquistar y mantenerse en el poder durante los últimos 14 años.

Hay razones para pensar, sin embargo, que la efectividad de esta estrategia ha llegado a su fin y que persistir en ella se ha convertido en un bumerán para el oficialismo. Venezolanos de todas las tendencias políticas se confiesan hastiados de la confrontación y comienzan a identificarla como el principal obstáculo para su progreso individual y colectivo. Bajo estas circunstancias, insistir en la división genera el efecto contrario -la unión y la consolidación de fuerzas- y eso es precisamente lo que estamos viendo hoy. Factores políticos, económicos y sociales que ponen de lado sus diferencias ideológicas y sus intereses particulares en pos de un objetivo superior: derrotar a su opresor. Gracias a ello, la oposición venezolana es hoy mucho más y mucho mejor que antes. Es una alternativa democrática y plural con un alto grado de cohesión que mantiene un objetivo claro y legítimo -la salida electoral- y con 100 días de campaña por delante, los estudios de opinión pública marcan una tendencia clara en las preferencias del elector.

Mi interpretación política de esta realidad es que la sed de venganza ya está saciada. El discurso vengativo y destructivo deja hoy muy pocos dividendos, cohesiona a una minoría radical pero aleja a los moderados que son cada vez más. Abre así la puerta a un discurso conciliador y constructivo, que sin dejar de tener a los más necesitados como prioridad, represente una alternativa de progreso para todos.

Víctima de sus propios excesos, el oficialismo se manifiesta incapaz de cambiar de rumbo, haciendo caso omiso del viejo adagio que nos advierte que "cuando estemos en un hoyo, no cavemos más para salir". Pero como dijo Lord Acton, el poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente.

El Presidente declaró recientemente que el que no es chavista, no es venezolano. El 8 de octubre nos tocará recordarle que somos los venezolanos los que deciden quién es el Presidente y no el Presidente quiénes somos venezolanos.

@rvillasmilbond

www.ricardovillasmil.com

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