¿Por qué? Por la estructura de incentivos que el Estado venezolano ha construido en la última década. Por una parte, los emprendedores sociales que en el pasado lideraban procesos de cambio y transformación social ven hoy en día coartadas sus iniciativas: es difícil obtener el estatus de organización sin fines de lucro, obtener fondos internacionales para realizar obras sociales se ha convertido en una actividad cercana a la delictiva, y el Estado ha dejado de colaborar (y en muchos casos ha entrado en abierta competencia) con las organizaciones de la sociedad civil.
En cambio, Venezuela se ha convertido en el edén de una raza de emprendedores socialmente perniciosos: los contratistas aduladores y pagadores de comisiones, los secuestradores y ladrones de carros, los traficantes de gasolina, los pseudo-líderes comunales que se lucran con fondos públicos en nombre de la desgracia ajena. Así pues, mientras que el resto del mundo avanza en la construcción de una sociedad socialmente emprendedora, en Venezuela nos movemos, pese a nuestro discurso, en dirección contraria.
Columna del Centro de Emprendedores
El Mundo, Jueves, 13 de mayo de 2010
Prof. Josefina Bruni Celli
www.elmundo.com.ve
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