Las empresas familiares representan aproximadamente 80% del entramado empresarial mundial. En América Latina, nueve de cada 10 empresas pertenecen o pueden asociarse a grupos familiares.
En Venezuela, un simple vistazo al mundo empresarial local hace evidente que nuestras estructuras de negocios no escapan a esta realidad. Sin embargo, a pesar de la importancia económica de las empresas familiares, éstas también exhiben una faceta no tan positiva. Se calcula que cerca de 70% de este tipo de negocios desaparece después de la muerte de su fundador y apenas entre 5% y 15% logran alcanzar la tercera generación.
Las razones que explican esta elevada tasa de mortalidad puede atribuirse a la manera como el legado del negocio familiar es concebido por la familia propietaria.Una empresa familiar tradicional es la que tiene sus orígenes en un fundador o grupo de fundadores que aprovechan una oportunidad de negocio, crean una empresa y la hacen crecer, y con el tiempo la ceden a sus descendientes.
En estos casos, existe una elevada posibilidad de que el negocio desaparezca, pues no tendrá la capacidad de sostener económicamente a las diferentes ramas familiares que gravitan a su alrededor.En contraste, una familia empresaria es la que promueve que sus descendientes hereden la propiedad y la posibilidad de gestionar el negocio, además de la capacidad de replicar y hacer crecer lo que hicieron los fundadores. Por ello, una familia empresaria no promueve generaciones herederas sino emprendedoras, que generen valor en el tiempo y hagan crecer el patrimonio familiar.
Artículo publicado en El Mundo
Columna del Centro de emprendedores del IESA
Viernes, 27 de agosto de 2010
www.iesa .edu.ve
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