viernes, 30 de noviembre de 2012

Conciliación y Reconciliación

(El Coordinador del Centro de Gerencia y Liderazgo del IESA, Ernesto Blanco, afirma que el país está dividido entre los que tienen el poder y el resto. Publicado en El Universal, el 27 de noviembre de 2012)

La sociedad norteamericana ha cambiado. Hace cincuenta años la discriminación racial de un grupo social -blancos-, hacia otro -negros-, era brutal. Se trataba de un asunto institucional y cultural. Existían baños para blancos y baños para negros. Había locales comerciales (restaurantes, tiendas) donde estaba prohibida la entrada de ciudadanos negros. Estos solo podían sentarse en la parte trasera de los autobuses y las oportunidades de estudio para ellos estaban reducidas a unas pocas escuelas y universidades que los recibían. Por si esto no fuese suficiente, los organismos de seguridad del Estado arremetían impunemente contra los negros para defender los derechos de los blancos. Para colmo de males, existieron organizaciones, como el Ku Klux Klan, que torturaron y asesinaron gente por el solo hecho de tener piel oscura.

Acabamos de presenciar una reñida contienda electoral en el país del norte. Las escenas de celebración del partido Demócrata, en el cual milita el actual Presidente, hombre de piel negra, fueron para mí señal de que se ha logrado, aunque sea en parte, la conciliación entre grupos sociales. Blancos y negros celebraron la victoria del presidente Obama. Gente que por siglos se ha odiado, ahora se abrazan compartiendo un júbilo maravilloso. Para mí, no se celebra la victoria política, sino la conciliación social. Es muestra esperanzadora de la superación de prejuicios y odios centenarios.

Aunque el presidente Obama se ha convertido en el líder de las minorías de ese país -gente pobre, negros, latinos y homosexuales-, y de grupos selectos de artistas e intelectuales, minutos después de conocerse el resultado de la contienda, éste habló de conciliación y de unión. Sus palabras estaban dirigidas a todos los habitantes de EEUU, no solo a los demócratas. Horas antes había reconocido la excelente campaña que había realizado su contrincante, Mitt Romney. Lo mismo hizo este último, quien luego de reconocer la victoria y animar a sus seguidores, declaró que el pueblo había elegido y que había que seguir trabajando, todos juntos, por una mejor nación.

¡Cuánto me gustaría que en nuestro país sucediera algo similar! Claro, en Venezuela no lo llamaríamos conciliación, sino reconciliación, pues si alguna ventaja teníamos sobre EEUU, era que hace más de cuarenta años nos habíamos conciliado, aún con cosas por resolver, pero lo habíamos logrado. Ahora nuestro país está dividido entre los que tienen el poder y el resto. Tenemos listas segregacionistas para todo lo que tenga que ver con cargos en la administración pública. Se ofende soezmente al oponente electoral, se irrespeta la propiedad privada, se nos obliga a seguir una ideología y, lo más vergonzoso, tenemos presos políticos con sobradas evidencias de inocencia. Presidente libere a estas personas, usted puede hacerlo. Sería una forma de iniciar la reconciliación. Recuerde cómo lo trató la democracia cuando usted tenía esa condición.

Coordinador del Centro de Gerencia y Liderazgo del IESA

eabm@cantv.net

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