miércoles, 23 de mayo de 2012

Cuando ellas emprenden


(La profesora del IESA, Nunzia Auletta, nos habla sobre el emprendimiento femenino en Venezuela. Publicado en la revista DINERO en su edición Abril 2012)

El auge del emprendimiento femenino es un fenómeno que se ha convertido en objeto de investigación, aunque con frecuencia comparando los géneros y tratando de responder la pregunta de en qué se diferencian las mujeres de los hombres emprendedores. Se ha intentando encontrar brechas, discriminaciones y obstáculos que deben ser superados para que las mujeres gocen de las mismas oportunidades, y en algunos casos se cae en una visión simplista de "feminismo liberal", en la cual se supone que el camino correcto es permitir a las mujeres comportarse como hombres.

Otra forma de abordar el tema consiste en comprender las singularidades del emprendimiento femenino, en cuanto a sectores de interés, factores de motivación y experiencias propias del género, que pueden caracterizar y diferenciar los perfiles de las mujeres y de sus emprendimientos.

También es relevante comprender la iniciativa empresarial como un fenómeno de base, que representa un camino a la inclusión y la superación de mujeres en condiciones de vulnerabilidad social y económica; en especial en países como Venezuela, donde la mayoría de la población pertenece a los segmentos populares.

Según el estudio GEM 2011, en Venezuela el 49% de los emprendedores son mujeres, en su mayoría del segmento D, que concentran sus actividades en sectores de alimentos, estética y confección de moda. Entre las motivaciones que aducen se encuentra en primer lugar la identificación de una oportunidad de negocios, aunque más de un tercio de las mujeres afirma no tener una mejor alternativa de trabajo, mientras que el 11% reconoce una combinación de necesidad y oportunidad.

En cuanto al financiamiento, varios estudios internacionales indican que las mujeres emprendedoras inician empresas con menor capital y menor endeudamiento, en parte por las menores exigencias de sus sectores de actividad y, en parte, por una probable discriminación en el acceso a recursos financieros. La mayor asistencia financiera en las etapas iniciales viene de la familia (66,7%), los amigos (30,3%) y otras fuentes (18,2%) y la familia sigue contribuyendo al crecimiento del negocio en más de la mitad de los emprendimientos, siendo éste un rol crucial para mejorar el desempeño de los mismos.

Pero, ¿qué debe tener una mujer para emprender? Se lo preguntamos a las participantes de los Programas para Mujeres Emprendedoras en el IESA. Los resultados se relacionaron de manera espontánea con la personalidad, los valores y las capacidades.

En cuanto a la personalidad, las palabras más frecuentes fueron: optimista, realista, alegre, energética, proactiva, decidida, dinámica e independiente. En valores se reafirmó la prioridad de la familia, acompañada por la responsabilidad, la honestidad, la ética y la constancia o perseverancia. Con respecto a la capacidad para emprender resaltan el conocimiento del negocio, la claridad de ideas y metas, la planificación y las decisiones, así como la creatividad e innovación. Un aspecto que generó particular interés fue la capacidad de equilibrar los ámbitos de acción de la familia, el negocio y lo personal.

También exploramos las motivaciones. "Realizar mi sueño" fue el primer aspecto mencionado, junto con "enfrentar un reto, alcanzar el éxito, la libertad personal y reforzar la autoestima”. Se volvió a evidenciar la centralidad de la familia al mencionarse aspectos tales como "contribuir al desarrollo familiar, tener más tiempo para la familia, ayudar a mi pareja, lograr la unión familiar". Finalmente nombraron aspectos generales como “aprender a emprender, mejorar mi calidad de vida, crecer, lograr bienestar y prosperidad”.

Las bases están echadas en nuestro país para que las mujeres jueguen un rol central en el desarrollo emprendedor. El reto y la ruta por construir consisten en estimular y apoyar la iniciativa de las mujeres, donde el proceso de formación sea sólo la primera etapa de una cadena de valor, en la que instituciones públicas y privadas —de financiamiento, incubación y promoción—garanticen los mejores frutos a esa fuerza indetenible de progreso que son la mujeres venezolanas.

Nunzia Auletta, Directora del Centro de Emprendedores del IESA
nunzia.auletta@iesa.edu.ve
@nunziaauletta

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