jueves, 30 de agosto de 2012

Desbalance productivo

(El economista y profesor del IESA, Pedro Palma, analiza el resultado del producto interno bruto no petrolero del segundo trimestre del año, según el cual los sectores que muestran mayor crecimiento son Servicios y Construcción Pública de Viviendas, mientras que el sector productivo, susceptible de generar comercio internacional, se muestra visiblemente a la baja. Publicado en el diario El Nacional, el 27 de agosto de 2012)

En las cifras referentes al comportamiento del producto interno bruto no petrolero del segundo trimestre, recientemente publicadas por el BCV, se ratifica la tendencia que se ha venido observando desde hace ya un tiempo, según la cual los sectores que muestran mayor dinamismo en su actividad productiva son el de la construcción pública de viviendas y los prestadores de servicios, tales como comercio, comunicaciones, instituciones financieras, gobierno y transporte y almacenamiento.

Alternativamente, los sectores productores de bienes, tales como agricultura, minería y manufactura, muestran un pobre desempeño, y se observan algunos casos en los que la producción está cayendo de forma dramática. En otras palabras, los sectores de transables, es decir, aquellos que producen bienes que pueden ser objeto de comercio internacional, han mostrado un dinamismo productivo muy menguado, mientras que los no transables, como el de la construcción y los prestadores de servicios, han experimentado altos crecimientos.

Comportamientos como esos son muy comunes en economías en las que tienden a perpetuarse situaciones de sobrevaluación cambiaria, producto de procesos sostenidos de apreciación real de las monedas locales, que ocurren como consecuencia de una fijación o un anclaje del tipo de cambio nominal, a pesar de existir una inflación interna muy superior a la externa, como es el caso de la economía venezolana. 

Al aumentar los precios internos con mayor intensidad que en las economías de donde se importa, lo que se adquiere con la cantidad de moneda local que cuesta un dólar es cada vez menos en comparación con lo que se puede comprar con ese dólar en el exterior, lo que estimula las importaciones. A su vez, los productores locales pierden aceleradamente su capacidad de competir con los productos foráneos, ya que al no variar el tipo de cambio, sus costos, tanto en moneda local como en dólares, aumentan considerablemente debido a la alta inflación interna, y en mayor proporción que los de sus competidores en el exterior.

Esa es una de las razones por las que la producción local de esos productos no crece, mientras que las importaciones se incrementan intensamente estimulando actividades conexas de servicios, tales como comercialización, transporte y almacenamiento.

Adicionalmente, en Venezuela están presentes otros factores que coadyuvan al bajo dinamismo de las actividades productoras de bienes. Por una parte, existen controles de precios desproporcionados que en muchos casos condenan a los productores a trabajar a pérdida; se restringe cada vez más el acceso a las divisas que requieren múltiples empresas para importar materias primas, bienes intermedios, maquinarias y repuestos; y, se aplican caprichosos controles de distribución de las mercancías que se producen, que en muchos casos no responden a las realidades del mercado. 

Por otra parte, la hostilidad gubernamental creciente contra la actividad empresarial, caracterizada por expoliaciones de empresas, amenazas permanentes de intervención o de expropiación, y acusaciones públicas que buscan desacreditar y someter al escarnio público a los empresarios, desestimulan la inversión y limitan, así, la producción, la productividad de las industrias, la mayor oferta de nuevos y mejores productos y la generación de oportunidades de trabajo.

Si queremos cambiar las tendencias actuales es necesario contar con un sector productivo de transables pujante y diversificado, que elabore buena parte de los productos que consumimos y que exporte cada vez más. Para ello es necesario aplicar las políticas que busquen el abatimiento de la inflación, el estímulo de la inversión, la eliminación de la sobrevaluación cambiaria, la disponibilidad de financiamiento y de servicios públicos de calidad, y el acceso a amplios mercados externos. Creo, sin embargo, que para que se den esas condiciones se hace imperativo un cambio de rumbo en Venezuela.

@palmapedroa

La falacia de los números

(El profesor del IESA, Ricardo Villasmil, explica por qué el número de viviendas construidas  no debe ser el indicador que mida la eficiencia de la política habitacional. La solución debe apuntar a garantizar su asequibilidad, fomentar la inversión privada y planificar las ciudades. Publicado en el diario El Universal, el 25 de agosto de 2012)

En repetidas ocasiones hemos insistido en la necesidad de salirnos del paradigma cuantitativo de la vivienda, ese según el cual el éxito de la gestión se mide en función del número de unidades construidas por año. Este indicador ha dominado y condenado al fracaso la política de vivienda, llevándola a no construir viviendas sino unidades habitacionales, entendidas éstas como cuatro paredes y un techo construidas "en cualquier lugar de ninguna parte" y sin acceso a servicios, empleos, equipamiento, transporte y al progreso en general.

El primer paso del camino es, por ende, sustituir esta visión errada por una que entienda la vivienda como lo que efectivamente es: como el eje de la inserción de la familia en el progreso. En otras palabras, sustituir la construcción de unidades por la construcción de comunidades y medir nuestra gestión en consecuencia.

Esta semana el gobierno anunció la posibilidad de adquirir viviendas sin cuota inicial, siempre y cuando su precio sea inferior a 500 mil bolívares, obviando el hecho de que la cuota inicial no es el principal cuello de botella al acceso a la vivienda. La verdadera limitante a la vivienda es la asequibilidad, dada la desproporción existente entre su precio y el ingreso del hogar.

En efecto, según un estudio reciente, Caracas tiene la relación más elevada de todo el continente americano y una de las más altas del mundo (http://www.numbeo.com/property-investment/rankings.jsp)

El sentido común nos dice que para salir de esta trampa debemos incidir simultáneamente sobre el precio de la vivienda y sobre el ingreso del hogar. Elevar este último pasa por la implementación sostenida de un conjunto armónico de políticas económicas, institucionales y sociales orientadas a elevar las capacidades del trabajador y a darles un uso productivo a través de más y mejores oportunidades de empleo y emprendimiento, lo cual pasa a su vez por hacer de nuestro país un lugar más atractivo para la inversión.

Y reducir el precio de la vivienda pasa por estimular la inversión privada en el sector y por planificar nuestras ciudades de modo tal de maximizar la oferta de terrenos con servicios para que el sector privado compita en la construcción de nuevas comunidades. ¿Por qué vamos entonces en sentido contrario? Porque lamentablemente, en el gobierno que tenemos, el sentido común es el menos común de los sentidos.

www.ricardovillasmil.com
@rvillasmilbond

Las reservas de la revolución bonita

(El profesor del IESA, Miguel Ángel Santos, explica las razones de la disminución de las reservas internacionales de Venezuela y cuáles son sus posibilidades de recuperación según los escenarios que se vislumbran de cara al resultado de las elecciones presidenciales del próximo 7 de octubre. Publicado en el diario El Universal, el 24 de agosto de 2012)

Venezuela está en sus mínimos de reservas internacionales de los últimos cinco años. Habría que remontarse a la caída de los precios del petróleo tras la crisis financiera de 2007 para dar con un nivel menor. Sin considerar ese hito específico, estas son nuestras reservas más bajas de los últimos siete años. Los 25.581 millones de dólares registrados por el BCV esta semana apenas alcanzan para algo menos de siete meses de importaciones. Más de 70% está en oro, y aunque los volúmenes están allí, el valor ya es otra cosa.

Por ejemplo, la semana pasada el BCV cambió el precio al que valora el oro, de promedio de los últimos dos meses a promedio de los últimos seis meses. Con este cambio se evitó presentar una caída de 2,7% en las reservas como consecuencia del reciente debilitamiento del precio del oro en el mercado internacional. Otro 16% está en derechos especiales de giro a los que tenemos acceso por nuestra membresía en el Fondo Monetario Internacional. Estos dos rubros (oro y FMI) se consideran reservas no operativas, y representan más de 86% del total. Visto así, la parte líquida (14% del total) apenas alcanza para 28 días de importaciones.

Varios disparates legales, entre ellos la introducción de la idea de "reservas excedentarias" y la eliminación de la obligación de Pdvsa de liquidar todas las divisas que obtiene por venta de petróleo en el BCV, han ido drenando cada año miles de millones de dólares hacia fondos sin ningún tipo de mecanismos institucionales de rendición de cuentas. La introducción de las reservas excedentarias obliga al BCV a transferir a Fonden todo el "exceso" por encima de cierto límite, sin que en el proceso se recoja la contrapartida en bolívares que esos dólares generaron cuando ingresaron al BCV. Esta locura ha causado que la relación de liquidez a reservas supere ahora mismo los 21 bolívares fuertes por dólar, cinco veces el cambio oficial, cuatro veces el Sitme, más de dos veces la cotización del dólar paralelo.

