En un viaje de negocios a Cartagena, me llevaron al local de "las guayaberas de los presidentes ". El rey Juan Carlos, el presidente Uribe y Bill Gates se exhibían con el producto en la entrada. Cuando me probé mi flamante guayabera, simplemente no podía creer que no me hubieran planteado una aparición especial en CSI Miami.
Peleaba con otro pilón de clientes, muchos de ellos venezolanos, para pagar, cuando me puse a pensar: ¿guayabera? ¡Pero si es para viejos y las usaba mi profesor cubano de inglés en el Champagnat con los bolsillos manchados por los tabacos que fumaba! Pues resulta que no. El cambio climático ha hecho que los que nos las damos de galanes cincuentones hayamos cambiado los fluces en nuestros eventos sociales diurnos, por elegantes y finísimas guayaberas. Mientras los demás pagaban, yo le entregué una tarjeta al creador del producto para que habláramos de negocios.
Cambios, crisis y confusión son sinónimos de oportunidad para el verdadero empresario. Si un grupo determinado de clientes no es capaz de autosatisfacerse una necesidad creada por uno de estos eventos, un empresario tiene la oportunidad de llenar ese vacío. Estar siempre pendiente y abierto a entender y visualizar las oportunidades en estos cambios, es una característica diferenciadora de los empresarios. La capacidad de crear una organización para materializar esa oportunidad es aún más importante.
En el próximo evento que vayas, chequea cómo viste, qué le gusta comer y tomar a la gente, y qué está pasando a tu alrededor (todos los días, en todo momento y en todos los lugares). A lo mejor identificas tu próximo negocio.
Artículo de opinión
Columna del Centro de Emprendedores IESA
www.elmundo.com.ve
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