viernes, 16 de octubre de 2009

Prof. José Mayora \\ Los tres chiflados

Quién no recuerda una serie de televisión llamada Los Tres Chiflados. Para mi gusto, era un programa decadente, de mal gusto y de humor cuestionable, si a tal cosa se le hubiese podido llamar humor. Afortunadamente en esa época, a pesar de no existir la variopinta oferta actual, podíamos decidir con libertad la selección de un programa más edificante.

Para serles franco, no sólo había olvidado la mencionada serie, sino que pensé que semejante adefesio difícilmente se repetiría. Tal convicción la mantuve hasta la pasada semana cuando, por cultura general, me detuve a ver la rueda de prensa de los funcionarios responsables de la economía nacional. Con el respeto que me merecen las canas del ministro Giordani; la carencia de pelo del presidente del Banco Central; y la afamada seriedad del ministro Rodríguez: ¿qué trataron de decirnos? en el entendido que hayan querido decir algo.

Una vez concluido ese lamentable evento, no pude menos que preguntarme: ¿hacia dónde vamos? El problema ya no es si hay dudas en torno al socialismo del siglo XXI; si esto es o no comunismo, no, para nada. El meollo del asunto es hacia dónde quieren llevar estos personajes al país, si es que queda país al final de esta jornada. Se habrá dado cuenta el trío de marras, que tanto el líder del proceso, como quienes lo acompañan, son corresponsables del lamentable atraso y conflictividad en la que están sumiendo a Venezuela. Todos deben rendir cuentas.

Se han preguntado alguna vez estos personajes, en la soledad de sus respectivas alcobas, que será de este país antes de darle el paso a un nuevo gobierno, cosa que más temprano que tarde sucederá: por cierto, ¿qué pensaran en el Cendes? Cómo es posible que semejantes profesionales se den el lujo de jugar con el destino del país, pues no me vengan a decir, que están trabajando para convertir a Venezuela en una potencia de algo que ellos mismos desconocen.

Por lo pronto, no será para acabar con la pobreza pues, como dice el ministro Giordani, en qué lugar del planeta se ha visto una revolución sin pobres, y encima de eso, conducida por modelos matemáticos que me imagino fueron confeccionados en laboratorios como los del sabio San Agustín (el de Las Celestiales).

Por supuesto que frente a tal despropósito, en algún lugar de la burocracia revolucionaria debe haber algo de sindéresis y, me imagino, que tal atributo solo puede anidar en el único funcionario trino, el único Presidente electo, con grado militar obtenido en el ejercicio de su presidencia que es, a su vez, presidente del partido de gobierno, es decir, tres personas en una. Ungido como está por el poder popular, no se puede retar y, en ese escenario, es preferible salir a dar la cómica frente a la perplejidad de todo un país que lo único que quiere es que le digan, para qué le van a servir dentro de poco los bolívares débiles recibidos el quince y el último.

Así como la revolución necesita pobres, al parecer también necesita una población lerda. Los primeros para que la justifiquen, los segundos para que al no entender a sus voceros, no la puedan cuestionar. Afortunadamente una parte importante de la población no pasará por las aulas de la revolución.
A todas estas, quién le dijo al ministro Giordani que los venezolanos estábamos esperando algo de ese encuentro de dos mundos: el mundo de los que aún no han perdido su capacidad de asombro y el mundo de los que ni sentido del humor tienen, a juzgar por los chistes del panel.

Por cierto ministro Giordani, disimule su machismo y háblele también a la mujer venezolana pues hasta donde yo sé, la guayabera es una prenda de vestir masculina, que sólo cubre la parte superior del cuerpo (RAE).

Artículo de opinión
El Universal, 15 de octubre de 2009
http://noticias.eluniversal.com/2009/10/15/opi_art_los-tres-chiflados_15A2895497.shtml
mayora.j@gmail.com

No hay comentarios: