martes, 23 de octubre de 2012

Civilización y barbarie

(El profesor del IESA, Ricardo Villasmil, afirma que el proceso electoral del 7-O puede verse en tres grandes etapas. La primera etapa, a la que busca entender mejor, comienza cuando el elector empieza a valorar las alternativas y culmina cuando define sus preferencias. Publicado en El Universal, el 20 de octubre de 2012)

El proceso electoral del 7-O puede verse en tres grandes etapas. La primera comienza cuando el elector empieza a valorar las alternativas y culmina cuando define sus preferencias. La segunda comprende el acto electoral, cuando el elector manifiesta o no sus preferencias. Y la tercera, el conteo de los votos. Muchos de los comentarios de los últimos días se han referido al efecto del ventajismo sobre las últimas dos etapas. En esta ocasión me gustaría limitar el análisis a la primera, es decir, a procurar un mejor entendimiento de las preferencias del elector.

Todas las encuestas que pude ver durante el proceso electoral reflejaban una valoración muy positiva para el candidato oficial. En casi todas las preguntas asociadas a la preferencia del elector -popularidad, imagen, evaluación de gestión- las respuestas lo ubicaban por encima del 50%. Para muchos esto resulta incomprensible en virtud de la enormidad de problemas que enfrentamos los venezolanos. Las justificaciones a esta aparente paradoja van desde aquellas que acuden a explicaciones utilitarias a las que enfatizan el vínculo emocional y cuasirreligioso del candidato oficial con los excluidos.

La propuesta del candidato oficial puede resumirse en la palabra: revolución. Y la de la alternativa democrática en la palabra evolución. Y ganó la revolución. Entender esto pasa por comprender que no es la primera vez que esto sucede en nuestro país ni en nuestro continente. En efecto, Domingo Sarmiento alude a una larga y persistente lucha entre Civilización y Barbarie, una lucha que hunde sus raíces en la enorme frustración por parte de las mayorías que sienten que la civilización no ha hecho nada por ellos, que nada han obtenido de la división de poderes, de la alternabilidad de la descentralización o de la independencia del Banco Central. Y claro, es absurdo esperar que una población defienda un sistema del cual siente que no obtiene ningún beneficio.

El siglo XIX fue un período largo y tortuoso en Venezuela y en la región por las mismas razones que este llamado "proceso" también lo está siendo. Porque en ambos se enfrentan la civilización y la barbarie, la evolución y la revolución. El éxito de Venezuela entre 1936 y mediados de los 70 fue posible porque los partidos lograron convencer a una mayoría incrédula de que le convenía apostarle a la civilización sobre la barbarie.

@rvillasmilbond; www.ricardovillasmil.com

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