Así, los bolívares se han quedado flotando en el aire, lo que entre otras cosas ha contribuido a que hayamos cumplido una década entre las inflaciones más altas del planeta. Esto, a su vez, ha corroído el poder adquisitivo de los sueldos y salarios, particularmente en el sector privado. Según el BCV, el poder adquisitivo de los trabajadores privados (80% del total, pues este agregado combina privados formales e informales, que son acaso más privados que ningún otro) está ahora 27% por debajo de 1998.

Esta situación nos lleva a una profunda asimetría: de ganar Chávez las elecciones del próximo 7-O se vería obligado a ejecutar una macrodevaluación, sí, pero tendría disponibles algunos de los recursos de los fondos. Estas disponibilidades varían -según con quien se hable, según si se consideren comprometidos o no- de unos pocos miles de millones de dólares a decenas de ellos, así de transparentes son las cuentas. Por el contrario, existe un consenso unánime: de ganar la oposición será muy difícil contar con las disponibilidades de esos fondos paralelos, serían saqueados sin margen de duda entre octubre y diciembre (lo poco que podamos hacer nosotros para evitarlo ya se está haciendo). Así es la revolución bonita. 

@miguelsantos12

viernes, 24 de agosto de 2012

Mercosur: ¿Amenaza o reto?

(Ante la entrada de Venezuela al Mercosur el profesor del IESA, Ernesto Blanco, comenta la necesidad de ser competitivos localmente a través de la formulación e implementación de acciones por parte de los empresarios nacionales. Publicado en El Universal, el 21 de agosto de 2012)

Tenemos años tratando de participar en el Mercado Común del Sur, Mercosur, y, en lo personal, tengo años viendo la iniciativa con escepticismo. Nuestro gobierno aduce que la participación de Venezuela en el acuerdo de libre comercio entre Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay nos presentará grandes oportunidades, como son el acceso comercial a un mercado de unos 240 millones de habitantes, la posibilidad de exportar con mayor facilidad a estos países y el desarrollo de la industria nacional, entre otras.

En el papel, todo esto luce muy atractivo, no obstante, debemos hacer algunas consideraciones. Nuestra moneda está sobrevaluada, en consecuencia, será atractivo para nosotros importar de esos países, pero casi que imposible que éstos importen nuestros productos; son muy caros. Si esta anormalidad no se corrige, lo único que podremos exportar es lo que ya exportamos: petróleo.

Además, suponiendo que solventemos este problema, durante los últimos 14 años el gobierno se ha encargado de destrozar el aparato industrial venezolano mediante toda clase de regulaciones y con la peor de todas las acciones: la expropiación de cuanta industria le parece que debe controlar o dar en administración a sus trabajadores para hacerlas "más productivas". El resultado: menos industrias, menos inversión nacional y extranjera y menor productividad de las empresas sobrevivientes.

A pesar de este panorama, podríamos pensar que ya que estamos montados en el burro, como dicen coloquialmente, hay que arrearlo. El empresariado venezolano y la propia industria gubernamental no-petrolera, debe preguntarse, qué vamos a hacer de cara a esta nueva realidad, qué estrategias, de corto y mediano plazos, debemos formular e implementar para ser competitivos.

Lo primera recomendación de los expertos en el tema es ser competitivos localmente. Si una empresa es competitiva en su país, lo que implica productos o servicios de excelente calidad, entregados a tiempo y controlando los costos, una atención esmerada para sus clientes y, sobre todo, la continua innovación en toda o cualquiera de las fases de la cadena de producción, tiene el camino allanado para competir internacionalmente. En Venezuela tenemos ejemplos de competitividad nacional que han traspasado las fronteras. Podemos mencionar a Empresas Polar y Farmatodo, ambas compitiendo con éxito en el mercado colombiano.

Frente a la entrada de Venezuela en el Mercosur, los empresarios nacionales pueden adoptar dos de las siguientes actitudes: lamentarse de lo débiles que son ante sus competidores sureños, responsabilizando a las malas políticas del gobierno nacional o formular e implementar acciones que, desde todo punto de vista, lleven a sus empresas a competir exitosamente en este nuevo mercado del cual formamos parte. Se trata, entonces, de analizar el mismo evento desde dos perspectivas: la de amenaza o la del reto. La última producirá beneficios para todos.

Coordinador del Centro de Gerencia y Liderazgo del IESA

eabm@cantv.net

jueves, 23 de agosto de 2012

El chip gasolinero y las trampas de la regulación

(La Directora Académica y de Investigación del IESA, Rosa Amelia González, comenta los efectos producidos por las "trampas" de la regulación, en referencia a los precios de la gasolina y el contrabando de combustible en los estados fronterizos. Publicado en el diario Últimas Noticias el domingo 19 de agosto de 2012)

Una nueva amenaza afecta a los habitantes del Estado Zulia, quiénes por mandato del gobierno nacional estarían obligados a instalar un “chip” o código electrónico en el parabrisas de sus vehículos para controlar la venta de gasolina; dicho dispositivo se interconecta con otro colocado en las estaciones de servicio y registra la asignación de combustible (litros por día) a cada unidad automotora. El objetivo es frenar el contrabando de extracción de gasolina hacia Colombia. Actualmente la medida se encuentra “suspendida”.

La implementación de esta medida generó un enorme malestar en la región, al punto que dio pie a varias manifestaciones de desobediencia civil. Los ciudadanos rechazaron  el racionamiento, las interminables colas para colocar el chip y el ruleteo por las estaciones de servicio.

¿Por qué y cómo llegamos aquí? Llegamos a esta situación debido a las “trampas” de la regulación; en este caso, del control de precios de la gasolina. La teoría indica que así cómo es posible que una regulación sea efectiva para lograr los efectos esperados, inevitablemente también genera consecuencias no anticipadas e indeseables; así, el control de precios de la gasolina ha conseguido el propósito de mantener la tranquilidad social—tan valorada políticamente después de los sucesos del Caracazo—pero, entre otros efectos no deseados, creó un importante aliciente económico al contrabando de extracción.

Mientras más largo es el control de precios, más rentable es el negocio del contrabando. A la fecha, tras 14 años sin variación en el precio, un litro de gasolina comprado en una estación de servicio en Venezuela por unos pocos céntimos vale 1,25 dólares con solo cruzar la frontera con Colombia; esto significa que el incentivo para que se mantenga el contrabando en la frontera es enorme.

Voceros del oficialismo han acusado a quienes se oponen a la implementación del chip de ser cómplices de los contrabandistas. Por su parte, el ciudadano común se pregunta hasta qué punto con esta medida se solucionará el problema y si se justifican las molestias ocasionadas. La racionalidad económica indica que mientras exista un incentivo económico tan grande, es bastante improbable que la política de automatización de venta de gasolina sea exitosa en su propósito de frenar el contrabando de gasolina, más allá de la venta al menudeo.

Venezuela es un país con más de 3 mil kilómetros de costas y 5 mil kilómetros de frontera terrestre con Colombia, Brasil y Guyana; vigilar la salida del combustible por un territorio tan amplio es prácticamente imposible y si el gobierno persevera en su empeño las medidas de control tendrán que ser cada vez más punitivas.

Tarde o temprano, independientemente de quien gane las próximas elecciones, el gobierno venezolano tendrá que encarar el desmontaje del control de precios de la gasolina y otros bienes y servicios actualmente regulados. La experiencia internacional muestra interesantes iniciativas implementadas en otros países, como Irán y Brasil, donde el control de precios de la gasolina fue sustituido por un subsidio directo a los ciudadanos que no genera efectos indeseados cada vez más difíciles de corregir.

La lección mexicana

(El Presidente del Consejo Directivo del IESA, Gustavo Roosen, aborda los detalles de las políticas públicas desarrolladas por México que lo han llevado a sobresalir en materia económica, con el pronóstico de que superará a Brasil en el año 2020 como primera economía de la región. Publicado en el diario El Nacional, el 20 de agosto de 2012)

La economía de México superará a la de Brasil en 2020, pronostica la firma japonesa Nomura Securities International. Como todo pronóstico, este de Nomura, más que para prefigurar el futuro, debería servirnos para comprender el presente.

¿Qué tendencias se observan? ¿Bajo qué premisas podría darse este cambio? ¿Puede hablarse de una lección mexicana? En el podio de las economías latinoamericanas Brasil y México han ocupado en las últimas décadas las primeras posiciones, con Brasil a la cabeza desde 2005, gracias a las políticas modernizadoras iniciadas por Fernando Henrique Cardoso y seguidas por Lula da Silva. En los últimos años, sin embargo, México ha ido concretando políticas públicas dirigidas a fortalecer su economía. Y ha obtenido buenos resultados.

