Con el último reporte del Banco Central sobre la mesa, Pedro Palma examina a la economía con un gran esfuerzo por incorporar todas las variables en juego. Integra temas impensables tres meses atrás como el déficit energético y otros muy predecibles como el fin del impulso petrolero. Presidente de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, profesor del IESA, Ph.D. de la Universidad de Pensilvania, no oculta su preocupación por lo que considera la marcha al colapso.
El punto de partida es comprender por qué la economía sufre un declive de 5,8% en el cuarto trimestre de 2009 con un precio promedio del petróleo de 70 dólares el barril, nivel que en años anteriores garantizó alto crecimiento.
"Tuvimos alto crecimiento durante 2005-2007 porque ante el aumento de los precios del petróleo el Gobierno inyectó recursos adicionales, eso expandió la oferta monetaria, se incrementó el consumo privado y aumentaron las ventas de las empresas. Pero para que ese patrón continuase era necesario que el precio del petróleo subiera cada año para garantizar mayor inyección de gasto público".
Inmediatamente agrega que "por eso los economistas advertimos que no solamente si bajan los precios del petróleo, si se estabilizan en un nivel elevado, como ha sucedido en 70 dólares, el modelo hace crisis".
La recesión también tiene como ingrediente que "en 2008 comenzó a caer la capacidad de compra de los consumidores porque el ingreso aumenta cada vez menos en comparación con la inflación. A este elemento se añade que la inversión privada se desploma en un ambiente de expropiaciones, amenazas y controles".
-¿Por qué sigue habiendo una inflación elevada, en el caso de Caracas 26% en los últimos 12 meses, a pesar de que el consumo ha caído?
-En el período de bonanza tuvimos inflación por demanda, el consumo crecía más que la oferta, pero ahora se transformó en una inflación de costos, por el impacto que ha tenido la devaluación y de carácter estructural por el desmantelamiento que ha habido del aparato productivo.
-Estamos es un cuadro de alta inflación, recesión y problemas nuevos como el impacto del recorte de energía y empresas estatizadas que comienza a arrojar pérdidas. ¿Definitivamente quedó enterrada la etapa de alto crecimiento?
-¿Dónde vamos a fundamentar el reinicio del crecimiento? No puede venir por el dinamismo del gasto público porque si bien la devaluación generó ingresos adicionales se trata de algo efímero que puede estimular algo el consumo pero ni remotamente la producción.
Complementa la respuesta e indica que "el consumo privado va a seguir en contracción por la pérdida en la capacidad de compra. En este clima hostil la inversión privada tampoco se va a reactivar y la exportación no petrolera prácticamente está desaparecida. Si a esto le sumamos el recorte eléctrico todo apunta a que no vamos a poder incrementar la actividad económica".
-Ante este cuadro no ha habido ningún tipo de anuncio de nuevas políticas. ¿A qué aspira el Gobierno?
-Estamos aspirando a un nuevo respiro petrolero, que el clima explosivo en el Medio Oriente, que algún evento eleve los precios pero si sucede ese respiro sería transitorio. ¿Cuándo vamos a entender que hay que diversificar la economía y disminuir la dependencia de un elemento tan volátil?
-Analistas consideran que el plan del Gobierno es marxista y por tanto contempla aniquilar el sector privado y si éste no se sustituye por nada es obvio que el país va a continuar en crisis.
-Ese sería el escenario suicida que cada vez parece tomar más cuerpo, vemos el empecinamiento de un gobierno que está radicalizando su posición con un seudomarxismo trasnochado, caduco, utópico, que está destruyendo el poco aparato productivo que tenemos para cambiarlo por otro que ha fracasado en todas partes del mundo donde se ha tratado de implantar. Por ese camino vamos a un absoluto caos.
-Ante la recesión la respuesta ha sido más estatizaciones y decir que no hay reconciliación posible. ¿Cuál va a ser el desenlace?
-Una crisis mucho más profunda. Este país está encaminado a un precipicio y en la medida en que el Gobierno insista en la política que lleva acelera el proceso y se acerca cada vez más al precipicio. Hay que cambiar el rumbo y ese cambio de rumbo tiene que ser liderado por el Estado, que es al que le toca diseñar un plan de desarrollo integral, creando un ambiente donde todos los miembros de la sociedad jueguen un papel importante.
-¿Eso no es una misión imposible?
-No creo que sea misión imposible. Rafael Caldera en 1996 dio un giro a su política económica. Si las circunstancias llevan al Gobierno a pensar que esto se hace insostenible puede que prive la sensatez y ojalá sea así antes de que esto llegue a niveles de desborde.
Entrevista especial
Domingo, 07 de marzo de 2010
vsalmeron@eluniversal.com
Víctor Salmerón
EL UNIVERSAL
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