El Plan Siembra Petrolera planteado por el Gobierno para los próximos seis años propone aumentar la producción en un 95%, de los 2.991 MBD que se produjeron en 2011 a 5.819 para 2018. En cuanto a exportaciones el plan propone un aumento del 94%, pasando de 2.469 MBD a 4.800 MBD en el mismo período. ¿Cuáles son las posibilidades de éxito de este plan?
Comencemos resaltando que el plan actual no es más que un relanzamiento del plan planteado en 2005. Según el plan 2005 para este año 2012 deberíamos estar produciendo 5.837 MBD y exportando 4.700 MBD. Bien, estas metas no sólo no fueron alcanzadas sino que retrocedimos de manera significativa. En el período que comprende 2005-2012 la producción cayó en un 8.5% mientras que la caída en las exportaciones fue más acentuada aún (-17.5%).
Dado este precedente son pocas las expectativas generadas por el plan 2012, particularmente si se toman en cuenta las condiciones iniciales del plan actual en relación al plan 2005. Por un lado, a diferencia del 2005 la incertidumbre asociada al crecimiento mundial en el futuro inmediato, aunado a un amplio margen de crecimiento por el lado de la oferta, particularmente de países No-OPEP e Irak (país OPEP pero fuera del sistema de cuotas), sugieren una desaceleración del precio, al menos en el corto plazo.
Aunado a ello, el Gobierno inicia el 2013 al borde de un precipicio fiscal, con algunos analistas proyectando para finales de este año un déficit del sector público restringido superior al 15%. Cabe resaltar, además, que en materia de política petrolera siguen presentes los mismos obstáculos que condujeron a una caída de la producción en el período 2005-2011, entiéndase centralización en Pdvsa de todo lo relacionado a procura y contratación, incapacidad de Pdvsa de cumplir con sus compromisos dado su subordinación a objetivos políticos, retrasos en los pagos de dividendos a los socios y la absoluta ausencia de credibilidad por parte del Gobierno dado los precedentes establecidos.
Ante esta realidad parece absurdo sostener que los resultados del plan 2012 serán muy distintos a los resultados del plan 2005. Paradójicamente, sin embargo, ante una situación tan precaria como la planteada, el Gobierno pudiese verse obligado a recurrir al pragmatismo. Este pragmatismo estará lejos de traducirse en un cambio de política petrolera, pero si pudiese verse reflejado en un relajamiento de algunos de los cuellos de botella ya resaltados.
Frente a mayor pragmatismo por parte del Gobierno se puede prever mayor disposición de los socios privados de proceder con sus inversiones, no obstante, la reacción será limitada. Específicamente en los proyectos nuevos de la faja se puede esperar que los socios inviertan en materializar la producción temprana pero busquen postergar cualquier inversión que requiera compromisos de largo plazo, entiéndase la fase del mejorador. Este aumento, si bien estará lejos de las metas planteadas, será superior al logrado por el plan 2005. Dicho eso, los resultados del plan 2005 no fijaron una barra muy alta.
pedro.rodriguez@iesa.edu.ve
1 comentario:
Los planes del régimen son para disfrazar la destrucción de todo lo que genere riqueza ( refinación, petroquimica) solo necesitan exportar unos 2 millones al día y con esto sostienen el aparato represivo y a los demás nos esclavizan con la tarjeta de racionamiento. Esto sera la condena por no haber obedecido los artículos 350 y 333 de la constitucion
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