Pese al gravísimo problema del narcotráfico, con incidencia en todos los aspectos de la vida nacional, México ha logrado diversificar su economía, ampliar su base exportadora, mejorar su competividad y probar su compromiso con el libre comercio. Lo ha hecho sin aspavientos, sin grandes declaraciones, con una presencia sólida y madura en los centros internacionales de decisión, superando grandes dificultades como la competencia de China en su propio mercado natural.

Los pronósticos de Nomura hablan para la próxima década de un crecimiento promedio de entre 4,25% y 4,75% para México y de sólo entre 2,75% y 3,25% para Brasil. La influencia de la economía china y el peso de la deuda serían algunas de las razones para explicar la diferencia. Así, la desaceleración de esa economía, negativa para Brasil en tanto reduce su opción exportadora de materias primas, revitaliza las posibilidades de México en el mercado norteamericano. La proporción de deuda bancaria respecto al PIB en México, por otra parte, es apenas un tercio de la de Brasil.

Otras dos razones sugiere el análisis para justificar su visión optimista respecto de México: la ventaja del bono demográfico y la perspectiva de reformas para estimular el crecimiento.

La población activa, en efecto, será mayor en las próximas dos décadas a la dependiente. Los recientes resultados electorales, a su vez, expresan la voluntad de animar ambiciosas reformas económicas, condición para el crecimiento que se anuncia. Enrique Peña Nieto, el presidente electo, ha dicho ya que se propone elevar 6% la tasa de crecimiento mediante, entre otras medidas, reformas al mercado laboral y al sector petrolero. En México, de hecho, se comienza a percibir la voluntar de aprovechar con mejor criterio las importantes posibilidades que tiene en el campo energético, para lo cual habrá de superar el fracasado esquema tradicional y optar por la modernización de su industria petrolera.

Una aproximación comparativa a las políticas recientes de Brasil y de México dejaría ver una tendencia brasileña a volcarse al ámbito internacional, en contraste con la mexicana, más centrada en el país y en sus necesidades. La atención a temas que tienen que ver más con un cierto liderazgo internacional que con el fortalecimiento interno ha provocado posiblemente en Brasil una pérdida de foco en lo nacional. México, de manera más callada pero más consistente, ha venido ocupándose de consolidar una economía realista, competitiva, sostenible en el tiempo.

Aquí reside posiblemente la lección mexicana de esta hora: concentrarse en el desarrollo de las fortalezas internas para garantizar el bienestar de la comunidad y ganar en competividad, absolutamente conscientes de la necesaria inserción en lo internacional pero sobre la base de los mejores intereses nacionales.

Es lo que corresponde a economías imperfectas como las nuestras: trabajar hacia dentro sin perder la perspectiva global, dedicar los esfuerzos más a la solución de los problemas internos que a la construcción de liderazgos continentales o mundiales, poner el foco en las prioridades: educación, salud, trabajo, seguridad, infraestructura, productividad, servicios, calidad de vida. Atender lo interno es la primera condición para competir con éxito en el plano internacional.
nesoor@cantv.net

Deuda pública desbocada

(El economista y profesor del IESA, Pedro Palma, explica las razones de la creciente deuda pública venezolana y de las implicaciones que ésta tiene para el futuro económico del país. Publicado en el diario El Nacional, el 13 de agosto de 2012)


Durante los últimos cinco años la deuda pública ha experimentado un crecimiento desproporcionado. Esto se debe a la voracidad financiera del Gobierno, para el que no bastan los abultados ingresos que hoy recibe de la industria petrolera, sino que necesita de abundantes recursos extraordinarios para financiar el desenfrenado gasto público.

Estos fondos proceden, además del endeudamiento tanto interno como foráneo, del financiamiento del BCV a través de la masiva transferencia al Ejecutivo de buena parte de sus reservas internacionales sin recibir compensación alguna.

Otra razón que explica el alto endeudamiento, en este caso el externo, es la necesidad de alimentar al mercado cambiario del Sitme con títulos denominados en moneda extranjera, lo que ha llevado a la República y a Pdvsa a emitir estos papeles en cantidades considerables.

Esto representa una carga financiera desproporcionada, porque esos bonos son vendidos en bolívares a la tasa de cambio oficial, produciendo ingresos primarios limitados en moneda local a quienes los emiten, pero generándoles unas obligaciones en dólares por demás costosas, debido a los elevados intereses que estos papeles tienen que pagar por la alta percepción de riesgo que sobre Venezuela existe en los mercados internacionales. En resumen, el sector público incurre en un costoso endeudamiento a largo plazo en moneda extranjera a cambio de unos pocos bolívares, con el fin de venderle dólares baratos y altamente subsidiados al público.

Sin embargo, después de un período de alto crecimiento de la deuda externa comprendido entre comienzos de 2009 y el tercer trimestre de 2011, en los meses recientes se ha notado una estabilización, mas no ha sido ese el caso de la deuda interna, la cual se ha disparado desde fines del año pasado hasta nuestros días.

De hecho, en febrero de este año se modificó el decreto que rige las operaciones del Fonden con el objetivo de autorizarlo a realizar operaciones que representan endeudamiento, permitiendo que tanto ese ente como otros organismos públicos hayan emitido obligaciones por más de 36 millardos de bolívares desde noviembre de 2011 a esta parte, lo que ha constituido la llamada deuda indirecta. El Gobierno central ha ofertado este año más de 60 millardos, lo que ha hecho que hoy la deuda pública interna supere holgadamente los 200 millardos de bolívares.

Gran parte de esos papeles se le ha vendido a la banca local. Esto ha tenido implicaciones de importancia. Muchos de esos títulos pagan unos intereses muy bajos, que en algunos casos no llegan al 5% anual, haciendo que su valor calculado de mercado sea muy inferior a su valor nominal, lo cual, en principio, implica una pérdida para las instituciones que los adquirieron. 

Incluso, si esos títulos son registrados contablemente a 100% de su valor nominal, los bajos rendimientos que generan implican de hecho una carga financiera de importancia para la banca, que ocasionan que los intereses que ésta pueda pagar por los depósitos que recibe del público sean también muy bajos y no estimulan el ahorro.

Adicionalmente, la vertiginosa acumulación de obligaciones del sector público en la banca incrementa la dependencia de estas instituciones financieras del Estado y las expone a los irresponsables manejos de las finanzas gubernamentales y de las políticas públicas a los que ya nos tiene acostumbrados el Gobierno.

Si bien la abultada deuda interna se diluirá una vez que se materialice el inevitable ajuste cambiario que se producirá en poco tiempo, el dislocado aumento de la deuda pública tendrá consecuencias muy negativas a largo plazo, ya que los pagos futuros de intereses y capital limitarán cada vez más la disponibilidad de recursos para inversión productiva y en capital humano, y serán las generaciones futuras las que pagarán las consecuencias del irresponsable endeudamiento de este gobierno.

@palmapedroa

viernes, 17 de agosto de 2012

El espejo roto


(Miguel Ángel Santos, profesor del IESA, se pregunta qué tiene que ver el día a día del venezolano con los mensajes promarxistas y anticapitalistas que se escuchan a diario en los medios de comunicación oficiales o afectos al Gobierno. Publicado en el diario El Universal el viernes 10 de agosto de 2012)

Hace unos días aproveché la primera hora de la mañana para tomar la autopista hacia Valencia. El amanecer y las lluvias de estos días le han devuelto los matices de verde intenso a los campos y montañas del trayecto, produciendo una rápida sucesión de imágenes que me traen cierta sensación de paz.

Lo he recorrido muchas veces desde que hace más de veinte años vine a estudiar a Caracas. En estos estrechos carriles funcionaron los molinos de mi mente, atravesé infinidad de pasillos virtuales e ideé escenas y escenarios, algunos de los cuales más tarde tomaron forma (no siempre como los había pensado, ya lo dice Javier Marías: Todos los días llegan, pero casi ninguno es como esperábamos). A esta hora, el único elemento capaz de dar al traste con esa sensación de identificación es el dial de la radio.

En una estación se oye un tono de voz almidonado que me recuerda los parlamentos de las obras de teatro que organizábamos en el colegio: "... en la medida en que una clase es capaz de representarla, sólo puede estar representada por aquella clase cuya misión histórica es derrocar al régimen de producción capitalista y abolir definitivamente las clases: El proletariado". "¿Has visto, Luis? ¿Qué importante es leer a Carlos Marx, y aprender, para no dejarse engañar por el capitalismo, para no caer en las argumentaciones con que nos bombardean los medios de comunicación privados que defienden el sistema capitalista?".

