miércoles, 7 de octubre de 2009

Gustavo Roosen \\Ernesto Vogeler: saber hacer

La muerte de una persona joven produce siempre consternación familiar. Cuando esa persona ha sido, además, un padre y esposo ejemplar y un ciudadano reconocido por su calidad humana, por sus ejecutorias y por su compromiso con la comunidad, entonces la consternación es de toda la sociedad.

Es el caso de Ernesto Vogeler Mendoza, presidente ejecutivo de Protinal­ Proagro, fallecido recientemente a sus tempranos 46 años. Tuve el privilegio de conocerle siendo él muy joven todavía. Era ya un hombre inquieto, lleno de planes y de proyectos, empeñado en saber, atento a las ideas y a los cambios, curioso, carismático, con madera de líder. Apegado a un elevado código de principios y valores, buscó y halló, en la constitución de una hermosa familia y en el servicio a la sociedad, motivación y aliento para sus empeños.

La exaltación de la figura de su abuelo, lejos de reducirse a la celebración de su memoria, se tradujo en adhesión a su filosofía de vida. Honestidad, responsabilidad ciudadana, solidaridad humana, conciencia política, dignidad integral, calidad de trabajo, preocupación social y amor por Venezuela fueron para él, como para su abuelo, principios rectores y valores indeclinables.Empresario por vocación y con formación, asumió el difícil reto de la reestructuración de Protinal y dio nuevo impulso a la empresa con la sabiduría de conjugar adecuadamente la cultura gerencial del abuelo con una cultura americana de orientación cooperativista aplicada al agro y orientada a la eficiencia.

Comprometido con su empresa, sus empleados, su ciudad, su país, supo ser, a más de gerente eficaz, gremialista de primera línea, con voz propia para proponer políticas y estrategias capaces de rescatar el valor de la vinculación política-negocios para el bienestar de la comunidad.Cuando la sociedad resiente de la desaparición de un hombre así, cabe siempre preguntarse qué ha hecho para ser diferente. En el caso de Ernesto Vogeler, no dudaría en decir que una de sus condiciones esenciales fue la de saber hacer. Su legado -ejemplar, generoso- tiene que ver con su personalidad, con su inteligencia para entender los problemas complejos y resolverlos, pero muy especialmente con su capacidad realizadora.

Aplicado a buscar resultados, con una manifiesta vocación de excelencia y gusto por los detalles, su tesón y dedicación estuvieron permanentemente enfocados al logro de los objetivos."Hay que ser constructivo.Mantener la alegría, ser ejemplo y entusiasmar a la gente para que haga bien lo que le corresponde hacer. Tenemos que poseer la capacidad de entender los errores y crecer".Así pensaba Ernesto Vogeler.Decía también: "Nuestro futuro está condicionado a que seamos muy productivos, nos ocupemos de nuestros trabajadores para beneficiar a la sociedad y lograr el crecimiento económico que todos estamos buscando y el pueblo le reclama a los industriales.

Cuando te enfocas en acciones concretas, en resultados específicos, puedes lograrlo. Las discusiones genéricas tienden a alienar los objetivos, y los verdaderos intereses de la sociedad se ponen a un lado".Válidos siempre, estos mensajes de Ernesto Vogeler resultan especialmente pertinentes ahora cuando la capacidad realizadora ha pasado de algún modo a un segundo plano y ha sido sustituida por la vaciedad o la vocinglería en algunos casos o, en otros, por el acomodo, el temor, la especulación o las justificaciones. El ejemplo de Ernesto sigue siendo un llamado para rescatar la orientación al logro y la capacidad realizadora, siempre sobre la base insoslayable de la adhesión y el respeto a los valores.

Artículo de opinión
El Nacional, 07 de Octubre de 2009
http://www.el-nacional.com/www/site/p_contenido.php

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