Y Luis contesta, con el mismo énfasis patético: "Claro que sí, Ángela, es muy importante que reservemos cada día un espacio para leer a Carlos Marx, para reflexionar sobre sus ideas y su contribución al ideario socialista que sustenta la revolución bolivariana". El sketch se detiene más adelante: "Así, arbitrariamente, se invaden naciones, se matan mujeres y niños, en nombre del sistema capitalista". "Así es, -contesta el interlocutor- fíjate, por ejemplo, lo ocurrido en Afganistán: Allí, desde que salió el régimen talibán, el cultivo de opio ha crecido más de 18%... Ese cultivo prácticamente había sido erradicado por los talibanes". Y así sucesivamente.

Es el dial entero día y noche repitiendo los mensajes de la propaganda oficial. Más allá de la manipulación, uno se pregunta qué tiene que ver un venezolano promedio con estos mensajes, cuál es el pedazo con el que se identifica, en qué momento dice "ajá, ahí estoy yo, eso me está pasando a mí todos los días". Es impresionante el contraste entre el discurso del candidato en 1998, que hacía correspondencia plena con los problemas más directos de la gente, y esta secuencia infinita de mensajes antiimperialistas, pro talibán, comunistas y socialistas.

¿Cómo puede reaccionar un venezolano común, ante este espejo roto, ante esa suerte de imagen opaca y desfigurada que le devuelve la campaña del Presidente? Una posible respuesta me ocurrió el otro día, cuando tras un acto de Henrique Capriles en Yaracuy, los dos muchachos que viajaban en la camioneta del CNE que persigue al candidato noche y día, se acercaron al secretario privado del candidato con una propuesta inusual. "¿Hay algún momento en el que Henrique se quede solo?". "Está difícil, ¿pero para qué?". "Bueno, es que queríamos aprovechar para tomarnos una foto con él".

@miguelsantos12

miércoles, 15 de agosto de 2012

Vivir viviendo


(El profesor del IESA, Ricardo Villasmil, reflexiona en torno a la angustiosa necesidad del ciudadano común por cubrir los bienes y servicios para su familia y el rol que debe desempeñar el Estado para desarrollar políticas que permitan la generación de empleos bien remunerados. Publicado en el diario El Universal el sábado 11 de agosto de 2012)

Buscar sin éxito un empleo que permita cubrir las necesidades de su familia es una de las peores angustias que puede tener un padre. Es uno de esos dramas que sólo podemos entender cuando lo vivimos en carne propia, cuando vemos su impacto sobre el orgullo y la autoestima.

Cuando vemos que, en esas circunstancias, el auxilio económico de un familiar o del Estado ciertamente ayuda, pero a la vez potencia el sentimiento de minusvalía.

Precisamente por ello, una de las preocupaciones fundamentales de los Estados modernos es que todas las personas en edad de trabajar tengan la oportunidad de tener un empleo. Pero, claro, no un empleo cualquiera. El ingreso por él generado tiene que alcanzar para cubrir los gastos fundamentales de la familia: alimentación, salud, vivienda, etc.

En otras palabras, no basta con que el empleo sea bien remunerado, es importante que los bienes y servicios básicos sean asequibles.

Tomemos el caso de la vivienda. Dos de cada tres familias venezolanas tiene ingresos inferiores a dos salarios mínimos (4.100 bolívares). Si tomamos como norma general que el gasto en vivienda no debe superar una tercera parte del ingreso total del hogar, tendremos que el pago mensual de vivienda de dos de cada tres familias debe ser inferior a 1.366 bolívares.

A la tasa hipotecaria actual, un pago mensual de esa magnitud permite financiar unos 136.600 bolívares, pero un apartamento de 60 metros cuadrados en los Valles del Tuy, por ejemplo, tiene un precio promedio de mercado de alrededor de tres veces ese monto. El Estado debe subsidiar una parte de la diferencia para las familias más necesitadas, pero en ningún caso la totalidad de la diferencia para todas las familias.

Lograr que todos podamos tener acceso oportuno a una vivienda de calidad requiere entonces combinar una política de subsidios focalizados en las familias más necesitadas con una política económica e institucional capaz de lograr tres cosas: 1) elevar la productividad del trabajador y por esa vía sus ingresos; 3) estimular la producción masiva de viviendas de calidad con acceso a servicios públicos y al equipamiento social correspondiente; y 3) reducir el costo de la vivienda.

Esta no es una trinidad imposible. Otros países latinoamericanos lo están logrando. Nosotros también podemos hacerlo.

@rvillasmilbond; www.ricardovilla.com

Reconstruir las cuentas de la República es rehacer un Frankenstein


(El profesor del IESA, Miguel Ángel Santos, habla sobre la situación económica de Venezuela, cuáles han sido las causas y cuáles son las opciones para revertir sus consecuencias. Entrevista realizada por Blanca Vera Azaf y publicado en el diario El Nacional el miércoles 8 de agosto de 2012)

El economista Miguel Ángel Santos asegura que se desconoce cuánto dinero se gasta, cuánto ingresa y cuánto se debe. Añade que es preocupante la cantidad de recursos a los que se les ha perdido el rastro. Señala que el endeudamiento no es malo per sé. Pero advierte que hay que tener cuidado con el destino de los bolívares que se obtienen producto de las emisiones.

Miguel Ángel Santos se refiere a los 13 años de gobierno del presidente Hugo Chávez como un gran naufragio económico. No ve salidas que permitan a la gente común mejorar su nivel vida y asegurar un futuro a sus hijos.

"A partir de ahora lo único que puede hacer el actual gobierno es devaluar o ir a la Organización de Países Exportadores de Petróleo a jalar para ver si logra que aumenten la producción. Pero si lo consigue afrontará otro gran inconveniente que es la imposibilidad de que Pdvsa pueda aumentar el número de barriles". Añade que hay una realidad que golpea al socialismo del siglo XXI y es que, en estos 13 años, la OPEP en su conjunto aumentó la producción 15%, mientras que Venezuela la bajó 22%.

En su discurso, el tema social está constantemente asociado con el económico. Ha dedicado gran parte de su vida académica a estudiar cómo asegurar que las próximas generaciones de venezolanos puedan disfrutar del beneficio de contar con las mayores reservas petroleras del mundo a través de la seguridad, el empleo, la movilidad social y la erradicación del hambre.

-¿Cuál es el mayor problema que tiene la economía venezolana? 
-La falta de capacidad de producción. El aparato productivo está arrasado. Teníamos un problema de baja competitividad exportadora no petrolera cuando comenzó el gobierno de Chávez y ahora estamos peor, vamos a cerrar con menos de 1 millardo de dólares este año.

Se impuso una estructura de costos muy grande y no hay manera de competir con productos extranjeros ni en precio ni calidad. Hay un auge de importaciones que no genera empleo. Cuando se divide lo que produce el petróleo per cápita apenas alcanza para 60 bolívares diarios por venezolano. Eso no es nada.

-El candidato de oposición dijo que había 700.000 familias que se acostaban sin comer y Chávez lo refutó para aclarar que sólo eran 400.000.
-Fue un desacierto del Presidente decir que son 400.000 familias como si fuera un gran logro. Cada familia tiene 5 miembros en promedio, lo que quiere decir que se trata de 2 millones de personas que no comen lo suficiente al día porque no tienen ni siquiera el ingreso mínimo para adquirir la canasta básica, y eso es muy significativo. Este país ha tenido precios petroleros promedio entre 80 y 100 dólares durante 6 años. Esa es una declaración muy triste para un gobernante.

-¿Cree que el Convenio Cambiario N° 20 encubre una devaluación? 
-El Gobierno lo que está pensando es que al no devaluar la contribución fiscal de Pdvsa se volvió insignificante. Por cada año que la inflación estuvo en 30% la contribución de Pdvsa cayó entre 2 y 3 puntos del PIB. Lo que buscan es hacer una prueba inicial con 5% que le permite a Pdvsa comprar bonos en el Sitme para ver cómo les va, pero de lejos se ve que es sólo un globo de ensayo.

-El Convenio pretende disminuir las emisiones de bonos. ¿Es acaso tan preocupante el endeudamiento externo? 
-El endeudamiento no es malo per sé. Pero hay que tener cuidado porque muy distinto es lo que se hace con el dinero que se obtiene producto de las emisiones. El Gobierno ha utilizado la deuda erradamente para aumentar el consumo vía importaciones y cubrir gasto corriente. No se invierte en nada que permita aumentar la capacidad de pago a futuro y no se ha incrementado la producción petrolera; por tanto la capacidad de pago sigue intacta, pero la deuda se ha multiplicado cinco veces. Si se tiene que pagar entre 10% u 11% en dólares para conseguir dinero significa que el manejo de las finanzas de la nación sí preocupa a los inversionistas. Cuando uno se pregunta por qué España entró en crisis y nosotros no, la respuesta es sencilla: porque el Parlamento español no le permitió al Gobierno endeudarse a unas tasas tan altas.

-Uno de los logros que muestra el Gobierno es haber disminuido la inflación. Sin embargo, la revista The Economist publicó el índice Big Mac y el venezolano es el más costoso.
-El Ejecutivo ha tenido dos políticas antiinflacionarias. Una es importar barato y la otra, la salida de capitales. Gastan mucho dinero y como no hay contrapartida sacan divisas a través de las emisiones de bonos o por las importaciones. El problema es que este tipo de estrategia necesita de precios de petróleo muy alto. El poder adquisitivo de un bolívar se pierde en Venezuela por la inflación, pero se mantiene en el exterior porque no se devalúa. Eso es lo que muestra el índice Big Mac.

-¿Cuáles son las medidas oficiales más dañinas para la economía?
-La actitud de asfixia al sector privado y las estatizaciones. Eso ha provocado una pérdida de capacidad de producción y ha debilitado mucho a las empresas no expropiadas, que tienen más problemas para adquirir materias primas y costos laborales más altos. La segunda es haber utilizado la tasa de cambio como un anclaje contra la inflación. No devaluar durante tanto tiempo, ni Cadivi ni el Sitme, ha sido deliberado para bajar los precios a través de importaciones baratas. Eso es terrible porque destruyes la competitividad del aparato productivo venezolano en el exterior.

La tercera es la fragmentación institucional en el manejo de los fondos. El Ministerio de Finanzas responde por una parte, Pdvsa por otra y el BCV por una tercera. Las cuentas no cuadran y además hay un montón de fondos en los que no se sabe cuánto hay. No se sabe cuánto dinero se gasta, cuánto ingresa y cuánto se debe. La cantidad de dinero a la que se le ha perdido el rastro es gigantesca y eso le ha hecho daño a la economía. Reconstruir las cuentas de la República no es armar un rompecabezas sino rehacer Frankenstein.

-De los integrantes del gabinete económico ¿quién le ha hecho más daño a la economía? 
-Jorge Giordani. Desde hace dos años tiene los sueldos de los entes que domina totalmente congelados y eliminó los bonos. Hoy un funcionario gana la mitad que hace dos años, lo que ha provocado un desmembramiento de personal clave que conocía esas instituciones. Pero además su visión es que Venezuela siempre sería un país monoexportador de petróleo completamente infectado por la enfermedad holandesa, y con un sector privado que para el ministro es flojo y mercantilista. Por ello utiliza la renta para importar y aumentar el consumo manteniendo algunos excedentes de ahorro, lo que ha destruido al país.

martes, 14 de agosto de 2012

Una revolución agroalimentaria


(El profesor del IESA, Carlos Machado Allison, compara los resultados de la política agroalimentaria gubernamental, basada en el centralismo y la ideología, con la aplicada por otros países de América Latina de manera exitosa, concebida según las competencias propias de cada sector. Publicado en el diario El Universal el martes 14 de agosto de 2012)


En octubre los electores, aquellos que producen, procesan y distribuyen, deberán escoger entre dos formas de alimentar al pueblo. Una, bien conocida, ha sido aplicada durante 14 años y ha fracasado. Se basa en la idea de que las tierras son del Gobierno y que éste debe participar en la producción, almacenamiento, transporte, procesamiento y distribución. También en la necedad de creer que la indoctrinación ideológica y el centralismo son capaces de mejorar la producción.

Los resultados están a la vista: inflación, escasez, baja diversidad, pobre calidad, desempleo y una caída en la producción que obliga a gastar entre 5 y más de 7 mil millones de dólares en importaciones, factura que podría reducirse a la mitad. Además, hay que sumar controles de precios, normas burocráticas costosas, miles de empleados públicos dedicados a la inspección y control, abandono de la infraestructura vial y deterioro de los servicios.

Fórmula simple
La otra, que no es nueva, es la que practican con éxito casi todos los países de América Latina, tanto los nuevos socios de Mercosur, como los viejos del Pacto Andino y el G3. Una fórmula simple y práctica que bien se podría resumir en aquello de "zapatero a tus zapatos" o la vieja conseja, a veces mal empleada a conveniencia de algunos: los curas a la iglesia, los militares al cuartel y los civiles al poder" para hacer evidente que cada quien debe trabajar de acuerdo a su competencia. ¿Qué hacer?

Pues (1) Garantizar los derechos de propiedad y poner orden a través de un catastro nacional de tierras;

(2) Dejar en paz a los productores para que hagan lo que saben hacer sin tantos obstáculos, normas, intromisiones y amenazas;

(3) Elevar la calidad de la vida rural mediante una revolución que mejore vialidad, escuelas, el sistema de salud, la vivienda, la seguridad personal y, en general, de todos los servicios del mundo rural, para que vivir en él sea más atractivo que hacerlo en la ciudad;

(4) Destinar abundantes recursos a la investigación, el desarrollo tecnológico y la capacitación técnica, para incrementar los rendimientos y la calidad de los productos agrícolas;

(5) Propiciar los acuerdos dentro de cada cadena de tal suerte que productores, procesadores y distribuidores establezcan planes sostenibles teniendo la satisfacción del consumidor como objetivo común;

(6) Descentralizar decisiones políticas e inversiones públicas para que gobernaciones, alcaldías y organizaciones civiles puedan actuar en libertad y en consonancia con la realidad cultural, climática y geográfica de cada localidad. Esa sería la verdadera revolución.

Luego vendrán los detalles finos de una política inteligente. Ubicar nuestras competencias y estimular la producción y procesamiento de nuevos rubros. Rescatar las ventajas que tuvimos en rubros tradicionales, darles valor agregado y reconstruir nuestro comercio exterior y las condiciones de la agroindustria para negociar y competir. Es posible hacer una revolución en el campo.

cemacallison@gmail.com

El fin del poder

(Moisés Naím comenta que el calentamiento global, la crisis de la Eurozona y las masacres en Siria son una manifestación de una tendencia que va más allá de ellas: el fin del poder, que  significa que el poder se ha hecho cada vez más difícil de ejercer y más fácil de perder. Publicado en El Nacional, el 31 de julio de 2012)

¿Qué tienen en común el calentamiento global, la crisis de la Eurozona y las masacres en Siria? Que nadie tiene el poder de detenerlas. Cada una de estas situaciones ha venido deteriorándose ante los ojos del mundo. Las tres implican graves peligros y el sufrimiento de millones de personas. Sobre las tres hay ideas acerca de lo que se debería hacer. Y no pasa nada. Hay reuniones de ministros, cumbres de jefes de Estado, exhortaciones de personajes eminentes, líderes sociales, políticos y académicos. Nada. Los medios nos dan angustiosas dosis de noticias que confirman que cada una de estas crisis sigue su rauda carrera al despeñadero. ¿Y…? Nada. No pasa nada.

Es como ver una película a cámara lenta, en la que un autobús lleno de pasajeros corre hacia el precipicio y su conductor no frena ni cambia de dirección. El problema es que somos los protagonistas de esa película; en ese autobús viajamos todos. En el mundo de hoy todos somos vecinos y lo que pasa en otra casa —por más remota que parezca— nos termina afectando.

Pero mi metáfora es defectuosa. Supone que hay un conductor, y que los frenos y el volante del autobús funcionan. Sobre todo, supone que hay un conductor con el poder de frenar o de cambiar de rumbo. Basta con que lo quiera hacer.

Pues resulta que no es así. Para estas tres crisis —y muchas otras que nos amenazan— no hay un solo conductor, sino muchos. Y su número está creciendo. Cada vez hay más conductores, o aspirantes a conductores, que si bien no tienen el poder de decidir en qué dirección y a qué velocidad debe marchar el autobús, sí tienen el poder de impedir que se tomen decisiones con las que no están de acuerdo.

Rusia y China no pueden solucionar la crisis en Siria. Pero sí pueden vetar los intentos de otros países o de Naciones Unidas para detener las matanzas. Los líderes de las naciones europeas sumidas en una grave crisis económica no pueden enfrentarla con éxito sin la ayuda de otros países y entidades como el Banco Central Europeo o el Fondo Monetario Internacional.

Pero si bien ni Angela Merkel ni los organismos financieros internacionales tienen el poder de solventar la crisis económica de Italia, España o Grecia, sí pueden bloquear el juego. El problema del autobús europeo es que hay demasiados conductores y ninguno tiene suficiente poder para imponer el rumbo.

Lo mismo sucede con el calentamiento global. La abrumadora evidencia científica confirma que la actividad humana está calentando el planeta, lo cual a su vez produce variaciones extremas de frío y calor, de lluvias y sequías y otros cambios traumáticos en el clima. Si no disminuyen las emisiones de ciertos gases, las consecuencias para la humanidad serán desastrosas. Y si bien para algunos es fácil ignorar la tragedia siria por muy remota o la europea por ajena, es imposible ignorar los efectos del cambio climático sobre todos nosotros y las generaciones que nos seguirán.

Estas tres crisis son una manifestación de una tendencia que va más allá de ellas y moldea muchos otros ámbitos: el fin del poder. Esto no significa que el poder vaya a desaparecer o que ya no haya actores con inmensa capacidad para imponer su voluntad a otros. Significa que el poder se ha hecho cada vez más difícil de ejercer y más fácil de perder. Y que quienes tienen poder hoy están más constreñidos en su uso que sus predecesores.

El actual presidente de Estados Unidos (o de China) tiene menos poder que quienes le precedieron en ese cargo. Lo mismo vale para el Papa, el jefe del Pentágono o los responsables del Banco Mundial, Goldman Sachs, The New York Times o cualquier partido político.

Vladímir Putin tiene hoy más restricciones como presidente de Rusia de las que tenía en su primer mandato o incluso como primer ministro, durante el turno que le dio a Dmitri Medvédev para que le cuidara la silla. Lo mismo sucede con Mahmud Ahmadineyad o Hugo Chávez: hoy su poder —que es aún enorme— es más precario que antes.

El fin del poder es, en mi opinión, una de las principales tendencias que definirá nuestro tiempo. Sé que es una tesis controvertida y es el tema de un libro que he estado escribiendo y que debo terminar pronto. Por eso, esta será mi última columna por un tiempo. Gracias por leerme.

@moisesnaim

lunes, 13 de agosto de 2012

El pesimismo de la banca con Venezuela

(El profesor del IESA, Miguel Ángel Santos, afirma que los reportes de la banca internacional se han puesto más pesimistas en relación con Venezuela y sostiene que las dos únicas estrategias que existen para ajustar el déficit en que se ha incidido en 2012 serían una macro devaluación y tratar de influir en la OPEP sobre un recorte de producción. Publicado en El Universal, el 3 de agosto de 2012)

Los reportes de la banca internacional se han ido poniendo cada vez más pesimistas en relación con Venezuela. Este es un hecho que resulta todavía más curioso cuando uno se da cuenta que muchos de los que contribuyen con esas notas son analistas venezolanos. Uno infiere (en algunos de estos reportes está explícito, en otros no) que ese pesimismo viene halado por su expectativa de una nueva victoria oficial en las elecciones de octubre. Pero no siempre es así.

Yo he sostenido en otra parte que las dos únicas estrategias que tendría disponibles la revolución para ajustar el colosal déficit en que ha incurrido en 2012 serían una macro devaluación y tratar de influir en la OPEP sobre un recorte de producción. En esto último ha demostrado ser muy poco exitosa.

Por el lado de las cantidades tampoco parece haber oportunidad. De hecho, Venezuela es el único país que se mantiene por debajo de su cuota OPEP. Nuestra producción ha caído en 22% en catorce años, mientras el resto de nuestros socios OPEP aumentaban 14%. Algunos de nuestros amigos en la región, Brasil (119%) y Ecuador (32%) también han incrementado significativamente su producción.

La revolución, que ha venido prometiendo desde el plan Siembra Petrolera de 2005 la expansión de nuestra producción a 5.8 millones de barriles día, llega a 2012 boqueando con algo menos de tres. Siendo así, sólo le queda disponible una devaluación, que las bancas han estimado entre 50% y 75%, para cuadrar las cuentas fiscales. Esta magnitud aún no corregiría el desajuste, lo que obligaría a recortes del gasto adicionales y más endeudamiento. En esas circunstancias, me llama la atención que, por citar un ejemplo, Nomura crea que el producto caería sólo 1%, dada la larga historia de devaluaciones contractivas de nuestro país.

La oposición tiene un margen de maniobra muchísimo más amplio de ganar las elecciones de octubre. Tiene la posibilidad de aumentar de forma inmediata el flujo de caja de Pdvsa, suspendiendo los subsidios que hoy totalizan un equivalente a 182.000 barriles diarios o 6.600 millones de dólares.

Puede aumentar la producción en un horizonte de un año en unos 200.000 barriles diarios, con inversiones mínimas en mejoradores que ya están ahí, lo que representaría otros 7.300 millones de dólares adicionales. Puede inscribir esta acción dentro de un plan de expansión similar al que el Gobierno nos ha prometido hasta en cuatro ocasiones diferentes desde 2005, que lleve nuestra producción efectivamente a la vecindad de 6 millones de barriles día.

Más aún, la oposición puede generar un cambio de expectativas, atraer inversión a través del desarrollo de un plan de política económica y social consistente, reduciendo así la prima de riesgo que hoy le exigen a Venezuela los mercados internacionales. Como resultado de estas políticas, el ajuste no sólo sería menos traumático, sino aun tendría posibilidades de ser expansivo.

Lo demás, que nadie se engañe, es seguir devaluando y seguir endeudando a la República, a tasas cada vez mayores, hasta que el flujo de caja se agote y se haga inminente un evento de default. De seguir al ritmo que trae la revolución, no es cuestión de si ocurrirá, sino más bien de cuándo.

@miguelsantos12

viernes, 10 de agosto de 2012

En deuda con la educación inicial

(El Presidente del Consejo Directivo del IESA, Gustavo Roosen, reconoce que a pesar del compromiso demostrado por el empresariado venezolano para la conformación de instituciones de educación superior de gran valor para la sociedad, hay una deuda pendiente con la educación inicial, fundamental para la transformación del país. Publicado en el diario El Nacional el 6 de agosto de 2012)

El tema de la educación nunca está de vacaciones. Al contrario, la pausa entre un curso lectivo y otro debería ser tiempo de reflexión, de evaluación, de planificación, de preparación. Tiempo para preguntarse por los asuntos fundamentales. Uno de ellos, con seguridad, el de la educación inicial.

Ése fue precisamente el tema sobre el que compartimos criterios y preocupaciones en el reciente encuentro del Dividendo Voluntario para la Comunidad, DVC, nacido en los albores de la democracia, como Fe y Alegría, el IESA, la Universidad Metropolitana, el Centro Médico-Docente de la Trinidad y otras tantas organizaciones creadas por empresarios con un alto sentido nacionalista y de responsabilidad social. Todavía vigente gracias a una buena gerencia, una sostenida tradición de apoyo social y el compromiso renovado de las generaciones de relevo, el DVC ha volcado su sentido de responsabilidad social a los objetivos niñez y educación.

Se inscribe así en lo que debería ser el gran reto nacional de transformar el país desde la educación, una de cuyas primeras metas no puede ser otra que lograr la cobertura universal de los niños menores de 6 años, es decir los incluidos en las etapas maternal y preescolar, primer nivel de la educación básica según se establece en el artículo 25 de la Ley Orgánica de Educación vigente.

Consagrada constitucionalmente la obligatoriedad de la educación maternal y preescolar (artículo 103 de la Constitución) la realidad dista mucho de su cumplimiento. Para el año 2011 apenas el 37,5% de los niños entre 0 y 6 años y solo el 13% de los menores de 3 eran atendidos por algún programa educativo, datos que evidencian el tamaño del abandono y de la deuda con esta vulnerable porción de la población.

Relegada o poco atendida en las políticas públicas, la educación inicial ha venido imponiéndose en las conciencias como unas de las claves del desarrollo de las personas y de la sociedad. Abundan la literatura y las demostraciones sobre la importancia de los primeros años para el desarrollo afectivo y cognitivo de la persona y para su integración social.

Asegurarla para todos es el primer paso para comenzar a hacer efectiva la igualdad de oportunidades y reducir las causas de la pobreza. La inversión en educación temprana, ha dicho James Heckman, Premio Nobel de Economía (2000), promueve equidad y justicia social, a la vez que favorece la productividad.

Para los integrantes del Foro Cerpe, preocupados por la brecha entre lo establecido en la Constitución y la realidad de nuestro sistema educativo, la atención prioritaria a la educación inicial forma parte esencial de su propuesta para transformar el país con la aplicación de un sistema educativo de calidad en todos sus niveles.

Nunca será suficiente lo que se haga para atenderla debidamente, para mejorarla en cantidad y calidad, para formar a quienes deben ocuparse de ella, para aplicar los mejores métodos y criterios, para interesar e involucrar a toda la sociedad. Siempre debió ser una prioridad. La realidad presente la hace todavía más apremiante. La transformación de la pirámide poblacional venezolana, que a partir de 2015 mostrará una reducción de la población menor de cinco años, debería ser una nueva razón para incrementar la inversión en programas dirigidos a la atención temprana de nuestros niños.

Frente al derecho humano y constitucional que significa la educación inicial es clara la responsabilidad del Estado, obligado a respetarlo, protegerlo, satisfacerlo y garantizarlo, pero también la de la sociedad y de la familia, responsables de exigirlo y de unir esfuerzos con el Estado para alcanzarlo.

Se trata de hacer efectiva esa "tríada solidaria entre sociedad, familia y Estado" planteada en la Constitución de 1999 para asegurar la realización de los derechos sociales. Si en algún ámbito es especialmente indispensable el funcionamiento de esta triada es en el de la educación. La iniciativa del DVC de centrar su estrategia de Responsabilidad Social en la educación inicial se enmarca en este esfuerzo compartido.
nesoor@cantv.net

Innovar en Venezuela


(La profesora del IESA, Nunzia Auletta, contrasta dos cifras del Monitor Global de Emprendimiento. Se evidencia, por una parte, el poco "aporte en innovación" del emprendimiento en Venezuela y, por otra, la alta "eficiencia en la aplicación de la innovación". Esta aparente contradicción encuentra respuesta en la capacidad creativa del venezolano a pesar de la ausencia de políticas que incentiven el progreso y la innovación. Publicado en el diario El Mundo Economía&Negocios el 1 de agosto de 2012.)


"El potencial creativo de nuestros emprendedores es un talento que podríamos aprovechar si hubiera la voluntad política de estimular los procesos de innovación en el país."

En nuestra experiencia de formación de emprendedores nos encontramos con hombres y mujeres llenos de pasión, con capacidad de moverse en un entorno volátil, actuar de manera rápida, no parar ante las dificultades y buscar soluciones creativas a los problemas. La inventiva y creatividad criolla son, sin duda, unos de nuestros principales activos, que nos gustaría ver plasmados en procesos de innovación más estructurados y de mayor valor agregado. Lamentablemente, no siempre es así.

Como confirma el estudio del GEM 2011 (Monitor Global de Emprendimiento), de los dos millones y medios de emprendedores que están comenzando empresas en nuestro país, solo el 18,8 % plantea ofertas innovadoras para sus potenciales clientes, comparado con un 55 % en Chile, un 44% en Perú y un 34% en Argentina.

Esta imposibilidad de generar innovaciones y transformar la creatividad en implantación exitosa de iniciativas, puede ser atribuida a situaciones estructurales de nuestro entorno económico y de negocios. De hecho, en el recién publicado Global Innovation Index 2012, basado en el análisis de los factores que estimulan la innovación -como son las instituciones, el capital humano, la infraestructura, la investigación, la sofisticación del mercado y el ambiente de negocios- y de los resultados de la misma, Venezuela aparece en el lugar 118 de 141 países, último en América Latina, seguido solo por países africanos y asiáticos cuyo nivel de desarrollo económico ha sido históricamente muy inferior al nuestro. Resulta interesante además observar que entre nuestros vecinos continentales, los más cercanos son nuestros “hermanos” de Nicaragua (105) y Bolivia (114).

Pero, veamos con más detalle los resultados. En cuanto a las instituciones nos encontramos en el lugar 140, debido a un entorno regulatorio, con una espeluznante combinación de mala calidad de las leyes y escasa aplicación de las mismas, así como un entorno de negocios en el cual es difícil comenzar nuevas empresas y cumplir con requerimiento financieros y fiscales.

Similar es la situación de la sofisticación de mercado, donde tocamos el piso (141) en cuanto a la protección de la inversión, desarrollo del mercado de capitales e inversionistas de riesgo, así como en los aspectos de facilidad de obtener créditos y su disponibilidad, con la honrosa excepción de los microcréditos (76). El mejor resultado lo obtenemos en el factor de capital humano (33), con altas tasas de estudiantes matriculados en la educación superior  y buenos resultados en la escala PISA, la cual mide la calidad del aprendizaje en lectura, matemáticas y ciencias. Particular atención merece el indicador de sofisticación de negocios, en el cual quedamos en el lugar 48, es decir, en la misma liga de países como Brasil (42) y por encima de Perú (59), Colombia (68) y México (87), entre otros de la región.

Entre los factores que nos favorecen se encuentra, en primer lugar, el compromiso de las empresas en el entrenamiento de su personal (18), así como la intensidad de empleo de trabajadores del conocimiento, la importación de servicios de computación y telecomunicaciones, y el número de jóvenes que toman el test de GMAT, estándar internacional para la admisión en escuelas de negocios, y el resultado promedio del mismo.

Curiosamente, nuestra posición general en el ranking varía de manera importante al considerar el índice de eficiencia de innovación, en el que ocupamos el lugar 42 en la misma muestra. ¿Qué explicación hay de esto? Este indicador refleja la relación entre los factores que estimulan la innovación y los resultados de la misma, divididos en aspectos científicos y tecnológicos, y aspectos creativos.

En dos platos, lo que esto quiere decir es que en razón de la escasez de factores de estímulo, nuestros resultados de innovación, en particular en los aspectos creativos, están muy por encima de lo esperado. Ello evidencia un enorme potencial no solo desaprovechado, sino sistemáticamente castrado por políticas que nos alejan de los estándares de progreso e innovación mundial.

Invertir la tendencia descendiente en nuestra posición global de innovación, sin duda no es una tarea fácil, pero los indicadores nos dan claras direcciones de lo que habría que resolver. Mientras tanto consolémonos con saber que tenemos mucho talento humano, tanto emprendedor como empresarial, más de lo que nuestros gobernantes han querido comprender y aprovechar.

Nunzia Auletta, Directora del Centro de Emprendedores IESA
@nunziaauletta

miércoles, 8 de agosto de 2012

Atender a los sectores populares


(La Psicóloga Social y Profesora del IESA, Silvana Dakduk, asegura que debido a los prejuicios existentes sobre los sectores populares y la creencia de que deben ser atendidos por el Estado y por instituciones sin fines de lucro, éstos no han sido servidos adecuadamente por el sector privado. Plantea la necesidad de asumirlos como un mercado atractivo, rentable y de grandes oportunidades. Publicado en el diario El Universal el martes 7 de agosto de 2012)


Cuando pensamos en retos para el desarrollo de negocios en Venezuela y América Latina, es inevitable pensar en los sectores populares, ya que constituye uno de los segmentos más importantes en tamaño y oportunidades para toda la región.

Aunque los países latinos han hecho esfuerzos por aumentar su crecimiento económico y mejorar su desempeño en indicadores sociales, según un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, solo 7 de 18 países podrían reducir sus niveles de pobreza a la mitad para el 2015, en seis continuaría disminuyendo sin llegar a la meta, y en los cinco restantes, entre ellos Venezuela, se prevé un incremento. Esto implica que la base de la pirámide poblacional representa más de la mitad de los habitantes de los países latinoamericanos.

A pesar de su gran tamaño y potencial, estos sectores a nivel global han sido percibidos como personas que deben ser atendidas por el Estado, empresas públicas, instituciones sin fines de lucro y los programas de responsabilidad social de las empresas, y no como un mercado atractivo, rentable y de grandes oportunidades.

Un aspecto distintivo de las investigaciones acerca de los sectores populares es que el interés se ha centrado en sus conductas, y excepcionalmente en las actitudes y creencias que otros grupos de la sociedad tienen acerca de ellos. Considerando el peso relativo de esta población, es cuestionable la poca importancia que se ha otorgado en América Latina a las implicaciones que los rasgos atribuidos a estas personas han ejercido para perpetuar o erradicar sus oportunidades de mejora; especialmente, las atribuciones que provienen de actores con influencia social, como son las organizaciones políticas, el sector público y el sector empresarial.

Una de las consecuencias más importantes de este trato hacia los sectores menos favorecidos, es que no han sido servidos por el sector privado de manera apropiada. En el intento por atenderlos, un error común del sector privado es un amplio y profundo desconocimiento de esta población, aunado al predominio de prejuicios y sesgos de su conducta de consumo.

Un mito ampliamente difundido es que el consumo de los pobres es aspiracional. El cumplimiento de aspiraciones es una condición inherente a la conducta de consumo y no a la clase social, pues tanto ricos como pobres adquieren bienes y servicios no por lo que son, sino por lo que esos bienes y servicios les permiten lograr en su vida cotidiana.

Para sacar este país adelante es importante reflexionar sobre las experiencias de países y organizaciones que han tenido éxito sirviendo a los sectores populares. Lo común a muchas de estas iniciativas es que se tomaron el tiempo para conocerlos y se liberaron de los prejuicios que condicionaban su percepción hacia estos mercados, lo que abonó el terreno para que pudieran desarrollar ofertas innovadoras y específicas para ellos. En Venezuela es hora de cambiar, pues todo indica que nosotros mismos hemos sido nuestros peores enemigos a la hora de atender a quienes más lo necesitan.

Psicóloga Social y profesora del IESA

Silvana.dakduk@iesa.edu.ve

jueves, 2 de agosto de 2012

Cuentas en moneda extranjera

(El economista y profesor del IESA, Pedro Palma, analiza las implicaciones que tendrá la autorización de crear cuentas bancarias en moneda extranjera en los bancos locales en el sistema cambiario venezolano. Publicado en el diario El Nacional, el 30 de julio de 2012)

El nuevo convenio cambiario número 20 autoriza a empresas extranjeras asociadas con el Estado, así como a personas naturales o jurídicas residenciadas o domiciliadas en el país, a mantener cuentas bancarias en moneda extranjera en los bancos locales. Esta decisión tendrá, o podrá tener, una serie de implicaciones importantes. Así, las empresas extranjeras podrán recibir fondos del exterior y convertirlos en moneda local al tipo de cambio oficial, con el fin de obtener los bolívares que requieren para sus operaciones.

Esto podría traducirse en una mayor oferta de dólares proveniente del exterior, aunque de carácter marginal, pues el financiamiento de las operaciones y proyectos que desarrollan estas empresas tiende a ser local.

Sin embargo, de ser ciertos los rumores de que algunas de estas empresas venden en el mercado negro parte de los dólares que reciben del Estado, con el objetivo de obtener muchos más bolívares que si los vendieran al BCV al tipo de cambio oficial, con esta nueva normativa se pudiera tratar de evitar esa práctica ilícita, porque la autoridad monetaria tendría un control más directo de los dólares que entren o salgan de esas cuentas locales en divisas. No obstante, ello podría traducirse en una restricción de oferta en ese mercado paralelo y en una mayor presión al alza del tipo de cambio libre, ensanchándose así la brecha entre los tipos de cambio oficiales y el negro, implicando esto más presión inflacionaria e incentivos aún mayores de obtención de divisas preferenciales a través de prácticas ilícitas, lo que entrabaría aún más el ya enrevesado control cambiario.

Con respecto a las personas naturales, la nueva normativa podría permitirle a muchos residentes tener acceso a dólares preferenciales que antes no podían adquirir por no tener una cuenta en el exterior, lo cual es algo positivo.

Sin embargo, esto, además de incrementar la demanda de divisas, podría incentivar prácticas ilícitas a través de la apertura masiva de cuentas bancarias en moneda extranjera para obtener dólares preferenciales que se transfieran a cuentas en el exterior de personas que aportan los bolívares para la realización de las operaciones, por lo que los titulares de las cuentas locales servirían como simples intermediarios. Algo muy parecido a lo sucedido con los cupos de Internet y de viajeros que ha otorgado Cadivi.

Otro aspecto novedoso de la nueva norma cambiaria es que Pdvsa podrá utilizar 5% del saldo promedio mensual que mantenga en moneda extranjera producto de sus exportaciones, para adquirir bonos denominados en dólares emitidos por la República o por sus entes descentralizados, papeles que después serán negociados por medio del Sitme. Con ello se busca, por una parte, elevar la oferta de divisas que se pueden adquirir a través de este sistema administrado por el BCV y, por la otra, permitirle a Pdvsa captar más bolívares por los dólares que vende localmente, ya que obtendría 5,30 bolívares por dólar en vez de los 4,2893 bolívares que recibe al venderle esas divisas al BCV.

De ser ciertos los rumores de que Pdvsa vende dólares en el mercado libre por medio de intermediarios, el mecanismo propuesto podría buscar impedir esas prácticas, haciendo que la empresa estatal vea más bien reducido su ingreso en bolívares por la venta de sus dólares, situación que complicaría aún más sus restricciones de caja.

Esto, a su vez, constreñiría la oferta en el mercado libre y elevaría el precio del dólar que allí se transa.
Adicionalmente, tienen razón los bancos al decir que las nuevas cuentas les implicarán un aumento de sus pasivos en divisas, debiendo también aumentar paralelamente sus activos en moneda extranjera, por lo que deben flexibilizarse los límites hoy existentes en esta materia.

Como se ve, la aplicación de las nuevas normas, si bien pueden generar beneficios, también pueden acarrear problemas que enreden aún más las cosas de lo que ya están.

miércoles, 1 de agosto de 2012

¿Para qué sirve un ex presidente?

(Moisés Naím contrasta las acciones tomadas por los ex presidentes de Brasil, Henrique Cardoso y Luiz Inácio Lula da Silva, para responder a la interrogante para qué sirve un ex presidente. Publicado en El Nacional el 24 de julio de 2012)

Según el viejo chiste, los ex presidentes son como jarrones chinos: todo el mundo dice que son muy valiosos, pero nadie sabe qué hacer con ellos. Y muchos jefes de Estado tampoco saben qué hacer una vez dejan de serlo. Algunos, como Bill Clinton, mantienen una actividad frenética; otros, como Vladimir Putin, se las arreglan para no dejar nunca el poder y otros, como Silvio Berlusconi, dedican su pos presidencia a preparar el regreso.

En estos días, dos eventos protagonizados por dos ex presidentes ilustran formas muy distintas de asumir el papel de ex. El contraste de sus actuaciones no ha podido ser más extremo y aleccionador. Se trata de los dos ex presidentes más famosos -y exitosos- de Brasil: Fernando Henrique Cardoso y Luiz Inácio Lula da Silva. Cardoso ganó el premio más importante del mundo en ciencias sociales: el Kluge, otorgado por la Biblioteca del Congreso de EE. UU.

El jurado enfatizó que el premio reconocía los aportes intelectuales de Cardoso, un prestigioso sociólogo antes de entrar en la política. Este hizo contribuciones pioneras al análisis de la desigualdad y el racismo en el subdesarrollo. Y fue el padre de la famosa Teoría de la Dependencia, que sostenía que el subdesarrollo era en parte causado por los países más ricos y las relaciones de explotación que mantenían con los países pobres. Idea popular en los 70 y 80, ha perdido vigencia y él mismo reconoce que sus conclusiones ya no son válidas.

Casi al tiempo con el galardón de Cardoso, Lula intervenía por videoconferencia en la reunión del Foro de São Paulo, agrupación de la izquierda latinoamericana fundada con el auspicio del Partido de los Trabajadores de Brasil (PT) en 1990. A los asistentes Lula les dijo: "Solo con el liderazgo de Chávez el pueblo realmente ha tenido conquistas extraordinarias. Las clases populares nunca fueron tratadas con tanto respeto, cariño y dignidad. Esas conquistas deben ser preservadas y consolidadas. Chávez, cuente conmigo, cuente con el PT, cuente con la solidaridad y apoyo de cada militante de izquierda, de cada demócrata y de cada latinoamericano. Tu victoria será nuestra victoria".

Es legítimo que Lula exprese su afecto y admiración por Hugo Chávez. Pero no lo es que intervenga en la campaña electoral de otro país. Eso no lo hacen los demócratas. Lula lo sabe. Y ya lo había hecho antes, cuando, en vísperas de un importantísimo referéndum en Venezuela, irrumpió en el proceso afirmando que Chávez era el mejor presidente del país en los últimos cien años.

Tampoco es legítimo distorsionar, como lo hizo Lula, la realidad venezolana, en especial la de los pobres. Chávez ha tenido un efecto devastador para Venezuela y los pobres son sus principales víctimas. Son ellos quienes pagan las consecuencias de vivir en uno de los países más inflacionarios del mundo, quienes deben arreglarse con un salario real que ha caído al nivel que tenía en 1966. Quienes no consiguen trabajo a menos que sea en el sector público y a condición de demostrar constantemente su adoración y fidelidad "al comandante". Quienes ven a sus hijos e hijas asesinados a una de las tasas más altas del mundo. No es de extrañar, por tanto, que en las últimas elecciones legislativas más de la mitad de los votos fueran contra Chávez. En Venezuela es imposible alcanzar ese porcentaje sin millones de votos de los más pobres. Tampoco es legítimo que Lula aplauda en otro país políticas públicas diametralmente opuestas a las que impuso con gran éxito en Brasil.

En este sentido, no sería malo que, al igual que imitó las políticas de Cardoso cuando fue presidente, Lula lo emule ahora como ex presidente. Sería bueno que aprenda del Cardoso político; el que sabe que un verdadero demócrata no usa su prestigio e influencia como ex presidente para intervenir de manera abusiva en las elecciones de otro país.